martes, 7 de noviembre de 2023

La carta que muchos ya no leerán

Por JESÚS SOSA CASTRO

Ahora que está terminando el año 2023, pensé en escribir esta carta. Los destinatarios son mis padres, mis hermanos y mis amigos. Pero el tiempo, camina y camina. La vida y sus circunstancias nos han dejado, a todos, felicidad, aprendizaje, nostalgias y dolor. Muchas cosas nos llegaron y otras simplemente huyeron. En algún momento había decidido esperar. Guardar esta carta en el cajón donde reposan los hechos, los recuerdos y los asombros de la existencia. Buscaba que, en esta, pudiera decirles a todos que por mucho tiempo hice esfuerzos por estar cerca de ellos. Que por períodos largos iban y venían mis palabras sin rumbo y sin respuesta. Parecía que se habían roto los motivos que por años hilvanaron, por razones diversas, el calor de nuestras relaciones personales. Pensé que esos lazos se habían trastocado, que se habían descompuesto de manera temporal

Durante muchos años pesaron en mi la angustia y la confusión. No me explicaba los fríos comportamientos de mi gente cercana. Su lejanía hacía   que algo indescriptible, parecido al frío invernal, se adhiriera más y más a mi piel.  Llegué a creer que esta pausa inexplicable representaba algo parecido a lo que leí hace años en la Isla de los hombres solos. Sentí que todo tenía que ver con la soledad, con la tierra y con el olvido. Me sentía como triste, sin calor, sin la fuerza que dan la familia, los amigos y el amor para enfrentar los retos del alma. Me faltaba el vigor que solo cuaja cuando el insomnio y la amargura no son quienes determinan ni marcan la ruta.

 Traté de explicármelo todo. Supe que estaban por allí los abrojos que sembré, los pasos y las obras que, en mis andares, marcaron mi vida, y que, a fuerza de ir y venir, nutrieron mi carácter y mi comportamiento social. Sin embargo, siempre pensé que estos acompañamientos, cuando se renuevan, paren proyectos comunes, surgen relaciones culturales y, sobre todo, emergen presencias sociales ligadas sólidamente a la ética, a la política y a la honestidad. Si esto es como lo aprecio, hoy la tarea de todos debiera consistir en impedir que estas relaciones se nos mueran por descuido o por desamor.

Estoy convencido que la armonía, la unidad familiar y las amistades harán que nos sobren motivos para vivir con decoro, para transformar las canciones y las palabras en hechos. Lo mejor de la vida siempre está por llegar. Y como todos nos parecemos un poco al pirata de Menéndez Flores, y como además sale gratis soñar, pongamos en juego lo imaginario, llenemos el equipaje con los mejores cachivaches, con los más hermosos recuerdos y partamos de viaje al encuentro de nuevas aventuras. Hay que salir a buscar las razones que enmarañan temporalmente nuestras vidas y que conviene recomponer con la pasión digna de nosotros. Metámonos todos en el traje y en la piel de aquellos hombres que mucho nos enseñaron y que, por razones no fácilmente explicables, nosotros nunca seremos como ellos. ¡Hay que intentar seguir viendo hacia el futuro!

El tiempo que viene será nuestro. Seguiremos bajo el cobijo de esta nación que muchos, muchos, estamos construyendo. Nuestras raíces y nuestras ramas crecieron y se hicieron fuertes al lado de quienes nos enseñaron a ser alguien, pero especialmente crecimos al lado de todos los que estaban y luchaban al lado de la justicia, las libertades y la democracia. Juntos y unidos siempre tendremos proyectos por abrazar, aún en las peores circunstancias. A los presentes y a los ausentes les expreso las seguridades de nuestros mutuos recuerdos, de nuestro cariño y de nuestro afecto. Los que aún quedamos, seguiremos nuestras aventuras futuras. Siempre cargaremos con nuestra estima personal y nuestro propio respeto. A todos con quienes compartí sueños y proyectos, les reitero que mis hechos, me han permitido caminar con orgullo y dignidad por el mundo, ese mundo que compartimos todos y que hoy se retuerce porque aún no encuentra la manera de darle felicidad a toda nuestra gente. Como un viejo soñador, espero que los futuros encuentros sean permanentes, y que, por encima de todo, siempre reflejen la búsqueda de los momentos agradables y felices que todos nos merecemos. ¡Ojalá así sea!  Felicidades para todos.

Ciudad de México, a 7 de noviembre del 2023 

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