domingo, 28 de noviembre de 2021

 

La movilización popular, la única fortaleza para cambiar el país

Por JESÚS SOSA CASTRO

En estos días de política febril y de fríos que calan los huesos, muchos mexicanos nos preguntamos qué está pasando en el país. A qué se deben los movimientos políticos en las esferas del gobierno y cuáles son las razones de que en la gente haya tanta expectación. Las respuestas pueden ser muy amplias. Las principales o algunas de las que pesan más, tienen que ver con los cambios que se están dando en amplios sectores de la patria. Se nota que hay contento entre la gente, participa en la construcción de un nuevo proyecto político, está esperanzada en que el rostro de México cambie para bien y que su situación económica mejore aún más con estas políticas gubernamentales

¿Por qué razones miles de mujeres y de hombres, han decidido continuar con el compromiso histórico de seguir luchando por el amor y la felicidad, pese a todo tipo de vicisitudes que en este esfuerzo nos está imponiendo la derecha golpista, la que todos los días y con cualquier pretexto se la pasa propalando mentiras y hablando babosadas que no tienen mayor apoyo del pueblo? ¿Será que en las acciones de la gente está presente la demanda por alcanzar una vida auténticamente humana? A millones de ciudadanos nos interesa que no sea el dinero o el mercado los que determinen las relaciones sociales, sino la libertad y la justicia

El acto masivo del 1º de diciembre en el zócalo de la ciudad de México mostrará ya, el nuevo rostro que se está esculpiendo en la conciencia del pueblo. Se expresará el orgullo de haber roto con la exclusión y el abandono en que nos había mantenido la oligarquía gobernante. Es obvio que tenemos un serio problema, pues las tareas partidistas que en principio se hacían por convicción, hoy pasan por momentos de desmovilización y desencanto por la falta de capacidad y liderazgo de los dirigentes. Sin embargo, a partir de este acto masivo, después de lo más grave de la pandemia, el pueblo recuperará la iniciativa y ocupará todas las plazas públicas para hacer oír la consigna de: “es un honor luchar con Obrador” Haremos una síntesis de nuestras experiencias y nos conectaremos con la mayoría del pueblo para aprender y valorar el trabajo de organización y de lucha que en todo el país están haciendo miles de resistencias contra los sectores derechosos

 Los que estamos luchando por la transformación de México no tenemos razones suficientes para dejar de poner en máxima tensión nuestro talento, nuestra inteligencia, nuestra capacidad y nuestra querencia para construir los mejores caminos para lograr el propósito de alcanzar una alternativa política en la que la pasión por la libertad y una vida humana en toda su acepción, sean la causa de nuestra lucha y de nuestro trabajo. Con estas ideas avanzaremos con los más amplios sectores populares, con nuestros vecinos y con los jóvenes

Atenderemos las demandas de los migrantes mexicanos, profundizaremos los programas dirigidos al pueblo y apoyaremos con todo el acuerdo del presidente para blindar las obras de infraestructura que se están construyendo y que la oposición y sus títeres del poder judicial intentan parar para desacreditar su gobierno. Con el pueblo construimos una fuerza que represente los intereses de la gente y asegure que el resultado electoral del 2022 y del 2024, confirme los propósitos de cambiar el sistema político que vivimos. Hablamos de la necesidad de una política asentada en ideas revolucionarias y en un proceso organizativo que trabaje por abajo y por arriba, pero desde abajo con todos los sectores y movimientos sociales que se están dando en el país. Esta es una condición indispensable para mantener el espíritu revolucionario y el apoyo que requiere el proyecto de la 4ª transformación

Con la militancia y con la gente que apoyamos el proyecto que se viene impulsando desde el 1º de julio del 2018, estamos trabajando en lo que hoy hay que poner en la agenda del partido, desterrar las desviaciones ideológicas de algunos de los cuadros de Morena, de la invasión de grupos de poder y de no pocos arribistas que están descomponiéndole el rostro a este partido. La inmensa mayoría sostenemos que a Morena le hacen falta brisas frescas para los cerebros carcomidos que tenemos en él. Necesitamos airear las ideas de todos los actores políticos para que estemos a la altura de las exigencias nacionales. De no ser así, seguiremos siendo víctimas de los intereses del imperio y de sus súbditos que lloran su inminente derrota en las acciones por venir

 

 

 

 

domingo, 21 de noviembre de 2021

 

México lindo y querido

Por JESÚS SOSA CASTRO

El moreliano chucho Monge y el trío tariácuri hicieron famosa la canción México lindo y querido en el año de 1945. De entonces a la fecha este canto lo han hecho suyo aquellos que, como yo, en algún momento y por distintas circunstancias hemos estado fuera del país. Cantarla u oírla en lo personal o en lo colectivo, despierta emociones y nostalgias muchas veces guardadas en el alma. Las cuales brotan tan pronto como esta especie de himno, remueve las fibras de nuestro nacionalismo, el amor por la patria

En los dos viajes que ha hecho nuestro presidente a Estados Unidos, a la ONU primero y en esta semana a Washington a la reunión con Biden y Trudó, nuestros paisanos hicieron de las calles cercanas a donde se reunieron, el espacio en el que retumbaron los aplausos, las adhesiones a las políticas de AMLO. La nostalgia y el orgullo de ser mexicanos hicieron que el canto sobre el México lindo y querido se hicieran presentes como reconocimiento a nuestro ser nacional. Un momento feliz que hizo surgir las lágrimas en muchos de los mexicanos que coreaban el nombre de su presidente

Motivos para que esto pudiera darse y verse al través de las redes sociales en muchas partes del planeta, fueron evidentes. Por primera vez el presidente de México puso en la mirada del mundo las políticas de un gobernante que lleva en el alma los sentimientos y las demandas de un pueblo con hambre y sed de justicia. Miles de mujeres y hombres que se hicieron migrantes porque su patria y los gobiernos de la oligarquía y que nunca quisieron ni pudieron atender satisfactoriamente sus demandas, se fueron del país huyendo de la miseria, de la represión y del clasismo que sobre los pobres montaron los privilegiados, los que hicieron del robo a la nación, el modus vivendi, que hoy lloran con amargura al ver perdidas sus canonjías y un gobierno abrazado por su pueblo

En el canto del México lindo y querido los migrantes mexicanos y los que estamos de este lado de la frontera con Estados Unidos, estaban contenidos los pasos que hemos dado en la conquista de un proyecto de nación en el que se encuentran nuestros sentimientos nacionalistas, el orgullo de ser mexicanos y especialmente el cumplimiento de un anhelo democratizador y libertario por el que tanto hemos luchado millones de mujeres y hombres. En ese coro que se oía en las calles cercanas a esos encuentros, los mexicanos estábamos mostrando un contento por lo que se está construyendo en el país

Es el derecho a la libertad de expresión, la participación de la gente en la defensa de la democracia participativa, por los apoyos del pueblo a sí mismo, por la lucha contra la corrupción, contra la impunidad, por el apoyo a los adultos mayores, a los niños, a los campesinos y a todos aquellos que caminaban por senderos llenos de olvido y amargura, fue lo que Salió del corazón de los forjadores del México de hoy

El canto del México lindo y querido estuvo acompañado de otras expresiones que brotaban de nuestros paisanos. Honesto y valiente, ese es nuestro presidente, era el grito que desgarraba las gargantas de nuestros compatriotas y hacían correr por nuestras venas el orgullo y la satisfacción de contar con un gobernante que está haciendo respetar al país. Pronto tendremos un México distinto al que ahora con satisfacción ya estamos mirando. Tendremos en pocos meses la oportunidad de ratificar el mandato al presidente López Obrador, de acompañarlo el 1º de diciembre en el zócalo de la CDMX. ¡Será apoteótica esta victoria! La expresión carroñera, la que no le perdona a la gente haber llevado a la presidencia a uno de sus filas, incrementará su rabia ante cada triunfo del pueblo y sus inevitables derrotas políticas ya vistas por doquier

Ganaremos las seis gubernaturas del año próximo y empezarán a funcionar las obras de infraestructura como el AIFA, la Refinería de dos Bocas y se pondrá en marcha el tren rápido Toluca CDMX. Para finales del 2023 el rostro de la patria será irreconocible. Las obras en construcción serán inauguradas por el presidente López Obrador y el orgullo nacional se multiplicará más allá de nuestras fronteras. Entonces surgirán otros cantos y se abrirán otras alamedas. Por ellas caminarán los niños, los ancianos, el pueblo en general. Para entonces, los mexicanos podremos gritar al unísono con todo el corazón. ¡Viva el México lindo y querido ¡Ese será nuestro nuevo canto de batalla

 

lunes, 1 de noviembre de 2021

La deuda que no le había cubierto a mi madre

Por JESÚS SOSA CASTRO

En la parte alta del nudo mixteco, allá en la Sierra Madre del Sur, nació una mujer campesina que a los 18 años se convirtió en mi madre. En esas montañas inhóspitas, agrestes y alejadas de la civilización, procreo a sus nueve hijos, Yo fui el mayor de ellos y obvio, soy el más viejo de la camada. Haber nacido y sobrevivido por muchos años en esos lugares, no dejó de ser un triunfo de la naturaleza. Pues mis progenitores venían de familias numerosas, analfabetas y empobrecidas hasta lo indecible

Los primeros años de mi vida los pasé como peón al lado de mi padre. Tuve la fortuna de respirar aire puro, oír el gorjeo de los pájaros, ver correr el agua cristalina por los arroyos y por las noches observar las estrellas acostado en un petate de palma en el patio de mi casa. A las cinco de la mañana empezaba el ajetreo. Había que ir al monte donde pastaban los bueyes, uncirlos al yugo, empezar las labores de labranza, darles agua, subirlos al monte para que se alimentaran y regresar a la casa donde mi madre nos esperaba para comer lo que había logrado para alimentar a su esposo y a su hijo

Este era el quehacer cotidiano. Una rutina que me fue haciendo hombre sin haber tenido tiempo para el juego o la distracción. Toda mi niñez giraba alrededor del campo y yo, no me sentía mal. Me hacía feliz el trabajo y el disfrute de una paz y de una quietud que no perturbaron nunca las fibras de mi alma. Al paso de los años y de cuando en cuando he recorrido mi pasado campesino. El que más influyó en mi vida y en mi formación fue mi padre, pues siempre andaba con él. No reparé en el trabajo y en el silencioso sufrimiento de mi madre. Pues antes que todos y en toda su vida, era la primera que se levantaba a moler y hacernos el almuerzo. Su vida de mujer campesina no le permitió conocer la tecnología que aligerara su trabajo y lo hiciera menos penoso. Siempre estuvo pegada al metate haciendo tortillas, salsas de chile guajillo y frijoles de la olla

Años después a mi padre le quitaron la tierra que le rentaban para trabajar. Y como ocurre con los pobres y con los pueblos originarios, los poderosos nos fueron echando hacia los lugares más inaccesibles. Vivíamos en constantes peregrinaciones en busca de espacio para trabajar. Nos fuimos montañas arriba, y allá, en la cresta de una de ellas, limpiamos una cueva natural para convertirla en nuestra vivienda. Una vez instalados nos pusimos a desmontar pequeñas parcelas para luego ponernos a sembrar. Allí fue donde por primera vez, vi llorar varias veces a mi madre. ¡No tenía nada que saciara el hambre de su prole

Supongo que por andar todo el día trabajando con mi padre, no me daba cuenta de los sufrimientos de esta diligente mujer. Tampoco entendí la actitud parcial y a veces grosera de mis abuelos paternos. Estos, poco duraron en mis recuerdos. Siempre vieron con malos ojos a mi madre que quiso ser independiente del tutelaje que por años ejercían los padres con los hijos y con las nueras. El núcleo familiar lo conservaban los “papás grandes” y los hijos con sus mujeres, tenían que vivir hacinados bajo el techo de los tatas mandones. Hoy, siete décadas después, estoy convencido que esa fue la causa de sus constantes desavenencias con mis abuelos

Además de esos hechos, harto difíciles que vivíamos, se sumaban circunstancias políticas que en ese entonces recorrían los caminos del Sur. Por las noches, veía que mi padre se despedía de nosotros y le recomendaba a su esposa que nos cuidara. Tomaba su vieja escopeta calibre doce, unos harapos que hacían las veces de cobija y se iba de la cueva sin que supiéramos hacia dónde. Varios días después me enteré que la leva, andaba levantando a los hombres en edad de ser incorporados en las filas del ejército, para luchar contra las bandas que había dejado la guerra cristera. Mi madre y sus hijos, habían sido abandonados por meses, mientras mi padre era obligado a pelear en defensa del Estado “revolucionario” y librar, contra su voluntad, batallas que, en nombre de Cristo Rey, los cristeros habían convertido en un propósito indecible. Hoy cubro una deuda que tenía con mi madre, recordándola con todo el amor, el respeto y la devoción que le debía