lunes, 10 de febrero de 2025

 

Hice de mi libertad una montaña de sueños

Por JESÚS SOSA CASTRO

 En estos largos años de vida lo único que he acumulado han sido arrugas, experiencia y una cantidad infinita de aprendizajes culturales. Todo me han dejado, menos dinero y encargos políticos. Estos han sido para los machuchones y para los hueseros de tradición. En este generoso ciclo aprendí varios oficios. Muchos me marcaron y otros aún retozan alrededor de mi piel. De muy joven roturé la tierra, sembré y coseché los productos del campo. Estudié cuatro años en una escuela rural, fui monaguillo en la iglesia de mi pueblo y después, estudiante mojado en mi propio país. Ya en el vientre de este monstruo, me hice hombre en la mejor acepción de la palabra. Nací a la vida política y cultural, siempre ligado a un número indeterminado de luchadores por la libertad y la justicia

Junto con amigos y camaradas participamos en las luchas estudiantiles, magisteriales, ferrocarrileras y en el movimiento popular. Al lado del veterano comunista Blas Manrique en Tijuana en 1971, luchamos contra los gusanos de Cuba, defendiendo la revolución. Participamos con el Gral. Lázaro Cárdenas del Río en la construcción del Movimiento de Liberación Nacional. Fue en estos tiempos cuando empecé a escribir, a confrontar mis ideas, a organizar y participar en las luchas obreras. En 1976 y 1982, Valentín Campa y Arnoldo Martínez Verdugo, candidatos del pueblo a la presidencia de la república cimbraron las calles y el zócalo de la ciudad capital por el paso de miles y miles de personas

Muchos de aquellos líderes murieron ya, otros defeccionaron de la lucha revolucionaria. Los que quedamos seguimos hablándole al pueblo de lo que fueron nuestras luchas. Otros más, van por ciudades y campos entrando en contacto con los pueblos y hablando con el México profundo para recoger de él la sabia que nutre la lucha por la transformación social. Por lo que a mi toca, mis sueños siguen siendo ver a México profundizando la 4ª transformación. Lo que ya vi, es parte de mi esfuerzo y el de aquellos que murieron sin poder hacer suyo lo mucho que hemos avanzado. Quiero ver a millones de Jóvenes organizándose para fortalecer la democracia, la justicia y la libertad  

Si esto lo alcanzo a ver, mejor. Pero esta montaña de sueños de la que estuvo hecha mi vida, no se derrumbará porque sé que la revolución ya está caminando. La historia viene empujando y registrará las batallas por venir y, en ellas, estará el rebelde e irredento pueblo de México. Este pueblo que ya hoy es ejemplo dentro y fuera del país. Por lo que veo, estoy seguro de que ese día llegará y, entonces, habremos alcanzado para siempre un país libre, justo y soberano. Mi historia personal, sólo habrá sido una montaña de sueños, pero para nuestra gente será una enorme cordillera cultivada con sus ideales y su corazón. Por ella, pasearán los jóvenes, los niños y los ancianos mirando el nuevo amanecer. Los cuarteles serán bibliotecas y los cuerpos de seguridad llevarán libros en lugar de fusiles. El futuro será de la mayoría del pueblo, de ese que no le tembló la mano para hacer los cambios que han hecho posible la justicia, la democracia y la libertad

 

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