miércoles, 27 de enero de 2016

El ser humano es más grande que la guerra (*)

Por JESÚS SOSA CASTRO

Svetlana Alexiévich dice que durante la segunda guerra mundial participaron más o menos un millón de mujeres en el Ejército Rojo. Acompaña esta cifra con una frase  de Osip Mandelshtam, poeta y literato polaco que estremece a cualquiera: “Veinte millones de personas caídas en la URSS, en balde abrieron una senda en el vacío”…. ¿Cómo se puede entender esta afirmación? ¿Cuáles son los elementos que la autora usa como referentes? ¿Por qué esta inconcebible capacidad del ser humano para matar?
Este escritor de origen polaco muere en un campo de trabajos forzados en Siberia durante el estalinismo. Un hecho que confirma la regla. Por su lado, la poesía y la obra literaria de Svetlana y de Osip, se han convertido, en un canto a la liberación de su patria y en dar a conocer al mundo el papel heroico de un millón de mujeres que lucharon y murieron por echar de su enorme territorio al fascismo alemán.  Su obra puede calificarse como una poesía “cívica” porque es una poesía contra el poder, contra el olvido y a favor del amor a la libertad
Hace varios años, cuando estaba en pleno auge la guerra fría entre “oriente y occidente” leí varios libros que hablaban del heroísmo del pueblo soviético y de su ejército. Poca literatura había que hiciera un juicio crítico de lo que el estalinismo significó para muchos cuadros militares, intelectuales y críticos. La lectura del Pabellón de cancerosos y el Archipiélago Gulag de Alexandr Soltenitsyn, me bastaron para pensar que el occidente, con los EU a la cabeza, quería destruir el prestigio internacional que la URSS había alcanzado al derrotar a las fuerzas armadas de Hitler. Me pareció entonces que sólo era una campaña anticomunista y que poca verdad encerraban los señalamientos que se hacían por parte de los críticos de oficio
Pero en el mes de octubre del 2015 la Fundación Nobel, dio a conocer que a la escritora y periodista Svetlana Alexievich se le otorgaba el Premio de Literatura. La prensa y los periodistas pronorteamericanos y al servicio de las mafias criollas, desataron una horrenda campaña diciendo que la autora exhibía sin piedad lo que Lenin y Stalin, habían edificado en ese país contra las libertades y la democracia de la gente. Quise conocer por mí mismo tales afirmaciones de la prensa pro yanqui y me fui a comprar el libro, La guerra no tiene rostro de mujer, libro en el cual, se decía, estaba escrito todo lo que por años “se había ocultado a la humanidad” y por el cual le habían dado el premio nobel a la escritora bielorrusa
Pues bien, aquí un breve testimonio de todo lo que este libro dejó en mis adentros emocionales. El relato me llegó. Abres sus páginas y no dejas de leerlas. Con ellas vives la pasión, la valentía y la muerte de miles y miles de jovencitas que se fueron a la guerra por defender a su patria. Es una historia que rescata el papel militar, guerrero por definición, de las mujeres jóvenes que ofrendaron todo, su juventud y su valor. El honor, la ternura, la valentía y el arrojo de las participantes en esta brutal guerra, solo eran superadas por el indeclinable deseo de echar del país a los invasores hitlerianos. Lo que vivieron, lo que sufrieron, sus sentimientos, sus amores perdidos y el olvido del Estado por ser mujeres y además jóvenes, está en el centro del relato y de esta historia sin fin
Es verdad que es un libro crítico contra los excesos estalinistas, contra las burocracias que se enquistaron en la dirección del Estado cambiando el sentido del marxismo leninismo. No es, en cambio, lo que la prensa y los gacetilleros hablaban y hablan del libro. Es un hermoso recogimiento de una verdad que por años, el machismo preponderante en casi todas las culturas, ocultó. El heroísmo insumiso de esa generación de muchachas hizo posible escribir otra parte de esa historia, que por fin, conocemos
¿Qué hace la gente bajo la tierra? preguntó un niño a la escritora. La respuesta no la pudo desentrañar. Lo que el niño preguntaba requería libros y libros de explicaciones. No era fácil entender por qué un almácigo de vidas que están en plena floración, tiene que ser destrozado por la metralla de enemigos que nunca les has visto su rostro. Tal vez la respuesta  estaba en el sufrimiento de otras jovencitas
“Antes pensaba -decía una jovencita- que el sufrimiento liberaba, que, tras superar las penas, el individuo ya solo se pertenece a sí mismo. Que su propia memoria le protege. Pero estoy descubriendo que no, no es una regla general. A menudo este saber existe como un ente oculto, como una especie de reserva intangible y secreta, como las pepitas de oro en una mina. Hay que separar minuciosamente el lastre y rebuscar bien entre los sedimentos del ajetreo diario para finalmente hacerlo brillar” y hacer que nos regale su preciada luz. Entonces -me pregunto- ¿Qué somos en realidad, de qué estamos hechos? ¿De qué material? ¿Cuál es su resistencia? ¡Eso es lo que queremos entender! Por esto yo ando en busca de la respuesta. Lo que preguntó el niño tampoco lo sé. ¡Lo que sí sé es que lo más espantoso de la guerra, es la muerte!

(*) Expresión contenida en el libro de Svetlana Alexievich, premio Nobel de Literatura 2015, La guerra no tiene rostro de mujer   

miércoles, 20 de enero de 2016

Contra las patrias. El nacionalismo revolucionario

Por JESÚS SOSA CASTRO

Rainer Maria Rilke, dice en el libro escrito por Fernando Savater que “la única y auténtica patria del hombre es su infancia. Solo quien nada vale por sí mismo puede creer que hay mérito en haber nacido en determinado lugar o bajo determinada bandera. El patriotismo tiene que subordinarse a la lealtad racional, a cosas como la humanidad y la justicia” El nacionalismo mexicano recogió, en su origen, este concepto patriótico como una ideología antagónica surgida del desbaratamiento de las dos grandes ideologías sociales del siglo XX, el comunismo y el fascismo. De la esencia social y nacional de estas ideologías, se sintetiza la corriente del nacionalismo revolucionario, un movimiento heterodoxo y ecléctico con distintas  tendencias internas. Eso hubo en México desde 1917 hasta más o menos la década de los sesenta. Después…..
  
¡Hoy ese nacionalismo se acabó! Nuestra humanidad debiera estar más interesada en los saberes y en la obligada transformación revolucionaria del país en lugar de ocuparse preponderantemente del hartazgo que nos está provocando la política electoral, el latrocinio, la criminalidad y la violencia. Las cuestiones filosóficas e ideológicas sostenidas por Rainer y Savater no se contraponen con lo que pasa actualmente con los políticos criminales y corruptos que se comen al país. Todos ellos se mueven en un mundo de impunidad, desprecian las leyes y no les interesa la patria

Saben que en México todo se compra o se vende según se esté en uno o en otro lado del río. La cloaca de la “justicia mexicana” representa el rostro real de los gobernantes, de los políticos y de la mayoría de los llamados líderes de opinión. Humberto Moreira es el caso más patético que muestra el pus de la justicia. Aquí era un señor de horca y cuchillo, se codeaba con Peña Nieto, con Salinas de Gortari, con Manlio Fabio Beltrones, porque todos son el rostro de la descomposición, de la narco política y de la corrupción. Son traidores a la Patria por naturaleza y por convicción.

En nuestro país, a Humberto Moreira nada le ocurría. Iba y venía sin preocuparse por la justicia. De pronto lo apañan en el aeropuerto de Barajas y toda la familia con antecedentes criminales empieza a tomar distancia de él. ¡Por lo menos mientras pasa el aguacero! La pena ajena consiste en que en México todo es impunidad. La violencia social, la criminalización de la política, las desapariciones forzadas y los encarcelamientos de líderes sociales, son actos calculadamente violentos para golpear a la oposición y confundirá la opinión pública. Son distractores en contra de la revolución auto determinada que ya se viene construyendo por los líderes de pueblo

Escritores y políticos han dado importantes opiniones sobre estos fenómenos. El nacionalismo, dicen algunos, es una ideología colectivista que convierte en un valor el accidente más banal. Todo es convertido en un gran acontecimiento al servicio del sistema. La fuga del chapo Guzmán, su recaptura, el avión presidencial, los twittes de Katy del Castillo y otros, son el hollín de la política mexicana. Amín Maalouf, escritor libanés y autor de “Los desorientados y de las Identidades asesinas” entre otros  libros, ha hecho aportes importantes sobre estos problemas. “Para que alguien se considere mejor a los demás -dice-  tiene que haber alguien que haga dejación de sus funciones, de cumplir la ley” ¿Hay algo que se parezca a lo que pasa en nuestro país?

El nacionalista, se mueve también en el mismo universo, donde si alguien lo ataca se lo acusa de ser un traidor. La razón estriba en que la única diferencia entre ambos, es la zona geográfica a la que uno y otro llaman “nación” El propio título del libro de Savater, rechaza ese tipo de argumentos.  Dice que el nacionalismo contiene de por sí un efecto polarizante, exalta “la unidad sagrada de la Patria, pondera hasta el exceso a quienes niegan un federalismo real y apoya indiscriminadamente a cuanto cacique y políticos corrompidos existen defendiendo sus cotos de poder” La centralización de eso que tienen en sus manos, es la fuente principal de sus empeños jurídicos y políticos. ¿Nos dice algo la Reforma política de la ciudad de México que pronto será promulgada?   ¿Nuestros derechos ciudadanos dónde van a quedar?

Lo que nos están imponiendo Peña Nieto y Mancera es una Constitución antidemocrática y centralizadora. Hace décadas repudiamos con nuestro voto estos comportamientos políticos de las mafias priistas. La reforma política que le quieren imponer a la ciudad es un ejercicio violento, jurídica y políticamente mendaz. Por decreto es el Jefe de gobierno el único que puede presentar el proyecto de Constitución y nadie la puede objetar. ¿Han vuelto las camisas pardas hitlerianas para secuestrar políticamente a todos los ciudadanos de nuestra ciudad? ¿Acaso no nos damos cuenta que estos políticos mediocres le están entregando la llave de la ciudad de México a los viejos caciques para destruir sus avances políticos y sus derechos sociales logrados en un proceso esperanzadamente democrático?

¿Qué hacemos, mientras tanto, todos los que con muchos esfuerzos y en un proceso largo y grandes movilizaciones ganamos derechos sociales y políticos que en ninguna otra entidad se han conquistado? ¿En dónde andan nuestros líderes de la izquierda no oficial ante este acto regresivo y carente de constitucionalidad? ¿En dónde andamos los ciudadanos que somos los directamente afectados por este atropello de Peña y de Mancera?  Lo que vemos a simple vista es que la gente anda buscando trabajo para comer, pero y los líderes que viven de nuestros impuestos, ¿a qué se dedican? Andan perdidos en las disputas internas o en las tareas de organización que hasta ahora nada organizan. Si esto es así, “cabe lo que dijo el ex clásico de los Pinos:  hay se los haiga”






miércoles, 13 de enero de 2016

Hay quienes se mueven, pero caminan para atrás

Por JESÚS SOSA CASTRO

A todos nos ha tocado vivir una época llena de asombros, de avances científicos, tecnológicos. También estamos viviendo una crisis en la política. Esta se resquebraja y con ella todas las fuerzas que le están dando soporte. El pueblo le ha perdido la confianza, mientras las esferas del poder son una pudrición. Por todo el país crece el hambre, la miseria y la desesperanza. Las riquezas naturales nos las están arrebatando los grandes consorcios nacionales y extranjeros. Setenta millones de personas incluyendo la totalidad de los pueblos originarios, están en la pobreza extrema a pesar de la riqueza de sus territorios. Nuestros 43 jóvenes de Ayotzinapa siguen desaparecidos y su semilla aún no alcanza a germinar
Estamos iniciando el año 2016 y nuestra esperanza de ver otro México no se percibe. Los tiempos exigen desarrollar una cultura política que se contraponga a la tradicional, al fortalecimiento de un Estado depredador y a una generación de políticos del carabaneo y el seguidismo acrítico. Estamos viendo como este mundo ya no es nuestro mundo. Se lo han apropiado las élites, los sátrapas y los enemigos del pueblo. En medio de esta imbecilidad sistémica, el estudio colectivo y el análisis de los problemas deben ser una ventana abierta al conocimiento, para oponerlo a ese mundo de pudrición y de escarnio. Hay que crear una ciudadanía nueva, pensante, crítica y dispuesta a luchar por una vida completamente humana
La política clásica demuestra que no se hacen las cosas de forma distinta porque la autollamada clase polìtica no sabe hacerla de otra manera. Por eso muchos en Rumbo Proletario estamos ensayando otro camino.  No queremos seguir picando piedra como lo hacen los que se auto denominan lobos de mar. Queremos poner en juego nuevas experiencias políticas, andar otros caminos y hacer cosas diferentes en estos tiempos complejos. Hay otros que afirman que luchan por transformar Méxco, pero caminan para atrás. Se andan aliando con lo peorcito que ha parido este paìs
Los rumberos transitamos por un mundo lleno de posibilidades nuevas. Si el país se derrumba y la sociedad no acierta aún a encontrar salidas adecuadas a estas complejidades que estamos viviendo, no es solo por culpa de los revolucionarios. El 5º Congreso Nacional de Rumbo Proletario puso el acento en los problemas de una dirección política que construya el instrumento que lleve a un cambio en México. Luchamos por recuperar ese proyecto transformador del que otros hablaron. Las retrancas son muchas y sus sostenedores abundan en todas las organizaciones políticas, incluída Morena. Los dirigentes de la gran ciudad capital, no están mostrando ninguna capacidad y su proyecto del que hablan en la Declaración de principios cada vez se aleja más de la realidad. Los miembros y votantes a favor de Morena estan desencantados y al margen de lo que que está ocurriendo en las distintas esferas de la polìtica porque no se les ve ni se les oye
La lucha de todos los que queremos un cambio no es una lucha sencilla. De la misma manera en que la ciencia no logra el cien por ciento de éxito en el primer experimento de laboratorio, el éxito de un experimento político es el logro de múltiples fracasos. En Morena ya llevamos dos y no queremos que esto vuelva a suceder. Un fracaso más de la izquierda retrasaría el cambio que buscamos, por muchas décadas. Queremos un partido distinto al que vemos, organizado, democrático y capaz de emocionar con sus acciones a millones de miembros y de ciudadanos. Solo así construiremos el futuro. Esta forma de ver los acontecimientos, es la que queremos que empiece a practicar la nueva ciudadanía con la que andamos trabajando
Queremos desarrollar nuevas formas de acercarnos al pueblo, desarrollar nuevas reglas del juego, entender la complejidad de las luchas sociales, probar, ensayar y avanzar poniendo en práctica la sabiduría, la paciencia y el análisis de las cosas. Debemos llenarnos de ideales que revolucionen nuestro pensamiento y nuestras acciones de lucha. Hay que estudiar todas las experiencias como una condición que nos ayude en la articulación de nuestras ideas y nuestro trabajo con el de otras expresiones similares a las nuestras. Vivimos el resquebrajamiento de una clase social corrupta pero con mucha experiencia y recursos en las cuestiones de la política. Por lo tanto, buscamos por dónde circular para hacer frente a las nuevas situaciones que se nos van presentando. Formamos parte de una fuerza nueva, con una visión más allá del activismo sin fin y sin objetivos claros. Somos leales a nuestro grabajo en Morena porque aún puede ser la opción de cambio si se modifican sus actitudes antidemocráticas, su autoritarismo y el creciente alejamiento de sus bases. ¡Ojalá alguien se ocupe de estas preocupaciones! 

sábado, 2 de enero de 2016

La muerte política de los lacayos

Por JESUS SOSA CASTRO

La conducta política de los chuchos en el Congreso y fuera de él, Cuauhtémoc Cárdenas y Zambrano incluidos, han llevado al PRD a un descrédito total. Haber firmado el Pacto contra México y apoyado las reformas a la ley del Trabajo, Educación, de Comunicaciones y fiscal, les ha llevado a su muerte política.  No se trata sólo de una mala querencia contra un partido al que miles de mexicanos contribuimos a su creación. Sus muertos, sus éxitos y sus fracasos, también fueron nuestros. Pero eso, nada tiene que ver con la traición a las causas del pueblo que han cometido los chuchos. El sector más entreguista y corrupto, que tuviera jamás ese partido
En lo personal no me duele la suerte del PRD, aunque me temo que ya no tiene salvación. Sí creo que su derrota política, lastima la credibilidad de la izquierda y da pie a quienes sostienen que su enfermedad, llamada oportunismo y corrupción, la está llevando a la muerte y al descrédito general. Esta izquierda, la oficial, no podrá ser una fuerza de cambio jamás, por lo menos en nuestro país. Las tribus que se han adueñado de ella, le han quitado la mística, los ideales y el sentido de organización que traía en su origen. Para muchos, resultó frustrante la fusión de las fuerzas democráticas en el Partido de la Revolución Democrática.
Antes de que el PRD surgiera, algunos críticos de oficio, afirmaban que la izquierda respondía a una línea sectaria y que no era capaz de articular un programa que uniera a lo mejor de las fuerzas democráticas y progresistas del país. La verdad es que esto no correspondió  a la verdad. El PCM y sus dirigentes, fueron los más empeñados y consecuentes luchadores por la unidad de las fuerzas progresistas y por un programa de izquierda. Tan fue así, que impulsó el surgimiento del PSUM, del PMS y al final, le entregó su registro y sus bienes, a lo que hoy es el partido del chuchinero. Los mitos del sectarismo se desvanecieron, y para mal, nació el oportunismo en el seno del PRD. Las tribus y sus intereses, mataron el esfuerzo histórico que durante años empujó la izquierda comunista y democrática de México.
La estrategia política de transformación de la vida nacional, terminó cuando el PRD como tal pactó su suerte con lo más nefasto y autoritario que ha tenido el país. De boca a boca, los chuchos le están oxigenando la vida al partido del gobierno que está hundiendo al pueblo y acabando con la economía nacional. Nada de lo que ha hecho el PRI, su gobierno y sus apoyadores, está sirviéndole a la gente. Al contrario, se está hundiendo y sus derechos políticos, están siendo aplastados por los pactistas de la traición. Algunos de los que entraron por la puerta grande al seno de ese partido, metieron por la puerta de atrás la doble moral, el entreguismo, la corrupción y un costal de privilegios y canonjías
Aquel planteamiento que hacían los chuchos de que para derrotar al PRI había que aliarse con el PAN fue abandonado para irse directamente con los dueños del dinero. Calcularon que no tenía caso mantener una simulación con tintes izquierdosos si podían compartir el pastel directamente con los dueños de las talegas. Pasaron de una pragmática forma de hacer política con las fuerzas democráticas, a entregarse de plano al priismo que les ha llenado sus cuentas bancarias. Por eso su derrota política la traen encima y el descrédito es la carga principal que vive el chuchinero.
Hay que decir, sin embargo, que la mayoría de los militantes del PRD, que han sufrido el desempleo, el hambre, la violencia y el desbarajuste que vive el país, están completamente en contra de estas alianzas oportunistas. Los que fuimos a la unidad de la izquierda en el PRD ya no estamos en sus filas. Nos sacó la traición y el oportunismo de los chuchos. Hoy estamos construyendo Morena para rescatar la autoridad moral y la política de principios que los chuchos convirtieron en un cochinero
Al lado de Andrés Manuel López Obrador, hay cientos y miles de mujeres y hombres respetables, demócratas convencidos que estamos trabajando por un Proyecto Alternativo de Nación. Dieciséis Asambleas estatales constitutivas, todas exitosas, dan fe del avance del partido de la esperanza. MORENA puede hacerle un gran servicio a la nación si la gente convierte a este partido en un instrumento para el cambio verdadero, la democracia, la independencia respecto del poder y si abre las puertas a los millones de ciudadanos que ya están hartos del fracaso, la corrupción y la violencia que nos esta imponiendo el Pacto contra México

Este país se está cayendo. Hay un enorme descrédito de los políticos tradicionales del PRI, del PAN, de los chuchos y de otros partidos oportunistas. Por eso hay que ocuparse del país, del pueblo y de su gente. Ya no cabe ni se explica que cada quien siga caminando por su lado, cuando PN y sus lacayos están llenando de desprestigio, de lodo y de pobreza a la nación. Ojalá todos los que nos dedicamos a la política escuchemos la voz de la gente que quiere un cambio verdadero, y cuanto antes, demos los pasos necesarios para construir el escenario que unifique a lo más honorable y prestigiado de las mujeres y hombres de México

viernes, 1 de enero de 2016

Una nueva cultura para un nuevo militante

Por JESUS SOSA CASTRO

Importantes sectores del pueblo mexicano estamos empeñados en cambiar el sistema político social que tenemos. En este intento, hemos recorrido varios caminos y vivido importantes experiencias. La mayor parte de estos no dieron los resultados buscados. Electoralmente, en cuatro momentos de nuestra historia, la burguesía se ha impuesto mediante fraudes electorales. En julio de 1952, esta clase social y varios “caudillos” de la Revolución, impusieron a Adolfo Ruiz Cortines contra Miguel Enríquez Guzmán. En 1988 Cuauhtémoc Cárdenas perdió por el fraude que le hicieron estas fuerzas con Carlos Salinas de Gortari a la cabeza. En el 2006 impuso a  Felipe Calderón Hinojosa cuando el que ganó la Presidencia fue Andrés Manuel López Obrador. En el 2012, la burguesía hegemónica, volvió a repetir el fraude en contra de AMLO
En noviembre del 2012 surge el Movimiento Regeneración Nacional, Morena. Su nacimiento se dio debido a la incapacidad política y a la traición del PRD. La izquierda de entonces no pudo impedir el fraude del 2006 y del 2012. Lo más grave de este partido, fue haber abandonado la lucha por un cambio real del sistema. Al paso de los años, esta izquierda claudicante se entregó al poder y sepultó su proyecto político. Perdió sus bases y sus ideales y se convirtió en vergonzante defensor del statusquo
Ahora, Morena tiene ante la sociedad un importante y enorme compromiso. Ser lo que no pudieron o no quisieron ser los otros partidos. Ir por la transformación real del país es una enorme responsabilidad. El sistema burgués, ha trabajado por años para mantenerse en el poder. Ha recurrido a todo. A la sociedad la ha empobrecido, enajenado, le ha arrebatado su espíritu de combate, le ha quitado su dignidad, sus riquezas naturales y ha procreado una casta de gobernantes malvivientes, viles, que son una vergüenza nacional. Esta burguesía ya casi cumple cien años de estar en el poder
Resolver este ato enorme de complejidades requiere de mucha fuerza, de organización y de mucha claridad política.  Alcanzar los objetivos propuestos exige una clara conciencia de lo que enfrentamos. De un gran esfuerzo unitario, con las luces necesarias, para no ver sólo los elementos del poder, de los puestos y de los intereses personales o de grupo, sino mirar hacia una transformación profunda del país. El alma de la lucha de Morena está más allá de la lucha por los puestos. La sociedad nos ha tomado la palabra. Ahora tenemos que cumplirle con lo que decimos 
Junto a todo esto, los militantes de Morena necesitamos poner en el centro del debate el cuerpo principal de nuestra lucha. En general decimos que luchamos por un Proyecto Alternativo de Nación, que queremos el cambio verdadero, que vamos por una ciudad democrática, plural y con derechos. Que luchamos por un país sin corruptos y sin ladrones. ¡Todo esto está bien! ¿Pero cómo hacer que los militantes estudien a fondo estos documentos? ¿Estamos tomando medidas serias para lograr este objetivo? ¿Tenemos las fuerzas, la organización, los militantes, las políticas para enfrentar estas necesidades que requiere la transformación del país?
Como militante de Morena me preocupan estos asuntos. Lo que se ve y lo que se hace, hasta ahora, poco tiene que ver con estas necesidades apremiantes. Nuestras bases no tienen tiempo o el hábito de estudiar. No conocen su proyecto político, sus documentos básicos. No se les reconoce ni entienden su derecho de autodeterminación. Todo les viene desde arriba. No hay discusión, análisis de lo que pasa en el país. Nos ocupan la afiliación, las firmas, las consultas, la repartición de volantes, los foros, las reuniones, la integración de los comités territoriales y el llenado de formatos de todo tipo. ¡Seguramente que esto hay que hacerlo! Pero y ¿dónde queda el estudio de los grandes y complejos problemas que vive el país?  
Hoy la tarea es recoger 2.5 millones de firmas para la consulta ciudadana. Se ha metido a la gente a una carrera en donde si incumples la meta, no eres un buen protagonista del cambio verdadero. Se pierde de vista que ese “ejercito” de voluntarios sólo da su tiempo libre, pues tiene que trabajar para comer. ¡No hay conciencia de lo que está atrás de la privatización del petróleo y sus derivados! La gente asume que estas tareas son importantes y seguramente las cumplirá. ¿Pero con qué haberes formativos se quedan los activistas y  la gente? ¿No importa el contenido? ¿Acaso no es necesario abrirle espacio al estudio, al análisis para no hacer tan endebles y vulnerables los objetivos que busca Morena? 
Hay que reflexionar sobre cómo enfrentar a la burguesía y a sus partidos satélites. Ellos tienen años preparándose. Tienen ejércitos pagados y formados para hacer fraudes, para controlar el hambre, la inconformidad y la irritación de la gente. Están haciendo leyes para seguir dominando la escena política y electoral. En cambio Morena no está en eso. La organización y la formación de nuestras estructuras marchan lentamente, porque nuestra gente, la que trabaja para Morena, anda en el activismo permanente. Creo que estamos a tiempo para cambiar un poco el rumbo de nuestro trabajo. Un partido que no hace política, que no procura la discusión interna, que no promueve seriamente el estudio y la reflexión, que no se liga a los movimientos de resistencia, está haciendo mal las cosas. ¡Estamos a tiempo para empezar a cambiar!