lunes, 20 de febrero de 2023

Las fronteras entre la cultura, la justicia y la libertad

Por JESÚS SOSA CASTRO

De manera recurrente, el presidente de la República y otros machuchones de la política, hablan de que nuestro pueblo está muy avispado. Que ya no es presa fácil del engaño, la insidia y la manipulación. Que la derecha y sus instrumentos de control ya no operan con eficacia porque el pueblo ya despertó. Quienes esto afirman tienen cierta razón. Pero… ¿esa politización de la que se habla está fundada en el estudio de los problemas del país, en el análisis racional de la cosa pública, en la asunción de una cultura que profundice y dé valor ético a la política, para combatir de manera eficaz a la oposición y a sus locuras? ¿No será que la simpatía del pueblo al proyecto que encabeza López Obrador, se debe, a los resultados positivos de un gobierno que tiene el timón de la nave desde el 2018 y por eso, el apoyo popular es en realidad la adhesión al obradorismo y no un sostén real a los partidos y dirigentes de la coalición, Morena, Verde y PT?

¿No será que el rechazo de la gente a la incultura, a la rabia de la derecha se debe a su incapacidad para formular propuestas que convenzan a la gente de que ella es portadora de otro proyecto mejor, que no asoma el rostro por ninguna parte del territorio nacional? ¿No será que el apoyo del pueblo a la 4ª transformación SOLO expresa la fuerza política y moral del presidente López Obrador y no la indispensable educación y cultura de su militancia para cerrarle la puerta al oportunismo y al riesgo de que todo se nos caiga por el arribismo de personas que ni siquiera saben que madre los parió?

¡El porvenir del país está en riesgo! La embestida nacional e internacional del conservadurismo exige de los partidos de la coalición “Juntos hacemos historia” no solo trabajar intensamente por la unidad entre ellos. Se requiere dejar atrás la mixtura de una estela de raterías, irreverencias, y añoranzas por los viejos tiempos donde las cosas importantes de la política, las decidía el dedo del Señor o las cúpulas doradas. Ahora, ya es el pueblo el que empieza a tomar las decisiones más importantes para el país

Sin embargo, los cambios en México no solo provocan ira, rechazo y desesperación de los que perdieron sus privilegios. También les provoca ansiedad porque fueron desplazados de un universo que les resultó demasiado grande. No previeron que cuando el pueblo cultiva y desarrolla sus convicciones, las organiza y las pone al servicio de su bienestar, sus ideas reverberan y viajan más allá de sus fronteras, enseñándonos que la desigualdad y la injusticia se combaten luchando, fortaleciendo nuestra cultura y nuestras acciones por la igualdad, la democracia y la libertad

El mundo caótico, incierto y movedizo que vivimos no lo podremos componer sólo con la participación mayoritaria del pueblo en los procesos electorales. Necesitamos abrirle espacio a la cultura política, a la educación y hacer de la información y la lucha, las armas fundamentales que den sustento a nuestros ideales. Necesitamos convertir la lectura en el instrumento que buscaba el escritor español Carlos Ruiz Zafón cuando puso en manos de la juventud lo que los viejos de edad y de pensamiento convirtieron en El cementerio de los libros olvidados. En cambio, la historia refiere que Alejandro Magno, “el cazador de la inmortalidad, irradiaba la leyenda según la cual, su historia favorita para contar junto al fuego, no eran las victorias militares ni las conquistas del mundo, sino la extraordinaria aventura que le dejaban los libros y los conocimientos encontrados en ellos” (1)

En México apenas y con trabajo, “se leen 3,8 libros al año y de esos sólo se entiende el contenido de dos” (2) Cuando la mayoría del pueblo supere esto, estaremos construyendo la base cultural necesaria que dé a las luchas del pueblo un sentido diferente a su trabajo político. Tenemos que ganarle la batalla a la abulia, a la intrascendencia de nuestras opiniones. Si no nos preparamos en toda la acepción de la palabra, cuando el presidente López Obrador termine su encargo, el obradorismo también terminará y la obra social en la que nos empeñamos millones de mexicanos, puede sufrir un traspiés que no nos lo merecemos. Entonces, avancemos en nuestra formación. Hagamos de los libros y de las lecturas cotidianas el mejor soporte ideológico a nuestras posiciones políticas. Alejandro Magno siempre dormía con un ejemplar de la Ilíada y una espada debajo de la almohada. Nosotros, podemos hacer de los libros y de la política nuestras armas principales. ¡La espada, la usaremos solo cuando sea necesario!

(¡) El infinito en un junco, Irene Vallejo, Siruela, Biblioteca de ensayo

(2) Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI

 

 

  

domingo, 12 de febrero de 2023

 

Las lágrimas de un hombre y la nobleza de su perro

Por JESÚS SOSA CASTRO

De un tiempo acá, suelo caminar por las calles cercanas a mi casa. Lo hago todos los días, ya casi cuando las sombras de la noche empiezan a cercar los rumbos de mi camino. A estas horas el viento cala los huesos y la paranoia que nos dejó la pandemia nos vuelve a la costumbre de cubrirnos la boca para evitar contagios o resfriados ocasionales. Una de estas últimas tardes, iba con mi perro caminando por una de las calles que me miran pasar. De pronto, veo que en una de las esquinas se encuentra un hombre joven recostado en una vieja cobija acompañado de su perro. Supuse, con razón, que se trataba de uno de esos seres humanos que el sistema, la miseria económica y los consiguientes problemas familiares, han aventado a la calle. No importando que sean niños, jóvenes o adultos

No fue mi curiosidad sino la exigencia de mi perro la que me obligó a acercarme más a ese joven en “situación de calle” y a su perro. En su actitud y en sus ojos había nobleza, dolor, hambre, frío y un amor invisible hacia su acompañante. A casi medio metro de ambos, Yarí, le empezó a mover la cola al que, recostado sobre sus patas delanteras, abrazaba las piernas de su amo. Lo que vi me llenó de ternura y también de rabia contra quienes hacen posibles estas situaciones tan dolorosas. Con el debido cuidado me acerqué a ambos. Entre más avanzaba, por mis ojos se asomaban algunos indicios de llanto. Ya junto a los dos le pregunté el porqué de su situación. Sentí que le molestó mi pregunta. Levantando un poco su cabeza que tenía recostada en el cemento, me miró con cierto desprecio

No tengo ni familia, ni amigos ni a dónde llegar. Llevo día y medio sin comer. Hoy compartí un pedazo de pan que mi perro encontró en la basura. Duermo en la calle. Hoy nos tocó quedarnos aquí. Nos calentamos mutuamente. El único que me quiere y se la juega conmigo es mi perro. ¡No pude más! Regresé a mi casa para llevarles algo que les aminorara su hambre y su frío. Cuando hice entrega de estos modestos apoyos los encontré llorando. Me senté un rato con ellos y compartí el dolor y el enojo que genera una sociedad deshumanizada y un gobierno que aún no resuelve las necesidades elementales de miles de mujeres, hombres y niños que viven en las calles, sufriendo el desamparo y la inmoralidad de funcionarios ajenos a los sentimientos de muchos seres humanos

Me consta que en la calle viven su sufrimiento miles de personas. Me humilla esta situación porque darles comida o una cobija no le resuelve el problema a nadie de los que padecen esta situación. No se trata de resolver momentáneamente un problema social que está envileciendo a la sociedad y a los gobiernos. Porque el ver escurrir lágrimas y pasar de largo ante los seres que han perdido su humanidad por culpa del sistema, es, por decir lo menos, un paso a la falta de respeto a los sufrientes y un desprecio inexplicable a los derechos humanos

Después de mi caminata me sentí anonadado por lo que vi y sentí. Me trastornó el haber compartido con un joven y con un perro la soledad y el abandono que la sociedad nos sigue imponiendo. Se ha perdido el humanismo y la solidaridad. Ha ganado el individualismo, la competencia, la voracidad económica. ¡Después de ver esto mi recorrido terminó! Asido de la correa de Yari, fijaba mis ojos en los suyos. Quería encontrar alguna muestra de esos sentimientos que muchos estudiosos afirman existen en algunos animales. Yari también me miró. Creo que compartía la angustia y el sufrimiento de lo mismo que mis ojos habían percibido en el joven y en su perro

Enrumbado hacia mi casa, recordé a Leonardo Padura, el escritor cubano que en el 2009 escribió  “El hombre que amaba a los perros” uno de los libros más hermosos que yo haya leído Una historia convulsa, donde la narrativa tiene que ver con la persecución y el asesinato de Trotsky y con los hilos que llevan a pérdidas mayores, profundas y definitivas contra los seres humanos, donde el sufrimiento de quienes luchan por su vida y por su libertad, son capaces de poner su historia al lado de la nobleza de los perros. Una historia de hace más de cien años pero que, ahora, entiendo la razón por la cual los perros son los mejores amigos del hombre. Mientras éste, sigue expresando la miseria humana porque en el centro de su ser, su Dios sigue siendo el dinero. ¡Lástima Margarito!

 

  

lunes, 6 de febrero de 2023

 

Los tiempos del pueblo. Los líderes visionarios

Por JESÚS SOSA CASTRO

En cada país, la historia se cuenta y se escribe como más conviene a los que se hacen del poder. Y no es extraño, pues quien gobierna, siempre quiere dar fundamento y razón de su proyecto político y de los intereses que defiende. Necesita estos soportes para asentarse en la sociedad y controlar a sus gobernados. Y es que, los que están en el poder sin el apoyo del pueblo, siempre tuercen la historia con el fin de legitimar su dominio. En el México actual, la clase social que perdió el poder político en el 2018, está desesperada por volver al sitio del que fue desplazada, con la idea de recuperar sus privilegios económicos y sociales. Estas son las razones de su rabia, de su locura y de su empeño en descarrilar al líder que apoyaron más de treinta millones de electores

En muchos casos, la historia ha registrado que los cambios sociales logrados fueron mediante el uso de las armas. Porque cuando un pueblo se rebela contra sus opresores es porque éstos nunca lo tomaron en cuenta ni entendieron que el poder está en el pueblo, en su organización, en sus luchas. Sin embargo, siempre ha habido mujeres y hombres que perciben a tiempo las causas de su pobreza, de su esclavitud laboral, de la pérdida de sus derechos y de sus libertades. Por eso se levantan en contra de las injusticias. Paso a paso sus luchas y sus resistencias se van convirtiendo en un torrente incontenible de acciones en las que están presentes las ideas de los líderes más visionarios

Este es el caso de Ricardo Flores Magón, él fue uno de esos hombres que vio en las luchas del pueblo el instrumento necesario para vivir y ser felices. Tuvo la consistencia ideológica que exigía el México de su tiempo. Su asesinato ordenado por Porfirio Díaz y ejecutado por los esbirros de los EU, tenía la intención de doblarlo o de matar sus ideales y su grandeza. Por mucho tiempo los gobiernos de México, sólo utilizaron su nombre para identificar calles, escuelas y sindicatos charros. Fueron la revuelta estudiantil-popular de 1968 y la del 10 de junio del 71, el libro antológico elaborado por Gonzalo Aguirre Beltrán y la obra de otros estudiosos, los que con justicia empezaron a asociar su nombre y sus causas a las intensas luchas del pueblo. El movimiento recuperó su nombre y a partir de entonces los campesinos, los obreros, colonos y los estudiantes, hicieron de sus ideas la bandera principal de sus luchas

Insobornable y enemigo de todo poder, Ricardo Flores Magón está presente en muchas de las movilizaciones populares en nuestro país. Sus ideales, su ejemplo y su programa, han sido proclamados y defendidos en no pocos espacios públicos, en centros obreros, campesinos, escuelas, colonos, profesionistas, y en el movimiento estudiantil. Y aunque mucha gente del pueblo desconoce el fondo de su ideología, se identifica con su actitud rebelde, irreductible y sobre todo comprometida con las demandas del pueblo. Repudia el poder y a los gobernantes que explotan al “pobrerío y a los indios patas rajadas”

La importancia de los ideales del magonismo consistió en que fueron más allá de las demandas y prestaciones sociales de los trabajadores. Entendió que el ejercicio del poder no corresponde a las cúpulas doradas ni es resultado de la inteligencia o de la capacidad administrativa de los que se montan en él. El poder lo tiene el pueblo y lo puede y debe ejercer. Solo su anuencia, su apoyo, su organización y su lucha, pueden y deben mantener, profundizar o hacer los cambios políticos y sociales que se necesitan. Cuando el sistema o el gobierno no se apoyan en el pueblo, cuando lo ignoran, no lo ven ni lo oyen, entonces es cuando el pueblo decide verse, oírse y organizarse por sí mismo, para ejercer su dominio e imponer su soberanía y sus decisiones

Justo esto fue lo que entendió y tomó en cuenta AMLO en su vida pública. Pulsó el ánimo de la gente, vio el abandono y el encabronamiento que vivía. Comprobó que nunca había sido oída y atendida en sus demandas por parte de los gobernantes de la oligarquía. Fue entonces que su origen de clase, sus ideales y su formación política, hicieron de él un caminante contumaz. Recorrió todos los rincones del país. Lo hizo a ras de tierra, de pueblo en pueblo, recogiendo la sabiduría popular, los sentimientos de los humildes y las propuestas de los olvidados. Y en estrecha comunión, líder y pueblo, decidieron ir por la 4ª Transformación que apoyaron más de treinta millones de mexicanos. Todos, desafiaron al viejo sistema y lo derrotaron al través del voto. Y hoy, el pueblo, por decisión propia, construye su historia y toma en sus manos, su esperado porvenir