sábado, 15 de enero de 2022

 

Convertir la palabra en una revolución

Por JESÚS SOSA CASTRO

En los últimos días del año 2021, fui testigo de una serie de hechos por demás importantes.  Oí y participé en discusiones sobre lo que pasa en el mundo de la política de nuestro país. Hubo valiosos argumentos y también trivialidades. Se habló sobre el QUÉ HACER de nuestra lucha y de cómo profundizar las transformaciones sociales y políticas que la mayoría del pueblo estamos haciendo nuestras desde el 1º de julio del 2018. ¡La discusión fue y es apasionante! Fueron evidentes los esfuerzos por salir de lo común y convertir la política en un instrumento con miras a hacer de la palabra, de la acción, el mecanismo al través del cual, se asegure una transición a la vida democrática en nuestra patria con justicia y libertad.  Profundizar los efectos de una revolución que acabe con desigualdades económicas, se rescate la dignidad de la mayoría de nuestra gente y se convierta al país en auténtico motor de la esperanza

Por momentos, la disputa entre la vehemencia y la teoría en las filas de Morena y fuera de ella, parecía dinamitar las estructuras de la organización. Las expresiones, las conductas y las caras de muchos compañeros del movimiento, reflejaban y reflejan en sus rostros y en sus ojos, el enojo o la aceptación de contenidos en discursos polarizantes en los que la visión chata de los dirigentes de Morena está violentando todas las normas y ordenamientos democráticos que se contienen en el Estatuto y en la declaración de principios. A veces se daba la impresión que desde dentro de nuestra conciencia, se están rompiendo los anclajes de una práctica política que ya no aguanta el peso de los hechos y de la crítica. Se requiere una revolución de nuestras viejas experiencias para estar en condiciones de dar paso abierto a los nuevos desafíos que exige la situación

Es conveniente destacar que a propósito de estas cuestiones se ha construido una edificación teórica que enriquece con creces el pensamiento de la militancia. Mientras unos hablan de los sentimientos más profundos de quienes han entregado su vida a la lucha, otros plantean la urgencia de construir una resistencia nacional que se ocupe con urgencia de construir una conducción revolucionaria, que impida que la lucha de nuestro pueblo, se quede varada en las demandas tradicionales y se pierda el objetivo de transformar el país en una vida auténticamente humana. Cuando estas luces y estas ideas revolucionaban las conciencias de miles de miembros del partido, en mi fuero interno se daba otra lucha en la cual el viejo topo del que hablaba Marx, carcomía mi vida y mis tiempos 

Sin embargo, me alegra que la voz del pueblo comience a reivindicarse. Otea el horizonte gris que le ha impuesto la derecha golpista y ha reconocido que ese tono no se compagina con la historia que está construyendo. Los muertos, desaparecidos, desempleados, excluidos y empobrecidos por el otrora poder burgués, no merecen el silencio y el olvido que manifiestamente se da en los órganos de dirección de Morena. La resistencia para articularse y convertir su fuerza en un torrente de miles de mujeres y hombres da muestras sobradas de su permanente incapacidad para romper con las viejas prácticas del oportunismo priista cada vez más fortalecido al interior de Morena. Ha vivido el entreguismo de los partidos sistémicos y traza para sí una ruta en la cual sus decisiones empiezan a convertirse en el objeto de sus luchas

¡La suerte que vive el país no acepta regateos ni lamentos! Ha llegado la hora de acompañar las palabras con los hechos, de articular y conducir a los trabajadores y al pueblo más allá de las demandas sectoriales. Es hora de correr a los corruptos del INE convertir la pasividad en acción, en una fuerza que derrote a la derecha rabiosa contra la 4T. Está visto que, si el pueblo no se organiza, no unifica su fuerza, no participa en la defensa del cambio verdadero; si no elige a la mejor candidatura para suceder al presidente López Obrador en el 2024, si no participa en la construcción de una nueva sociedad, sobre la revocación o ratificación del mandato; entonces la oportunidad para transformar el país se verá truncada y la derecha echará abajo todos los avances sociales, que el pueblo y el gobierno venimos impulsando en todo el territorio nacional. La apuesta está echada. Sólo falta pasar de los dichos a los hechos