Los gonococos de la derecha
Por JESÚS SOSA CASTRO
El domingo por la noche
escuché la entrevista que el Sr Ricardo Belmont Martinelli le hizo al Dr.
Alfredo Jalife Rame. Cultura, geopolítica y bastos conocimientos aparte, puso
de manifiesto el buen humor para referirse a quienes manejan con mucha delgadez
los cuestionamientos que los derechosos le hacen al gobierno. Les llamó los “gonococos”
Lo hizo no porque estos conducen a enfermedades sexuales, no. Se refería a esa
tendencia enfermiza de intentar contagiar a la sociedad con un pensamiento tan
reaccionario y banal que, en tan poco tiempo se ha hecho visible y risible que
da pena ajena. Y no es un desacierto el motecito, pues la verdad sus
expresiones no solo reflejan iracundia y odio racismo y clasismo, sino que, tal
conducta, se está convirtiendo en una epidemia que se transmite a lo más
cavernícola y beligerante que hay en el país
Esta subcultura que
empezamos a ver en el ejercicio de la política es por demás lamentable. El
pequeño grupo de personas intolerantes y cegatonas, hay que repetirlo, no
defiende derechos sociales, libertades o prestaciones legítimas, son un grupo
que la mayoría del pueblo mexicano le quitó privilegios que antes disfrutaban
con absoluta impunidad y que hoy están perdiendo, ojalá para siempre. El
gobierno los destetó, les retiró la posibilidad de que siguieran robándole a la
nación y por eso hoy lloran y gimotean como unas plañideras
Parafraseando a Eduardo
Galeano (*) y guardando las distancias y límites necesarios, estos señores hacían
y hacen lo que el autor del libro Las venas abiertas de América Latina describió
a propósito del comportamiento de los españoles cuando ejercieron el robo en estos
países durante la época de la conquista. Los españoles, escribió “son como la
boca que recibe los alimentos, los mastica, los tritura, para enviarlos en
seguida a los demás órganos, no retiene para ella más que las partículas que
por casualidad se agarran a sus dientes” Los españoles, agregaba, tenían la
boca, pero eran otros los que se bebían la leche”
Los gonococos de los
que habla Jalife son, en esencia, el ADN de esos viejos y nuevos aventureros
del pillaje. Son la clase social que heredó la subcultura del vasallo, del ladrón
y del traficante. Durante décadas se sintieron los dueños del poder político y
económico, de todas las riquezas habidas y por haber. Su asombrosa verborrea en contra de quienes
luchamos por recuperar nuestras riquezas naturales, nuestro territorio y
nuestros valores, es la expresión de esos reaccionarios que, como gonococos,
quieren inocularle su enfermedad a la gente. Saben que confundirla y mal
informarla de lo que en realidad pasa en el país, es el mejor camino para
exponenciar el crecimiento del miedo y sus tenebras
Si tuviéramos que
despojar del humor político que retoza en estas posiciones fifilandias,
quedaría al descubierto un lenguaje procaz, estridente, inadmisible y
provocador. Nadie que conozca el estado en que la derecha corrupta dejó el
país, podrá compartir la banal y grotesca política que vienen realizando los
más conspicuos integrantes de la derecha. El comportamiento de los que no hace
mucho se hacían pasar como intelectuales orgánicos, defensores consuetudinarios
de un sistema caduco, ladrón y esquizofrénico, hoy se han desnudado
públicamente como un grupo de chayoteros que la austeridad republicana los está
enloqueciendo
Esta es la lista de
algunos de esos gonococos exhibidos por Alfredo Jalife Rame con talento
humorístico y una elocuencia por demás contundente. Por la bajeza con que se
conducen los portadores de esta enfermedad es Víctor Trujillo, el payaso
tenebroso que ha ido de la izquierda al centro y del centro a la derecha, el
representativo de este lenguaje desbocado y vulgar. Pero el elenco, el grupo de
defensores de los privilegios y del chayote lo componen personajes tan
siniestros como Carlos Loret de Mola, Joaquín López Dóriga, Héctor de Mauleón,
Carlos Marín, Leo Zuckerman, Denisse Dresser, Marko Cortez, Mariana Gómez del
Campo, Gilberto Lozano, Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa y otros
que antes cobraban en la nómina del gobierno federal, en las arcas del país y ahora
en algunos sectores de la iniciativa privada. Todo para estar en condiciones de
seguir esparciendo en la sociedad la enfermiza conducta de los gonococos. ¡Allá
ellos! Sus falsedades y afanes desestabilizadores serán su propia sepultura. El
pueblo no perdona
(*) Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina, Editorial
Siglo XXI, páginas 15-82
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