La prole
hay que mandarla al destierro político
Por JESUS
SOSA CASTRO
Haciendo honor a las viejas tradiciones, vecinos y yo estamos
convocando reuniones en la GAM, para irnos preparando para el 24. Como era de
esperarse, están apareciendo dos hechos importantes: Una ausencia creciente de
la militancia de Morena y un acercamiento inexplicable de personas que no
habíamos visto en ningún tipo de luchas en nuestra demarcación. Esto sería
importante si no estuviésemos viendo que los que ahora desbordan entusiasmo, los
hemos visto hasta hace poco como defensores a ultranza de las políticas
oscurantistas del PAN y un entusiasmo febril de priistas y perredistas que
ahora andan de la mano en Va por México. Sin ser ingenuos, creemos que estos
encuentros son importantes. Se suman a otros que poco a poco están sacudiendo
el ánimo social sobre la polémica interna respecto del desempeño que debe jugar
el Movimiento Regeneración Nacional
Los discursos que se pronuncian en estas iniciales reuniones ponen
el acento en asuntos que tienen trabado el crecimiento de Morena en la GAM.
Hablamos de unidad, de principios, de organización, de la desaparición de los
Comités Territoriales, de la falta de proyecto político, del necesario triunfo
por venir en los comicios del 24. Sin
embargo, estos juicios, hasta ahora, se hacen de dientes para afuera. No vemos
que tengan sustento en la realidad. La gente está como adormecida, como
desencantada por los malos resultados sobre sus viejas demandas no atendidas
por el alcalde de la segunda alcaldía más poblada después de Iztapalapa
Los que estamos reanudando visitas a nuestros antiguos
compañeros, los que hacemos la talacha, nos damos cuenta que mucho de lo que se
comenta tiene que ver con una explicable realidad. No es cierto que estamos
creciendo en la proporción que señalan los dirigentes. Hasta hace cuatro años
contábamos con veintidós comités de ciento ochenta y siete colonias que hay en
la GAM. De estos, hoy no funciona ninguno. Una buena parte de los que fueron
consejeros y ahora se hacen pasar como tales, son puro jarabe de pico. Se paran
el cuello ante sus superiores diciendo mentiras y éstos les creen porque nunca
se han parado en los territorios. Jamás han tenido contacto con la gente, con
la realidad y con el tiempo
En este ir y venir de la “clase política de Morena” se la
pasa gritando que vamos a “derrotar políticamente a la oligarquía para hacer
valer la democracia, establecer un gobierno que combata la codicia y la
corrupción, distribuya con justicia la riqueza que se produce con el trabajo y
se garantice el bienestar y la felicidad
de nuestro pueblo” Pero hasta ahora, no acompañan sus dichos con los hechos.
Lograr este objetivo requiere contar con el apoyo del pueblo, estar ligado a
sus luchas, correr a los oportunistas y abrir los espacios para la crítica y la
autocrítica. Sin esto, sin concientización política, organización, trabajo,
información, ideales y el apoyo de los ciudadanos, nada será posible
Los líderes de Morena, excepto AMLO, no hablan, no escriben,
ni educan a nadie. Hay pobreza de ideas, de propuestas y de trabajo por parte
de la mayoría de los dirigentes. Lo que predomina es la banalidad, el folclor
político y el desprecio a la inteligencia ciudadana. Es patético ver cómo
aquellos que en otros tiempos elegimos para que coordinaran nuestro trabajo, se
han convertido en defensores del status quo, han olvidado sus responsabilidades
con las bases, no dan información ni se presentan a las reuniones. Ya se
volvieron cupuleros. Ahora lo que buscan es codearse con los que tienen el
poder. Suponen que las viejas prácticas políticas serán las que se impongan en
la distribución de los puestos. Son esos “adelantados” ridículos y
esquizofrénicos, de los que habla Andrés Manuel
Si el sistema ha pervertido las ideas y el comportamiento
cultural y político de la sociedad, Morena está obligada a empeñar grandes
esfuerzos para capacitar a sus “líderes” para que éstos contribuyan al
mejoramiento del nivel cultural de los electores. Sin embargo, pareciera que
éstos rápidamente se están acomodando a las nuevas circunstancias. Los
esfuerzos por remontar estas debilidades, no los conmueve. Se sienten bien
donde están y como están. Por eso hay que desprendernos de quienes sostienen
que la política sólo la pueden hacer los políticos. Los que saben. El pueblo no
tiene necesidad de pensar ni de actuar porque para eso están los líderes, los
ilustrados. Los de la prole, hay que mandarlos al destierro político, según lo
describió en El imperio perdido, el gran demócrata José María Pérez Gay. La
marea que ha de subir las aguas viene de abajo hacia arriba. Los de a pie,
estamos levantando la frente y pronto nuestros pasos serán oídos en toda la
nación. ¡Se equivocan quienes nos quieren marginar! La práctica demuestra que
todo cuanto tenga que hacerse para transformar el país, tendrá que hacerse con
la gente. Nada vendrá desde arriba.
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