Un pueblo se esclavisa cuando deserta de sus libertades
Por JESUS SOSA CASTRO
En todo el mundo hay
pronunciamientos en contra del muro de Trump. Este despropósito anti
humanitario sólo puede plantearse por un loco imperial o por un émulo hitleriano.
“Un pueblo se esclaviza, se degüella así mismo, cuando deserta de sus
libertades y asume o consiente sus propias miserias” (*) Yo espero que el
nuestro, que el pueblo mexicano, no incurra jamás en esa insensatez. Creo que su
pasado y su historia son fieles testimonios de sus luchas libertarias que
enfrentaron con éxito al imperio español, a los conservadores clericales, a los
“científicos” porfiristas y hoy se dispone a impedir que Trump se salga con la
suya
Planteo esto porque hay
en el ánimo de millones de personas la decisión de atajar este poder que va en
contra de la historia. Hoy ese imperio que abrió las puertas a la
globalización, que impulsó el neoliberalismo como cultura y actividad económica
en la mayor parte de la tierra, no puede cerrarle las puertas ahora a las
nuevas relaciones sociales y culturales que se han generado en la mayor parte
del mundo y que las circunstancias han colocado como de obvia y urgente
resolución por los gobiernos
Por desgracia, el mexicano
no tiene los tamaños para enfrentar las políticas insensatas de su vecino
del norte. Su debilidad y su falta de
una salida inteligente a los problemas nacionales, lo han colocado ante una
situación desfavorable porque ha perdido sus bases de apoyo y por lo tanto no
puede presentar un posicionamiento digno y fuerte a la decisión unipersonal de
construir el muro por parte del gobierno de Trump. En este punto es donde se
encuentran el miedo y la ilegitimidad del gobierno de Peña Nieto. Su poder y
su ilegitimidad son resultado de que los
electores no le dieron su voto, lo compró. Por eso su poder y sus leyes pueden
ser legales pero son ilegítimos
No es casual, entonces,
que sea el pueblo el que esté actuando en defensa de sus libertades y del
derecho de vivir y trabajar en cualquier parte del mundo si así lo desea, con
solo apegarse a las normas y obligaciones que rigen en cada lugar. Cive Pérez dice
que “todo tipo de actos, voluntarios o intencionales que tengan como fin
oponerse a la violación de una ley, o a la decisión gubernamental de imponer a
la población una decisión injusta, ilegítima o inmoral, se le puede parar al
través de la desobediciencia civil, toda vez que esta acción, responde a un
mandato de la conciencia y a un imperativo ético de la sociedad”
Si el gobierno de Peña
Nieto no actúa en defensa de nuestra soberanía y de los derechos de los
inmigrantes mexicanos, la sociedad tiene el deber moral de proceder a la
desobediencia civil pacífica y convertirla en una acción política hasta lograr
que el gobierno y el congreso resuelvan estos problemas. La protesta popular y
la exigencia para que el gobierno mexicano adopte una posición firme y decidida
en contra del muro y de la expulsión de nuestros connacionales, no sólo tiene
que ver con la recuperación de un derecho político y de un ejercicio
democrático, sino de convertirlo en un
instrumento que haga de la protesta una expresión de fuerza y de
legitimidad pública al servicio de la gente
Si las cosas siguen
como van, caminemos a una forma superior de lucha que es la desobediencia civil.
Se trata de un mecanismo excepcional que habrá de incidir en la configuración
de la voluntad política de las masas para cambiar las políticas gubernamentales
que no responden ya a la voluntad de las mayorías de la nación. Es una forma de
lucha para impedir que ofendan la dignidad de los mexicanos. No podemos admitir
que el comportamiento de los políticos, inútiles y entreguistas, sigan
afectando los intereses de la mayoría de la población y dejando de lado hechos
tan importantes como defender la soberanía y los derechos de nuestros migrantes
Las últimas
movilizaciones y luchas, nos llevan a la conclusión de que si no se atienden
los problemas del país, el siguiente paso de la sociedad es la desobediencia
civil a la que hay que convertir en una fuerza política de masas para echar abajo
la agenda política de los gobernantes. La
protesta multitudinaria que transforme a México y convierta al pueblo en el instrumento
impulsor de la transformación nacional, pasa por una dirección revolucionaria y
por este tipo de desobediencia. Si no hacemos esto, no habrá cambio posible. ¡Veremos
de qué lado masca la iguana!
(*) ¿Qué es la
desobediencia Civil? Cive Pérez, escritor y periodista madrileño
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