miércoles, 24 de abril de 2019



Por JESÚS SOSA CASTRO

Es importante dar seguimiento a lo que empieza a verse de manera recurrente en el país. La violencia física y verbal, el odio y los ataques de la derecha ultramundana en contra de las acciones de gobierno del presidente López Obrador, están configurando un rostro que en muchos años no habíamos vivido. No estoy hablando de aquellos que, en uso de la libertad de expresión, critican hechos y propuestas con los cuales no están ni estarán de acuerdo.  Hablo de aquellos que por décadas se acostumbraron a tener en sus manos el dominio, control y mando de todo cuanto se hacía en nombre del pueblo. Así se mantuvieron hasta que un día la conciencia popular rompió ese círculo vicioso y decidió cambiar las cosas para empezar a tener en sus manos las decisiones políticas que acabaran con esto y se abriera una nueva era de libertad y de justicia
A casi cuatro meses de gobierno el pueblo le ha incrementado su apoyo al presidente. En cambio, del lado de la reacción ultraderechista se ha exacerbado todo tipo de violencia y los odios porque ese sector ha perdido el poder político y desde luego, sus privilegios. En este penoso tránsito ha mostrado una incapacidad pasmosa para presentarse como una oposición con alternativas políticas y de gobierno. El corazón del proyecto popular que por años manejó demagógicamente, ha ganado presencia real en el presidente López Obrador. Esto motivó la derrota que sufrió el 1º de julio del 2018. No es casual, entonces, que la autollamada oposición en la que se encuentra toda la chiquillada, solo se manifieste al través de violencia, odio y exabruptos en contra de las políticas del gobierno federal
En esta franja están los líderes de la coparmex, la jerarquía de la iglesia católica, organizaciones de la sociedad civil, Milenio, Televisa, Reforma, los chayoteros de 3er Grado, Los de enfrente, líderes sindicales y desde luego los hijos de su “madre patria” acompañados por los que además de perder su clientela electoral, han extraviado el rumbo y la vergüenza. ¡Nada les acomoda! Reaccionan con virulencia y se la pasan dando lástima y palos de ciego. El no tener propuestas sobre las necesidades del pueblo los está llevando a la histeria, a la locura. Ahora impulsan campañas sucias con bots en el vano intento por desacreditar su gobierno y exigir su renuncia. Preparan el terreno para que la derecha tenga un presidente al estilo Juan Guaidó, el títere de Trump, quien, hasta ahora, ha perdido la guerra en Venezuela
Es obvio que las cosas les están saliendo mal a estos derechosos mamachiches. Pero los imperialistas gringos con Trump a la cabeza no duermen tranquilos. Ven con asombro que el presidente López Obrador día a día se fortalece a nivel nacional e internacional. Actúan pensando que antes que AMLO se siga fortaleciendo, hay que exhibir sus supuestos fracasos. En esa dirección están trabajando chayoteros como Carlos Loret de Mola, Raymundo Riva Palacios, Joaquín López Dóriga, Leo Zuckerman, Juan Pablo Becerra Acosta, Héctor de Mauleon, Jorge Ramos, el Gobernador del Banco de México y los “líderes” de los partidos buenos para nada, representados en el Congreso.
La carga de todas estas manifestaciones harto grotescas la sigue llevando sobre sus espaldas el presidente de la República. La pequeñez y la falta de tacto político de la dirección de Morena no alcanzan a entender el momento de peligro que se está incubando en varias partes del país. Y, mientras los grupos de poder están día con día confrontando y poniendo en duda los logros sociales del gobierno federal, generando un ambiente artificial de inconformidad ante ciertas capas de la población, exigiendo que renuncie, subiendo el tono a sus odios y malquerencias, llamandolo gobierno chafa y de la santa inquisición; la dirigencia del partido se la pasa rascándose los tompiates e imponiendo candidatos oportunistas en varias entidades del país. ¡Nunca se había visto tanta barbaridad!
La mayoría de los miembros y simpatizantes de Morena vemos con profunda preocupación lo que pasa al interior del partido. Creemos que ya es tiempo de que las cosas cambien desde dentro y desde fuera. Necesitamos un partido que ejerza su función, que sea el líder en el sentido estricto de la palabra, de los militantes y de los millones de electores que votaron por sus candidatos. Las intrigas y los golpes entre chapulines y oportunistas no es la retranca que ayudará a parar la violencia y el odio de los fifís contra el gobierno federal. Si continuamos como hasta ahora, las cosas pueden alcanzar un nivel difícil de recomponer. La reacción no solo no duerme, se está reorganizando. No tiene proyecto, pero tiene muchos recursos. Y en la idea de estorbar al gobierno de López Obrador, la derecha ciega cuenta con los directores del imperio. ¡Nada más, pero nada menos!   
  

                

miércoles, 10 de abril de 2019


Fox y Calderón lloran y AMLO les da su mamila

Por JESÚS SOSA CASTRO

En la mañanera del 9 de abril, el presidente dijo que parte de su trabajo es proteger a los ciudadanos cuando sus vidas, su familia o sus bienes están en peligro. Es verdad que tiene esa obligación, por lo mismo, muchísimos estuvimos y estamos de acuerdo con la urgencia de contar con la Guardia Nacional, que de paz y seguridad a los ciudadanos. “Pero como dice la gente, “una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa” Me explico. Como millones de mexicanos apoyé y sigo apoyando el proyecto de gobierno de López Obrador, nunca he sido un político vergonzante. No me voy con la finta de que con sus políticas AMLO está manteniendo el neoliberalismo, fortaleciendo al sistema, que está defraudando a sus votantes, que no está por la construcción de un país en el que no haya ni asalariados ni explotadores. ¡No va por ahí mi pensamiento!
Sostengo, por el contrario, que no se puede hablar de un cambio que desmonte el capitalismo, si no, por lo menos, se reconocen las debilidades organizativas del sujeto que habrá de transformar radicalmente, lo que hoy seguimos viviendo en México. A partir de esta idea central de mis concepciones políticas, pongo al juicio de mis críticos las razones que tengo para no estar de acuerdo con una decisión tomada por el presidente de la República en estos últimos días. La mayoría de los electores que votamos por un proyecto alternativo de nación lo hicimos porque siempre fuimos los más lastimados por una política económica desastrosa. El enriquecimiento ilícito de una mafia hasta hoy poderosa y una corrupción rampante llevaron al pueblo a padecer la más indigna exclusión de todo tipo de beneficios. Esto detonó una decisión que se expresó en un 53% de la votación el 1º de julio del año pasado
Por eso cuando se le dijo al pueblo durante la campaña que se acabaría con los privilegios de esos mafiosos y se haría el trabajo necesario para acabar con el régimen político que los facilitaba, el pueblo apoyó sin reticencias las propuestas del ahora presidente López Obrador. La gente se sentía feliz con la promesa de que una de las primeras acciones de gobierno seria quietarle la pensión y los demás apoyos que se auto dieron los expresidentes del prianismo. El pueblo brincaba de contento porque por primera vez habría un presidente que marcaba una política en la que no estaban presentes los dispendios, el robo, el entreguismo y el abandono de los intereses de la población
Es verdad que en estos casi 120 días de gobierno ha habido decisiones políticas que no a todos han convencido. ¡Se entiende! Sin embargo, estos mafiosos no se resignan a perder sus privilegios y sus intereses bastardos. La arrogancia ha vuelto a sus rostros porque encontraron en el presidente la nobleza y la intención de pacificar el país a pesar de que se la pasan conspirando contra sus políticas públicas. ¡Aguas, señor, el nido de los buitres se está reactivando y son justamente estos cuatreros los que engrosan las filas de la conspiración
Por eso resulta inexplicable que el presidente ordenara al secretario de la Defensa Nacional para que de inmediato se les asignara 8 militares a Fox y a Calderón, corruptos hasta el tuétano y, además, bufones de la política, porque dicen, su vida corre peligro. Hay quienes justifican esto como correcto porque -señalan- tal medida permitiría al gobierno federal observar de cerca su comportamiento, evitar su posible fuga del país y ganar tiempo para que el Congreso reforme la constitución y se pueda proceder, de acuerdo con la ley, a enjuiciarlos. ¡Puras pamplinas! El gobierno sabe todos sus movimientos y no necesita de esta decisión para saber de qué lado mascan estos reptiles
¿Qué pasó señor presidente? ¿Qué factores reales estuvieron presentes en esta equivocada decisión? ¿Es más importante la vida de estos trúhanes que la de miles y miles de ciudadanos que estamos asolados por la criminalidad en todas partes del país, aguantando la lentitud para que se nos atienda? Estos señores no tienen honor, son personeros de la corrupción, del oscurantismos, mentirosos y perversos, por eso les quitó sus privilegios. ¿Por qué ahora a los primeros lloriqueos se los devuelve, aunque sea de manera parcial? Desde que terminaron sus funciones como presidentes de la República se dedicaron a desacreditar su gobierno, no son una oposición, son la voz de los intereses más oscuros y retardatarios de las mafias que están siendo desplazadas por una nueva forma de gobernar. ¿Por qué no les quita la mamila ipso facto, señor presidente?



miércoles, 3 de abril de 2019


Un partido supeditado

Por JESUS SOSA CASTRO

En la historia de las luchas sociales, las grandes movilizaciones de masas han jugado un papel relevante a favor de los cambios que  se están dando en México. Durante la campaña electoral, luego el 1º de julio y ahora como presidente de la República, AMLO se convirtió en el factótum de las grandes movilizaciones populares y de los llenos de las plazas públicas. Estos actos de masas y un proyecto político diferente al de los presidentes anteriores, acabaron con la soberbia y la política reaccionaria de los que saqueaban el país. La historia de México está llena de estos grandes actos de masas. Pero desde las tres campañas por la presidencia de AMLO, estas movilizaciones han adquirido un carácter masivo, generalizado y permanente. Se dan en apoyo a un proyecto de gobierno en el que pésele a quien le pese, están contenidas las demandas que por décadas han venido exigiendo importantes sectores de la población
No está mal que esto suceda, que el pueblo se movilice defendiendo a su gobierno y al proyecto político que encabeza. Lo que está mal es que esas movilizaciones las convoque el presidente y no el partido. Los “dirigentes” de Morena son una entelequia, no existen en la vida real. Todo ha sido subordinado a las decisiones de Yeidckol Polevnsky y ésta, ha dedicado su tiempo a llenar al partido de alimañas, de chapulines que se están apropiando del partido y de su dirección. Terminará el gobierno de López Obrador y con él se habrá terminado el partido que lo llevó a la presidencia. La militancia apoya a AMLO, pero no al partido. Bien sabe que es un partido supeditado que morirá cuando su líder natural deje el poder
En este año habrá elecciones en seis Estados de la República: Puebla, Aguascalientes, Tamaulipas, Baja California, Quintana Roo y Durango. Los corifeos del sistema y defensores a ultranza de los privilegios ya están actuando como buitres hambrientos. Trabajan la tesis de que si ganan Morena y sus aliados en estos Estados, como van a ganar, será la base para que se implante el autoritarismo en nuestro país. Como no tienen nada que los haga creíbles como oposición, están cayendo en la histeria y ya empiezan a tejer acuerdos y a tratar de desprestigiar al gobierno federal para que la derecha ultramundana de dentro y de fuera, comience a dar los pasos en la dirección que conviene al imperio norteamericano. Hasta el imbécil de Marko Cortés anda haciendo su luchita para que Trump lo invista como el Juan Guaidó mexicano
Es lamentable la ceguera política con la que se mueven los conservadores, los fifís criollos. Anatemizan las movilizaciones a las que convoca el gobierno para comunicar los problemas y el avance de los compromisos hechos durante la campaña. Pero su torpeza es tal, que a estas acciones les niegan capacidad para resolver los conflictos y lograr respuestas oportunas y positivas a las demandas de la sociedad. Tuercen deliberadamente los alcances de la participación multitudinaria de los agraviados, no entienden que las manifestaciones, son ahora, una expresión positiva porque por primera vez hay un presidente que gobierna con el pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Esta es la razón de su fuerza y la diferencia con relación a los anteriores regímenes
Hay en esto, sin embargo, una debilidad. Quienes pensamos que todo movimiento requiere de dirección política, de organización, de formación partidista y de una capacidad incuestionable para buscar los aliados naturales, nos preocupa que esté ausente la estrategia que se requiere en esta situación tan interesante y tan compleja. El movimiento que apoya al presidente López Obrador aún no encuentra el punto justo que resuelva la contradicción entre la política partidista y la política del gobernante. Habida cuenta de la independencia necesaria que debe haber entre el partido y el gobierno siempre será necesario que las políticas de cada quien, haga fuertes al partido y al gobierno. Millones de nosotros, en distintos momentos y por diversas razones, hemos desbordado las plazas públicas. Pero lo que pasó el 1º de julio del año pasado está echando raíces. La fecundidad de este triunfo popular está en que no ha pasado por alto lo que ahora son propuestas de gobierno. La historia reciente del México agraviado por los gobernantes anteriores, sostenedores de políticas bestiales de explotación y de extrema pobreza llevaron en forma demencial a miles de familias al sufrimiento y a la muerte. Hoy esa porción de pueblo empieza a recuperar sus derechos
Creo que la lucha que encabeza el gobierno democrático de López Obrador no sólo es legítima sino necesaria. Los que acompañamos estas luchas, estamos obligados a encontrar las coincidencias que existen en el movimiento social para consolidar soluciones. Ese movimiento, amplio y plural, tiene una autoridad política y moral que no debe confundirse con la “autoridad y la moral” de los que defienden el estatus quo. Pero si queremos que las demandas de estos movimientos triunfen, es necesaria la presencia política del partido, la participación decisiva de sus bases, la democratización de su vida interna y participar permanentemente en los movimientos populares. Sin esto no habrá los triunfos que se buscan ni militancia que aguante más tiempo lo que ahora pasa en las filas de Morena