domingo, 1 de octubre de 2023

 

Mis causas pasadas y presentes. Los desafíos del futuro

Por JESÚS SOSA CASTRO

Como millones de mexicanos, estoy viviendo una odisea, una epopeya popular que se está construyendo desde abajo. Muchos años de militancia en la izquierda, desde la comunista hasta la Morena, me generaron enormes desafíos durante este largo trayecto. Desde estudiante y luego como miembro del Movimiento Revolucionario del Magisterio con Othón Salazar a la cabeza, fui entendiendo los porqués de mi permanente rebeldía ante las injusticias sociales. Con el Frente Electoral del Pueblo y Ramón Danzós Palomino como candidato a la presidencia de la república, se ampliaron mis horizontes políticos y aprendí de él, de Arnoldo Martínez Verdugo, Valentín Campa, Gerardo Unzueta, Lucio Cabañas y de Genaro Vásquez Rojas, que los problemas del pueblo sólo los resuelve el pueblo. En estos frentes y con estos personajes, fue creciendo en mi persona una consistente mística revolucionaria que desembocó en las filas del Partido Comunista Mexicano

En esta larga travesía, siempre aspiré a vivir en un país con justicia, igualdad y democracia. Como miles de mujeres y hombres, fui víctima de la persecución política, los encarcelamientos y las torturas por parte de los represores del sistema. Desde entonces, muchos compañeros y camaradas, soñamos con la esperanza de ver a los excluidos de todo, ser la fuerza que lograra, en algún momento, la transformación económica y social del país. En mi vida política y como comunista, luché y estuve dispuesto a dar mi vida para acabar con la explotación del hombre por el hombre. Pensé, como muchos, que un día “se le daría a cada quien según su trabajo y a cada cual según sus necesidades”

Con esta idea de las cosas murieron muchos camaradas. No pudieron, no pudimos, lograr este objetivo. Tal vez, no era el momento para lograrlo o no tuvimos ni la visión ni la fuerza para alcanzar tamaño desafío. Pero la memoria y la lucha de aquellos que defendieron sus ideales hasta la muerte, no han sido olvidados. Sus banderas no fueron arriadas ni su ejemplo cayó en el profundo vació en el que los enemigos del pueblo los quisieron sepultar. Hoy, millones de mexicanos, les rendimos homenaje y les hacemos saber a donde quiera que estén, que, de su lucha, mucho hemos logrado. El pueblo, por el cual dieron su vida, ya despertó. Por montañas, valles y ciudades se mueven miles de mujeres, jóvenes y viejos luchando por la democracia, la justicia y la libertad

Treinta y dos millones de electores en el 2018, pusimos en marcha un proyecto de transformación que mucho ha recogido de las demandas por las que murieron revolucionarios y comunistas. Los que nos persiguieron, encarcelaron y asesinaron hoy han sido desplazados del gobierno, de los privilegios y de las tranzas con los que vivieron cerca de cien años. El grito de libertad y de justicia está en manos de los que ayer fueron humillados, olvidados y explotados. Por primera vez el espíritu del 39 constitucional está en la mente, en la lucha y en las decisiones de la mayoría del pueblo mexicano

Pero ojo, pueblo rebelde. Los que hemos abrazado el proyecto de la 4t, no estamos debidamente organizados para hacer profundas y duraderas nuestras demandas. El oportunismo dentro de nuestras filas muestra un rostro truculento, voraz y traicionero. Los Ebrardistas se organizan para boicotear la aprobación del paquete presupuestal para el 2024 y están haciendo todo para llevar a su jefe como candidato presidencial al MC. Exigen prebendas al viejo estilo del prianismo y están chantajeando a los dirigentes del gobierno, de los partidos coaligados y del movimiento que apoya la transformación

El reto que tenemos los que vemos avances a favor de la gente, no tiene que ver mucho con la confianza de los millones de electores que protestamos guardar y hacer guardar los triunfos alcanzados. Los dirigentes de Morena, PT y Verde han logrado la construcción de un enorme movimiento electoral, y está bien. Hay que seguirlo fortaleciendo y cultivando. Pero no han sabido construir, cada quien, por su lado, un partido organizado, vivo y actuante, que inspire, organice, politice a sus militancias y a los simpatizantes. Este movimiento que manifiesta su apoyo al proyecto, le falta organización y consistencia. El ejemplo se manifiesta en Morena. No hay organización, no hay debate. Marcelo Ebrard y sus seguidores ya traicionaron a AMLO y a la 4t. Con ellos o sin ellos el triunfo de la Coalición Juntos Hacemos Historia será arrollador. Claudia presidente y los dos tercios en el Congreso federal serán ganados por el pueblo. Pero éste, tiene que impedir que los dirigentes vuelvan a imponer a personas oportunistas, ambiciosas y sin convicción. Se necesita un cambio radical en las filas de los partidos y en el movimiento. Este es el principal problema y el siguiente desafío que todos tenemos

   

 

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