El
concepto de transformación en la voz de Espartaco
Por JESÚS SOSA CASTRO
Han pasado cinco años y medio
del gobierno del presidente López Obrador y yo, como siempre, insisto en que no
habrá transformación si no hay revolución. No me refiero a la guerra, a la
lucha armada, a la violencia, ¡No! Me refiero a ese sentimiento que Craxio, el esclavo
galo condenado a remar de por vida, le susurraba a Espartaco: Yo una vez fui
libre, le decía. Espartaco que no había conocido otra amistad que el chasquido
del cuero en las costillas, preguntó: ¿Libre tú? Craxio le habló de ser ellos,
los esclavos “los dueños del látigo y la lanza, los vencedores sobre las
legiones romanas, los que organizaron su propia vida comunitaria, los que finalmente
rompieron todas las fustas y todas las lanzas y todas las espadas”
Entonces Espartaco salió del
letargo y la picadura del látigo le supo diferente. Elaboró su pensamiento y lo
convirtió en conciencia, y la conciencia movilizó su voluntad para poner fin a
las causas de su dolor. Reunió a los demás gladiadores en un momento de
descanso y les dijo: Mirad a vuestro alrededor y decidme una sola cosa que no hayáis
creado vosotros. Volved a mirar otra vez a vuestro alrededor y decidme una sola
cosa que no sea vuestra. Entonces, Howard Fast le hace decir a Espartaco
recordando al Manifiesto Comunista: “En la lucha no tenemos nada más que perder
que nuestras cadenas. Entonces es cuando la voluntad se convierte en poder, en
conciencia y en emancipación” Derrotado, Espartaco triunfó” (*)
Hoy estoy intentando entender
el porqué de cambiar a profundidad las estructuras del sistema al través de la
revolución de las conciencias. Estoy hablando de ese momento en que el
proletariado y las clases sociales cercanas a él, sienten por sí mismas que ha
llegado el momento de enfrentar su fuerza, su organización y su lucha en contra
de la oligarquía. El pueblo ha comprendido que la pobreza, el desempleo, la
inseguridad social no llevan a la transformación del país, Es la organización,
la unidad y la lucha del pueblo y de los partidos que lo representan los que generan
sus propios mecanismos para enfrentar con su fuerza a la clase social
explotadora. Sólo esto hace que importantes sectores del pueblo remonten el
largo invierno por el que muchos estamos pasando
El pueblo vive una participación
horizontal y democrática, que dan sustento a un gran compromiso. A una gran responsabilidad
que no se resuelve con discursos. Hay que derrotar la cultura del agandalle, de
la corrupción y el arribismo. La cuarta transformación, ahora encabezada por
Claudia Sheinbaum, futura presidente de México, se ha convertido en la bandera que
está catapultando nuestro proyecto. En tanto, la derecha está cayendo de manera
estrepitosa porque su incapacidad política, ideológica y su falta de proyecto
se mueve en las vaguedades y en los pronunciamientos hueros y trillados
Todo esto no podrá cuajar si el
pueblo y la dirección de los partidos de la Coalición Seguimos Haciendo Historia,
no dan los pasos necesarios para llamar a una gran convergencia popular. Porque
hoy, cualquier esfuerzo por agrupar a los inconformes con lo que queda del
viejo sistema, no puede partir de lo que son y significan los partidos
políticos que se han asimilado a las políticas públicas de la gran burguesía. En
estos tiempos es la UNIDAD, LA ORGANIZACIÓN Y LA LUCHA de la mayoría de la
gente, las que pueden convertirse en la bisagra que cierre las luchas dispersas
y las acerque a un nuevo y profundo proyecto de nación
Sin todos estos esfuerzos y
sin democracia interna no se sembrará el entusiasmo y la cohesión popular que
nos lleve al triunfo el 2 de junio del 2024. La lucha de Craxio y de Espartaco,
son el ejemplo que debemos seguir
(*)
Curso urgente de política para gente decente, Juan Carlos Monedero, editorial
Paidós, Páginas 36-39
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