martes, 8 de diciembre de 2020

 

Las mujeres, sus luchas, sus historias

Por JESUS SOSA CASTRO

(Felicidades a todos mis lectores. Nos encontraremos en la 2ª quincena del 21)

Tiene su importancia repetir que un porcentaje alto de mujeres, que labora en la academia, la industria, el comercio, los servicios y la política; ha demostrado haber ganado ese lugar a partir de su inteligencia, su capacidad, el trabajo y la honestidad. A tal grado que hoy, amplios sectores de ellas están demandando ser tomados en cuenta para participar en todas aquellas cuestiones que tienen que ver con la construcción de un nuevo país. ¡Desde luego que esta demanda es legítima! Aunque, a decir verdad, el pensamiento del hombre sobre estos asuntos se sigue desarrollando con mucha lentitud. Detrás de la puerta, cree que la mujer es “un hombre incompleto, un error de la naturaleza” como afirmaban en su tiempo Aristóteles y Santo Tomás

Aunque en Morena hay avances muy importantes sobre estos requerimientos femeninos, en el pensamiento de muchos aún subsiste un océano de atraso y de reticencias que hay que combatir. Ya en la historia de México está registrado un aporte sumamente importante de la mujer en la construcción del México moderno. María de la Soledad Leona Vicario Fernández de San Salvador, conocida como Leona Vicario, Josefa Ortiz de Domínguez, Gertrudis Bocanegra, María Ignacia Javiera, alias la Güera Rodríguez, Mariana Rodríguez del Toro, Manuela Medina, María Fermina Rivera y muchísimas más, son apenas un débil ejemplo de esa participación. En la Guerra de Reforma miles de mujeres anónimas contribuyeron al triunfo de Juárez y a la derrota del imperio de Maximiliano y de los Conservadores. La gesta de 1910-17, no hubiera sido posible sin el apoyo heroico de miles y miles de mujeres que influyeron en el triunfo de la Revolución

Pocos saben que, en los prolegómenos de la expropiación petrolera del 18 de marzo de 1938, la política popular y nacionalista del Gral. Lázaro Cárdenas del Río movilizó a grandes sectores del pueblo particularmente a las maestras rurales, las campesinas y a mujeres de la clase media, para apoyar la lucha contra las compañías petroleras. En esos años Felipa Poot y tres compañeras suyas, cayeron muertas a pedradas en las tierras de Yucatán a causa de su exigencia de libertad para los mayas, sometidos entonces por la Casta Divina

Hoy, a más de doscientos años de la Independencia de México y de la mayoría de los países de América Latina, el grito de las mujeres por la libertad, la igualdad y la justicia, es un clamor que se manifiesta en las calles, en los centros de trabajo y en la política. Están logrando espacios porque se los están ganando a pulso. Cinco mujeres de primer nivel han sido propuestas por el presidente para ocupar encargos que amplíen la   eficiencia en el trabajo y se conviertan en los referentes que hoy exige la honestidad y la transparencia. Nadie ignora que, por siglos, los capitostes del poder hicieron de sus derechos el instrumento que justificaba su machismo y sus corruptelas. Lo que auguraba Nicolás Guillén respecto de que países y mujeres alcanzarían su libertad cuando fueran alejados de los imperios del atraso y de la voracidad económica, está pasando a la historia

La idea de que los derechos de la mujer son un fardo demasiado pesado cuando éstas quieren liberarse, empieza a desaparecer. Su talento va de la mano con la proclama de Viviana Sansón cuando en el Manifiesto del Partido de la Izquierda Erótica, criticaba el estado de ruina en que los gobernantes dejaban a sus países. Desde que la Nación se fundó, afirmaba, los hombres han gobernado sin nuestra participación. De allí que nos atrevamos a afirmar que es la gestión de ellos la que ha fracasado. En su ejercicio, de todo nos han recetado los señores: “guerras, desempleo, impunidad, fascismo y dictaduras” Si los derechos de las mujeres tienen que caminar, caminarán. Siempre habremos quienes apoyemos sus luchas y sus demandas. Lo que no tendrá nuestro apoyo es la simulación, el arribismo y el oportunismo de la derecha desequilibrada que quiere entrar a Morena

 

martes, 1 de diciembre de 2020

La guía ética y las prácticas de doña Porfiria

Por JESÚS SOSA CASTRO

En la mañanera del jueves 26 de noviembre, el presidente López Obrador presentó “La guía ética para la transformación de México” Estaba dando a conocer su compromiso programático número 97, de los 100 que formaron el cuerpo de sus propuestas de campaña. Sin eufemismos de ninguna especie, reconoció que muchas aún están en marcha y, otras, las pocas, no han tenido los avances necesarios. Entre estas están la inseguridad, la violencia y el crimen organizado

Quiero recoger dos aspectos fundamentales que, a mi juicio, contienen el pensamiento de un estadista que está cambiando no solo el mundo de las ideas, de los valores avasallados por un sistema nauseabundo, que, a resultas de su naturaleza, puso por encima de la moral y de la solidaridad humanas, el individualismo, la competencia, y una visión del mundo por demás tergiversadora de los sentimientos de nuestra especie. Quienes oímos lo que en esta conferencia se dijo, por lo menos una mayoría, sentimos que en el país empieza a caminar una concepción fraterna, asentada en valores éticos, espirituales y culturales que en breve tiempo responderán al nacimiento de un nuevo orden de cosas que traerá bienestar y esperanza a las nuevas generaciones

Quienes atacan al presidente no han desentrañado el fondo de sus ideas y de su pensamiento libertario. Sus críticos se quedaron anclados en la cultura de la simulación, de la demagogia, de la perversidad y del agandalle. Menospreciaron la cultura de la solidaridad que siempre ha vivido en nuestros pueblos originarios y que, en destellos harto interesantes, grandes sectores del resto de la sociedad defendieron a capa y espada estos valores para no ser víctimas de la futilidad y de la intrascendencia. Por eso quiero recuperar de lo dicho por el presidente sobre la guía moral dos elementos fundamentales que encuentro en este discurso ético, humanista y profundamente alimentador de utopías y esperanzas, para darle a nuestro mundo la mejor ruta que nos conduzca a los sueños quijotescos que grandes pensadores han dejado regados en poemas y en escritos que están dándole vueltas a nuestro universo

Destaco en primer lugar la profunda conexión que hay entre el discurso y la práctica política del presidente. Coherencia entre lo que dice y hace, es la cualidad más importante del líder que dirige la nación. Sus dotes de político y su cultura, puestas al servicio de sus gobernados, han hecho de su persona, el almácigo del que brotan sus conocimientos de la historia, de la política y de las experiencias que ha vivido nuestra gente y nuestro país. Es la expresión del respeto popular y del reconocimiento de otras potencias que han visto un ejercicio gubernamental en el que el autoritarismo, la venganza contra sus adversarios y el atropello a las libertades ciudadanas, no son el sello que da fuerza y contenido a su proyecto de gobierno. La guía ética que propone para los mexicanos, es el modo más elocuente del respeto a la pluralidad, a las distintas culturas, a las creencias religiosas, al libre albedrío, para que la gente se conduzca con un conjunto de normas y valores donde no quepan la incidía, la exclusión, el autoritarismo, las imposiciones, pero sí un tipo de relaciones sociales fincadas en la moral y en la democracia

Cultural y políticamente la guía ética para transformar a México es un enorme salto a favor de la cuarta transformación. El presidente ha sembrado la semilla y espera que la gente fertilice la tierra para que de ella salgan los frutos que habrán de alimentar a las nuevas generaciones. No es de aplicación obligatoria como si fuera una ley. ¡NO! Pero es la cimiente que hará posible que los valores que siempre estuvieron presentes en nuestro pueblo, florezcan en un nuevo jardín donde las ideas, el comportamiento humano y nuestros sueños libertarios, alcancen su mayor esplendor

El otro aspecto que se deriva de esta guía, es sacar cuanto antes de nuestras prácticas culturales y políticas aquello de lo que también se refirió el presidente en esta conferencia. De sus lecturas recurrentes ha recogido reflexiones y hechos que con asiduidad transmite en forma de información y conocimiento. Refiriéndose al escritor Daniel Cosío Villegas respecto del autoritarismo de Porfirio Díaz, señala con razón que en sus 34 años de gobierno este funcionario siempre habló de respetar la ley en la forma, aunque hubiera que violarse en el fondo. Hizo de la razón y de las libertades, el ejercicio autoritario más irracional en contra de la gente, especialmente de los trabajadores y de los indígenas yaquis

Pero si la guía ética tiene como propósito acabar con esas lacras que superviven en nuestra sociedad y en lo que coloquialmente llaman la clase política, tenemos que aplicarnos éticamente en nuestro trabajo y en nuestras acciones de vida, para que valga la pena la teorización que sobre los valores humanos impulsa el presidente. Por lo tanto, hay que empezar a trabajar para que la sociedad, los políticos y los funcionarios públicos se apeguen a los valores éticos, generen nuevas formas de relación social, tomen en cuenta las opiniones y propuestas de sus pares, ejerzan la democracia y dejen de lado el comportamiento mendaz, excluyente y autoritario de lo que Cosío Villegas llamaba doña Porfiria. El pueblo derrotó a Don Porfirio, pero en la vida real subsisten las prácticas de doña Porfiria. ¡Esto es lo que hoy hay que derrotar!