Confieso
que mucho he visto y vivido
Por
JESÚS SOSA CASTRO
Se cierra un año más de mi larga caminata. En el transcurso
de esta, muchas cosas se me han atravesado. Lo más fuerte que traigo adherido
en mis recuerdos, han sido mis experiencias de niño campesino. No he olvidado los
arroyos de agua cristalina, la tranquilidad de los días y las noches, el verdor
de las montañas y la paz que se da como premio al amor de la naturaleza. El haber
sido un sembrador y un peón guiado y formado por mi padre es hasta ahora, mi
mayor orgullo y reconocimiento. Mi madre no la había valorado lo suficiente
porque toda la autoridad se ejercía por el patriarca. El premio mayor que me
dieron, fue dejarme estudiar. Hoy, muchos años después, tengo las herramientas
para ensalzar y valorar la grandeza y las virtudes que estaban ocultas en su
alma
Muertos ambos, les confieso que he vivido feliz. No por haber
superado la ignorancia y la pobreza que juntos sufrimos, sino porque en mi
larga travesía, tuve el honor y el orgullo de conocer, valorar y luchar al lado
de hombres y mujeres que dieron su vida por alcanzar la justicia y la libertad.
A los que ya se fueron y a quienes todavía andan en esta Viña del Señor, les
deseo felicidad, lucha y defensa de las causas nobles que millones de mujeres y
hombres venimos impulsando y porque a pesar de los codiciosos y corruptos, hemos
roto con el miedo, el autoritarismo y las ataduras ideológicas, culturales y
políticas, que nos impusieron por décadas. Que la felicidad y las luchas del
pueblo sigan dando sentido a nuestra vida. A todos, los abrazo
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