viernes, 31 de marzo de 2023

 

Olegario Cortés. El cristero

Por JESÚS SOSA CASTRO

Escribir sobre Olegario Cortés, no es hablar de una persona cualquiera. Los resabios de la segunda etapa de la guerra cristera, ocurrida de 1932 a 1938, la viví en carne propia a pesar de mi niñez. Como es sabido, este conflicto fue una confrontación militar entre el Gobierno y un sector conservador de la iglesia católica que se resistía a la aplicación de la llamada Ley Calles. Se inició en 1926 y duró hasta 1929. Las razones que la justificaban eran la crítica a la Constitución mexicana de 1917 en la cual se negaba la personalidad jurídica de las iglesias y proponía limitar y controlar el culto católico en la nación

Parecía que tres años después del inicio, todo había terminado. Pero la reacción del conservadurismo clerical, revivió el desencuentro como respuesta a lo que los cristeros denominaron la lucha contra la educación socialista acreditada al Gral. Lázaro Cárdenas del Río. De 1932 a 1938, en varios Estados del país, se vivió una pesadilla. Vuelvo a esa época, para describir lo que pasaba en los pueblos del sur del Estado de Puebla, un Estado cristero por antonomasia. Y es que, a 85 años de distancia, sectores ultramundanos del clero, siguen violando la Constitución, la cual prohíbe que las iglesias hagan política y culto público fuera de los templos

Esto sucede porque desde que se aplicó la “cultura de la nueva España” en el siglo XVI, la Iglesia católica pretendió dirigir los destinos de sus ciudadanos. Nos impuso una dedicada y profunda evangelización que, además, se daría también en todas sus posesiones en el mundo. Todo estaba decidido para que esta determinación, se implantara también, en la organización de la sociedad, especialmente en lo económico y en lo político

La muerte de poco más de 250 mil personas durante la guerra cristera, se ve como si no tuviera mayor significación para un grupo de mandantes de la iglesia que están violentando la ley. Hoy están metiendo las narices en lo que son los avances sociales y políticos que estamos viviendo en el país. En los ejercicios “espirituales” cardenales, obispos y sacerdotes están llamando a sus feligreses a que no voten por Morena en los procesos electorales que vienen. Aducen, por ignorancia política y por dogmatismo religioso, que ese partido movimiento está alejado de la “justicia de Dios”

La consigna del clero político, ha sido criticada por la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, FEPADE. Esta dependencia afirma que hay conductas que, en ocasiones, parecen inocentes y están encaminadas a condicionar o a inducir los votos por encima de lo permitido por la ley. A pesar de que México es un Estado laico, los ministros de culto, sean de una u otra religión, están invitando a votar en contra o abstenerse de hacerlo, si es el partido Morena o alguno de sus aliados. El artículo 130 de la Constitución establece que los ministros no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna

Estos hechos no sólo están fuera de la ley. Están dándose en el momento en el que la derecha oscurantista y clerical, está en franca connivencia con los partidos de oposición, con el propósito de descarrilar un proyecto político que en su mayoría apoya el pueblo de México. Quienes, como yo, vivimos la etapa terminal de esa guerra, no quisiéramos que a estas alturas de la vida y de la historia, la iglesia conservadora, la derecha partidista y las élites empresariales, parieran otro Olegario Cortés, que en Puebla y en mi tierra, hizo de su ignorancia y de su fanatismo, un huracán que destruyó todo lo que encontraba a su paso. Su “ejército” asesinaba, robaba, violaba y levantaba a jóvenes para hacerlos soldados de Dios. Querían acabar con los “anticristos” de entonces

Lo que en mi tierra y en mi época, observé con espanto, sobre las tropelías y los crímenes de los “soldados de Cristo” comandados por el campesino mixteco Olegario Cortés, no debe repetirse. La conducta irresponsable y fuera de la ley que sacerdotes, obispos y cardenales están impulsando en contra de quienes apoyamos la 4t es de suma gravedad. Los cambios los hace el pueblo al margen de que tenga o no alguna religión. Lo hace dentro de la ley y de manera pacífica. La acción u omisión que lesione o ponga en peligro el adecuado desarrollo de la función electoral y atente contra el derecho a votar por cualquiera de las opciones partidistas, debe ser castigado conforme a la Constitución y la FEPADE. El voto es universal, libre y secreto. ¡Nada más, pero nada menos!

 

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domingo, 26 de marzo de 2023

Yo, un soñador pata rajada Por JESÚS SOSA CASTRO Como el joven pastor del que habla Hesíodo, yo también viví días amargos en mi infancia y en mi juventud. Por principio de cuentas nací en lo más profundo de la sierra madre del sur. Mi madre nunca atendió sus embarazos con médicos especialistas. El nacimiento de los muchos hermanos, estuvo a cargo de la señora Ocotlán, la única partera de la región que atendía los nacimientos de los niños indígenas. ¡En esas condiciones nacimos! Yo el mayor, compartí las penas, la pobreza y el arduo trabajo, que durante años acompañaron a mis padres. En mi niñez, viví en cuevas naturales, al través de las cuales, parecía que salían las lágrimas de la tierra. Nuestra cama era un petate de palma y las cobijas varios costales de yute. A los ocho años, según recuerdo, mi padre y yo nos íbamos de madrugada a sacar el zacate de la milpa para después transportarlo a la era Muchas veces terminábamos de madrugada. Mientras amanecía, nos recostábamos en los surcos y mirábamos el cielo lleno de estrellas. A mí me parecía admirable esa pulcritud azulada. Mi padre me hablaba de lo que significaba vivir en el campo, de respirar aire puro, de la estrella polar, de la influencia de la luna en el período de la siembra. Mi imaginación se desprendía de mi y empezaba un vuelo del que retornaba cuando al fin teníamos que regresar a otra rutina. Había que almorzar lo de siempre. Tortillas con salsa de chile guajillo, pepitas de calabaza y recurrentemente, frijoles. Después, la tarea era irnos al campo a trabajar En esta etapa de mi vida mi ejemplo fue mi padre. Con él aprendí a valorar el trabajo, la humildad, la colaboración entre campesinos y el significado de la dignidad y el amor por la vida. Sufrí y soñé. Mientras subía y bajaba del lomerío en busca de los bueyes con los que arábamos la tierra, construía un mundo imaginario en el cual mis anhelos sólo quedaban en los límites que me imponían la vida del campo. Pensaba en la lluvia, en la siembra y en la cosecha. Quería que lo sembrado fuera abundante para que mi padre pudiera vender alguna parte de sus productos y con ello comprarme unos huaraches para que mis pies no siguieran sangrando cuando tapaba la semilla en el surco Mis ojos y mis oídos no tuvieron la temprana oportunidad de conocer la complejidad de otros hechos que ocurrían en el mundo. Mis primeros años los pasé en la soledad de las montañas, durmiendo horas en el suelo mientras los bueyes de mi padre se comían el pasto del verano. En mis sueños construía un mundo imaginario mientras los pájaros me despertaban con sus cantos. La humedad de la noche terminaba y comenzaba el sol a imponer su calor. Se acababa el torrente de sueños, de versos y de cosas imaginarias que salían de mi ser sin sentido y sin rumbo. ¡Con los años todo cambió! La escuela rural de mi pueblo me abrió sus puertas y mi maestro llenó de saber los sueños que me habían proporcionado los arroyos y las luciérnagas. Las cuales, cubrían las noches, mis noches, de silencios y soledad Fue en estos momentos que empecé a entender “las reflexiones de Hesíodo, el niño poeta que, al ser víctima del olvido y del silencio, empezó a darse cuenta del valor de las palabras, de la reflexión y de la importancia de la vida. Sustanció el verbo, especialmente cuando era utilizado para transformar la conciencia y convertir al ser humano en el principal motor de los cambios sociales” A partir de esos momentos, yo hice de la palabra oral y escrita el principal instrumento de mi quehacer. Quería acabar con mis debilidades y darme la oportunidad de formarme en las filas de los que sueñan con un nuevo universo político. Ese que estamos construyendo para cambiar el país. Entendí que Wegner tenía razón al afirmar que “en ninguna mente caben el saber y la literatura completos. Pero con Borges, comprendí que, de los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. En cambio -dice - el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación” (*) En el recorrido fatigoso de mi vida, me di cuenta que tarde empecé a cultivar mis conocimientos de un mundo cada vez más complejo. Mis ojos envejecieron y la lectura empezó a perder fuerza en mis acciones que siempre ligué con los cambios de la sociedad. Hoy, a muchos años de distancia, quiero irme con la satisfacción de haber reconocido mi ignorancia sobre muchas cosas. Pero eso que viví y sufrí en otros tiempos, los he colocado en el frente de mis ojos, de mis expectativas y del tiempo que me quede. No estoy en la negación. Estoy dispuesto a reparar los daños que viví, a cambiar mi soledad y, por supuesto, a darle curso a mis sueños (*) Hesíodo fue un poeta de la antigua Grecia. Parte de su obra son las citas que hace Irene Vallejo en su libro El infinito en un junco

lunes, 20 de marzo de 2023

 

El discurso de la oposición, pedestre y falaz

Por JESÚS SOSA CASTRO

En su trabajo intelectual, Aristóteles siempre se preocupó por entender lo que miraba a su alrededor. El oficio de pensar el mundo lo descubrió gracias a los libros y a la lectura. “Afirmó que cuando podemos ver las palabras y reflexionar despacio sobre ellas, en lugar de solo oírlas pronunciar en el veloz río del discurso, es cuando una tesis o una opinión alcanza el fondo del pensamiento y se convierte en acción revolucionaria” (*) Estas ideas del filósofo estagirita, me son importantes para darle cuerpo y contenido a este texto que intenta explicar lo que pasa con el discurso político de la oposición

Muchos hemos leído y visto la narrativa y los pronunciamientos, de los que se agrupan en la oposición de derecha en nuestro país. Su historia viene de lejos. Es la que, durante la Independencia, excomulgó, persiguió y asesinó a los padres de la Patria. Hidalgo y Morelos, fueron y son, los que simbolizan el patriotismo, el amor a México y a la libertad. De tal manera que el oscurantismo, la rabia, la incultura y la falta de humanismo, hicieron que los reaccionarios fraguaran y decidieran su muerte. Esos conservadores fueron los que, durante la lucha por la restauración de la República, trajeron a Maximiliano y a Carlota para que nos gobernaran. Fueron los que, durante la revolución, persiguieron y asesinaron al presidente Madero y a José Ma. Pino Suarez. Los que hicieron siete veces presidente a Antonio López de Santana y los que le rindieron pleitesía al dictador Porfirio Díaz durante treinta y cuatro años

En épocas recientes, han desatado una campaña brutal contra Andrés Manuel López Obrador. Esos hijos de la reacción histórica, son los que hoy se retuercen como chinicuiles en comal. Los descompone el proyecto transformador que viene caminando desde el 2018 a la fecha. Les arde el chiquihuite porque su discurso no tiene sustancia. Es tan pobre y tan mezquino, que ni su dinero, ni sus retorcimientos de la ley, han podido cuajar una propuesta de gobierno que vaya más allá de lo que contiene el proyecto de la cuarta transformación. Y es que, a decir verdad, esa oposición tiene como cerebro una roca, un discurso falsario y una lamentable propensión a la fatuidad y a la mentira

Sus lloriqueos y su rabia contra la 4t, tienen su origen en una falta absoluta de cultura política. Su discurso es tan banal y tan lleno de lugares comunes que en el pueblo producen hilaridad, pena ajena y pesadumbre por aquellos que aún traen pegada en el cerebro la vieja nostalgia por los privilegios y la impunidad que vivieron en los gobiernos prianistas. Estos corruptos arrebataron al país grandes recursos económicos. Entregaron a la iniciativa privada la mayoría de las empresas, puertos, aeropuertos, carreteras y mucho más. Basta oír la narrativa de políticos como Marco Cortes, Alejandro Moreno, Jesús Zambrano, Dante Delgado, Lorenzo Córdova, Edmundo Jacobo, Ciro Murayama o el papaloteo de Norma Piña, para darnos cuenta de su pobreza intelectual, de su falta de cultura política, de su rapiña inmoral y de una ausente propuesta de gobierno que compita o desplace al proyecto que encabeza López Obrador. Lo único que han aprendido bien son las formas y los métodos para engañar, manipular y robarle al país y a su gente

Estas vergüenzas las tenemos bien localizadas. Norma Piña es la cabeza de esa hidra que es el poder judicial. La SCJN, el TEPJF, los jueces, el INE, y los organismos “autónomos” son todos defensores a ultranza de la corrupción, de las raterías contra los recursos del pueblo. Los que violan sistemáticamente la constitución y los que han hecho de la retórica discursiva lo más sucio y deleznable para justificar sus privilegios y poner en la mesa una burla manifiesta contra la ética y la moral

En estas dependencias no solo está la podredumbre, la corrupción y la inmoralidad de sus miembros. Solo hay que oírlos para darnos cuenta de que en ellos no han estado los libros, las lecturas, la reflexión y el aprendizaje de lo que Aristóteles llamaba cultivar el pensamiento para conocer y transformar el mundo. El viejo sistema conserva en estos organismos a los viejos políticos. A esos que la corrupción y las ambiciones por el dinero, los llenó de mañas para mantenerse pegados a la ubre y seguir mamando de los recursos públicos. Nunca les ha importado ser unos analfabetos en el más amplio sentido de la palabra. Lo que manejan y manejan bien, es la manipulación de las leyes para ganar lo que no merecen y seguir en el poder. En la cabeza del iceberg los corruptos han puesto a norma Piña, la narco presidenta de la Suprema Corte de “Justicia” Pero… no durarán mucho!

(*) Metafísica. - Aristóteles, Editorial Planeta

 

    

lunes, 13 de marzo de 2023

 

La Corte de los embozados

Por JESÚS SOSA CASTRO

Cuando regresé de andar en la calle el 8 de marzo y comenté con mis amigos el título de mi artículo, uno de ellos me dijo que las féminas y los derechosos a los que estaba dirigido, podrían considerarme un columnista misógino y un “chairo” Le dije que bien saben quienes me leen que por años he estado en la lucha social, defendiendo derechos, libertades y equidad de género. Que no he sido misógino en el pasado y no lo seré nunca, sólo por mi crítica permanente al comportamiento bandolero y grotesco que siguen mostrando un grupo de mujeres y hombres en actos de protesta, pintarrajeando, rompiendo y agrediendo a personas, oficinas, centros comerciales, monumentos y tirando bombas molotov a palacio nacional

Mi encabronamiento con estos vándalos, tiene su origen en el hecho de que nunca antes un gobierno federal, ha puesto en marcha un proyecto político, social y cultural en el que los sectores más atendidos en sus derechos y libertades, han sido las mujeres y los más vulnerables. Y aunque es verdad que hay un trecho grande para alcanzar la justicia y la tranquilidad, terminar con la violencia y con los feminicidios, nadie puede negar los esfuerzos que el gobierno y el pueblo están haciendo para lograr la seguridad y la paz que merecemos todos los mexicanos. Sin embargo, me arriesgo a sostener que hay mujeres y hombres, grupos y partidos que están detrás de estos actos vandálicos, de su lucha contra el proyecto de la 4t, desplegando el racismo, el clasismo y el odio creciente contra un presidente que ha luchado por la igualdad, la justicia, la libertad y la democracia

¿Qué es lo que estamos mirando en torno a la marcha del país? Que solo los ingenuos y los medios destetados por el actual gobierno mantienen la tesis de que este tipo de protestas se debe a que no han sido resueltos asuntos importantes como los feminicidios, las libertades y la democracia. ¡Muchos rechazamos su verdad! Las conductas que muestran estas personas y grupos, son el intento de encubrir sus intereses personales, rescatar los privilegios perdidos por muchos y dar vida artificial a una Corte de embozados que quieren colocarse como un poder omnímodo tan corrupto y podrido como Edmundo Jacobo Molina, Lorenzo Córdova, Ciro Murayama, la ministra Norma Piña, magistrados del TEPJF, Jueces y una buena parte de los buenos para nada que quedan en el INE

La limpia anticorrupción, tiene su punto de resistencia en el poder judicial. El intento anticipado de echar abajo el Plan B aprobado por el Ejecutivo, por el Congreso y apoyado por la inmensa mayoría del pueblo, tiene que ver con la violación al artículo 127 constitucional sobre la remuneración de los servidores públicos. Los salarios y prestaciones de ministros, magistrados, jueces, consejeros y otros, no pueden ser mayores a los que tiene el presidente de la república. No sólo son injustificados e ilegales estos salarios y prestaciones, son la suma de privilegios que ellos se han atribuido porque no tienen moral, no cobran por servirle al pueblo, son unos corruptos y unas ratas que, al ser miembros de esos órganos, juzgan y deciden sobre los derechos y deberes constitucionales, arrogándose el privilegio de robarle al erario de manera particularmente mendaz y arbitraria

Mientras el gobierno de López Obrador atiende las necesidades del pueblo y ha puesto en alto el nombre y el respeto de México ante el mundo, mientras ha rescatado el derecho inalienable de ser un país libre, independiente y soberano, los embozados de esta Corte de mafiosos y ladrones solo muestran su ambición por el dinero, por los moches, por el excarcelamiento de mafiosos de toda clase y hacedores de fideicomisos ilegales para irse hinchados de dinero una vez que el pueblo los corra o se les acabe el período para el que fueron impuestos

Por lo que hacen y cobran los integrantes de esta Corte de embozados, manipuladores de la ley, mentirosos y de doble moral, el pueblo exige su renuncia y la devolución de todo cuanto le ha sido robado. El cuento de que las reformas a las leyes secundarias ponen en riesgo la democracia, de que el gobierno quiere controlar los procesos electorales, de que el Plan B es un peligro para la democracia, no solo son una farsa sino el triste rostro de la inmoralidad, de la ambición del dinero y la procaz manera de enseñar el grotesco rostro de la rapiña