Por JESÚS SOSA CASTRO
Quizá la empresa más
difícil de acometer, sea la de hacer posible que en la gente se logre cimentar
la creciente necesidad de hacer crecer nuestra conciencia política. La
complejidad que vive el mundo está imponiendo distractores para estorbarnos los
momentos de lucidez y poder desentrañar el funcionamiento de nuestra sociedad.
No estaría mal preguntarnos ¿por qué el mundo de la libertad y el territorio
del bien, nos cuestan tanto trabajo entenderlos? ¿Será que somos víctimas de la
enajenación del trabajo, del desempleo, la pobreza y la manipulación? ¿Acaso no
nos damos cuenta que vivimos angustiados por el futuro, por las adicciones que
están matando a nuestra juventud o porque somos anestesiados por la televisión,
por las iglesias y por la mayoría de los medios de comunicación?
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