miércoles, 30 de septiembre de 2015

¿De qué políticos estamos hablando?

Por JESUS SOSA CASTRO

En el país, las cosas no andan  bien. Los actores políticos están enredados en un montón de problemas y de intereses. ¡No saben cómo salir! La casta gobernante ha perdido el consenso social y los partidos,  no tienen ni iniciativa ni interés por contribuir a superar esta tragedia nacional. Los problemas económicos y sociales se están profundizando y están a la orden del día. Peña Nieto se la pasa paseando y haciendo el ridículo una y otra vez en cada viaje que hace al extranjero. Como funcionarios federales no sólo muestran su incapacidad para cumplir con sus tareas, sino que se han convertido en el blanco de las críticas por ser parte fundamental del mal gobierno y de la corrupción
Seguramente a eso se debe que en un amplio sector social toma cuerpo una extendida ofensiva contra muchos sujetos políticos corruptos, ignorantes y buenos para nada. No son unos sino la inmensa mayoría de los funcionarios públicos los que están llevando al país al despeñadero. Para entender de qué estamos hablando, tal vez valga la pena hacerse una pregunta: ¿Quiénes son los responsables de la situación económica, política y social que vive la nación? ¿Han sido los gobernantes del PRI y del PAN? ¿Es el PRI, que ha hegemonizado una cultura política y ha pervertido el ejercicio del poder, sometiendo a los ciudadanos a prácticas más allá de la ética y del derecho?
Durante 85 años, el PRI ha sido prácticamente el único instrumento de gobierno, exceptuando doce años que estuvo en manos del PAN. Pero si hoy los priistas tomaran la decisión de desaparecer ese partido, la escuela y las prácticas priistas seguirían existiendo por muchos años porque éstas, han sido asumidas, voluntaria o involuntariamente, por la inmensa mayoría de la población. El priismo, por tanto, no es simplemente una estructura estatal, ni menos una plataforma partidista. Es, sobre todo, un instrumento de poder que ha establecido una red de relaciones políticas y un ejercicio de complicidades mutuas con la burguesía. Por eso este partido ya no es más un representante de los sectores populares que participaron en la revolución de 1910-17. El PRI es hoy, la herramienta que sirve al poder del gran capital para someter y expropiar al pueblo sus intereses y sus derechos
Si el callismo representó la modernización del priismo, con el Gral. Lázaro Cárdenas del Río toda la organización de las masas fue subordinada a los intereses del Estado y a las necesidades y políticas del gobierno. Las centrales obreras, las capas medias y los campesinos fueron organizados no para confrontarse con la burguesía emergente sino para fortalecerla como clase gobernante. De allí viene el corporativismo oficial que  estamos padeciendo. Por eso a los priistas les causa roña que se demande respeto a la independencia orgánica y política de las organizaciones existentes en el país. La sumisión de los líderes charros a los intereses del poder y la consiguiente castración de las luchas de los trabajadores, son la expresión histórica de la burguesía triunfante en el movimiento armado del 10-17. Ochenta y cinco años después, el PRI se ha convertido en el alma y el corazón de la burguesía mexicana. Su espíritu y su mundo interno han evolucionado crecientemente hacia la derecha. “El origen del priismo  es el núcleo creativo, discursivo y afectivo de toda la clase y de cada uno de los capitalistas mexicanos. En su intimidad profunda y en su memoria colectiva, se guardan los sentires, saberes y conocimientos aprendidos y vividos respecto de la opresión y explotación de la que ha hecho víctima al pueblo de México” (*)
Si la burguesía mexicana fue la que triunfó en la Revolución, políticamente fueron los carrancistas, padres de los callistas y de los priistas modernos, quienes excluyeron a los zapatistas, a los floresmagonistas y a los villistas de los programas avanzados por los que éstos lucharon en ese movimiento. Sólo por razones políticas y por utilitarismo,  Carranza tomó en cuenta las recomendaciones de Luis Cabrera para prometerle al pueblo que sus huestes acogerían las demandas que Zapata y Villa habían recogido de sus seguidores
Desde 1929 a la fecha, el priismo ha construido su existencia alimentándose de mentiras, tergiversando lo que fue el proyecto de la Revolución Mexicana. Ha hecho de los artículos 1º, 3º, 9º, 27º, 39º y 123º puros fetiches.  Para constituirse en poder capitalista asesinó a Flores Magón y para tratar de hundir en el olvido a esta corriente libertaria, se conformó en poder burgués matando a Zapata y a Villa
La canalla priista representa lo peor en la vida nacional. El triunfo que en 1988 no quiso o no pudo defender Cuauhtémoc Cárdenas, espantó al priismo que se creyó destinado a gobernar para siempre este país. Carlos Salinas de Gortari busca nuevamente al PAN y otros capitostes de la política para uncirlos a los intereses de la gran burguesía y golpear políticamente a AMLO. Hoy el PRI, el PAN y el PRD trabajan juntos en un nuevo Pacto Social que impida el cambio del régimen político que está exigiendo la gente. El pueblo, no tiene ningún pacto o contrato qué respetar con los multimillonarios, entreguistas y traidores a la Nación. La soberanía popular y el patrimonio histórico de nuestro pueblo volverán a ser rescatados, cuando todas las demandas de las distintas resistencias se unifiquen y sus fuerzas se articulen sin exclusiones ni dogmas.¡De eso, pronto nos encargaremos!


(*) Sobre el priismo. Ensayo escrito por Armando Martínez Verdugo

miércoles, 23 de septiembre de 2015

La verdad histórica de EPN, sepultada en el basurero de Cocula

Por JESÚS SOSA CASTRO

A tres días de que se cumpla un año en que el Estado mexicano desapareciera a 43 normalistas, el gobierno de Peña Nieto no sabe cómo salir de ese atolladero. Su verdad histórica quedó sepultada en el basurero de Cocula y a nivel internacional, su prestigio está absolutamente quebrantado por estos hechos ominosos. ¿Qué hacer ante estos lamentables resultados? ¿Seguir haciendo lo que hemos hecho durante doce largos meses? ¿O abrir los espacios necesarios para reflexionar sobre los cambios que requiere la lucha para aclarar las desapariciones forzadas y acabar con las políticas de un gobierno corrupto y responsable de los crímenes de lesa humanidad?
En este año hemos hecho marchas, mítines, recorridos por varios Estados de la República. Se han hecho conferencias de prensa, publicado documentos, foros nacionales e internacionales, investigación de peritos y especialistas extranjeros. Han intervenido la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la ONU, fuerzas y partidos de otras naciones  y los resultados obtenidos no avalan la investigación hecha por el gobierno federal. Peña Nieto ha vuelto sobre su mentira histórica y hace todo tipo de maniobras para tratar de torcer los resultados de la Comisión de Investigadores independientes de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos. Aplica una política distractora, falaz e irresponsable. Quiere aparecer como ajeno a los hechos cuando es él el principal responsable
Lo que se ha hecho guardaría mayor validez si se asentara sobre definiciones y determinaciones de mayor consistencia y proyecciones estratégicas. Los padres de los normalistas de Ayotzinapa hicieron bien en señalar desde el principio que ¡Fue el Estado! quien desapareció a los estudiantes. Si así fue y así es, ¿por qué se ha diluido esta justa definición? ¿Por qué pedir a ese violador de los derechos humanos, a ese asesino, a un delincuente de lesa humanidad, que sea él quien investigue y resuelva este grave problema cuando este funcionario está acusado ante la Corte Penal Internacional por estos gravísimos delitos? ¿No es acaso un contrasentido y una ofensa a la inteligencia de los mexicanos?
El asunto exige una clara definición. ¡No puede haber la más mínima ambigüedad, so pena de esperar otros aniversarios como este! La verdad ya está  revelada. Son los priistas y sus partidos satélites, los perpetradores de la desaparición forzada de los 43 jóvenes de Ayotzinapa. Son ellos los culpables  de esa larga historia de crímenes contra la población. Por esas razones y de manera inmediata, el pueblo mexicano debe recuperar la consigna ¡Fuera Peña Nieto y todo su mal gobierno!  Pues esta demanda es la única que, de cumplirse, haría justicia a los millones de agraviados por este régimen de asesinos. Esta consigna, ¿ya perdió validez? ¿Se cree que habrá verdadera y radical solución a los problemas fundamentales del pueblo, cuando esta casta de multimillonarios y delincuentes sigue con las riendas del poder? Urge razonar de otra manera
Al llegar a este aniversario, resulta obligado reconocer que los padres de los 43 normalistas, que sus compañeros de escuela, que las fuerzas populares, especialmente las de Guerrero, han hecho invaluables aportaciones  a esta lucha heroica. Este aporte al movimiento popular abona el terreno para que todas las fuerzas, puedan dar un salto cualitativo en la continuidad de esta acción simbolizada por Ayotzinapa. La dispersión que hay hasta ahora debe acabarse. Sacar a Peña Nieto del poder, sólo será posible si nos articulamos sin excluir a nadie. Ha llegado el momento de sustituir las pequeñas marchas, mítines y todas las acciones desarticuladas, por el sincronizado levantamiento popular, civil, pacífico, de miles y millones de trabajadores y de ciudadanos. Superar toda muestra de sectarismo, de sentido de exclusión, de culto a los dogmas, que sólo mantienen en la marginalidad a los movimientos sociales y que nunca permiten realizar acciones de verdadera trascendencia, capaces de colapsar al régimen represor

Ayotzinapa no sólo es el símbolo de estas grandes resistencias populares, es sobre todo, un ejemplo de cómo debe denunciarse a nivel nacional e internacional a un régimen corrupto y asesino. Se puede derrocar a este tipo de gobernantes como lo han hecho otros pueblos del mundo. Sólo hay que observar la mecánica de esas irrupciones de masas, los dispositivos que facilitaron que el ancestral y acumulado descontento se convirtiera en un levantamiento popular civil pacífico que concentró todo el ímpetu energético guardado en el alma, en el cuerpo y en el corazón de millones de ciudadanos. Ese puede ser el escape y la floración que libere a nuestro pueblo. ¡Sólo así dejará de ser burlado una y otra vez!  No es fácil organizar esto. Pero hay que priorizar y concentrarse en ello, poner toda la inteligencia, el sentido de responsabilidad, la seriedad y la prudencia en esta histórica tarea. ¡Dejémonos de andar quemando la pólvora en infiernitos! 

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Mancera, el gran fiasco

Por JESÚS SOSA CASTRO

Los electores de la ciudad de México estamos decepcionados del gobierno de Mancera. Nos salió vano, sin rumbo y represor. Se pasó al lado de los hambreadores inmobiliarios y abrazó sin pudor las políticas antipopulares de Enrique Peña Nieto. Los derechos sociales y políticos ganados por los citadinos, nos los arrebató el elefante blanco por el que votamos hace tres años y que a la fecha, se ha hecho enormemente chiquito. Se olvidó de sus ofrecimientos de campaña y pronto devino en un funcionario gris rata como muchos que pululan por el país. Vivimos una experiencia que no podemos pasar por alto. El 63% que votamos por él, nos equivocamos. Elegimos a un gobernante, inepto, reaccionario y proclive a las prácticas fraudulentas
Nuestra ciudad la han convertido en una ciudad policiaca. Los “guardianes del orden” son una banda de forajidos con placa. Por todas partes se aparecen no para dar seguridad a la población sino para agredir y para robar, para extorsionar a los ciudadanos. ¡Son unos verdaderos ladrones! La ciudad se nota envejecida y abandonada. Las plazas públicas y las calles de esta gran ciudad están llenas de basura, hoyos y baches. Los mercados públicos abandonados, las estaciones del metro destartaladas, colmadas de gente empobrecida por el sistema.  Las luchas sociales las han criminalizado                                   
Lo más grave que ha vivido la ciudadanía es la cancelación de sus derechos democráticos. En su afán de abrazarse al gobierno de Peña Nieto, Mancera ha hecho del fraude electoral su principal comportamiento político. Este modus operandi y sus deslices corruptores son lo que le ha dado sello a su gobierno. Al arrebatarle el triunfo a los jefes delegacionales de Morena en Gustavo A Madero, Iztacalco y Coyoacán se le cayó el poco crédito político que conservaba. Aunque a decir verdad, parece que el TEPJF le va a enmendar la plana a Mancera
¡Es obvio que el Jefe de gobierno no camina por la ciudad! De hacerlo, ya se habría dado cuenta que las calles están convertidas en mercados. Si un automovilista quiere estacionar su vehículo en alguna parte o un peatón caminar por las banquetas, no puede hacerlo porque muchos vecinos y franeleros se han apropiado de ellas llenándolas de huacales o de barras de fierro. El jefe de gobierno nos quitó el zócalo para convertirlo en canchas de fut bol para sus deportistas balines, para hacerlo estacionamiento de políticos agachones y para llenarlo de mentecatos acarreados para oír el grito de Peña Nieto.   ¿Dónde quedaron los derechos humanos contenidos en la Constitución de la República?
En la ciudad de México ha surgido el fenómeno de la apropiación de las calles. Tal vez sea una reacción de los ciudadanos ante el despojo que han venido sufriendo en su patrimonio nacional. Es verdad que la pobreza está invadiendo las calles. Las personas han hecho de todo tipo de espacios su principal y único modo de subsistencia. Este fenómeno social es la violación sistemática de los derechos de los habitantes y el reflejo e incapacidad de los gobiernos para atenderlos   
Si el gobierno central hace lo que hace, los caciquitos de las delegaciones, lo imitan haciendo lo mismo. Si los vecinos quieren disponer de un espacio público para deliberar sobre sus asuntos, los vándalos y los policías al servicio de los Delegados se aparecen para impedir la reunión. Estos espacios, señor Mancera, son de los ciudadanos y no del gobierno. ¿Por qué sus achichincles y los de la mayoría de los jefes delegacionales hacen lo que hacen?  ¿Será que la idea de vender y de privatizar todo, está contaminando la conducta social de los ciudadanos? Hoy cualquier persona, mediante los moches, hace de la calle o de la banqueta un coto privado que sirve a sus intereses personales  
El fenómeno de los franeleros, es un caso lamentable. Son los dueños de las calles que antes eran de los ciudadanos. Hoy todo se vende o todo se compra. El jefe de gobierno y los delegacionales, son los que están generando este fenómeno de apropiarse de los derechos y de los espacios de la gente. Los que vivimos en la GAM vivimos en calles llenas de inmundicia. Los fines de semana, las peregrinaciones y las fiestas guadalupanas no nos dejan movernos. Sufrimos todo tipo de actos gandayescos. Los delincuentes son tolerados y comandados por personas de la Delegación. Hacen un gran negocio al margen de la ley. ¿Y el gobierno dónde está? ¿Qué hace ante estos atropellos? ¿Por qué se dejó arrastrar por los intereses de la derecha si se supone que lo elegimos los de la izquierda? ¿Y la ética de su gobierno, señor Mancera, en dónde la tiró? ¡Carajo, señor, qué desperdicio!
                                        


miércoles, 9 de septiembre de 2015

Ganar las elecciones, no es ganar el poder (*)

Por JESÚS SOSA CASTRO

En el informe que Peña Nieto dio en el Palacio Nacional, quedaron al descubierto las taras y las debilidades de su gobierno. Habló de un país que no existe, usó la vieja retórica priista, gastó miles de millones de pesos para apuntalar su imagen y sin embargo, su descrédito se multiplicó. Quiso enfrentar los problemas de su hundimiento y sólo hizo que aumentara la indignación social, la desconfianza en la ciudadanía, mostrara su falta total de autocrítica y exhibiera el cinismo gubernamental. Tal es la falta de credibilidad en sus políticas, que hasta sus más leales achichincles como el PRD y el PAN, decidieron hacerle el fuchi al no presentarse al circo que montó el dos de septiembre en el Palacio Nacional. ¡No existe pudor en la alta burocracia! El Presidente mostró un talante de ignominiosa decrepitud política y una supina falta de sensibilidad para entender lo que pasa en el país
No es sólo que el informe de gobierno estaba cubierto de mentiras, de hechos insostenibles. Lo que es demasiado, es la ausencia escandalosa de ética y de autocrítica. La arrogancia y la estupidez la han impuesto como un estilo oficial de gobierno, subestimando la capacidad intelectual del pueblo mexicano. ¡El informe de Peña no tuvo sustento! Al día siguiente del circo montado, la prensa internacional y amplios sectores de la opinión pública de México, hicieron un balance aterrador de lo que está padeciendo la economía y el ejercicio de la administración pública. El pueblo oyó un informe huero, falaz y manipulador. El país se les está deshaciendo en las manos
La preocupación de los oligarcas es tan grande que el pánico contra Morena se trasladó de los voceros oficiosos del sistema a la cabeza del grupo que detenta el poder. ¡Peña Nieto tampoco lo pudo superar! Tuvo que lanzarse públicamente contra Andrés Manuel López Obrador y el Partido que encabeza, acusándolos abiertamente de demagogos y populistas. ¡No se mordió la lengua el señor! La posibilidad de que pierdan la elección, los está sacando de quicio, mientras un entusiasmo desbordado hace perder el piso a varios políticos y miembros de Morena pensando que está en puerta el triunfo electoral de este partido. ¡Ojalá gane, pero yo creo que no va hacer tan fácil!
En el epílogo de su libro Disputar la democracia, Pablo Iglesias refiere la experiencia que vivieron el pueblo chileno y su Presidente Salvador Allende poco antes del golpe el 13 de septiembre de 1973. Narra que la impaciencia de los jóvenes del MIR por cambiar el sistema, omitía el hecho de que el terreno de la lucha, no lo habían escogido las fuerzas democráticas sino que lo habían heredado. “Tenemos el gobierno, pero no el poder” les dijo.  La historia con su cruel manera de dar la razón, vio morir a Salvador Allende y a Miguel Enríquez. A partir de esta y otras experiencias, me parece que el optimismo que hay en algunos de los miembros de Morena, puede llevarla a una nueva derrota si no fortalece sus estructuras y acaba con la antidemocracia que priva en sus filas
No basta el hartazgo social ni la pobreza y otras situaciones bastantes veces escritas y dibujadas por los críticos del sistema. La parte subjetiva que tiene que ver con la conciencia y la organización de los sujetos revolucionarios, no vive su mejor momento, ni siquiera en Morena.  El casi 9% de la votación que alcanzó el 7 de junio, no es suficiente para que los grupos de interés ya anden celebrando su próximo triunfo. Ganar las elecciones no es ganar el poder, como bien señala Pablo Iglesias en el epílogo de su libro
Es verdad que Morena es una fuerza política cuyo trabajo y proyecto pueden cerrar el proceso electoral con un triunfo en el 2018. Pero esa posibilidad, supone la urgencia de acabar con las prácticas clientelares y arribistas que están carcomiendo el cuerpo y el alma de Morena. Sin ningún pudor, los grupos de poder y los caza puestos ya andan desatados. Les han dado la encomienda de afiliar y éstos están afiliando a Juan de las pitas. Cada jefe de grupo trae en su haber cientos y miles de nuevos adherentes porque esa es su clientela. Es su fuerza con la que reclamarán puestos y se presentarán ante los chipocludos como los más distinguidos y eficientes protagonistas del cambio verdadero. Están prostituyendo el partido y los responsables de eso, son los propios dirigentes
La democratización real de las filas de Morena, pasa necesariamente por la rectificación de sus prácticas antidemocráticas. Quien subestime la capacidad de maniobra, la enorme cantidad de recursos y la experiencia en fraudes que tiene la derecha gobernante, está errando su análisis. Es impresionante la falta de visión en muchos cuadros del partido. Ganar las elecciones y luego el poder, son dos momentos que deben manejarse con gran responsabilidad. En ambos se necesita gente organizada, consciente, capaz y sólidamente adherida a un proyecto político. Aquellos que son llevados al partido con criterios clientelares, no responderán a la necesidad histórica de transformar el país, cuando mucho, son votos para los jefes tribales que los están unciendo a sus cotos de poder. Pero como dice el líder de Podemos: En política, “rara vez los actores principales pueden permitirse la autosuficiencia, la arrogancia y la soberbia, cuando estas se dan, se pagan caras” Si en Morena no se corrigen las cosas, pues, entonces, como decía el tal Felipito: ¡Hay se los haiga!

(*) Disputar la democracia, política para tiempos de crisis, Pablo Iglesias, Editorial Akal

   

miércoles, 2 de septiembre de 2015

La regeneración de la derecha no es la Regeneración magonista 

Por JESÚS SOSA CASTRO
A pesar de que Morena tomó del magonismo el nombre de su partido y de su periódico, la idea en sí representa el compromiso que los hermanos Flores Magón impulsaron para sembrar en la lucha, el pensamiento revolucionario contra la dictadura porfirista. Hoy, varios gandules de la izquierda oficial y de la derecha, andan colgándose del nombre Regeneración con el propósito de vestir sus políticas con este concepto. Quieren embaucar a la gente y robarle adherentes al proyecto que encabeza Andrés Manuel López Obrador. ¡Están equivocados! El nombre Regeneración es un concepto revolucionario que ni el PRIAN, ni el PRD, ni otro grupo o persona, le pueden dar contenido
De 1900 - 1918, fue la voz de los luchadores contra la política de Porfirio Díaz. Los voceros de la dictadura que hoy encabezan el PRI y sus compinches, no tienen derecho de hablar sobre Regeneración, cuando sus políticas, sus acciones y su pensamiento, son la parte visible de ese rostro oscurantista, antisocial y ajeno a los intereses de la nación. La Regeneración que se proponía el movimiento magonista y lo que ahora es el cuerpo y el alma del proyecto de Morena, fue y es la forja  de una expresión política e ideológica que tiene hondas raíces populares. La lucidez de este pensamiento no es la caricatura de la que habla Ricardo Anaya del PAN o Carlos Navarrete del PRD.  El vigor de este proyecto está en la necesidad de acabar con la dictadura priista de ochenta y cinco años y conquistar una transformación revolucionaria que elimine la voracidad y el anti patriotismo que esta dictadura arrastra históricamente
La Regeneración de la que habla la izquierda oficial nada tiene que ver con un instrumento de lucha para cambiar este país. La Regeneración de la que habla Morena es la que busca la transformación de México y la que quiere que la justicia contra aquellos funcionarios que no se acomodan a los preceptos de la ley escrita, sea la vergüenza pública la que haga con ellos lo que se merecen. Morena habla de Regeneración porque en el fondo comparte la voz de Ricardo y Jesús Flores Magón, de Juan Sarabia, Librado Rivera, Antonio I. Villarreal, Anselmo L. Figueroa y Praxedis Guerrero
Los que ahora desde la derecha y de la “izquierda” pactista hablan sobre la regeneración del país, lo hacen porque sobre sus espaldas cargan con la síntesis de un fracaso político y programático que los ha hundido en el descrédito nacional e internacional. La ruptura con los ideales de la Revolución Mexicana, que daba sustento al priismo y colocaba al PAN y otros sectores ultramundanos en la oposición, es hoy un amasijo que junta a estos partidos defendiendo las mismas políticas y los mismos intereses. Colgadas del PRI y del PAN se encuentran las cúpulas del perredismo y demás partidos con la evidente consigna de estorbar el proyecto popular que encarna Morena y otros sectores de la izquierda nacional
La ambigüedad de las manifestaciones “teóricas” del PRI, del PAN y del PRD exhibe una enorme contradicción entre el carácter político de sus objetivos y el desprecio abierto contra las demandas y exigencias populares. El gobierno de Peña Nieto ha hecho cambios en su gabinete no para resolver los problemas que el PRI ha acumulado desde el 4 de marzo de 1929, sino para empoderar a una clase política cuyo rostro es el autoritarismo, los crímenes de Estado, las desapariciones forzadas, la violencia social, el desempleo y la pobreza. Por eso resulta caricaturesco que el prianismo y las cúpulas de los partidos satélites, estén hablando de regenerar el país. Se quieren apropiar este concepto porque tienen la intención de convertirlo en una coartada para seguir manteniendo el poder, el dominio, el control y el mando contra las fuerzas populares

Este paisaje que vive México es un conjunto de políticas que administra una élite formalmente democrática pero sustancialmente antipatriótica y corrupta. Ha acabado con el movimiento obrero, liquidado al sector campesino, empobrecido a las clases medias y entregado las riquezas de la nación. Las resistencias populares están severamente golpeadas. Las élites políticas han generado un estereotipo negativo que reduce a la nada a la clase obrera, a los trabajadores y al pueblo, y en cambio, ha llenado de riquezas y de privilegios a una clase parásita que vive de lo que produce el resto de la sociedad. La clase que gobierna el país ha caído en la demonización de los productores de la riqueza económica y social y los está llevando al punto que Owen Jones escribiera en su libro La demonización de la clase obrera. En el señala: “Si eres pobre, es culpa tuya. Si no, vamos a reírnos de ellos”

Está claro que la oligarquía gobernante no se interesa por los problemas de la gente. Ha procedido a privatizar los beneficios de la producción y a socializar las pérdidas de la misma. El imperialismo y la oligarquía gobernante han creado las condiciones para preservar las estructuras de los Estados  nacionales al tiempo que les arrebatan su soberanía económica y social. Esta degradación se está dando en un contexto de recortes presupuestales y en un empobrecimiento generalizado de la población. No es casual que los políticos tradicionales de la derecha y de la izquierda chucha, estén en busca de un lenguaje que recupere un poco su crédito perdido. Por eso los panistas, priistas y perredistas hablan de un proceso de regeneración social. Pero como alguien decía por ahí, la suma de muchos politicastros no es necesariamente la suma de muchas inteligencias. ¡Ya lo veremos!