Los
picayhuye, traidores al pueblo y súbditos del imperio
Por JESÚS
SOSA CASTRO (Adelanto mi Art. Para que el lunes se ocupen de la marcha)
De un tiempo acá se han puesto a la orden del día desfiguros
de políticos que no dan el ancho en el país y corren a pedir chiche a los
gringos o a los europeos. Se ve a leguas que tienen una mentalidad de súbditos,
de agachones y de entreguistas. Resulta cómico e insultante verlos correr en
busca de “luz” que les permita salir de su oscuridad cultural y de su mendicidad
política. Pero el mundo de estos señoritos es demasiado estrecho y siempre
lleno de simulaciones. Como individuos dedicados a este quehacer son bastante
elementales. Nada les sale bien porque no tienen nada que proponerle a la
gente. Lo que ponen por delante no son sus ideales, sus proyectos, sus causas.
Son los negocios, el poder y el dinero los que determinan su comportamiento
En el México de hoy, tenemos lo que popularmente llamamos los
picayhuye. Se parecen a los insectos himenópteros, los cuales, después de
inocular veneno a sus víctimas, se van corriendo en busca de su refugio. Son
miedosos y cobardes por instinto. Su condición de animales la quieren conservar
para seguir picando y envenenando a quienes encuentran a su paso. Pero los animales
racionales de los que hoy hablo, eyaculan un deseo permanente por alcanzar sus
ambiciones personales y darles sentido a sus deformaciones existenciales. Por
eso los rechaza la gente, por ambiciosos, traidores y agachones. Siempre tiran
al extranjero para recibir órdenes, descargar su amargura y sus frustraciones. Estas
son las causas por las que buscan apoyo de los mandones del imperio
No son capaces por sí mismos de enfrentar las ideas y las
acciones de aquellos que miran por su gente, por sus necesidades, por su país.
Les resulta banal y despreciable luchar por aquellos a quienes los fachos llaman
indios patasrajadas y mugrosos. Los que, según estos aspiracionistas y fifís
vergonzantes y acomplejados, no son dignos de ninguna atención. Para ellos es
mejor envolverse en las sábanas perfumadas de los que han expoliado a nuestros
países los cuales se convirtieron, para mal del mundo, en los señores del poder
imperial, cargados de prepotencia y de salvajismo capitalista. Saben que la
fuerza ética, política y moral del pobrerío o de la indiada, expresión
despreciativa que les sale del hocico a fifís y desclasados, radica en nuestra condición
de pueblo y se hace perdurable y profunda en la medida en que confronta sus
ideas y sus proyectos de cambio a partir de los intereses de la patria
La pena ajena nos la dan personas llenas de mendicidad social
y de lacayismo. Eso de irse a hincar ante supuestos líderes mundiales en busca
de consejas y de apoyos a sus políticas antipopulares, es la expresión más
indignante del entreguismo. Es su incapacidad para entender y luchar por el
pueblo. Defender los intereses de los políticos mafiosos y de los oligarcas sólo
los exhibe como traidores a la gente y defensores a ultranza de esos que han
llevado el hambre, las guerras y la descomposición social a la mayoría de los
países del planeta. Han sido tan inútiles y grotescas sus demandas que los derechosos
de EU, del PE, de la ONU, de la OEA y demás instituciones buenas para nada, se
burlan de ellos y los tratan con desprecio por arrastrados, lambiscones y
antipatriotas. Estos sujetos se llaman Vicente FOX, Carlos Salinas, Felipe Calderón, Enrique
Peña Nieto, Lorenzo Córdova, Ricardo Monreal, Alejandro Moreno, Marko Cortés, David
Monreal, Chucho Zambrano y otros, todos hijos putativos de la derecha
George Orwell, uno de los grandes estudiosos de la sociología
política, descubrió que “la capacidad de los seres humanos radica no solo en
mirar a fondo las cosas, sino en descubrir las sombras que proyectan” (*) Y
estos políticos que se mecen en la cuna de los “poderosos” nos han dado muestras
sobradas de que no les importa el señorío de la república, ni los intereses del
pueblo. Lo que les importa son los pactos que hacen con los adversarios, con
los que se chatean en secreto, con los que hacen los fraudes, con los corruptos
como Monreal, el INE y el TEPJF. ¡Pero esas maneras de tentarle los tompiates
al tigre, los van a llevar a su derrota y a su tumba política! Será el
resultado de sus traiciones y de querer hacer las cosas en las sombras, en lo
oscurito
Por eso no resulta ni extraño ni sorpresivo que instituciones
y gobiernos del extranjero, todos enfermos de soberbia y en estado de agonía
política, sean vistos y seguidos por unos mexicanos tránsfugas, traidores a los
intereses del pueblo y de la patria. Ven a los extranjeros como gurús ante los
cuales doblan la cerviz. Por eso dan pena ajena los súbditos, los lambiscones, los
que muestran su indignidad y se convierten en la expresión irrefutable del
fracaso. Ese es el triste papel que juegan los que hoy reniegan de sus posturas
de “izquierda “ para buscar su reconciliación con el PRIAN. Están volviendo a
sus orígenes, al lado de los que defraudan y roban al pueblo y a la nación
(*) 1984, George Orwell, Editorial Lectorum
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