jueves, 28 de enero de 2021

 

Entre el dolor y la incertidumbre

En recuerdo de Berenith González Berthier

Por JESÚS SOSA CASTRO

Escribo este texto lleno de pesar. El 24 de enero, el presidente dio positivo de covid 19 y en ese mismo tiempo, mis sentimientos han sido cimbrados por noticias que tienen que ver con la muerte de algunos familiares y amigos entrañables. Los miles de fallecidos en el país como resultado de la pandemia, me están produciendo dolor, incertidumbre y una especie de escalofrío. Sé de donde vienen estos sentimientos harto complejos, pero quiero explicármelos como un fenómeno social que está estremeciendo la conciencia del mundo

José Saramago escribió un libro que tituló “Las intermitencias de la muerte” De ese texto extraigo algunas reflexiones que comparto con mis lectores con el ánimo de aminorar los estremecimientos que se están apoderando de las fibras cardiacas de un mundo de gente. Lo que encuentro en ese texto tiene que ver con lo que pasaría en el orbe, si la soberbia de los seres humanos nos condujera a pensar en dejar de morir, en vivir para siempre y derrotar a la muerte. En él se dice que este tema no es una fuente de inspiración. Entiendo que lo que quiso decir este escritor portugués es que morir, siempre será estremecedor, en tanto que la desaparición física, no se lleva lo que en vida se libró. La muerte siempre dejará un vacío que no es fácil llenarlo con nada. Ni siquiera con los polvos de recuerdos que siguen siendo llevados y traídos por el tiempo

No menos profunda es la pregunta que se hace este escritor: ¿Qué pasaría si la gente dejara de morir, si pudiéramos vivir eternamente? Afirma que esto podría ser un auténtico desastre. Asegura que el que se suicida no es necesariamente un cobarde, cree que cuando su vida mental o cívica ha terminado ya no vive, entonces, se impone la desesperación y termina con su vida. "Vivir eternamente en la tierra sería un castigo al ser cada vez más viejos” Pero, entonces, ¿qué explicación nos damos para hacer que la muerte física no nos duela tanto, deje de estrujar nuestros corazones y de paso llene de dolor y de incertidumbre a los millones de mujeres y hombres que estamos padeciendo esta enorme tragedia en la mayor parte del mundo?

Cuando la muerte se convierte en algo personal, cuando no mueres abrazado por tus seres queridos, cuando el dolor no se puede compartir porque la misma muerte te margina para evitar tu propia muerte, entonces los creyentes, los libres pensadores, nos preguntamos con un dejo de amargura: ¿Quién o quiénes están decidiendo la vida o la muerte de millones de personas que de pronto se nos van como fantasmas que salen de tu corazón y se desprenden de tus brazos como nunca pensaste que ocurriría? ¿En dónde quedan las peticiones a Dios o a la naturaleza si finalmente llegó la hora y caminamos hacia la nada, cuando vemos que todo se acaba y Dios no se cuestiona lo que ha pasado con su creación?

Todos los días tenemos información de los miles de contagiados, de enfermos y fallecidos, No hay nadie que esté exento de ser víctima de esta pandemia. Hoy se contagió el presidente. Otros, los que no pudieron remontar la enfermedad, no tuvieron siquiera la posibilidad de ser abrazados por sus familiares porque éstos estaban ante el riesgo de ser las víctimas siguientes. Algunos asumieron que era una decisión de su Dios. Aceptaron que nada de lo que hacemos o somos es para siempre, que asumirlo como tal, es el principio de un entendimiento de lo que fuimos y de lo que dejamos de ser. José Saramago dice que, tenemos que morir para seguir viviendo, de lo contrario, la vida no se aguantaría. En toda esta compleja situación una cosa es real. El mundo está siendo víctima de nuestras propias acciones. Somos los creadores de esos hilos que nos conducen a la muerte. Los que estamos acabando con la naturaleza, con el medio ambiente, con la vida

Reconocerlo no significa dejar de lado el dolor que nos causa la ausencia física de nuestros familiares y amigos. Sobre todo, lo que nos duele es la forma en que están pasando las cosas. La impotencia de no contar aún con los suficientes insumos biológicos para aminorar la proclividad a ser contagiados por el virus y al final llegar a la muerte, es algo que nos estremece. Con el jefe del ejecutivo federal miramos hacia los lados y nos convencemos de seguir construyendo una nueva forma de vida. Nada que nos lleve a la desesperación y al miedo. ¡Somos todo y somos nada! Espero que bajen los contagios, el número de fallecidos y que AMLO cuanto antes siga estando físicamente al frente de la nación 

 

 

 

martes, 19 de enero de 2021

 

Las ideas y la palabra, una fuerza descomunal

Por JESÚS SOSA CASTRO

Demás está decir que hoy el debte sobre las ideas y sobre la libertad de expresión es un tema que está provocado un especial interés entre quienes hacen política. La querella elemental sostenida por los opinólogos que siguen anclados en la vieja  cultura priista, tan llena de banalidad, chabacanería, patrioterismo y corrupción, poco a poco empieza a dejar de ser tema de discusión. Otros, los menos por cierto, hacen un esfuerzo teórico para darle valor a las ideas y a la palabra que permitan la elevación del debate y contribuyan a la construcción de un proyecto político arropado por el desarrollo de la conciencia de clase, el impulso de las convicciones revolucionarias y la creación del instrumento cohesionador, dirigente, que sea capaz de conducir y de coordinarse con todas las resistencias que luchan contra la vieja cultura que nos ha dejado la burguesía

El “debate” que debieran desarrollar los distintos liderazgos partidistas y precandidadatos a encargos de representación popular, es tristemente empobrecedor. Y lo es, no porque los “ideólogos “ piensen que hay importantes déficits de cultura política en nuestro pueblo, sino porque hay una pobreza intelectual verdaderamente lamentable en casi todos los que han hecho de esta actividad un modus vivendi que, a contracorriente de lo que se necesita, viven de la política sin decencia ni formación ideológica. Les ha bastado ser un poco lambiscones  y un mucho inmorales para convertir esa  herramienta en una lastimosa vergüenza nacional. Si hay que participar en la construcción de nuestra democracia tenemos que mirar al través del mundo de las ideas, de la enseñanza, de la reflexión y el debate. El escritor, poeta y dramaturgo francés Víctor Hugo decía que “nada tiene tanta fuerza como una idea cuando le llega su hora” (*)

En México, pocas ideas aportan los opositores que quieren volver a conducir los destinos del país. Con la excepción del presidente López Obrador, sus oponentes y la inmensa mayoría de los hasta ahora precandidatos a gobernadores , diputados federales y locales no dicen nada importante que llame a la discusión y a un debate de ideas. Su discurso  es el típico manoseo de los lugares comunes en el cual no hay compromiso con nadie sobre nada que trascienda la ramplonería y la banalidad. A tal grado existe la pobreza ideológica y política sobre los problemas del país, que muchos preecandidatos de la izquierda, del PRI, del PAN y de la diesmada chiquillada, se la pasan chapoteando en las aguas del viejo discurso patriotero, del pupulismo, del autoritarismo y del fracaso de la cuarta transformación

 AMLO ganó la presidencia de la República y ahora la izquierda está obligada a ganar el debate político en las calles, en las organizaciones sociales, en las universidades, en las iglesias, en los sindicatosos, en los medios de comunicación, en todas partes donde necesitamos hacer llegar nuestras ideas y nuestras propuestas. Trabajar arduamente para organizar al pueblo y defender las políticas sociales y los derechos a vivir con dignidad y con libertad. Esa libertad que el pueblo ha conquistastado desde el 1º de julio del 2018. Subestimar la presencia de los recursos que los mafiosos están poniendo en el escenario con vistas al proceso electoral del 6 de junio del año en curso, sería un craso error

La guerra sucia en contra del presidente la están alimentando con la anticipación requerida. Los medios masivos de comunicación y los chayoteros de siempre, están recibiendo montones de dinero para lanzarse contra AMLO así sea en las cuestiones más elementales. La incapacidad y el descrédito  político e ideológico de muchos dirigentes y precandidadatos a los distintos encargos públicos, tenemos que sustituírlos con un trabajo de organización de las bases del partido, con un debate público en el que estén presentes las ideas y la fuerza de la palabra para convencer al pueblo de por que hay que votar por Morena en las elecciones de junio. La diatriba, el insulto, la basura y el aventurerismo mediático, no deben ser ni el tono ni el contenido de nuestra campaña. Las ideas y la palabra deben pasar a ocupar un lugar destacado en la lucha contra el viejo régimen y sus testaferros

(*) Cita de Ramón Lobo en su libro Conversación con Juan Carlos Monedero, Ed. Turpial

 

martes, 12 de enero de 2021

 

Lo bueno, lo malo y lo que viene

Por JESÚS SOSA CASTRO

Con casi treinta días de vacaciones y quince de haber iniciado el año 2021, escribo mi primer artículo para SDP Noticias. Confieso que después de este largo período de descanso, perdí un poco la práctica de escribir, me dediqué a disfrutar de las cosas mundanas que por muchos años me había negado por estar metido en la política. Hoy dediqué este tiempo a mi familia y a un descanso que había venido posponiendo por andar ocupándome de la construcción de una fuerza de la que, por desgracia, los oportunistas de derecha se han apropiado. Dejar de escribir se pierde el ritmo y ahora me está costando trabajo hacerlo con la rapidez que las necesidades imponen. Más aún cuando el mundo de la polaca en el que siempre ha estado presente mi trabajo, está tan viciado y tan carcomido por los intereses personales de muchos pájaros nalgones que harto conocemos los militantes. El periodista Catón llegó a referirse a ellos como “los conozco mascaritas”

Hecho este apunte, procedo a escribir sobre algunas cosas que dieron contenido a este período. Registro en primer lugar el enorme trabajo, los beneficios sociales, y el saneamiento de la vida pública que día con día impulsa el presidente de la República. La manera como ha enfrentado las crisis de la pandemia y la económica, sin endeudar el país, sin gasolinazos, sin inflación, con el respeto de pueblos y gobiernos de muchos países del mundo y sin sobresaltos en la vida política y social de México, es, por decir lo menos, lo bueno, lo mejor que le ha sucedido a nuestro pueblo y a nuestra nación

Sin embargo, no todo ha sido miel sobre hojuelas. Como militante de izquierda por más de cincuenta años, me apena tener un partido que aún no se encuentra ni política ni orgánicamente. El CEN de Morena arrastra un enorme déficit de credibilidad, ha manoseado su organización de manera torpe, se ha distanciado de las bases, está al margen del debate púbico, no dirige a nadie, ha impuesto candidaturas a diestra y siniestra, nadie lo respeta, y lo peor, ha perdido contacto con los millones de patriotas que llevaron a la presidencia a López Obrador

Quienes hemos abrazado un proyecto político transformador, nos encontramos en una situación harto complicada. Lo que está haciendo el presidente es parte de nuestra obra, es el trabajo de muchos camaradas que murieron en el camino organizando y luchando al lado del pueblo. En mi haber y experiencia política estuvieron personajes como Othón Salazar, Rubelio Fernández Dorado, Arnoldo Martínez Verdugo, Gerardo Unzueta Lorenzana, Valentín Campa, Lucio Cabañas, Ramón Danzós Palomino, Eduardo Montes Manzano, Rafael Jacobo García y otros muchos compañeros cuyo trabajo y ejemplo siguen siendo mis banderas.

Quisimos que la lucha y el trabajo, sirvieran para producir riqueza para todos. Convertir la igualdad y los derechos sociales y políticos en el modo de ser y actuar de nuestro pueblo. Nos inspiró la enorme voluntad que el México profundo, el olvidado, el excluido, el empobrecido, siempre puso en juego para hacer de la transformación revolucionaria el orgullo de una nueva mexicanidad. Donde el trabajo, la paz, la felicidad y la dignidad, fueran las banderas que pudiéramos pasear por los distintos rincones de la patria. ¿De donde si no está mi razón por la que votaré por Moren a pesar de que no me identifico con las prácticas políticas de un CEN que nos fue impuesto por las reminiscencias del viejo régimen político que no acaba de morir?

Lo que está ocurriendo con los medios convencionales ya es en sí un acto de lesa censura a las políticas del gobierno de AMLO. Las mismas amenazas de parte de las redes sociales significan la desaparición de los derechos inalienables que tienen que ver con la información y la libertad. El sentido patrimonialista y autoritario de los grandes corporativos de la comunicación, están poniendo al descubierto el rostro reaccionario y ultraderechista del INE y del TEPJF por estar empeñados en impedir que el presidente continúe dando sus conferencias mañaneras Quieren convertirse en el burdel donde la prostitución política sea la que domine el escenario público. ¡Ya veremos si el pueblo lo permite!