Con lo que vi hoy, compruebo que tenemos pueblo de sobra
Por JESÚS
SOSA CASTRO
Estaba indeciso para ir a la marcha o verla desde mi casa.
Los años ya no me permiten tantos lujos de los cuales disfruté en mis años de
juventud. En ese entonces acompañaba a Valentín Campa, a Othón Salazar y a
Ramón Danzós Palomino en las grandes y difíciles marchas contra el
autoritarismo de los gobiernos represivos, por la defensa de la libertad y por la
democracia que los oligarcas nos habían arrebatado a la inmensa mayoría de los
mexicanos. Pero hice caso omiso a los reumas y a mis pasos lentos y llenos de
cansancio. Agarré camino con mi bastón y la compañía de María del Carmen y Emma
Rincón, mi esposa y mi cuñada, las cuales me seguían de cerca cuidando que no
me fuera a caer o que fuera víctima del ajetreo que producían desde horas
tempranas, uno punto dos millones de mujeres y hombres que iban rumbo al Ángel
de la Independencia para marchar con el presidente hasta el zócalo de la CDMX
Pasaron seis horas para que Reforma y calles adyacentes
dieran paso a cerca de un millón de personas a la plaza de la Constitución o
cerca de ella. Nosotros no pudimos llegar. Solo tuvimos la oportunidad de ver y
sentir el contento, el convencimiento y la decisión de un pueblo que trae en el
alma un elevado nivel de conciencia política y social. Un pueblo que mostraba
un rostro lleno de alegría, de saberse parte fundamental de un proyecto
político distinto al del prian, el cual ha venido construyendo por años desde
las raíces de su ser
Con satisfacción y un poco cansados retornamos a casa
trayendo en mente el éxito de una marcha que los racistas y amargados no creían
que fuera el pueblo el actor y el hacedor de este titánico y monumental
esfuerza en defensa de las demandas del pueblo y de la patria. Estas líneas son
para reconocerle a los mexicanos, a mi pueblo, la grandeza y las convicciones
que mueven a su espíritu. Un pueblo que dejó muestra imperecedera de que la
unidad y las transformaciones a favor del pueblo y de la nación, sólo son
posibles cuando hay pueblo y liderazgos que llevan en su corazón y en su
pensamiento, el amor por los pobres, por los excluidos. Por los que siempre
fueron olvidados y humillados por los señores del poder
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