domingo, 19 de septiembre de 2021

El hombre que se hizo pueblo (*)

Por JESÚS SOSA CASTRO

El mes de septiembre no solo ha sido de sismos y otras tragedias naturales. También es el mes de la patria, de sus héroes. El que recuerda el 26 de septiembre cuando el gobierno de Peña Nieto desapareció a 43 estudiantes de Ayotzinapa, el mes en el que el Presidente rinde su informe de gobierno al pueblo de México. El que reunió a 31 naciones miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, para discutir los problemas de la región, cuando la participación de las mujeres en el campo de la administración pública y de la política aparece como una fuerza descollante. Es, para decirlo en pocas palabras, el tiempo en que los pueblos y muchos de sus gobiernos, están dando a luz a grandes sacudimientos sociales y políticos que estremecen las estructuras del viejo sistema. Un mes donde la soberbia y el anti patriotismo nos lo quisieron inocular como parte de la cultura colonialista de Hernán Cortés y de Maximiliano de Habsburgo

En el septiembre del 2021 hemos vivido también otras cosas harto importantes. Las estructuras del prianismo, siguen agrietándose como lodo seco por falta de lluvia. Sus lloriqueos y su rabia, los pasean por los antiguos imperios en busca de ideas y de apoyos que apuntalen sus propuestas crecientemente venidas a menos. Los que antes eran sus dominios, hoy empiezan a ser administrados por gente del pueblo que se educó en la rebeldía y en la creación de organizaciones y programas en los que estaban sus demandas y sus sentimientos. Los titiriteros del imperio no tuvieron éxito y solo agrandaron los miedos a la democracia y al pueblo. Convirtieron a sus sirvientes en muñecos de trapo que sólo producen hilaridad y desprecio

En paralelo, millones de mexicanos estamos transformando para bien, a México. Los mandos que trazan la ruta por la que hay que caminar, muestran crecientemente una capacidad política que expresa la sabiduría popular que siempre fue menospreciada por burócratas, incultos y ladrones. Nuestras mujeres nos están sorprendiendo por su inteligencia y su cultura política. La equidad de género está siendo una realidad. Y aunque en sus filas también hay malandrines y buenas para nada, la mayoría de estas, han resultado una grata sorpresa por su hacer y su decir sobre los problemas que vive el país. Como ejemplo, el 24 de noviembre del 2016, la entonces Senadora Layda Sansores confrontó al presidente Peña Nieto exigiendo la aparición con vida de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos por su gobierno

El viernes 17 de septiembre oí el informe de la Jefa de Gobierno Claudia Shembaum y aún resuenan en mis oídos los tres minutos de aplausos que los presentes en su informe le tributaron puestos de pie. Sus obras y sus compromisos con los electores, enterraron la miseria humana de sus adversarios que hicieron de su discurso un monumento a la banalidad y a las mentiras. Mientras la imagen de Claudia se agigantaba con sus hechos de gobierno, la pequeñez de los panistas y de sus achichincles en el Congreso de la ciudad, se removía como chinicuiles en comal. La vergüenza los hizo más pequeños aún, porque su estatura intelectual y política los ha convertido en una caricatura en la que el pueblo y la inteligencia nacional les restriega, con hechos, su incuestionable derrota moral

A esa pequeñez y a esa miseria política con que se mueven los adversarios de nuestro proyecto, en el norte, en el centro y en el sur sureste del país, las mujeres ganan espacios en el quehacer de la política. En la toma de protesta de Layda Sansores como gobernadora de Campeche pronunció un discurso en el que se expresan los sentimientos, la gran cultura maya y la enorme capacidad de las mujeres en el desempeño del servicio público. En su bello mensaje, la gobernadora de Campeche reconoció públicamente el altísimo nivel intelectual y de trabajo que está jugando el ejecutivo federal al lado de su gente

Nuestro pueblo se agiganta y hace crecer la esperanza de que está construyendo un futuro en el que estará presente la grandeza y el reforzamiento de una historia que, como nunca, se está expresando con tanto patriotismo. Tenemos un hombre que se ha hecho pueblo y que conduce con mano firme a una nación que contiene el enorme orgullo de su grandeza. Su fortaleza se ha llenado con la sabiduría y la participación creciente de la rebeldía popular contra las injusticias, el honor y el trabajo. Vivimos los tiempos del pueblo. Los privilegiados, los ladrones y los entreguistas que hemos padecido por centurias, hoy se retuercen de rabia porque sus mañas, sus prácticas y sus deformaciones, fieles expresiones de su clasismo trasnochado, están siendo derrotadas por el pueblo y por su líder

(*) Frase del discurso de la gobernadora Layda Sansores el día que tomó protesta de su encargo     

 

 

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