miércoles, 27 de septiembre de 2017

El Estado arrollado por una crisis social y atracado por una banda de malhechores

Por JESÚS SOSA CASTRO

Desde hace  tiempo habíamos hecho planes mi esposa y yo para irnos unos días de descanso a Oaxtepec, Morelos. En ese lugar hemos dejado una parte muy importante de nuestro trabajo y de nuestra historia familiar. Al pie de un encino que le hemos ido cortando las alas para que no crezca  tanto, hemos pasado horas comentando libros y viviendo a placer lo que nos ha dado y quitado la vida a lo largo de los años. En ese árbol y por muchas veces, nos hemos sentado decenas de camaradas discutiendo qué podemos hacer para que este país no se lo coman los buitres del sistema. Bajo su sombra, también ha estado sentado mi padre cavilando sobre su vida campesina, sobre su vejez y muy probablemente sobre la presunción de que su muerte se acercaba. Lo vi llorar como un niño y sólo pude abrazarlo fuertemente sin estar en condiciones de decirle ninguna otra palabra
De entonces a la fecha ha pasado mucho tiempo. La vida me ha llenado de grandes enseñanzas y de no pocos quebrantos, la mayoría de estos, ajenos a mi autodeterminación. Uno de estos hechos fue el terremoto del 19 de septiembre del año en curso. Afectó mi vida, mis proyectos y quebró la tranquilidad de una ciudad que avanzaba en la ruta para alcanzar nuevas conquistas: todas en la idea de hacerla una ciudad incluyente, democrática y libertaria. Pero de pronto este proyecto fue trastocado por un terremoto y todo ese cuerpo de leyes y derechos fue puesto a prueba por miles y miles de jóvenes que, a contra pelo de lo que afirman los aduladores, repudian las políticas públicas de los gobiernos y de los partidos. Su  conducta contiene la esperanza de que este país, por fin, eche del poder a esa banda de malhechores que hoy desgobiernan la nación
Casi 15 días después, la ciudad y su gente somos otra cosa. Hay tristeza, desolación, muerte y encabronamiento contra el sistema y sus gobernantes. Javier Gallego, un periodista madrileño en su programa de Radio Carne cruda -clausurado por razones políticas- hizo en su tiempo una parodia que bien se puede aplicar a lo que pasa en  nuestro país. “El Estado, decía, se encuentra en estado de coma, necesita de quirófano para operar a corazón abierto. Sobre la mesa de operaciones tiene un paciente con roturas múltiples,  traumatismos generalizados, y colapso general. Ha sido arrollado por una crisis social y atracado por una banda de gánsteres….” (*)
Este parece ser el retrato del México de hoy. El fenómeno natural puso al descubierto todo el pus que sale de sus entrañas. Vimos que no solo hay gobernantes incompetentes, ignorantes y ladrones. Hemos sido testigos de cómo el Estado desde hace tres años ha desaparecido a 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa y de cómo se han cometido crímenes de lesa humanidad en contra de pobladores de distintos lugares del país. A este ejercicio gubernamental está respondiendo nuestra juventud, que del 19 de septiembre a la fecha ha demostrado que su capacidad es oportuna y más eficiente que todo el aparato represivo y burocrático del gobierno federal y de la ciudad, el cual no pudo ser movilizado en apoyo de los damnificados
¡Después de todo esto nuestro viaje se pospuso! Ya llegará el día en que podamos irnos unos días a este bello lugar para sentarnos al pie de ese encino nuestro que ha sido testigo fiel de nuestras pasiones y nuestros desencantos. Me gusta su sombra a pesar de sus alas cortadas. Cada vez que me acerco a ese lugar vuelvo la mirada y mis pensamientos a lo que tiempos no muy lejanos le daban sentido a mi vida. Hoy todavía mis pies y mis ojos son quienes marchan y ven  la urgencia de una justicia que nuestro pueblo reclama con urgencia. La pobreza, el abandono, el sufrimiento y la marginación en que el gobierno mantiene a nuestro pueblo, pronto dejarán de ser lo que son para hacer posible la transformación social que el pueblo viene empujando con toda la fuerza. Al decir de la Senadora Layda Sansores San Román en el Senado, “nuestra juventud de hoy es mucha juventud para tan poco gobierno”
Pronto haremos planes para volver a disfrutar de las lecturas y las experiencias que en décadas hemos venido acumulando. Bajo la sombra de ese encino y con las cercanas flores del jardín, todos mis amigos volveremos a darle contenido a eso que le ha dado tanta fuerza a nuestras relaciones políticas. La militancia en la izquierda revolucionaria sigue de pie. Esta nueva etapa hará posible una nueva reunión y un aporte más a nuestras luchas que por décadas, hemos convertido en nuestras historias personales. Ese encuentro se hará y se hará pronto. A menos que ocurra otro temblor natural u otro terremoto político que vuelva a sacudir a este país ¡Ya lo veremos!
(*) Cita contenida en el libro Disputar la democracia, política para tiempos de crisis de Pablo Iglesias, Editorial Akal, págs. 38-49




miércoles, 20 de septiembre de 2017

Terremoto, burocracia y ciudadanos

Por JESÚS SOSA CASTRO

Confieso que nunca había visto un sismo como el del 19 de septiembre del 2017. Había sentido el del 28 de julio de 1957 cuando se cayó el ángel de la independencia y el que se dio hace 32 años también un 19 de septiembre. Los otros sólo me los habían platicado o en su caso ni siquiera los había sentido. Ayer, a eso de la 13.30 de la tarde iba con mi esposa a comer cuando empezó a sonar la alarma. Yo pensé que estaban repitiendo el simulacro para recordar lo que pasó hace más de tres décadas. De pronto el auto y los árboles se movían como un barquito de papel. Los edificios de al lado, los árboles y cables de alta tensión iban y venían como si un mar embravecido estuviera mostrándonos su enorme potencial destructivo
Paramos el auto que sin control se movía al mismo ritmo en que parecía que la tierra quería reventar por alguna parte. Al mismo tiempo veíamos que varios edificios comerciales y hospitales que están por la zona donde estábamos, se movían caprichosamente como si fueran de papel. En menos de medio minuto cientos de personas salieron a la calle llenos de pánico. No concebíamos, nadie, que treinta y dos años después, justo el 19 de septiembre, la ciudad de México volvería a ser víctima de otro terremoto parecido al de 1985
A partir de ese momento la zona se volvió un caos. Los semáforos dejaron de funcionar, el mobiliario que Miguel Ángel Mancera tiene tirado por todas partes para esconder los hoyos que está haciendo por toda la ciudad, se convirtió en un estorbo más a la circulación. Los cientos de miles de autos y transportes pesados que se mueven por la entrada norte rumbo al centro de la ciudad, se convirtieron en una trampa inamovible. Nadie podía huir hacia ningún lado. Después de casi una hora que nos tomó recorrer un kilómetro, llegamos a la casa para ver de otra manera lo que habíamos visto en la calle. Nuestros vecinos fuera de sus casas, los perros ladrando, las madres corriendo hacia las escuelas donde estaban sus hijos
En el interior de nuestra casa varias cosas se cayeron. Por fortuna ésta fue construida con cimientos de los que antes se hacían por albañiles profesionales. Apenas había pasado hora y media cuando por internet y por televisión empezamos a ver la enorme tragedia que había vivido la ciudad y su gente. Comenzaron a darse los reportes de los edificios colapsados y de las víctimas rescatadas a los pocos minutos de haberse dado el terremoto. ¡Ciento treinta muertos y creciendo su número!
Dos hechos aparecieron nuevamente en esta tragedia. El gobierno federal y el de la ciudad, Peña Nieto y Mancera fueron rebasados completamente por este y otros acontecimientos. Su actuación lamentable. Lo que les importa es su imagen. Dar la impresión de que están pendientes de sus gobernados cuando lo que impera es la demagogia. No le dan la cara a la gente porque saben del desprecio que siente por ellos. No están presentes en las tragedias porque estarían expuestos a su repudio sino a violentar más los acontecimientos cuando para moverse frente al pueblo, tienen que llevar consigo a un montón de lambiscones, guaruras y miembros del ejército para cuidarlos del justificado encabronamiento de la gente. Por eso ni Mancera ni Peña Nieto estuvieron ayudando a encontrar a las víctimas que quedaron atrapadas bajo los escombros de edificios, escuelas y centros de trabajo. ¡Simplemente se escondieron!

El otro hecho, tiene que ver con los ciudadanos de nuestra ciudad. Cientos de mujeres, hombres, jóvenes y niños se aprontaron a los lugares donde se cayeron los edificios y con todo tipo de herramientas y sin ellas, empezaron a remover los escombros para sacar a las víctimas de los escombros. La cultura y la sensibilidad de los ciudadanos de nuestra ciudad, contrasta con la concepción burocrática, arribista y corrupta de los funcionarios de todos los niveles y de todos los partidos. En pocos minutos cientos de estos ciudadanos rescataron a varias personas sin mayor apoyo que su convicción de solidarizarse con su gente. Nada que ver con los que tienen en sus manos la protección civil y los controles del gobierno. Los fondos que cubrimos con nuestros impuestos para atender este tipo de desastres naturales, se los roban toda esta bola de parásitos y mantenidos. Por lo demás, yo siento orgullo y respeto por esas mujeres, hombres, jóvenes y niños que estuvieron a la altura de este momento de tragedia natural. A los burócratas del gobierno y de los partidos, solo les dejo todo mi desprecio 

miércoles, 13 de septiembre de 2017

El gobierno, moribundo

Por JESÚS SOSA CASTRO

 De pronto al país se le vinieron encima todos los males. Un gobierno moribundo, una “clase política” asesina, incompetente y sobre todo, ladrona. Los que han vivido de la mentira y de la doble moral, son ahora hermanitos de la caridad, empeñados en quitarle votos a AMLO y seguir pegados a la chiche del poder. Estábamos conociendo lo de los 10 millones de dólares que Odebrecht entregó como “propina” a Emilio Lozoya, la Estafa maestra del gobierno de Peña Nieto al erario nacional, cuando viene la enésima amenaza de Ricardo Monreal de que ahora si ya se va de Morena porque dice que lo tranzaron. En esto estábamos cuando la naturaleza nos receta un temblor de 8.2 grados y un huracán que abre los albañales de la corrupción gubernamental en todos sus niveles 
Es indudable que todos estos acontecimientos se han venido en cascada cuando la capacidad de la izquierda libertaria para hacer llegar sus propuestas al pueblo sigue siendo su mayor debilidad. Basta echar una mirada a cualquier lugar de la República para darse cuenta del enojo social en contra de la burguesía gobernante. La razón: su incapacidad, corrupción y entreguismo. En tanto, la izquierda electoral sólo se ocupa de lo suyo. Por su lado, las políticas y decisiones del gobierno son una vergüenza nacional. Ese encabronamiento contra el régimen, no encuentra un cauce que lo conduzca hacia una salida política y organizativa en la que estén representadas sus demandas y sus soluciones
La izquierda revolucionaria ha resultado ineficaz para atender oportunamente estos problemas. Se ocupa mucho en discusiones bizantinas cuando al lado está un pueblo organizando su rebeldía y dándole paso a la creencia de que en el 2018 se encuentra la respuesta. Los millones de mujeres y hombres que están apoyando el proyecto de Nación que encabeza López Obrador necesitan algo más que la esperanza de que con su llegada a la presidencia se van a resolver sus viejos y complejos problemas. Para que esa esperanza se materialice, hay que organizar el triunfo desde abajo y de otra manera a como lo están haciendo hasta ahora los dirigentes de ese partido
Los sentimientos y las convicciones por un cambio de verdad, no se pueden desligar de un proceso interno en el que necesariamente la democracia y la transparencia jueguen predominantemente su papel. La profundidad de un cambio, sólo podrá darse si el partido se convierte en una fuerza organizada, con principios e ideales, con una dirección revolucionaria, con una idea distinta sobre la unidad, la democracia y la transparencia. Sobre todo con un profundo respeto a la libertad de expresión y a las diferencias políticas. Sin esta fuerza, sin esta unidad, sin democracia interna y sin respeto por la libertad de expresión, despojamos al partido de la parte sustantiva de su política y de su fuerza que impulsa  la transformación nacional
En Rumbo Proletario creemos que esta fuerza no se ha configurado aún en las filas de Morena. Pero el hecho de que aún no se cuente con ella, no significa dejar de luchar al lado de esos millones de mexicanos que sin más, están pensando que  su esperanza de cambio y de vida llegará sin problemas en el 2018. ¡Eso no será así! A menos que volvamos a cautivar a la militancia y logremos resolver democráticamente el cuerpo estructural, político y organizativo del partido Morena, superaremos las debilidades que hoy nos tienen en el pasmo
Si esto lo salvamos democráticamente, si al lado de esos millones de luchadores que creen ciegamente en AMLO, si construimos una fuerza proletario popular que esté dispuesta a defender el triunfo electoral en cualquier circunstancia, si desarrollamos una pronta y eficaz política de propaganda y de información que juegue en contra de las campañas de miedo que desarrollan la burguesía y sus partidos paleros, entonces, y solo entonces, estaremos en la ruta del triunfo posible y de la victoria que se anda buscando por millones de mexicanos. De lo contrario……..

  




miércoles, 6 de septiembre de 2017

Los cueros y las correas de Morena

Por JESÚS SOSA CASTRO

El domingo 3 de septiembre Morena volvió a dar una muestra de fuerza muy importante. Varias decenas de miles de militantes y miembros de la sociedad civil, se dieron cita para la firma del acuerdo por la unidad nacional. El músculo mostrado se dio en momentos en que uno de sus dirigentes y jefe delegacional, había cuestionado los métodos y la transparencia que según él, no habían estado presentes en la encuesta para definir quién de los cuatro contendientes sería el coordinador de organización para la ciudad de México y potencialmente candidata o candidato a la Jefatura de gobierno

Para destrabar este conflicto, el inconforme planteó que se repitiera el procedimiento acompañado de dos encuestas espejo, independientes, que dieran la garantía de imparcialidad y certeza sobre los resultados cuestionados por la encuestadora interna de  Morena. Esta demanda fue llevada al Consejo Nacional y desechada por unanimidad ratificando el resultado que da como ganadora a la Dra. Claudia Shenbaum. Este hecho ha colocado al Jefe Delegacional de la Cuauhtémoc, no solo al borde de la histeria sino a un paso de su salida del partido que dice, ha maniobrado para sacarlo de la jugada

En el debate que se ha venido dando a partir de que se conocieron los resultados, se fueron creando dos bandos que crecían conforme los actores principales daban sus “argumentos” en uno o en otro sentido. Los apoyadores del inconforme comenzaron a deslizar la amenaza de que si no se cumplían las demandas de Monreal, consistentes  en la reposición de todo el proceso, examinarían la posibilidad de llevarlo a las filas de otro u otros partidos para que allí lo ungieran candidato a la Jefatura de gobierno. O sea, no es que cuestionara la encuesta que por cierto nunca probó que fuera fraudulenta, sino que se había trazado la ruta de querer imponerse por la buena o por las malas para ser él quien se nombrara coordinador de organización y de allí dar el salto a lo que realmente es su interés

¡Le fallaron sus cálculos! Pensó que alzando la voz y creyendo tener el apoyo de una pequeña parte de la militancia de Morena y de otros grupos priistas, perredistas y panistas, iba a doblar las decisiones del Consejo Nacional. Sobre todo porque los cuatro contendientes aprobaron todo lo relacionado con la encuesta. Días previos al acto del 3 de septiembre en el Monumento a la Revolución se especuló que se estaban dando negociaciones para encontrar un arreglo que dejara satisfechas a las partes. Sin embargo, los puentes tendidos y los intentos de allanar las diferencias, fallaron

El acto en la Plaza de la República colocó las cosas en su justo lugar. La mayoría de los consejeros que lo apoyaban ratificó su pertenencia a Morena. Se deslindó de los intentos separatistas de Monreal y se sumó al trabajo para sacar adelante el trabajo que impulsa Andrés Manuel López Obrador. El partido percibió  el peligro de que los infiltrados del PRI y muchos de los que animaban la inconformidad del Jefe delegacional se convirtieran en la cabeza de playa y desde allí darle cuerpo a sus ambiciones personales para ir creando su propia ruta hacia la candidatura del 2024. Desde luego que tiene derecho a esa aspiración, lo que no se vale es querer endosarle a Morena una campaña paralela a la de López Obrador

Hay que decir, sin embargo, que muchas de las críticas que hace Monreal son justas y verdaderas. Es verdad, por ejemplo, que varias de las decisiones importantes son unipersonales, que la militancia sólo cuenta para hacer el trabajo de campo, que no se tiene intención de crear una fuerza popular que dé sustento a su triunfo posible, que no tiene una política de cuadros para formados ideológica y políticamente, que no hay democracia interna y que los métodos de selección no siempre vienen de quienes conocen a los promovidos por su trabajo. Hay una falta de apego a la construcción de un partido orgánicamente incuestionable. Pero, siendo esto cierto y políticamente incorrecto lo que no puede pasarse por alto son las prácticas priistas, las presiones para acceder a los puestos de representación popular, no respetar los acuerdos mayoritarios cuando son debidamente consensados y separarse del partido si no se cumple con las exigencias para acceder al poder

Yo creo que Monreal ya se ha ido de Morena. La prensa está dando cuenta de los acuerdos que ya toma con los dirigentes del PAN, del PRD y del MC. Si de pronto todo lo que ha dicho sobre su lealtad al partido se le cayeron encima y sus intereses personales lo sacaron de Morena, que le vaya bien. Los habitantes de esta ciudad han hecho valer su derecho a no ser gobernados por el PRIANRD. Esa fue la razón por la cual los ciudadanos encuestados no votaron por él. Si ahora pretende ser jefe de gobierno por estos partidos o por alguno de ellos, va a ser difícil que la gane. Los ciudadanos de esta ciudad han superado desde hace treinta años, esas prácticas priistas y esa cultura del engaño. En esta ocasión esa ciudadanía combativa, formada políticamente, defensora de las libertades conquistadas por ella, no se va a equivocar dándole su voto a quien representa por naturaleza la cultura priista. ¡¡Ya veremos de qué cuero salen más correas!! Votaremos por la Dra. Claudia Shenbaum