Efrén y su abuela, una historia que
duele
Por JESUS SOSA CASTRO
El día tres de febrero la Dra Martha Beltrán Zermeño, Temístocles Villanueva y Jesús Sosa Castro
estuvimos en el mercado de la col industrial, con la tarea de afiliar a las
personas que voluntaria y por convicción propia, decidieran ingresar al Partido
Morena. La escasez de recursos, no jugó a nuestro favor. El puente fue la otra
causa por la que se malogró el resultado que esperábamos. Aun con estas
limitaciones de por medio, instalamos el módulo y nos dispusimos a iniciar
nuestro trabajo. El primero que se acercó fue un niño que desde Chalma, Estado
de México, acompañaba a su abuela a vender enseres domésticos. ¿Qué es Morena? Preguntó
Seguramente fue la curiosidad lo que llevó a este niño a hacernos
esa pregunta. Con toda paciencia se lo explicamos a él y después quisimos
explicárselo a ella. Pero la señora, con un semblante hosco y con visible
molestia, la tomó contra su nieto. No está bien -le dijo- que andes acercándote a personas desconocidas. Quiero
decir que el niño me inspiró mucha confianza. Me ganó su diligente
comportamiento, su disposición a ayudar, su deseo de conocer algo más allá de
lo que seguramente aprende de sus padres y de su abuela. Como hijo de campesino
recordé que nosotros los que fuimos niños nacidos en el campo, desde temprana
edad nos incorporamos al trabajo y aprendimos, con relativa facilidad, las
prácticas y los conocimientos que son harto importantes para ganarnos la vida
Sin embargo, el niño Efrén fue reprimido sin haber una razón.
La autoridad de la abuela lo alejó de nosotros. La causa de esta reprimenda fue
andar hablando con personas que no se sabe qué madre las parió. El coraje de la
señora contra el niño y contra nosotros era desproporcionado. Tenía un rostro
endurecido y cada vez que podía, se alejaba del grupo que compartía con ella la
esquina de la calle.
El tiempo pasó rápidamente. La falta de éxito de ellos y de
nosotros tal vez era la razón de su mohína. Fue hasta cerca de las cinco de la
tarde que al darnos cuenta de que no habían sacado ni para comer, me acerqué
para decirle que le iba a comprar algunas cosas de baño y unos palos de escoba
porque en mi casa todos están quebrados o podridos. Fue hasta este momento que
pudimos explicarle el motivo de nuestro trabajo, el por qué le pedíamos a la
gente que se afiliara a Morena, y aprovechando el viaje, le solicitamos que también
ella lo hiciera. ¡No sé leer, ni tengo credencial de elector, nos dijo! El que
sabe, es mi nieto. Le dimos el periódico Regeneración a Efrén y le pedimos que
se lo leyera a su abuela. Poco a poco le fue cambiando el semblante y
modificando su actitud hacia nosotros
Los simpatizantes de Morena empezaron a llegar, los afiliamos.
Hablamos con ellos, comentamos los problemas más importantes y escuchamos sus
opiniones. La verdad hay mucha irritación en la gente. La mayoría dijo estar
harta de la falta de empleo, de la violencia, de lo que hizo la SCJN con los
trabajadores del SME, de la corrupción en los tribunales de justicia, de lo que
pasó en la torre de Pemex, de la frivolidad y de la displicencia con que Peña
Nieto está conduciendo los destinos del país. Es sorprendente cómo está decreciendo
la confianza en los funcionarios públicos y aumentando la cólera por el mal desempeño
presidencial. “Este chamaco baboso va a hundir al país, hay que obligarlo a que
renuncie” eran las voces más recurrentes en las personas que llegaban afiliarse
a MORENA
Ya para irnos, la abuela se dio cuenta que no éramos personas
al servicio de Nora Arias, la jefa delegacional de la GAM. No estábamos para
cobrarle el derecho de piso, como al principio supuso la señora. No éramos los trúhanes
que ella suponía. Los que vendemos en la calle ya estamos hartos de estos
funcionarios ladrones. Ya me traen de encargo. Cuando no les pago porque no
vendí nada, me amenazan y nos sacan fotografías a mi nieto y a mí, fueron las
quejas más señaladas de la señora.
Casi a las cinco de la tarde, la abuela de Efrén nos dijo con tranquilidad. “dispensen mi desconfianza, pero
pensé que podían ser roba chicos, o secuestradores, y que por eso le sacaban
fotos a mi nieto. En Chalma, ya no vivimos en paz, se roban a los niños, piden
dinero por su libertad y cuando no pagan el rescate, los matan. Vivimos un grave
problema, señores” Terminamos acongojados por esta terrible situación que está
ocurriendo en el estado de México y en el país. Es verdad que los secuestros
crecen y crecen. Por eso se palpa el creciente encabronamiento de los
ciudadanos contra el gobierno. Esto explica que se estén afiliando a Morena,
ven en este nuevo partido, la esperanza de México. A las cinco de la tarde, la
Doña, su nieto y nosotros, levantamos nuestros enseres y nos fuimos con rumbos
distintos. Los tres concluimos que la vida de la abuela y de Efrén, es una
historia que duele
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