sábado, 31 de mayo de 2014

Los hijos de los días JESÚS SOSA CASTRO

Los hijos de los días

JESÚS SOSA CASTRO@rasocasmié 3 jul 2013 17:30
  
Un apunte sobre el libro de Eduardo Galeano
Hay días en que uno siente que la vida no tiene sentido. Lees la prensa, prendes la televisión, oyes a la gente, y lo que encuentras son frivolidades y estupideces. Los espacios sociales, políticos y culturales, están llenos de tedio, desesperanza y abyección. Miras a tu alrededor y no encuentras salida a nada de lo que te preocupa. ¡En el entorno sólo hay violencia y muerte! Ningún filamento transfiere paz al corazón. Como un felino enjaulado te mueves de un lado a otro y el sosiego sigue sin aparecer. Todo gira en torno de la banalidad, la politiquería y la degradación. Tenemos un país adormecido, triste, hundido en sí mismo. No mira hacia fuera. ¡Tiene miedo de ver sus propias miserias y debilidades! Como que ha dejado de soñar y ha renunciado a esas utopías que lo hacían invencible, alegre, luchador. Hoy en mucho es dependiente de quienes lo tienen sumido en la orfandad cultural, económica y social. No quiere encontrar el espacio para asirse de una historia distinta que lo libere y lo haga trabajar por su futuro
Hastiado de ver estas cosas, me fui corriendo a refugiar en mis libros. Esos entrañables amigos que Carlos Ruiz Zafón documenta con arrogante elegancia en la Sombra del viento, donde se refiere al cementerio de los libros olvidados. Desempolvar esas letras, es  develar historias que  bien vale la pena hacer nuestras. En esa búsqueda loca por agarrarse de algo que aliente las horas de cansancio, me topé con  Eduardo Galeano, cuyos libros siempre están llenos de sueños y apuntes culturales. “Los hijos de los días´” me llevaron libro adentro, y en sus páginas, encontré los elementos que me hacían falta para tener el pretexto de hablar sobre algunas enseñanzas de mi padre. Al ir página tras página, fue apareciendo el mundo que Alexander von Humboldt y Aimé Bomplandt empezaron a hacer suyo en 1799 cuando, navegando por las inmensidades del mar, descubrieron el camino hacia América guiados por la brillante estrella de La Cruz del Sur
Encontraron la Patria que harían suya con sus pasos y sus obras. Hombres que “no vinieron a conquistar, sino a dar” ¡Y mucho nos dieron estos científicos aventureros!
Estas notas de Galeano punzaron fuertemente mi ánimo y envolvieron mi debilitada conciencia. Revivieron mis sueños libertos y me condujeron al inacabable deseo de hurgar en aquellos viejos recuerdos de los lirismos culturales de mi progenitor. El y las noches oscuras vividas en las montañas de la Sierra Madre del Sur, tendidos sus hijos sobre petates de palma, sembraron en nosotros las formas de guiarnos hacia los encuentros futuros por la libertad. Ponía como faro conductor la refulgente luz de esa estrella que ya él conocía como la Cruz del Sur. ¡Esta será la brújula de todos, nos decía! Desde entonces, en mi caminar por el mundo la he llevado  conmigo como mi linterna principal
A la vuelta de mucho andar por estas viñas del señor, he visto caminos que quisiera recorrer, montañas que quiero subir y libros que quiero leer. Tarde, muy tarde, he empezado a entender el sentido de mis quehaceres ordinarios. Hoy vivo compartiendo con miles de compañeros, la utópica posibilidad de ver mi país en manos de líderes emergidos del pueblo. Sirviéndole a él, enseñándole a luchar por la equidad y la justicia. Ando en pos de los sueños de César Vallejo buscando hombres transparentes, sin importar que no sean “dueños de nada ni de nadie, ni siquiera de sus certezas” Quiero sentir el orgullo de mostrar mi cara al viento, para percibir el cruce incontrolable de los aires libertarios que hoy se hacen volutas en una geografía llena de corruptos e incompetentes.
El desánimo que nos corroe al ver tanta inmundicia, corrupción y decrepitud en las filas de los políticos que desgobiernan el país, no debe conducirnos a arriar nuestras banderas de lucha para lograr un cambio verdadero. A medida que el tiempo se agota, más ideas hay que desarrollar y más trabajo tenemos que hacer. La brega es larga pero siempre será importante tener la disposición de seguir caminando hasta alcanzar lo que nos falta. Si hemos  de hacerlo pocos, no importa. Los indecisos se irán sumando en el camino. Lo haremos convencidos de que en este trajinar, seguirá con nosotros el instrumento celeste con el que se orientaba el padre de la Geografía Moderna Universal y también mi padre, que mirándolo en esa oscuridad, le daba sentido a sus largas noches de insomnio. La brújula azulina que estos hombres utilizaban con cierto pudor religioso, seguirá siendo nuestra guía hasta el punto en que de manera natural y con la modestia del caso, tengamos que entregar las cuentas de nuestro trabajo
Estoy seguro que no habrá espanto ni regocijo por las luchas que vendrán. Todos los que estamos trabajando por cambiar el país, sabemos y entendemos hacia donde nos dirigimos. Vamos asidos brazo con brazo para construir otra historia. La historia que recogerá los nuevos sentimientos de la nación. Ya la estamos cultivando y procedemos a meter en sus alforjas, las pasiones y las ideas que han sido por siempre, las fuentes de nuestras locuras y de la eterna querencia por rescatar los destinos de México. Los pasos que nos faltan por andar, sabrán llevarnos a esas estrellas que descubrieron Alexander von Humboldt y Aimé Bomplandt en su camino hacia América y que las consejas empíricas de mi padre sobre la luciente estrella en forma de Cruz, hicieron posible que yo la  llevara por décadas, como un faro que alumbraba las negras noches de mi vida

miércoles, 28 de mayo de 2014

martes, 27 de mayo de 2014

Una nueva cultura para un nuevo militante




Por JESUS SOSA CASTRO

Importantes sectores del pueblo mexicano estamos empeñados en cambiar el sistema político social que tenemos. En este intento, hemos recorrido varios caminos y vivido importantes experiencias. La mayor parte de estos no dieron los resultados buscados. Electoralmente, en cuatro momentos de nuestra historia, la burguesía se ha impuesto mediante fraudes electorales. En julio de 1952, esta clase social y varios “caudillos” de la Revolución, impusieron a Adolfo Ruiz Cortines contra Miguel Enríquez Guzmán. En 1988 Cuauhtémoc Cárdenas perdió por el fraude que le hicieron estas fuerzas con Carlos Salinas de Gortari a la cabeza. En el 2006 impuso a  Felipe Calderón Hinojosa cuando el que ganó la Presidencia fue Andrés Manuel López Obrador. En el 2012, la burguesía hegemónica, volvió a repetir el fraude en contra de AMLO

En noviembre del 2012 surge el Movimiento Regeneración Nacional, Morena. Su nacimiento se dio debido a la incapacidad política y a la traición del PRD. La izquierda de entonces no pudo impedir el fraude del 2006 y del 2012. Lo más grave de este partido, fue haber abandonado la lucha por un cambio real del sistema. Al paso de los años, esta izquierda claudicante se entregó al poder y sepultó su proyecto político. Perdió sus bases y sus ideales y se convirtió en vergonzante defensor del statusquo

Ahora, Morena tiene ante la sociedad un importante y enorme compromiso. Ser lo que no pudieron o no quisieron ser los otros partidos. Ir por la transformación real del país es una enorme responsabilidad. El sistema burgués, ha trabajado por años para mantenerse en el poder. Ha recurrido a todo. A la sociedad la ha empobrecido, enajenado, le ha arrebatado su espíritu de combate, le ha quitado su dignidad, sus riquezas naturales y ha procreado una casta de gobernantes malvivientes, viles, que son una vergüenza nacional. Esta burguesía ya casi cumple cien años de estar en el poder

Resolver este ato enorme de complejidades requiere de mucha fuerza, de organización y de mucha claridad política.  Alcanzar los objetivos propuestos exige una clara conciencia de lo que enfrentamos. De un gran esfuerzo unitario, con las luces necesarias, para no ver sólo los elementos del poder, de los puestos y de los intereses personales o de grupo, sino mirar hacia una transformación profunda del país. El alma de la lucha de Morena está más allá de la lucha por los puestos. La sociedad nos ha tomado la palabra. Ahora tenemos que cumplirle con lo que decimos 

Junto a todo esto, los militantes de Morena necesitamos poner en el centro del debate el cuerpo principal de nuestra lucha. En general decimos que luchamos por un Proyecto Alternativo de Nación, que queremos el cambio verdadero, que vamos por una ciudad democrática, plural y con derechos. Que luchamos por un país sin corruptos y sin ladrones. ¡Todo esto está bien! ¿Pero cómo hacer que los militantes estudien a fondo estos documentos? ¿Estamos tomando medidas serias para lograr este objetivo? ¿Tenemos las fuerzas, la organización, los militantes, las políticas para enfrentar estas necesidades que requiere la transformación del país?

Como militante de Morena me preocupan estos asuntos. Lo que se ve y lo que se hace, hasta ahora, poco tiene que ver con estas necesidades apremiantes. Nuestras bases no tienen tiempo o el hábito de estudiar. No conocen su proyecto político, sus documentos básicos. No se les reconoce ni entienden su derecho de autodeterminación. Todo les viene desde arriba. No hay discusión, análisis de lo que pasa en el país. Nos ocupan la afiliación, las firmas, las consultas, la repartición de volantes, los foros, las reuniones, la integración de los comités territoriales y el llenado de formatos de todo tipo. ¡Seguramente que esto hay que hacerlo! Pero y ¿dónde queda el estudio de los grandes y complejos problemas que vive el país?  
Hoy la tarea es recoger 2.5 millones de firmas para la consulta ciudadana. Se ha metido a la gente a una carrera en donde si incumples la meta, no eres un buen protagonista del cambio verdadero. Se pierde de vista que ese “ejercito” de voluntarios sólo da su tiempo libre, pues tiene que trabajar para comer. ¡No hay conciencia de lo que está atrás de la privatización del petróleo y sus derivados! La gente asume que estas tareas son importantes y seguramente las cumplirá. ¿Pero con qué haberes formativos se quedan los activistas y  la gente? ¿No importa el contenido? ¿Acaso no es necesario abrirle espacio al estudio, al análisis para no hacer tan endebles y vulnerables los objetivos que busca Morena? 


Hay que reflexionar sobre cómo enfrentar a la burguesía y a sus partidos satélites. Ellos tienen años preparándose. Tienen ejércitos pagados y formados para hacer fraudes, para controlar el hambre, la inconformidad y la irritación de la gente. Están haciendo leyes para seguir dominando la escena política y electoral. En cambio Morena no está en eso. La organización y la formación de nuestras estructuras marchan lentamente, porque nuestra gente, la que trabaja para Morena, anda en el activismo permanente. Creo que estamos a tiempo para cambiar un poco el rumbo de nuestro trabajo. Un partido que no hace política, que no procura la discusión interna, que no promueve seriamente el estudio y la reflexión, que no se liga a los movimientos de resistencia, está haciendo mal las cosas. ¡Estamos a tiempo para empezar a cambiar!