miércoles, 18 de diciembre de 2019


Los dueños del olvido

Por JESÚS SOSA CASTRO

Las llamadas personas en situación de calle deambulan persistentemente en todas partes del país. Para muchos, entre ellos yo, recogemos de este fenómeno el dolor y la deshumanización que esto significa. El hambre, la desintegración familiar, las drogas y la conducta de la sociedad no pueden convertirse en una forma en la que el olvido y el desprecio, se conviertan en un paradigma clasista con la que se regodean los que todo lo tienen mientras otros seres humanos son víctimas del olvido de una sociedad que pierde paso a paso su humanismo con respecto de los pobres y de los miserables que han sido echados a las calles
En la alcaldía de Gustavo A Madero este fenómeno está alcanzando niveles preocupantes. La falta de atención por parte de las autoridades ha convertido esta realidad en una situación que lacera y dibuja el nivel que ha alcanzado la deshumanización que vivimos respecto de estas personas. En los alrededores y calles adyacentes cercanas a las estaciones del metro, en espacios de la Av. Reforma, Calzada de los Misterios, de Guadalupe y en el perímetro que rodea a la Basílica, los desposeídos de todo, empiezan a ser vistos como un estorbo o como sujetos que afean y generan suciedad en las calles y espacios donde camina y vive la gente bonita, la perfumada, la que huele a limpio
Comisiones de vecinos de esta demarcación hemos acudido con el alcalde Francisco Chíguil en busca de ayuda para estas personas. La indolencia y la incapacidad de este funcionario y/o de sus representantes es verdaderamente patética. ¡No resuelven nada, de nada! Sabemos que este no es un problema local, es de todo el país y las causas son económicas, sociales, educativas, familiares y culturales. Bien haría el gobierno federal y los gobiernos locales en buscar la forma de atender este creciente problema que se vive en el país. Por lo menos esto debería impulsarse por el alcalde
No podemos hacernos de la vista gorda o perseguir a estas personas como si se tratara de objetos que estorban la felicidad y los derechos humanos de la otra parte de la sociedad. No son los NADIES de los que habla en el libro de los abrazos Eduardo Galeano. Tampoco podemos dejar de oír el grito del niño que en un día de noche buena en un hospital, corría atrás del doctor que se iba a celebrar la fiesta con su familia para pedirle casi llorando “decile a alguien que yo estoy aquí” No podemos permitir tanto olvido y tal desapego a la vida y al sufrimiento de esos seres humanos que han hecho de las calle su hogar porque el resto de la gente y /o de su familia, simplemente se han olvidado de su existencia. A ellos, mis humildes palabras de aliento y mis deseos de que algún día podamos verlos en otra mejor situación
  

miércoles, 4 de diciembre de 2019


Los desvaríos de una mujer (*)

Por JESÚS SOSA CASTRO

Desde que crucé las viejas vías del tren que lindan con el deportivo Plan Sexenal sentí un ambiente de frescura y de hermandad entre los miembros de Morena. Miles de personas acudíamos a una reunión convocada por el Consejo Nacional. A la derecha de la entrada, un mar de personas hacía fila para acreditar su presencia en un simbólico encuentro de unidad y de lucha. Se trataba de atender la desorganización, la pérdida de rumbo y la orfandad política de un partido que no ha estado a la altura de sí mismo ni del proyecto que votamos el 1º de julio del 2018. El CEN que aún existe, está llevando a Moren a un estado catatónico que empieza a dar pena ajena
Nadie de los asistentes desconocíamos las razones y los sentimientos que nos salían a borbollones. La lucha, las convicciones, el trabajo y los recursos que aportamos en su construcción, ya no debían estar ausentes en los momentos en que la derecha está llamando a la violencia y al odio en contra del presidente. Los consejeros y los miles de asistentes que atendimos la convocatoria del CN lo hicimos en ejercicio de nuestros derechos y para impedir que el partido siga dormido en los brazos de una mujer que está desvariando y en sus locuras, está haciendo todo para reventar al partido
En contraste, 250 mil ciudadanos acudimos al zócalo en apoyo de un presidente que informaba de los compromisos cumplidos a un año de su gestión. El ánimo y los sentimientos que salían del alma de mujeres y hombres, abandonados por los regímenes anteriores, generaban un ambiente de hermandad y de contento por los avances logrados por su gobierno. Hatos de acciones políticas y promesas cumplidas devolvían con aplausos la frase recurrente de “el pueblo pone y el pueblo quita”
De manera natural muchos hicimos un comparativo entre el trabajo y los resultados del presidente y el de una mujer que no ata ni desata en la conducción del partido. Mientras a López Obrador lo apoya el 80% de los ciudadanos, los consejeros y militantes que asistimos al Consejo nos dimos cuenta de que la base del partido le ha retirado el apoyo al CEN de Morena. La crítica general que se le hizo a una “líder” mediocre y sin idea de la política fue demoledora. Sus inconsistencias ideológicas y el incumplimiento de los acuerdos pactados son resultado de su concepción leguleya de la política
Los ciudadanos y los militantes que participamos en estos actos, abrazamos con mucho entusiasmo  los avances del proyecto político que el presidente ha bautizado como la 4T. El pueblo y la militancia de Morena comprendimos fielmente la importancia de consolidar para su bien y para la mayoría de los grupos vulnerables el Nuevo Proyecto de Nación. Los olvidados de siempre, con el presidente a la cabeza, son los que le están dando contenido y dirección a este proyecto nacional. El partido, en cambio, no tiene ideas, ni políticas, ni sentido común. La militancia de Morena va y viene en busca de una dirección que de rumbo a su partido que la coloque en la misma ruta en que trabaja la mayoría de nuestro pueblo. El Consejo Nacional urgió a la militancia para salir cuanto antes de la inopia política, de las intrigas, de la maniaca actitud del CEN de desacreditar a los órganos y a las personas que trabajan para sacar al partido de la crisis en que lo metieron la mediocridad y los intereses facciosos de la señora presidenta
En el zócalo, el presidente dijo que las personas crecen madurando, no envejeciendo. Aludía a la presencia de un hombre que hizo de su lucha y de su vida pública un monumento a la humildad y a la congruencia. José Mujica de quien refirió, no envejece con los años, merece tanto reconocimiento y apoyo como nuestro presidente. Pero cuando AMLO habla de que los hombres maduran, no envejecen, estaba haciendo una crítica a quienes, siendo dirigentes, su vejez intelectual llevó al partido a un estado de  deshonra y al  olvido de las causas encomendadas por el pueblo. ¡Esto es lo que vamos a corregir en el próximo Congreso de enero!
(*) Un abrazo a todos mis lectores y amigos, nos leemos en enero del 2020