El hombre que se hizo pueblo (*)
Por JESÚS SOSA CASTRO
El mes de septiembre no
solo ha sido de sismos y otras tragedias naturales. También es el mes de la
patria, de sus héroes. El que recuerda el 26 de septiembre cuando el gobierno
de Peña Nieto desapareció a 43 estudiantes de Ayotzinapa, el mes en el que el Presidente
rinde su informe de gobierno al pueblo de México. El que reunió a 31 naciones
miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, para
discutir los problemas de la región, cuando la participación de las mujeres en
el campo de la administración pública y de la política aparece como una fuerza
descollante. Es, para decirlo en pocas palabras, el tiempo en que los pueblos y
muchos de sus gobiernos, están dando a luz a grandes sacudimientos sociales y
políticos que estremecen las estructuras del viejo sistema. Un mes donde la
soberbia y el anti patriotismo nos lo quisieron inocular como parte de la
cultura colonialista de Hernán Cortés y de Maximiliano de Habsburgo
En el septiembre del
2021 hemos vivido también otras cosas harto importantes. Las estructuras del
prianismo, siguen agrietándose como lodo seco por falta de lluvia. Sus
lloriqueos y su rabia, los pasean por los antiguos imperios en busca de ideas y
de apoyos que apuntalen sus propuestas crecientemente venidas a menos. Los que
antes eran sus dominios, hoy empiezan a ser administrados por gente del pueblo
que se educó en la rebeldía y en la creación de organizaciones y programas en
los que estaban sus demandas y sus sentimientos. Los titiriteros del imperio no
tuvieron éxito y solo agrandaron los miedos a la democracia y al pueblo.
Convirtieron a sus sirvientes en muñecos de trapo que sólo producen hilaridad y
desprecio
En paralelo, millones
de mexicanos estamos transformando para bien, a México. Los mandos que trazan
la ruta por la que hay que caminar, muestran crecientemente una capacidad
política que expresa la sabiduría popular que siempre fue menospreciada por
burócratas, incultos y ladrones. Nuestras mujeres nos están sorprendiendo por
su inteligencia y su cultura política. La equidad de género está siendo una
realidad. Y aunque en sus filas también hay malandrines y buenas para nada, la
mayoría de estas, han resultado una grata sorpresa por su hacer y su decir sobre
los problemas que vive el país. Como ejemplo, el 24 de noviembre del 2016, la
entonces Senadora Layda Sansores confrontó al presidente Peña Nieto exigiendo
la aparición con vida de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos por su
gobierno
El viernes 17 de
septiembre oí el informe de la Jefa de Gobierno Claudia Shembaum y aún resuenan
en mis oídos los tres minutos de aplausos que los presentes en su informe le
tributaron puestos de pie. Sus obras y sus compromisos con los electores,
enterraron la miseria humana de sus adversarios que hicieron de su discurso un
monumento a la banalidad y a las mentiras. Mientras la imagen de Claudia se
agigantaba con sus hechos de gobierno, la pequeñez de los panistas y de sus
achichincles en el Congreso de la ciudad, se removía como chinicuiles en comal.
La vergüenza los hizo más pequeños aún, porque su estatura intelectual y
política los ha convertido en una caricatura en la que el pueblo y la
inteligencia nacional les restriega, con hechos, su incuestionable derrota
moral
A esa pequeñez y a esa
miseria política con que se mueven los adversarios de nuestro proyecto, en el
norte, en el centro y en el sur sureste del país, las mujeres ganan espacios en
el quehacer de la política. En la toma de protesta de Layda Sansores como
gobernadora de Campeche pronunció un discurso en el que se expresan los sentimientos,
la gran cultura maya y la enorme capacidad de las mujeres en el desempeño del servicio
público. En su bello mensaje, la gobernadora de Campeche reconoció públicamente
el altísimo nivel intelectual y de trabajo que está jugando el ejecutivo
federal al lado de su gente
Nuestro pueblo se
agiganta y hace crecer la esperanza de que está construyendo un futuro en el
que estará presente la grandeza y el reforzamiento de una historia que, como
nunca, se está expresando con tanto patriotismo. Tenemos un hombre que se ha
hecho pueblo y que conduce con mano firme a una nación que contiene el enorme
orgullo de su grandeza. Su fortaleza se ha llenado con la sabiduría y la
participación creciente de la rebeldía popular contra las injusticias, el honor
y el trabajo. Vivimos los tiempos del pueblo. Los privilegiados, los ladrones y
los entreguistas que hemos padecido por centurias, hoy se retuercen de rabia
porque sus mañas, sus prácticas y sus deformaciones, fieles expresiones de su
clasismo trasnochado, están siendo derrotadas por el pueblo y por su líder
(*) Frase del discurso
de la gobernadora Layda Sansores el día que tomó protesta de su encargo
”.
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