sábado, 14 de octubre de 2023

 

Memes, fotos y stickers, la expresión de nuestros políticos

Por JESÚS SOSA CASTRO

Si hemos de referirnos a la época de la posrevolución, veríamos que en el pueblo mexicano surgieron dos fenómenos importantes. Una deshumanización salvaje, adormecedora y servil en los sectores de la derecha y al mismo tiempo, una creciente politización en amplísimos sectores del pueblo. Contra todas sus manifestaciones auto determinadas, la burguesía nos impuso, como sociedad, una cultura que trastocó sentimientos y formas de actuar y de ver nuestra vida política y social. Cuando a José Vasconcelos le preguntaron para qué editaba masivamente El Quijote en un país de analfabetos, contestó diciendo que “cuando éste deje de ser analfabeto, sus hijos van a leer a Miguel de Cervantes en lugar de leer a Superman” (1)

Hoy el pueblo está librando una batalla por la cultura. La burguesía nunca se ha interesado por tener un pueblo culto, informado, capaz de discernir y de explicarse los fenómenos sociales y políticos. Su mayor empeño es castrar sus sentimientos, su identidad cultural y el respeto a nuestras tradiciones. Esto es lo que le facilita tener el poder, que no es otra cosa que controlar, mandar y dominar a la sociedad. La cultura del individualismo fue sobrepuesta a la cultura de la solidaridad comunal, a la ayuda mutua, al tequio y al colectivismo popular. Esta es la razón por la cual éstas se habían venido marchitando. Hoy se lucha porque florezcan para recuperar su contenido libertario, humano. Leer para saber, fue la máxima de Alan Pauls cuando afirmaba que para ser libres había que “desgarrar, entrometernos, irrumpir en ese orden sereno, satisfecho de sí y devoto del silencio” para entrar al mundo de nuestra autodeterminación (2)

 En su libro Viaje alrededor del Quijote, Fernando del Paso afirmaba que los latinoamericanos habíamos llegado tarde al banquete de la cultura. Pues a menos de un siglo de distancia, tenemos un sector popular atrasado, enajenado y domesticado al que le han arrebatado su sentido de identidad. Mientras su humanismo lo ha desperdiciado en atender los fenómenos de la foto individual, los memes, stickers y demás monerías que representan la aculturación, la pobreza intelectual y una decepcionante falta de lectura y formas de expresión. Todo esto castra el saber, el debate y el contenido del pensamiento liberador

La mayoría de nuestros políticos han renunciado a la buena literatura, al conocimiento y a la información. Sus herramientas políticas ya no informan, no educan ni proporcionan contenidos que transformen el pensamiento y la acción política y social. No contribuyen a revolucionar los espacios físicos y mentales para lograr una vida auténticamente humana. Ya no se ponen en juego decisiones propias que expresen el derecho a ejercer nuestra libertad. No entienden que la literatura, es una vertiente que juega en pistas diversas, pero que al hacerla nuestra, deja de servir a los intereses de la clase en el poder. Nuestros políticos han dejado de lado la lectura, el debate y la información para hacer que la inteligencia, la palabra y la información, hagan de la sociedad, el referente fundamental que contribuya al cambio social. Se están volviendo omisos a contar con la audacia, la inteligencia y la valentía, para hacer de estos espacios el epicentro de la lucha por la democracia, la justicia y la libertad 

Javier Cercas recogió en su libro el Zarco, los mitos y la verdad de aquellos personajes que, en Anatomía de un instante, hicieron de la expresión caricaturesca una nauseabunda forma de combatir al franquismo. Su refutación a aquellos que hicieron de la política una  banalidad, consistió en ponerles en frente el consistente relato de los viejos guerreros que hicieron historia en Soldados de Salamina (3) ¿Por qué, se preguntarán mis lectores, me ocupo de estos personajes cuando en México tenemos tantos políticos que hacen de su quehacer una frívola descarga de flojera política y cultural que no contribuye para nada en formar a quienes están llamados a continuar la 4ª transformación?

¿Cómo pedirles a estos políticos que ya no usen los memes, las fotos, los stickers y las manitas en su trabajo y sí pongan en juego el conocimiento, la información y un debate oral y escrito que nos genere, a todos, el interés y el deseo de considerarnos fuentes de sabiduría, de honestidad y de cambio? ¿Hacia dónde tenemos que mirar para no caer en la tentación de ver estas formas con las que los políticos de ahora se hacen propaganda, pero desinforman a sus seguidores? ¿Hacia dónde camina esta sociedad?

(1). - Viaje alrededor del Quijote, Fernando del Paso. Editorial Fondo de Cultura Económica

(2). - El factor Borges de Alan Pauls, Editorial Anagrama   

(3). - Las leyes de la frontera, Javier Cercas, Editorial Mondador

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