Acerca de los nidos del crimen
Por JESÚS SOSA CASTRO
Tengo la manía de ir
periódicamente a las librerías para conocer las novedades que hay en ese mercado.
Se queda uno patidifuso al encontrarse con cerros de enciclopedias y textos de
autoayuda, pero pocos materiales hay sobre lo que actualmente pasa en el país. Fui
en busca de las novedades que, se supone, debieron escribirse a partir del 1o
de julio. Hastiado de lo ralo y mediocre que escriben y dicen la mayoría de los
opinones de la prensa y de la política, buscaba algo actual sobre ensayos o
literatura que aliviaran un poco mis horas de insomnio, una vez que regreso de
las repetitivas reuniones que se organizan para hablar sobre la cuarta
transformación
Quiero aclarar, para
que no se me calienten los pejezombis, que soy uno de los millones que
comparten este proyecto transformador. Lo he abrazado porque ya es tiempo de
que las ideas, la palabra y la acción, se vayan abriendo paso en este mundo tan
lleno de oscuridad, de ineptos y corruptos. Me entristece y me enoja, eso sí,
que este proyecto enhebrado por millones de mexicanos esté pasando por un momento
de letargo, de pasmo. Los encargados de explicar este fenómeno no han dado ningún
tipo de color. Apenas hablan de que, si el trabajo se hacía casa por casa para
“organizar” a los ciudadanos, ahora lo harán cabeza por cabeza para educar a la
militancia, cuando todo mundo sabe que más que la escuela lo que educa es la
lucha, no el trabajo individual que el neoliberalismo ha sembrado en la gente
Por hoy no hablaré más
de estas cuestiones, o solo lo haré de pasadita. Intentaré, en cambio, hablar
sobre lo que está pasando con cerca de cuatro millones de jóvenes de entre 15 y
29 años que no trabajan ni estudian. Sabemos que no lo hacen porque nadie está
invirtiendo en ellos, ni en el trabajo los capacitan ni en la escuela los
atienden. A la mayoría se les ha criminalizado llamándoles peyorativamente los
ninis. Según el INEGI este grupo poblacional le cuesta a México 194.090
millones de pesos anuales, 0.9% del Producto Interno Bruto, según un reporte de
la OCDE publicado en enero de este año
El asunto de los
jóvenes es importante no solo porque -se dice- son el futuro del país. Lo es
también porque en esta época de crisis económica y social, la juventud está
siendo marginada de sus derechos y en cambio, la están convirtiendo en materia
prima para reforzar las filas de las fuerzas policiaco-militares o para esclavizarla
a favor del mercado de las drogas. No es casual que muchos escritores se estén
ocupando de estos problemas. En Noticias de un secuestro, Gabriel García
Márquez pergeñó en su tiempo, con pulcritud, este fenómeno. Don Winslow en El
poder del perro; El hombre de hielo de Philip Carlo; Osiel, vida y tragedia de
un capo, de Ricardo Robelo, son, entre cientos de escritores, quienes abordan,
desde distintas perspectivas, los temas del narco, los jóvenes y el poder
Dice Paco Ignacio Taibo
II, que la literatura como materia, es capaz de “construir historia, ideología
y pensamiento crítico” Juan Villoro señala que “ser mexicano es el menor de los
males. El verdadero problema es existir” ¿En el México actual se puede SER con
lo que ahora hemos producido en la economía, en la cultura y en la política? ¡Desde
luego que no!
¡Hoy en día estamos
perdiendo poder de asombro! Las desdichas de la vida diaria que vive el pueblo
trabajador son verdaderamente patéticas y, sin embargo, pocos son los que
protestan o hacen algo para evitarlo. No tiene empleo, los salarios están
severamente castigados. En el transporte hay asaltos, violencia, insultos,
iracundia. Los otros servicios públicos son una calamidad. En los hospitales
los enfermos están muriéndose en los pasillos. Los médicos y enfermeras entran
y salen porque no hay medicamentos para sus pacientes. No hay una explicación seria
sobre la desaparición de los 43, sobre los crímenes de Tlatlaya, de Aguas
blancas, de Nochistlán o de los estudiantes disueltos en aceite hirviendo en
Zapopan, Jalisco
Para rematar hago una
resumidísima síntesis del libro, El paria mexicano de Luciano Campos Garza. Con
este texto me atravesé el día que fui a la librería Gandhi. Me hirió en los
cuatro costados. La pobreza de soldados y de jóvenes sin futuro, se ha convertido
en la carne de cañón de las fuerzas armadas y del narco. ¡Ambas sin ética y
carcomidas por la violencia! En las entrañas de ambos está el dinero, los
intereses de los mafiosos. Un fenómeno que ha ganado territorio por la
incapacidad, la corrupción y la complicidad de las ramas del poder. La cultura
de la muerte tiene su nido en los cuarteles, en la venta y consumo de las
drogas, en la pobreza y en el abandono. Por eso uno se pregunta: ¿Hay futuro
para este país?
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