En estos últimos días
Por JESÚS SOSA CASTRO
A pesar de las debilidades organizativas de Morena, resulta
alentador encontrarse con compañeros que están rompiendo las amarras -asumidas
por convicción o impuestas por los
dirigentes- y empezar a expresar sus
opiniones, críticas las más, sobre lo que pasa en las entrañas de este partido.
En la información que sale en el periódico Regeneración, se habla de que todo
marcha “requete bien” ¡La realidad es otra! Invitado por compañeros de varios
Estados y por informes directos de muchos compañeros militantes, me he enterado de que
la debilidad del partido es su organización. Todos los que antes estábamos en
comités de base, de colonia, región o centro de trabajo, hemos sido desaparecidos.
En su lugar, se ha montado una estructura paralela que ganó presencia en los
órganos de dirección pero perdió la militancia más activa y comprometida con la
política del partido
Por varios meses ese proceder no trajo mayores consecuencias.
Todo parecía normal, especialmente porque esa estructura jamás hizo política
defendiendo las causas populares. Su trabajo consiste hasta la fecha, en formar comités seccionales para cuidar el
próximo proceso electoral. Esto llevó a que aparecieran dos fenómenos: La
estructura paralela se formó por gente cercana o incondicional de los
dirigentes, sin que ésta estuviera ligada ni al Estado, ni Delegación o
Distrito donde se encuentra la militancia con la que, se supone, iba a trabajar. De entrada, esta decisión produjo
enojo porque se descalificaba a los liderazgos naturales que se habían formado en
la lucha por la construcción del partido. Los enlaces impuestos no conocieron jamás
los problemas de cada lugar. En cambio su autoritarismo y la exclusión de
militantes críticos llevó a la división y al repliegue de los mejores cuadros
de nuestra Organización!
El otro fenómeno, tal vez el más grave, consistió en el
desencanto en lo mejor que había incorporado Morena desde su nacimiento. Los
líderes de pueblo y de organizaciones sociales que querían contar con una
fuerza política capaz de defender sus causas, poco a poco se fueron marginando
porque el partido privilegió sólo el trabajo electoral, en franco abandono de
las demás luchas sociales. Las resistencias que pensaron que Morena era la
fuerza para empujar la lucha por la transformación nacional y lograr una vida
auténticamente humana, vieron frustradas sus expectativas. El instrumento que
esperaban se dedicó de tiempo completo a la disputa del poder en los términos fijados
por la institucionalidad burguesa. Esta
posición ha alejado a muchas resistencias que hay en el país
Ahora se está impulsando una nueva estructura que al parecer
estará dedicada a la organización. Implícitamente se acepta que el trabajo para
el que fueron designados los enlaces, resultó un soberano fracaso. Con un nuevo
sopetón se elimina a los enlaces y se llama a elegir a los Coordinadores de
organización. ¿De qué se trata ahora? Son tan obvios los del Consejo estatal de
la CDMX que sin mediar convocatoria pública a la militancia, en silencio y en
lo oscurito está llamando a registrarse como candidatos. Ese camino ya lo
conocemos. No solo es antidemocrático sino que encierra una práctica falaz. Se
utiliza el síndrome de la chimoltrufia. Llama a elegir una cosa pero en la
realidad hace otra. Lo que hoy está ocurriendo es que todos andan tras las
candidaturas, especialmente aquellos que se han colgado desde tiempo atrás de
los padrinos políticos. La “base” ni en cuenta. Todo se decide por los
chipocludos aunque quieran aparecer otra cosa ¿Se van a resolver los problemas
de organización con este tipo de procedimientos cuando muchos de los aspirantes
enseñan el cobre diciendo que lo acordado por el Consejo es un simple cambio en
la nomenclatura del partido? Si se quiere ir a fondo en la solución de estos
problemas realmente existentes, esas personas que ya fueron y que no rindieron
cuentas positivas de su trabajo, deberán ser sacadas ipso facto de esa
responsabilidad y no premiarlas con nuevos puestos para seguirse pareciendo a
los chapulines de los otros partidos. ¿O de qué estamos hablando, señores del
Consejo de la CDMX?
Por fortuna la militancia ya le perdió el miedo a la
burocracia y avanza, aunque despacito, en un trabajo que la está llevando a construir
una fuerza política que le dé sustentabilidad a sus acciones y de paso, ayude a
impedir que las formas hasta ahora utilizadas para resolver los problemas
internos del partido y de la promoción de sus candidatos a encargos populares, terminen
en un socavón. Este es el sentido que a nivel nacional le encuentran los
compañeros que nos estamos coordinando en estos últimos días. Las discusiones,
seminarios y talleres van en esa dirección. Estamos construyendo una fuerza y
una dirección capacitadas para enfrentar los problemas y los atropellos a la
democracia. La palabra y el trabajo son nuestra trinchera desde la cual, aspiramos
a cambiar el actual estado de cosas y de paso, impedir que los gandayas nos
vuelvan a robar al partido
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