En busca de la otra democracia
Por JESÚS SOSA CASTRO
A los tejedores de
especulaciones teóricas ningún chile les embona. Califican el ejercicio de
participación ciudadana del 1º de agosto, como un circo, como una maroma y como
un teatro. Personeros de la izquierda y de la derecha coinciden en un
posicionamiento vulgar en el que aparece el rostro nostálgico de prácticas y
privilegios que ya han sido enterrados por la mayoría de nuestro pueblo. Oír
tales vituperios de estos extremos, explica por qué estos grupos cada vez son
más repudiados por amplios sectores de la sociedad y por qué representan cada
vez menos desde el punto de vista político. Casi nadie los lee ni los sigue.
Sus planteamientos son tan ajenos a lo que está haciendo la gente que lo menos
que producen estos “titiriteros” de pacotilla, es pena ajena
¿A que se deben estos
despropósitos en los que se refleja un odio cerval a la convocatoria del
gobierno para que el pueblo ponga en juego su decisión de enjuiciar a los
expresidentes por haber robado a la nación, asesinado y desaparecido a
luchadores sociales y haber cometido crímenes de lesa humanidad? ¿No se dan
cuenta que aplicar la ley por parte de los órganos encargados de la justicia es
simplemente llevar los problemas al lugar donde impera la corrupción, donde se
ampara a quienes tienen dinero en lugar de responder a las exigencias y
demandas de quienes pagan sus altos salarios con cargo a los impuestos de la
mayoría de los mexicanos?
Es curioso ver como los
izquierdistas de banqueta y los derechosos hicieron todo para impedir que el
pueblo participara en una encuesta constitucional que cuestiona crecientemente
la democracia representativa ya bastante podrida. ¿Por qué no abrirle espacio a
la otra democracia que está en manos de la gente? ¿Por qué estos sujetos se
oponen a ésta cuando tiene como causa principal hacerle justicia al artículo 39
constitucional en el que se señala que: "la soberanía nacional reside
esencial y originalmente en el pueblo y que todo poder público dimana de él y
se instituye para su beneficio? Estos señores y la mayoría de los medios de
comunicación que hablan de que la consulta es un “circo, una maroma y un teatro
son una vergüenza nacional. Desconocen el inalienable derecho del pueblo a alterar
y modificar la forma de su gobierno
El haber hecho campaña
en contra de la consulta ciudadana significó enredarse en un posicionamiento que
defiende la corrupción y los agravios cometidos contra el pueblo. Consciente o
inconscientemente la izquierda rumbera y la derecha golpista, intentaron
vanamente impedir la participación de la gente para enjuiciar a los ex
presidentes por sus raterías, crímenes y traiciones a la patria. A pesar suyo,
millones de personas salimos a emitir nuestro voto venciendo no pocos
obstáculos que el INE y los medios de comunicación pusieron en práctica para
estorbar la justicia y la aplicación de la ley. Quisieron tapar la corrupción y
recuperar la cultura de los privilegios que envilecieron a los políticos y a la
política de los regímenes neoliberales
Que la derecha y sus
acólitos muestren terror ante el despertar de la gente especialmente cuando se
manifiesta en forma multitudinaria ejerciendo la democracia participativa, se
entiende. Pues el ejercicio gubernamental que hizo historia en las decisiones
cupulares, se encuentra en estado de descomposición y ya no es ese tipo de
democracia que queremos. Lo que no se explica es el odio irracional de algunos
personeros de la “izquierda” que intentaron imprimirle un nuevo rumbo al
quehacer democrático y terminaron lloriqueando su frustración, su enorme
aislamiento de la gente y negándole sus derechos a construir su propio destino
Lo lamentable como
irracional, es la conducta de aquellos que pujaron por representar y encabezar
las luchas de los trabajadores y resultaron un enorme fracaso. Se colgaron de
la legítima aspiración de trabajar por una nueva humanidad que recogiera la
utopía expresada en los textos clásicos del marxismo y hoy están en la
frustración. Su ceguera política y su falta de olfato para entender lo que pasa
en el país, los convirtió en predicadores de un discurso insidioso, banal y
fuera de la realidad. Sus llamados al derrocamiento del sistema de explotación
cuando no se tiene ni la autoridad, ni la organización ni la fuerza para convertir
los dichos en hechos, no solo los tiene hablando estupideces a la orilla del
desierto, sino que se han convertido en el ejemplo del que no hay que asirse so
pena de no influir ni siquiera en la familia. Por fortuna tendremos la
oportunidad, en breve, de ver quiénes son los portadores de la razón y los
hacedores de una nueva página en la historia de nuestro país. ¡Al tiempo!
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