Pudrición en el TEPJF, en el INE y en
la SCJN. Urge cambiarlos
Por JESÚS SOSA CASTRO
Nadie ignora lo que
está pasando en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en
el Instituto Nacional Electoral y en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Hablar de lo que pasa en estos órganos, supuestamente autónomos, es hablar de
los estercoleros en los que el viejo sistema político, ha vaciado todas sus
excrecencias, privilegios y mañas, los cuales, ya es tiempo de enterrarlos para
bien del país. La opinión publica exige que se acabe con éstos toda vez que han
alcanzado tal nivel de desvergüenza, de ineficacia y de corrupción, que se han
convertido en las principales retrancas en contra de la justicia, la democracia
y la imparcialidad para hacer posible el avance en lo que señala el artículo 39
constitucional
Por muchos años estas
instancias fueron construidas mediante acuerdos cupulares entre los partidos
que dominaban la escena pública. La memoria de la mayor parte de la sociedad
arranca con los intentos de Vicente Fox para sacar de la jugada en el 2005 a
López Obrador para que no fuera candidato en el 2006 a la presidencia de la
República. Desde el ejecutivo federal, pasando por lo que en esa época era la
Procuraduría General de la República, el IFE, el Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación, la mayoría de los medios de comunicación y un sector
de machuchones que se había enriquecido al amparo del poder público, impusieron
todo tipo de maniobras para defraudar las decisiones electorales del pueblo
De entonces a la fecha,
no ha habido ni respeto ni pudor en los órganos encargados de darle certidumbre
a los procesos electorales ni han reparado en que están llenando de
disquisiciones leguleyas, intentando justificar todas las evidencias y
protestas de amplios sectores de la población. El comportamiento político de
estos tres órganos, indican a qué intereses políticos están supeditados. En el
2006 el tomandante Borolas alias Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón
Hinojosa fue impuesto por los poderes fácticos de entonces y por los órganos
que la oligarquía y los partidos del sistema tenían como empleados en estas
instancias jurisdiccionales
En el 2012 fueron los
millones de dólares que aportó Odebrecht, los empresarios, la mayoría de los
medios de comunicación, especialmente Televisa los que impusieron a golpe de
billetes y de intereses ilegítimos al corrupto de Enrique Peña Nieto. A
contrapelo de todo lo que veía la gente, el INE, el TEPJF y la Suprema Corta,
no vieron el fraude y dieron el triunfo, sin más, a un presidente que asesinó,
torturó y desapareció a miles de luchadores sociales que sólo exigían
acatamiento a la ley y respeto a sus derechos fundamentales. En el 2018 también
hicieron fraude. Lo que pasó fue que la decisión del pueblo de acabar con estas
prácticas truculentas y antidemocráticas, alcanzó tal nivel de participación en
defensa de un nuevo proyecto de gobierno que se les hizo difícil arrebatarle el
triunfo a López Obrador
Después de casi dos
años y medio en el poder del actual presidente, los privilegios de estos
sujetos y sus acciones políticas ya no tienen cabida en el nuevo gobierno. Le
han declarado la guerra a la 4ª transformación y el rostro que escondían con
mañas y atroces explicaciones, ha quedado al descubierto en el INE, en el TEPJF
y en la SCJN. Desde el 6 de junio el INE y el TEPJF se convirtieron en
defensores de un procedimiento electoral no solamente antidemocrático sino en
un ejercicio de simulaciones políticas sin fin por parte de Lencho Córdoba y
Ciro Murayama, para quitarle candidaturas a Morena mientras dejaban pasar excesos
y acciones electorales que beneficiaban a la oposición cavernícola encabezada
por el PAN, el PRI, MC y PRD
El 1º de agosto, con
motivo de la consulta ciudadana para enjuiciar a los ex presidentes fue
exhibida públicamente la conducta mendaz del INE y de los medios de
comunicación. La cantidad de maniobras que hizo el órgano encargado de
organizar la consulta, rompió la pasividad de millones de mexicanos que
defienden la democracia participativa. A pesar de todas estas desviaciones
políticas, estos tribunales siguen siendo instrumentos facciosos en la
aplicación de la ley y la justicia. Es necesario hacerle ver al presidente de
la república que ya no siga creyendo que son estos órganos los que internamente
decidirán hacer los cambios que se requieren. Está visto que esto no ocurrirá
porque quienes los integran, han mostrado hasta el hartazgo que son más fuertes
sus intereses mafiosos que las posibilidades de que sean ellos mismos quienes
se regeneren. Lo que procede es reformar la ley para que estos ampones de la
política dejen de servir a la oligarquía y sean otras personas los auténticos
funcionarios al servicio del pueblo. El tiempo de los buitres está llegando a
su fin
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