Las partes visibles de las miserias
humanas
Por JESUS SOSA CASTRO
Confieso que los libros de
Eduardo Galeano son, en mucho, mis libros de cabecera. Me gusta su genialidad y
su sencillez para abordar los problemas que vive la sociedad. Al hablar del
poder burocrático se refiere a lo que dice Arkadi Rajkin, “Buena parte de la
fuerza del Che era esa misteriosa energía que va mucho más allá de su muerte y
de sus errores, su fuerza y su autoridad moral vienen del hecho de que él decía
lo que pensaba y hacía lo que decía." En El libro de los abrazos Galeano
dice que “la humanidad ha aprendido mucho de los camaleones: Se considera
inteligente a quien no lo es, se reverencia a la cultura del disfraz, se habla
el doble lenguaje de los artistas del disimulo. Para hacerse rico se lleva una
doble contabilidad, hay una moral para decir y otra para hacer. La moral para
hacer se llama realismo. La ley de la realidad es la ley del poder. Para que la
realidad no sea irreal, nos dicen los que mandan, la moral tiene que ser
inmoral” (1)
Por eso es corriente decir que la
mayoría de los políticos mexicanos son como los reptiles saurios. Cambian de
color según las circunstancias. Dicen hacer leyes para beneficiar a los
ciudadanos y en la realidad le afectan sus derechos. Se portan como pavorreales
y son una bola de incultos. Entregan nuestros recursos naturales y dicen que es
para bien del país. Son traidores a la Patria pero afirman que lo que hacen es por
patriotismo. ¡Su moral es la inmoralidad! Si la política la hacemos bajo estos
principios, violatorios de la ética y de la honorabilidad, entonces, seguimos chapoteando
en las viejas prácticas que asquean a la gente y convierten la política en una
caricatura
Dar los pasos necesarios para
construir una sociedad diferente, requiere de ideales y de ideas. De trabajo, de
organización. Entre los ideales, valen aquellos que en 1942 planteó Palmiro
Togliati sobre las cualidades de los que luchan por transformar su país. “En la
política –dijo- está contenida toda la filosofía real de cada persona, está la
sustancia de la historia. Y para el individuo que ha alcanzado la conciencia
crítica de la realidad y de la tarea que le espera en la lucha para
transformarla, está toda la sustancia de su vida moral” (2) En los
comportamientos de los políticos que mal dirigen el país, encontramos, en
cambio, una gruesa costra de inconsecuencias y desvíos. En ella están,
sustancialmente, las partes visibles de sus miserias humanas, sus deformaciones, los genes de su
doble lenguaje y la consiguiente contradicción
entre los dichos y los hechos
Ya hace tiempo que vivimos una
degradación política, es verdad. Estudios hechos por la Revista Veredas, de la
Universidad Autónoma Metropolitana, señalan que existe “una crisis de los
Partidos políticos. Desde el 2008, el 71.1 % de los ciudadanos les había
retirado su confianza y aceptación y sólo el 28.9 % los siguen considerando
como necesarios. Las propias dirigencias
de esos partidos aceptaban entonces que se había erosionado su credibilidad, y
que esto tenía graves repercusiones en la falta de confianza y de legitimidad en
sus convocatorias políticas” (3)
Siendo las cosas como son, ¿qué
hacer para volver a recuperar a los ciudadanos para la vida partidista,
consecuente y realmente de izquierda? Algo por lo que se puede empezar es tomar
nota del hartazgo que vive la gente, de la situación económica y social, de que
ha llegado la hora de pasar a cambiar el régimen político. La posibilidad de
avanzar en la solución de estos problemas requiere de una intensa y profunda
campaña de concientización para echar abajo lo que la burguesía gobernante ha
impuesto como cultura a los ciudadanos. Querer atraer a la gente a las filas de
un Partido Nuevo sin que éste haya saldado cuentas con la aculturación
enajenante, es morir en un seco desierto, según la visión del gran escritor
japonés Haruki Murakami. Comprendidas estas urgencias, se entiende que hay que
librar una enorme batalla para convencer a la gente de que existen otras
opciones en las que ella es la principal protagonista. Para que nos crea y se
pase de nuestro lado, siempre deben ir de la mano los dichos con los hechos. No
se puede decir y hacer campañas a favor de la democracia, de la honestidad y de
la toma horizontal de decisiones, y al mismo tiempo promover, por abajo, a los pelafustanes
de la política
Parte de la debacle en la que se
encuentran los partidos del sistema, está en que se alejaron deliberadamente de
sus bases de apoyo. Abandonaron programas, ideales y proyectos políticos. Sus
“líderes” los uncieron a las decisiones del poder gubernamental y hoy son un
puñado de miserables que ya no huelen ni hieden. Los ganó la corrupción y los
apapachos que, en abundancia, reparten los gobernantes del PRIAN. Entre más
alejados estuvieron de los ciudadanos y de sus electores, más espacios
encontraron para aliarse con los adversarios políticos de la gente. Esto los
llevó a la ampliación de los espacios para pactar acuerdos en contra de los
intereses del pueblo
Si Morena no aprende de estas
situaciones, si sus dirigentes siguen empeñados en conducirse como el avestruz,
si siguen hablando un doble lenguaje y destruyendo su identidad original, para
que al final los búfalos sigan haciendo de las suyas, si no resuelven
rápidamente las críticas que obran en el imaginario popular y si finalmente, siguen sin darse cuenta de que hoy la mayor
debilidad del partido está en la falta de eficacia de los responsables para
tener cubiertas las casillas y evitar el fraude, entonces, no se culpe a los
ciudadanos y a los militantes de estas deficiencias cuando con salario se han
nombrado a responsables desde hace tiempo para resolver estas necesidades
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(1) El libro de
los abrazos. Eduardo Galeano
(2) Ensayos
marxistas sobre historia y política. Adolfo
Sánchez Vázquez
(3) Veredas.
Revista del pensamiento Sociológico. Universidad Autónoma Metropolitana
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