¿De
qué adversarios estamos hablando?
Por
JESÚS SOSA CASTRO
En la lucha política que se libra en el país, las
cosas no acaban de acomodarse. Hay personas y grupos que no saben quién es el
adversario contra el que hay que enfocar las baterías. Tal vez a esto se deba que
no resulte fácil dar respuesta a preguntas que mucha gente se hace: Por ejemplo:
¿Quiénes son los responsables de la situación política que intenta por todos
los medios, envenenar el proceso electoral, desestabilizar el país y
descarrilar el proyecto de la cuarta transformación? ¿Solo son las fuerzas que
se agrupan en el PRIANRD las que esto intentan o de la mano caminan el clero, la
derecha internacional, los políticos y los empresarios corruptos? ¿Por qué los
medios de comunicación han querido llenar de lodo al presidente López Obrador y
a la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo? ¿Quién ha hegemonizado la cultura política y
pervertido su ejercicio, más allá de las libertades, la ética y la democracia?
Durante casi cien años, el PRI y el PAN han sido el
instrumento de gobierno, que ha puesto su sello en la vida de México. El prianismo,
por tanto, no ha sido simplemente una estructura estatal, ha sido, sobre todo,
un instrumento de poder que estableció una red de relaciones políticas, de
corrupción, y un ejercicio de complicidades mutuas con la oligarquía, hoy
desplazada del gobierno. Esto explica la pérdida de su poder hegemónico en el
2018 y a partir de entonces, el apoyo mayoritario de los sectores populares. Lo
que queda de ese poder, es la herramienta que aún le sirve al gran capital y a
sus directivos para intentar seguirle expropiando al pueblo sus intereses y sus
derechos
Por mucho tiempo, el priismo hizo de la organización de
las masas, un sujeto subordinado a los intereses del Estado y a las necesidades
y políticas del gobierno. Un hecho que explica por qué las centrales obreras,
las capas medias y los campesinos no les fue fácil confrontarse con la
burguesía emergente y dar los pasos necesarios para fortalecer las opciones de
un proyecto político como lo hubiéramos querido los de la izquierda revolucionaria.
La sumisión de los líderes charros a los intereses del poder y la consiguiente
castración de las luchas de los trabajadores, son la expresión histórica de las
dificultades que ha tenido la izquierda revolucionaria para que estos sectores
se organizaran para luchar en defensa de sus derechos
Fue a partir del 2018 que estas fuerzas populares
dieron el paso para poner por delante la bandera de todas sus reivindicaciones.
Desde entonces, el PRIANISMO y sus seguidores, han dejado de ser el núcleo
creativo, discursivo y afectivo de la mayoría de la gente. “En su intimidad
profunda y en su memoria colectiva, el pueblo guarda ya, los sentires, saberes
y conocimientos aprendidos y vividos respecto de la opresión y explotación de
la que había sido víctima” (*) Por eso ha creado un partido y un movimiento
social en los que ha depositado su esperanza para recuperar su dignidad y sus
derechos
Nosotros la mayoría de los mexicanos, no tenemos
ningún pacto o contrato que respetar con los multimillonarios, entreguistas y
traidores a la Nación. La soberanía popular y su patrimonio privatizado volverán
a ser rescatados totalmente, una vez que derrotemos definitivamente al PRIANRD y
la mayoría del pueblo siga gobernando. ¡De eso nos encargaremos más de 35
millones de electores que el 2 de junio llevaremos a la presidencia de la
Republica a la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo y a la mayoría calificada de
Diputados y Senadores en todas las entidades del país! Si esto es visto así,
entonces, ¡Dispongámonos al logro de ese futuro!
(*) Sobre el priismo. Ensayo escrito por Armando
Martínez Verdugo
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