lunes, 29 de julio de 2024

 

Un viaje de terror (3) último

Por JESÚS SOSA CASTRO

Casi al terminar el curso mis maestros me pidieron que hiciera una Tesis. Hoy está en la biblioteca de la escuela con el nombre de “Las clases sociales en México” Días después nos llevaron a un viaje por Siberia, conocimos muchas fábricas, hablamos con los obreros, padecimos los piquetes de zancudos que parecían avionetas, y al final, terminamos hartos de Vodka en el hermoso Lago Baikal. El regreso a Moscú significaba la preparación de nuestro retorno al país de origen. El 1º en salir fue un hondureño que por miedo se vistió de cácher de beisbol y al bajar del avión fue aprehendido por la policía. En todos había el temor de que la CIA nos atrapara en algún lugar de Europa o en nuestro propio país

Dejé de llamarme “Martín Pruneda” y volví a mi nombre y a mis documentos oficiales. Durante mi regreso a México, excepto el miedo de que me pasara lo del compañero de Honduras, no tuve mayores problemas. Me reporté con mis compañeros del Comité Central que no estaban presos o en la clandestinidad. Las reuniones las hacíamos caminando de dos en dos por las calles de la ciudad. Allí me indicaron que a partir de esa fecha mi trabajo ya no era el magisterio sino la construcción del partido en la zona obreúltimora de Tlalnepantla y el valle de Ecatepec y Texcoco

Fue en ese trabajo que me di cuenta de la verdadera realidad. Recordé lo que había dicho el escritor uruguayo Mario Benedetti. “cuando apenas empezaba a poner a prueba mis respuestas, la realidad nacional ya me había cambiado las preguntas” Lo que había aprendido en la escuela de cuadros, no empataba con lo que pasaba en el movimiento obrero y popular de México. La represión del 68 y del 71 estaba desbordando en los hechos muchas de las teorías que se nos habían enseñado en la escuela. La realidad nos fue poniendo en claro que no todo se aprende en los libros. La mejor escuela para transformar la situación económica y social de los trabajadores está en un aprendizaje al lado de la gente. Organizando, estudiando, debatiendo y luchando para que, si las masas irredentas quieren ganar su futuro, el relato de los revolucionarios debe evitar seguir viviendo de las mentiras que nos vomitan diariamente los dueños del poder y del capital

Desde entonces la lucha de los comunistas mexicanos cambió. Nos hicimos parte importante de un movimiento de masas que se volcaba a los espacios públicos, a las calles, para hablar y organizar a la gente. Hicimos del debate y la organización nuestras armas de combate. Entendimos que la izquierda comunista debe ser coherente con sus ideales y con sus principios. Nos dimos cuenta de que nuestra mística, nuestras risas y nuestras alegrías solo podían ser revolucionarias si los pueblos con conciencia de clase se llenan de esperanza. Mi lucha y los dos secuestros que sufrí por parte de la DFS de México me hicieron ver el significado que tienen la teoría y la práctica. Por eso y hasta ahora, como escribiera mi camarada Rogelio Mendoza. “No soy un hombre que se haya rajao”

 

viernes, 26 de julio de 2024

Un viaje de terror (2)

Por JESÚS SOSA CASTRO

Una vez que empezó el curso en la Escuela de cuadros, me fui dando cuenta que de México habíamos más de una decena de camaradas que habían llegado en distintos momentos y por distintas rutas. Era lo mismo con compañeros de otros países. Todos, formamos una hermandad que luchaba contra el hartazgo de la represión, la tortura y el asesinato por los gobiernos de las oligarquías de nuestros respectivos países. La idea era prepararnos para servir a las causas que tenían que ver con la libertad, la democracia y la justicia. Nuestro objetivo era elaborar las respuestas para contestar las preguntas que nos hacía el movimiento obrero. Queríamos aprender lo necesario, no para discutir con las élites, con quienes nos explotaban, sino con el pueblo trabajador

 Hay que decir que no huíamos de nuestras responsabilidades asumidas con lealtad y patriotismo por el bien del país. La represión y los asesinatos que en esos tiempos se cometían de manera impune por los gorilas de nuestras naciones, nos obligaban a buscar las formas de garantizar que el movimiento obrero y de masas en el que participábamos, tuvieran la garantía de que en cualquier circunstancia siempre habría los cuadros necesarios para darle continuidad a la lucha revolucionaria

No estábamos estudiando en ese país para ganar dinero. Queríamos cambiar el mundo. El sistema neoliberal empezaba en 1973 a poner en el centro el individualismo y las ganancias. Queríamos que el sueño de Cracio, el esclavo romano, amigo y compañero de Espartaco, se hiciera realidad. Tener el poder, no solo el gobierno. Cuando ambos se dan cuenta que al principio vivieron la libertad, en nosotros creció la aspiración para que no fueran las cúpulas, sino el pueblo, el que pudiera ser el constructor de su propio destino

A partir de estas esperanzas hicimos de los libros y del aprendizaje la meta a conquistar. Nos empezamos a dar cuenta que el discurso de la oligarquía estaba lleno de mentiras y que, si queríamos cumplir con el encargo que nos había dado el partido, teníamos que elaborar una ruta y una estrategia para que las élites no fueran las que nos impusieran la cultura neoliberal. Esa donde el individuo, es más importante que la colectividad

Las materias de estudio y los debates con nuestros maestros comunistas nos ayudaron a desentrañar nuestro confuso pensamiento. Descubrimos por qué los capitalistas no sólo explotan y trastocan los sentimientos y la vida de los trabajadores. Son la expresión del culto al dinero, y el pueblo, el ente que los enriquece. Fue a partir de estos puntos que entendimos que el poder y el gobierno no se obtienen por los parlamentos o las cúpulas políticas y económicas. Se obtiene con el pueblo, recorriendo calle por calle, casa por casa, hablando y trabajando con la gente. Había que organizarlo y hacerle ver que es luchando como se logran las transformaciones. Estas cosas fueron la parte sustancial de esa pasión por el estudio. Y hoy, esa es la fuerza moral y espiritual que me sigue acompañando

  

martes, 23 de julio de 2024

Un viaje de terror (1)

Por JESÚS SOSA CASTRO

Poco después de la represión del 68, a resultas de la guerra fría en el mundo y la persecución permanente contra los opositores en México, el Comité Central del Partido Comunista Mexicano me sacó temporalmente del país. Los riesgos de caer preso o asesinado por andar metido en el movimiento de masas, particularmente en el Magisterio nacional, llevaron al CC a mandarme a estudiar dos años a la URSS. Era costumbre que, al regreso, el que había ido a estudiar, se convertía en un profesional en la lucha y defensa del movimiento obrero. Nunca me había subido a un avión, no hablo otro idioma más que el español, mis raíces provincianas y la falta de experiencia para viajar a otras partes del mundo, me introdujeron, desde el principio, una especie de miedo escalofriante

La ruta del vuelo era México, Madrid, Berlín, Moscú. Las indicaciones recibidas por la dirección del PCM fueron las de actuar con mucha discreción, pues los servicios de inteligencia de los Estados Unidos estaban presentes en todos los aeropuertos para cazar a los comunistas. Todo iba bien hasta Madrid. La escala Madrid Berlín sufrió cambios debido al mal tiempo. Lo que obligó a los pilotos a aterrizar en la parte occidental de Alemania. Allí nos hicieron bajar del avión y pasar por un registro policíaco en el que sufrí el mayor estado de terror. Me preguntaban cosas que evidenciaban represión

Después del interrogatorio, los policías me condujeron a la línea divisoria de lo que en ese entonces se llamaba el muro de Berlín. Con mi maleta a cuestas y sin un rumbo fijo, caminé hacia un puesto de policías en la parte Oriental. La presencia de un extranjero provocó desconfianza y dudas sobre lo extraño que estaba pasando. Se hicieron consultas telefónicas y al final de unas horas, llegó una persona que hablaba el español. Me preguntaron mi nombre, porqué estaba allí, a donde me dirigía y las causas por las que había aterrizado en la parte occidental de Alemania con los riesgos que eso implicaba

Soy comunista mexicano, les dije. Voy a estudiar a la escuela de cuadros del PCUS. Por problemas de tránsito aéreo el avión aterrizó en otro lugar. Enterados de mi situación me llevaron a un hotel. Me trataron bien. Al día siguiente me llevaron al aeropuerto y en un avión de Aeroflot me embarcaron rumbo a Moscú. Ya en ese país, el trato fue entre camaradas. Me llevaron a una casa de campo para hacerme un chequeo médico. Días después me operaron de las amígdalas. En el bosque frío y con la nieve deslumbrante mi recuperación la disfruté con los mejores helados que jamás había tomado en mi vida

Ya recuperado llegué a la escuela. Me entregaron mis documentos para moverme en el país. Las clases nos las daban en español. El idioma ruso fue un problema para mí. Los primeros días los alimentos los pedía al través de señas. A los pocos meses ya me daba a entender y me movía solito por la ciudad y por los lagos y ríos que dan vida a Moscú   

viernes, 19 de julio de 2024

 

De monaguillo a comunista

Por JESÚS SOSA CASTRO

En el sur de la mixteca poblana, mi tierra, hubo y hay dos instituciones respetables para los pobladores. La escuela rural Fray Bernardino García y la iglesia de la sagrada familia. En la 1ª aprendí a leer y a escribir. Mi maestro Moisés Flores Guevara fue un sabio. En la segunda institución, me enseñaron a rezar, a no pensar, solo a obedecer. A buscar en los mandamientos del “Señor” una felicidad celestial, justo en el lugar donde los sueños de los mundanos podían ir a la gloria o al infierno según sus comportamientos o sus hechos

De esta etapa de mi vida lo que más recuerdo fue la enorme sabiduría de mi maestro rural. Mi aprendizaje siempre se alimentó de su pensamiento libertario. A los niños campesinos nos trató con amor y respeto. Nos habló de la escuela socialista, del papel heroico que jugaban los maestros rurales, de la histeria y la barbarie que habitaba en el corazón de los caciques y conservadores. Mi padre que le daba seguimiento a mis conocimientos se dio cuenta que ya no aprendía nada nuevo y me sacó de la escuela para ponerme a trabajar como su peón en la labranza de la tierra. Fue un tío que era maestro quien me sacó del campo para llevarme a terminar la primaria a 80 km al sur de la mixteca poblana

Como era de esperarse, llegué a uno de los reductos cristeros del Estado de Puebla. En mis tiempos libres estando en 5º y 6º años, el cura me volvió un fanático de las cuestiones religiosas. Todos los viernes eran días de doctrina, al grado de que esa enajenación me llevó al lado de mis padres campesinos a decirles que, como castigo a sus faltas de fe, el sol no saldría un día X como castigo a los descreídos de Dios. Por fortuna me vine a la CDMX a hacer la secundaria. Y aquí, mi fe se fue alejando y mis creencias se centraron en los libros, en las lecturas y en las evidencias de que esas doctrinas que predicaba la justicia divina eran solo palabras para alimentar la ignorancia y someternos a los dictados de quienes de mala manera generaban las injusticias en la tierra

Ya siendo maestro me fui a trabajar a Tijuana. Allí fueron mi ejemplo los cubanos defendiendo su revolución, las prédicas del comunista Blas Manrique, la continuación de las lecturas y la actitud valiente del Gral. Lázaro Cárdenas del Río los que influyeron en mí para hacerme un luchador libertario. Casi un año después regresé a la ciudad de México y aquí me encontré con un movimiento social encabezado por Othón Salazar, Demetrio Vallejo, Valentín Campa, Arnoldo Martínez Verdugo, Ramón Danzós Palomino, Gerardo Unzueta Lorenzana y otros, quienes acabaron por quitarme mis creencias ultramundanas y ver en su trabajo y sus liderazgos, los íconos que me convirtieron en otro comunista. Al pasar de los años mis ideales y mis ideas se han fortalecido. He sido actor y participante de las luchas y de los logros que muchos camaradas ya no tuvieron la oportunidad de ver. A ellos y a los sin nombre, les dedico estas líneas. Porque todos defendimos y seguimos defendiendo las banderas que ayer y hoy nos han hecho vivir y morir con honor

  

lunes, 15 de julio de 2024

 

Ando en busca de El Carrizo

Por JESÚS SOSA CASTRO

Un lunes de octubre de 1971 me dirigía a mi trabajo que ejercía como maestro de enseñanza primaria en lo que en ese entonces era la Dirección No. 2. Por la calle de Misterios, a la altura del Colegio Mier y Pesado en la Col. Tepeyac Insurgentes, dos vehículos policíacos me impidieron el avance poniéndose uno adelante y otro atrás del mío. De ambos bajaron 4 tipos y se subieron a mi auto. Con amenazas y presiones de diverso tipo, me dijeron: ¡Por fin te hemos encontrado! La vas a pasar negra si no nos dices donde tienen secuestrado a Julio Hirschfel Almada Yo ni lo conocía. En esos momentos empezaron las patadas y las agresiones verbales

Me llevaron a un hangar ubicado en la parte sur del aeropuerto de la CDMX donde les dan mantenimiento a los aviones. Allí empezaron las torturas. Dos noches después me llevaron a los sótanos de Tlascoaque. En ese tétrico lugar las torturas fueron diarias durante dos meses. Inmersión en el “pocito” que estaba en la Basílica, en pilas donde beben agua los caballos de la montada, simulacros de fusilamiento y golpes físicos y psicológicos. Hecho una piltrafa, me tiraban en una celda de 4x4 metros, sin sanitarios, sólo un hoyo en el centro, un lavaba manos que siempre estaba goteando

La primera noche que llegué en esas condiciones a esa celda, el humanismo y la solidaridad de un jovencito apodado El Carrizo, juntó los pedazos del periódico Alarma y me los tendió en el piso frío para que allí me acostara. A partir de esos momentos nació entre nosotros una gran amistad. Por las mañanas lo sacaban los torturadores y se lo llevaban con rumbo desconocido. Con los días me platicó que se dedicaba al robo de casas habitación de los ricachones como Luis Echeverría Álvarez y, desde entonces, en su calidad de “zorrero” le asignaron una cuota diaria para sus carceleros

Un preso político y un preso común hicieron una gran amistad. Su actitud hacia mí no tuvo parangón. Me cuidaba y me apreciaba por lo que políticamente representaba para él. Nos unió para siempre algo que no es fácil describir. De entonces a la fecha sólo una vez nos hemos reunido en libertad. Desayunamos juntos y recordamos llorando lo que pasamos juntos en esas mazmorras. En esa ocasión le propuse escribir algo sobre nuestras memorias en la oscuridad de la mazmorra. Se vino la pandemia y perdimos contacto. Hoy ando en su busca, quiero terminar de escribir el testimonio que en la cárcel atravesó nuestras vidas. Quiero hacerle saber que la amistad y el respeto que nos debemos, son algo más que el encarcelamiento y tan importante como estar en libertad. Sólo le reitero a donde quiera que esté, que cumplí lo que me pidió cuando después de tres meses salí de Tlascoaque. Prenderle una veladora al santo de los zorreros ubicado en la Basílica de Guadalupe. ¡Lo cumplí! Antes de que termine mi ciclo, quiero que lea lo que he escrito sobre nuestro encarcelamiento, sobre el nacimiento de nuestra amistad y sobre la invaluable amistad que forjamos desde la cárcel

 

martes, 9 de julio de 2024

Los encantos culturales de mi padre

Por JESÚS SOSA CASTRO

Mi viejo siempre fue un hombre duro, intransigente, honesto. En sus manos y en su rostro, los callos y sus arrugas expresaban la rudeza de su trabajo, de sus tiempos y de sus hambres. Era un hombre estoico, firme, dispuesto siempre a enfrentarse a cualquier circunstancia, a las dificultades de la vida. Su inteligencia natural dejaba atrás su analfabetismo educativo, apenas sabía leer y escribir. Por las noches, tirados en un petate de palma con sus hijos amontonados, sin más nada que la oscuridad y las estrellas, solía contarnos cosas que nos llenaban de emociones y asombro. Nos hablaba de las cabañuelas, de las estaciones del año, del papel que jugaba la primavera, del comienzo de las siembras y del levantamiento de las cosechas

Tenía una cultura y una gran capacidad para discernir sobre cosas impensables. Parecía que sus enseñanzas nos las quería meter por los ojos, por los oídos. Con el tiempo, yo, el más viejo de los trece hermanos hice de sus palabras, de sus pensamientos, un encadenamiento de recuerdos que fui desentrañando al paso de los años. Algo profundo sembró en mí mi padre, que, a pesar de habernos dejado desde hace mucho tiempo, recurrentemente se mete en mis sentidos por razones y causas que aún desconozco

Hace dos noches tuve el sueño de que llegaba a mi casa con varias familias llenas de hijos. Lo recibimos tal como corresponde a la formación cultural y al apoyo mutuo que él nos enseñó. Pero al paso de los días y las semanas no había explicación alguna del por qué estaban ocupando nuestros espacios un montón de personas que nos eran desconocidas. Fue entonces que me atreví a preguntarle a mi padre cuáles eran las razones o las causas de la presencia de esa multitud que empezaba a generarnos problemas

Me miró como apenado. Acercándose a mí y casi en secreto, habló: “A todas estas personas les debo mucho, los he traído a tu casa para que tú me ayudes a pagar esas deudas” ¡Empecé a sudar, casi me caigo de la cama! Ya llevaban días y no se veía nada que indicara que pronto se irían de la casa. Papá le dije: ¿Cuánto le debes a estas familias? Mucho, me respondió. Me empecé a reír porque mi padre nunca tuvo deudas. No obstante, yo pensé que si se trataba de dinero requería saber cuánto se le adeudaba a cada uno, para irlo deduciendo de la alimentación y el hospedaje que estaban corriendo a mi cargo y, el resto, darlo a mi padre para que él pudiera pagar lo que llamaba sus deudas

En este punto mi excitación se desbordó. Me desperté sudoroso, intranquilo y preocupado. Sin embargo, en segundos me serené. Me senté a la orilla de mi cama, me toqué las rodillas, el cuerpo y era yo, despierto. La pesadilla había pasado. Lo que aún no me explico son los sueños recurrentes con mi padre muerto. ¿Qué es lo que pasa? ¡No lo sé! Ya plenamente despierto me di cuenta de que, solo había sido un terrible sueño

   

lunes, 8 de julio de 2024

 

Los tropezones de los sabios

Por JESÚS SOSA CASTRO

En estos últimos días, Álvaro García Linera, un distinguido teórico y político boliviano, escribió un artículo sobre lo que pasa en su país en el que afirma que "Las peleas internas nos hacen olvidar a los grandes enemigos” Afirma que las diferentes relaciones de fuerzas en América Latina nos han obligado en reiteradas ocasiones, a votar por los líderes y funcionarios menos malos” Este tipo de problemas los estamos enfrentando en Morena debido a que muchas decisiones se las imponen a la militancia y a los electores a pesar  de que existen militantes que luchan con dedicación y convicciones por la 4t. Son marginados por cúpulas que no se legitimaron en el ejercicio del poder

Después del triunfo arrollador del pueblo el 2 de junio, se han desatado en Morena una serie de juicios morales y políticos en contra de varios personajes que fueron metidos por la puerta de atrás violando normas, democracia y transparencia. Estos hechos vienen siendo practicados por los cupuleros del movimiento de regeneración nacional. Los dirigentes han desoído a las bases, abriendo espacio a las rencillas y disputas personales. Estos hechos, el mal manejo de los directivos de Morena, más el grotesco lenguaje de dos que tres personeros de la “sabiduría” política, están conduciendo a debilitar la unidad que debe servir para enfrentar a la ultraderecha que está agotando todos sus recursos para volver al viejo régimen de privilegios que tenía una especie de casta divina

 Si no logramos que las exigencias populares sean tomadas en cuenta atendiendo a su despertar político y a su conciencia revolucionaria, si el partido y el gobierno no responden a los intereses y sentimientos de la mayoría popular, si se intenta disimuladamente volver a las viejas prácticas de la imposición y la antidemocracia, si los dirigentes y funcionarios no entienden esto y siguen dando paso a las ofensas para llamarnos estúpidos, ignorantes y sectarios; entonces estos “líderes”, no están entendiendo nada de lo que marcan los nuevos tiempos de la política

Si las actitudes de quienes están decidiendo las candidaturas y las posiciones en los distintos niveles de gobierno persisten, si no hay correcciones y disculpas, esto puede conducir al desencanto de las bases. No se organizarán, no habrá debate no participarán. Los proyectos de gobierno se limitarán y el pueblo no será el instrumentos que impida que las cosas se sigan decidiendo y legitimando por las cúpulas de la nueva burocracia dorada

Estas actitudes son las que polarizan a la militancia y la apartan de todas las decisiones que nos pueden ayudar a fortalecer nuestra organización, la democracia interna en todos los ámbitos de la vida política y hacer posible que nuestro pueblo sea tomado en cuenta no solo para avalar decisiones sino para convertirlo en el instrumento decisorio para profundizar el segundo piso de la cuarta transformación

 

viernes, 5 de julio de 2024

 

El señor que cayó para arriba

Por JESÚS SOSA CASTRO

El señor Francisco Chíguil Figueroa, aún alcalde de la GAM, cayó para arriba. Nos quiso imponer otro cacicazgo como el de Víctor Hugo Lobo con su esposa y le falló. Sólo que milagrosamente lo hicieron suplente del Senador electo Omar García Harfuch y a partir del 1º de octubre será Senador de la Republica porque el titular se irá como Srio. de Seguridad Pública y Protección Ciudadana con la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo. Fue un alcalde que con los meses se fue haciendo chiquito, inversamente proporcional a los votos que le dimos para que gobernara la GAM. Es verdad que hay hombres mediocres que no se dan cuenta que lo son, hasta que sus obras se empiezan a caer o sus dichos comienzan a causar molestia social. Este es el caso de Chíguil

El Ing. tomó posesión el 1º de octubre del 2021. Muchos vecinos de a GAM acudimos presurosos a verlo en sus oficinas para plantearle los problemas urgentes que teníamos en nuestras colonias. Se nos ofrecieron soluciones prontas y expeditas. Pero a la vuelta de casi tres años, los hoyos, las bandas de los “franeleros” en los alrededores de la Basílica, las dobles filas de autos en las calles donde están las escuelas particulares, la apropiación privada de los espacios públicos por particulares y bandas de vivales, la inseguridad, el abandono de los parques y jardines y los negocios de extorsionadores contra los transportadores de peregrinos; son parte de las palabras y compromisos incumplidos de este señor. Hoy cacha bolas con la “izquierda” mientras con la derecha busca los favores y prebendas de los chipocludos

Para acabarla de joder, Chíguil ha permitido que cualquier vecino, sin el amparo de la ley, se dé el lujo de cerrar las calles aduciendo razones de seguridad, pone barras para que nadie se estacione momentáneamente en las calles. Los franeleros o los viene viene, cobran por adelantado hasta cincuenta pesos por dejarte estacionar en un espacio público que ellos han hecho suyo. Si no pagas por adelantado, corres el riesgo de que te rayen tu auto, te roben los accesorios o te ponchen las llantas. Se ha desarrollado una cultura gandaya con la participación o el contubernio de la alcaldía. Nadie puede caminar seguro por las calles porque bandas de jóvenes te despojan de lo que llevas y si te resistes, te matan

¿Qué hacer con las peseras, con la contaminación, y con los vendedores ambulantes? ¿Y de la corrupción y del autoritarismo que restringe la ocupación de los espacios públicos? ¿Y qué hay del aumento de la criminalidad? ¡Los policías se han convertido en los extorsionadores con uniforme! Es un despropósito que este señor se vaya de senador dejándonos una alcaldía llena de hoyos, con una corrupción en los servicios públicos que dan pena ajena. La GAM y sus habitantes no nos merecemos la mediocridad que se sigue premiando

 

lunes, 1 de julio de 2024

 

Los rebeldes y los revolucionarios

Por JESÚS SOSA CASTRO

Al leer el libro HOMBRES EN PRISIÓN del escritor ruso-polaco VICTOR SERGE, vino a mi memoria el encuentro que tuvimos Gilberto Rincón Gallardo, Ramón Danzós Palomino y yo con un hombre que su andar, lastimaba nuestra condición de seres humanos. El encuentro se daba en una sinagoga de lo que hace años era la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Un día x de hace muchos años, mirábamos, absortos, la belleza arquitectónica del templo, el cual expresaba, un misticismo por demás impactante. De pronto, observamos que un hombre caminaba en cuclillas, asido dificultosamente de la pared de la iglesia, como si tuviera miedo a los espacios vacíos

Solicitamos a la traductora que nos pusiera en contacto con él. Al ser abordado, nos enteramos de que se trataba de un comunista griego, preso político de los fascistas de su país, recluido en un agujero durante veinte años. Su condición personal no era normal, parecía provenir de torturas y manías animalescas de sus carceleros. Al hablar con él nos dimos cuenta de que lo único que no le pudieron deformar, fueron sus ideales y su capacidad mental. Pues su cerebro dio contenido a cuatro libros en los que daba cuenta de su vida y de su historia

En ellos hablaba de sus acciones, de sus anhelos libertarios, de la justicia, de la democracia, y de su rebeldía contra el fascismo. En la cárcel entendió que su apresamiento se debía a que no era solamente REBELDE, sino REVOLUCIONARIO. ¡Quería cambiar las injusticias sociales en su país! En MX hubo y hay rebeldes y revolucionarios como Hidalgo, como Morelos, Zapata, Villa y otros. Hoy hay muchos “rebeldes” que están en las filas de la derecha y también en las de la izquierda. Unos se rebelan por las injusticias, otros lo hacen contra un proyecto que los echó del poder y les quitó privilegios. Unos defienden al sistema depredador y otros, porque andan en busca de hueso

En el libro HOMBRES EN PRISIÓN, Víctor Serge dice que en los seres humanos coexisten enormes contradicciones. Quienes las remontan “son los que están armados de una libertad interior y de un amor a la vida fuera de lo común. Son los que dejan de padecer y de registrar los rigores del cautiverio físico y mental, sin sucumbir a los embates de la locura, la represión y la tortura de sus enemigos” (*) En su texto hace palpitar una abigarrada multitud de emociones y vivencias de miles de seres anónimos cuya historia siempre estuvo destinada al silencio y al olvido. Cuando dice que “pensó que todos éramos revolucionarios y solo resultamos rebeldes” en esencia está hablando de los ideales y sentimientos de los primeros y que hoy, junto a él y al nosotros, encabezamos la lucha por la transformación revolucionaria del pueblo

En el México actual, dentro y fuera de partidos y grupos de poder, anidan la dualidad política e ideológica de la que habla Víctor Serge. Hay quienes se rebelan en contra de la democracia, la justicia y la libertad. Son los “rebeldes” de pacotilla como los que están en la SCJN, el TEPJF, Sergio Mayer, Jane Carlos y otros. A ellos el pueblo ya no quiere llenarlos de privilegios que no se merecen. Los revolucionarios de verdad, estamos apoyando el proyecto de transformación. Estamos cambiando el viejo sistema y sus políticas, ese que nos hizo pobres, el que nos quitó derechos y libertades. Aunque aún sufrimos arribistas y centaveros, millones ya estamos tomando las decisiones que nos sacarán de la oscuridad para ir construyendo otro porvenir

(*) HOMBRES EN PRISIÓN, Víctor Serge, Gatopardo Ediciones, 2022