domingo, 30 de julio de 2023

El sueño de mi país, es un sueño todavía Por JESÚS SOSA CASTRO Según algunos estudiosos del tema y no pocos opinólogos, aseguran que estamos viviendo la era digital. Lo cual, a mi juicio, es verdad. Pero la historiografía y la filología han demostrado desde siempre, que ha sido en los textos escritos en papel, donde el lector se apropia de mejor manera de todo cuanto ha sido pensado y escrito por la humanidad. Carlos Ruiz Zafón, autor de más de una decena de libros, ha descrito los procedimientos de innumerables poseedores de bibliotecas que han hecho de ellas un escaparate donde duerme un montón de textos que, en lugar de responder al saber, los poseedores de los mismos se olvidan de la historia y de la literatura universal También hay que registrar que hay muchos que presumen su cultura, teniendo en su haber estantes llenos de libros que nunca han leído. Son esa parte de los que simulan y se adornan haciéndose pasar como intelectuales, como los dueños de la sabiduría y del bien hablar, así sea solo con sus amigos o con sus vecinos. Pero en estos tiempos de tanto debate y confrontación ideológica, los libros y su lectura no pueden ni deben ser abandonados por quienes hacen política o por los que abrevan el conocimiento y los testimonios de lo que el hombre ha dejado en los anales de la historia mundial Testimonios de estos tipos de ignorancias existen en México. Hay una larga relación de analfabetos culturales y políticos. Lo vemos a diario con lo que hacen muchos de los aspirantes a encargos de elección popular. En su haber no hay conocimiento del país, de los sentimientos y necesidades del pueblo. Juegan con el folclor, la ignorancia y las botargas. Desacreditan y vulgarizan al indigenismo y banalizan sus culturas, tradiciones y sus necesidades sociales. Inflan su imagen personal con propaganda falaz, porque su cerebro no contiene nada importante para ponerlo en los ojos y en la mente de quienes quieren hartarse de conocimientos y de información Por todo esto, da pena ajena ver a Xóchilt Gálvez, presunta candidata de la oposición a la presidencia de la República hacer de su imagen un instrumento sexual que mordisquea el miembro varonil, supuestamente de alguien de los potentados que la apoyan. Es tanta la incultura y su falta de formación ideológica de todos ellos, que lo que ha resaltado de su figura ante los sectores de la derecha, es su proclive actitud por la banalidad y el fandango. Su falta de decoro y de vergüenza provoca hilaridad por lo que representa como una mujer que aspira a gobernar al país Esta señora y los de su círculo de ladrones y resentidos sociales no saben que desde el siglo XVIII el escritor y político inglés Joseph Addison, señalaba que la lectura es a la mente como el ejercicio al cuerpo. Que en un buen libro se desarrolla un diálogo incesante en el que el político habla y los resultados contestan. Que el leer es una herramienta fundamental para la formación de ciudadanos críticos y participativos. Que los aspirantes a funcionarios públicos son los más obligados a contar con una amplia cultura política para no hacer el triste papel de payasos y botargas alimentando la subcultura en quienes gustan del teatro vulgar Carlos Ruiz Zafón en su hermoso libro La Sombra del Viento nos hizo sentir el frío cuando se entra al Cementerio de los libros olvidados. Señalaba que cuando eso ocurre, vivimos ajenos al encanto de poseer un material entre las manos y abrevar de él la esencia del ensayo, de la novela, de la poesía o de la historia que, como patrimonio, nos ha dejado la humanidad. Los libros rescatan las cosas bellas que los escritores imaginan y describen con su talento. El filósofo alemán Ernst Cassirer agregaba que al “lado del lenguaje conceptual, hay un lenguaje del sentimiento, al lado del lenguaje lógico o científico, está el lenguaje de la imaginación y de la política” (1) Por eso cuando uno lee un libro, se recrean nuestras fantasías adormiladas, hacemos abstracción de nosotros mismos y entramos en el cuerpo y el alma del mundo del escritor. Eduardo García Barros, poeta y musicólogo mexicano, recogió las virtudes de la lectura y el amor por los libros en un poema al pensamiento y a los sueños por hacer nuestra la cultura. “Soñé que soñando estaba, un sueño que yo soñé, y en el sueño desperté, que soñando no soñaba. Aunque al soñar sollozaba, porque soñando quería, que aquel sueño que tenía, fuera ensoñación feliz, el sueño de mi país, es un sueño todavía” (2) Por su parte, el gran Gabriel García Márquez escribió. ¿Si los libros no sirven para apresurarnos la sangre, para abrirnos las ventanas sobre lo misterioso, para ayudarnos a descubrir el mundo, para acompañar a nuestras acciones revolucionarias en lo individual y en lo colectivo, entonces, para qué sirven la lectura y la política? (3) (1) Amanecer en el Zócalo. - Elena Poniatowska (2) Vivir para Contarla. - Gabriel García Márquez (3) José Martí, Poeta y político cubano

sábado, 22 de julio de 2023

 

¿Cómo entender el plan C del presidente?

Por JESÚS SOSA CASTRO

 

Hablar del Plan C del presidente, no solo implica entender bien la importancia que tiene ganar la Presidencia de la República, los dos tercios en el Congreso federal, las gubernaturas, congresos locales y presidencias municipales. Significa que el proyecto de la Cuarta Transformación, concebido por AMLO, trabajado por su equipo, arropado por más de treinta millones de mexicanos, tiene que pasar ahora, del apoyo popular, a ser la consciencia, el alma y el corazón de la inmensa mayoría de nuestro pueblo. Es decir, la coalición nuestra tiene que lograr que el 70% de los electores, que han hecho suyos los resultados del presidente López Obrador, repita este apoyo votando por sus candidatos el 2 de junio del 2024

Proporcionalmente a estos logros, ha crecido, también, la rabia, el clasismo, el racismo y la frustración de la derecha reaccionaria. En su desesperación está haciendo uso irracional de recursos económicos provenientes de los ardidos, de los desplazados del gobierno, del imperio norteamericano, de la mayoría de los medios de comunicación nacionales y extranjeros, en su vano intento de descarrilar el proyecto de transformación iniciado en el 2018.Su afán por volver al poder, está pariendo botargas, llorones inversos, “derechosos de izquierda” indígenas artificiales y críticos de “huevones” Sus gerentes y jefes quieren quitarles los apoyos a los sectores vulnerables, mientras ellos lloran por volver por sus fueros para seguir robándole al país

Ante este “exigente” palabrerío, el pueblo está obligado a crecer política e ideológicamente. Pasar de la crítica facilona, a un debate de alto nivel. Haciendo de la palabra y la acción, los instrumentos para acabar con los que conspiran permanentemente contra los intereses del pueblo. Contra los que defienden la podredumbre de una parte importante de la sociedad que se ha neoliberalizado. Los que tienen de su lado a los medios de comunicación que han pervertido su función informativa para convertirse en lamesuelas de los detentadores del poder. Como pueblo, tenemos que entender que es en los procesos revolucionarios donde se hacen coincidir los dichos con los hechos

Los que están en la oposición, hacen análisis y diagnósticos que coinciden con lo que dicen porque lo único que tienen son palabras. Carecen de razones, causas y proyectos. Pero la izquierda si hace un mal análisis de la situación, la conduce a lo que bien señalara Yang Zhu: “un paso en falso, un diagnóstico equivocado y superficial, llevan a la izquierda, inexorablemente, a millas de distancia del objetivo que persigue” (1) Y es que, a pesar de avances inequívocos en el despertar de nuestro pueblo, hay que aceptar que seguimos teniendo un déficit muy serio en cultura democrática

Los de la coalición Juntos hacemos historia tenemos que hacer nuestro lo que ya preveía Elías Canetti: “No hay que dejarse arrastrar por la soberbia solo porque en nuestros anales tenemos registrada una importante Victoria. Porque si ese triunfo implica no entender el sentido de lo alcanzado, no mereció la pena haber participado en la lucha” (2) Se dan casos que de tanto combatir al enemigo, puedes terminar pareciéndote a él. Un pensador se orienta por una disciplina propia y por la obediencia suya, mientras que los políticos se rigen por una disciplina ajena y por mandar obedeciendo. Es en el artículo 39 de la constitución, donde están los poderes y decisiones del pueblo

Todo lo antes escrito viene a cuento porque estamos entrando a la que va a ser la madre de todas las batallas. Si persiste el empeño de profundizar el proceso de transformación, no solo tenemos que ganar la mayoría absoluta en todos los congresos. En estos, se tiene que derrotar el pensamiento conservador que vive en el poder judicial y en sus acólitos, porque la gran obra de éstos, no es estar en contra de todas las iniciativas de ley que vienen de los otros poderes. Su obra maestra es haberse colocado abiertamente del lado de las mafias del poder, defender a los potentados y a los criminales. Son el bastión de la corrupción y de la podredumbre

Tenemos que derrotar las imposiciones de candidatos que no sirven al pueblo, organizar y movilizar al partido y al movimiento para que no se deje engañar más por los neoliberales. Tenemos que operar y trabajar para impedir que los oportunistas sean sustituidos por otros oportunistas, que unas élites sean sustituidas por otras élites. Hoy es el tiempo del pueblo. Tenemos, todos, que apostar por la organización, por la lucha, por la verdad, la justicia y la transformación

(1-2) Citas de Ramón Lobo en su libro Conversación con Juan Carlos Monedero. Ed. Turpial

 

 

lunes, 17 de julio de 2023

 

Y cuando llegue el día del último viaje….

Por JESÚS SOSA CASTRO

Hace no pocos años, recorrí varios lugares del sureste mexicano. Tenía interés en ver parte de lo que fue la cultura maya, asentada 2 500 años a.C. Quería disfrutar del legado que nos dejó ya que, según datos de la historia, la región cultural de Mesoamérica abarcó nuestra península hasta llegar a las costas del Océano Pacífico. En ese viaje, varias cosas llamaron mi atención, aunque hay que decir, que no pude ver lo que la selva y los años tenían escondido en sus entrañas. Hoy, mi interés ha crecido justo cuando el gobierno del pueblo está sacando de sus sepulcros la cultura y la ciencia que anidaba en el alma y el corazón de ese territorio. Por estas razones quiero cerrar mi círculo vital SUBIÉNDOME AL TREN. Abrazar con orgullo su arquitectura, sus obras y su arte. Ver los descubrimientos arqueológicos y las labores insignia que están transformando el Sur Sureste de México

Pasados muchos años de esa visita, se me está agrandando el deseo por ver lo que están haciendo el gobierno de López Obrador y miles de mujeres y hombres. Otros gobernantes, por circunstancias explicables, pero especialmente por incultos y ladrones, jamás trabajaron para redescubrir tanta cultura y conocimientos científicos que los mayas aportaron a México y a la humanidad. Recuerdo que, en ese recorrido, el guía nos llevó a varios cenotes, cavernas y ríos subterráneos, donde los mayas guardaron para la posteridad, reliquias importantes como vasijas, ofrendas, candelabros, grabados y expresiones dedicados a sus sucesores y a sus muertos

Allí vi de manera directa parte del significado que los mesoamericanos le daban a la vida. Los mayas quisieron dejar testimonios no sólo de sus obras arquitectónicas, de sus conocimientos y aportes a la ciencia. Dejaron en esos lugares, casi secretos, los valores y el sentido de las relaciones humanas que cobijaban su cultura y sus sentimientos. Entendí por qué sus muertos y mis muertos, formaron y forman parte tan profunda del comportamiento humano. Comprendí que solo el hombre, hablando genéricamente, es capaz de hacer obras grandiosas y construir genialidades para explicarse su transmutación. Fue entonces que sentí un tropiezo cultural. Pues los señores del poder, nos habían provisto de una aculturización tal, que solo por controles deleznables y por ignorancia, habíamos dejado de percibir la grandiosidad de los aportes culturales y científicos acreditados a los pueblos originarios

Con el tiempo, también comprendí el porqué de las ofrendas y los recuerdos hacia los muertos de muchas partes del mundo. Vinieron a mi mente las fechas celebradas para no olvidar a quienes se nos adelantaron. El pueblo mío, al que yo pertenezco, es asombrosamente devoto de esta florida y venerable conmemoración. No es solo el color de sus ofrendas, el olor del copal y los sabores que degustaban quienes físicamente vivían entre nosotros. ¡NO! Son un conjunto de sentimientos, emociones y simbolismos que siguen adheridos al corazón y a la vida de aquellos que nos quedamos sin ellos. Esta es la causa por la cual hoy quiero recoger todo eso, sumándole las añoranzas que, en la montaña, adornaban el entorno donde vivían mis padres campesinos

De esos tiempos, lo que no puedo olvidar fue cuando en una caja de cartón, mi madre me puso dos mudas de ropa llenas de remiendos. Se preparaba mi viaje a un mundo que no era mi mundo. Dejaba atrás mi arraigo a la tierra, a mis padres y a un puño de hermanos que desconocían la ruta que mi salida iba a significar para los arroyos y las montañas que nos vieron nacer. A eso de las 8 de la mañana de un día x de junio de 1953, mi padre tomó en sus manos la caja y emprendimos el camino hacia el punto donde tenía que tomar el camión que me llevaría a una pequeña ciudad perdida en el profundo sur de la mixteca poblana. Dejaba atrás la escuela rural que me enseñó a leer y a escribir para incursionar en otro lugar donde, se me dijo, podría estar mi futuro

La familia de mi madre me acogió como un integrante más de la misma. La 1ª enseñanza a la que fui sometido, fue aprender a rezar todas las noches antes de dormir. Luego me inscribieron en la “doctrina “que el sacerdote nos daba a la muchachada las tardes de los viernes. Sus prédicas siempre olían a fanatismo, no se sostenían científicamente, pero nuestra ignorancia no alcanzaba a explicarnos el fondo de ese adiestramiento

Fue esto lo que hizo que un día, el niño campesino que seguía siendo, fuera víctima de su ignorancia y de sus creencias religiosas para regresar presuroso a la montaña donde estaban mis progenitores. Papá, vengo a decirles que para el próximo viernes no va a salir el sol. ¡Va a ser un castigo de Dios porque sus hijos no creen en él! Quise decirle que eso fue lo que nos predicaba el cura en los días de doctrina. Pero mi padre no me dio tiempo. Serio y enojado me dijo: ¡Lamentable que andes creyendo en esos predicamentos! ¡Estás perdiendo el tiempo a lo pendejo! ¡Te me regresas de inmediato a estudiar! Por eso, cuando ahora empieza el conteo regresivo de mi vida y mis creencias han desaparecido, recojo las fuertes y sabias palabras de mi padre, para unirlas a las inscritas en una de las tumbas mayas que encontré en mi recorrido por el Sureste. Las hice mías entonces y lo siguen siendo ahora. Las traigo prendidas como un clavo ardiente en mi corazón. Hoy las hago públicas para que, “cuando llegue el día del último viaje, y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontrarán a bordo, ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar”

(“) Parte de la poesía del revolucionario español Antonio Machado

jueves, 13 de julio de 2023

 

A la derecha la representan una botarga y un llorón

Por JESÚS SOSA CASTRO

Cuando veo a Xóchitl Gálvez y a Santiago Creel vestirse de botarga y de cirquero llorón, creo que la vergüenza y el recato de la oposición junto con sus distintos aparatos de control y manipulación, están viviendo su fase terminal. Desde luego que estas personas y sus partidos tienen legítimo derecho a hacer el ridículo, a seguir buscando regresar al gobierno, a recuperar sus privilegios perdidos, a sentirse, otra vez, los dueños de México. Sólo que, para su desgracia, las formas y el fondo que están utilizando, ya no corresponden al despertar de la conciencia, a la rebeldía y a la organización que, en cinco años, ha logrado la mayoría del pueblo de México

Para ganarse el voto de la gente, se requiere algo más que decirse indígenas, pobres, vender gelatinas, o querer pasar como vendedores de patriotismo y conocedores per sé de la constitución. Apelar a derechos de sangre o a orígenes indigenistas cuando no se tienen, no solo es caricaturesco, es una falta de respeto a los que quieren imitar. Los indígenas tienen inteligencia cerebral, han resistido a lo anglosajón, al avasallamiento de los gobiernos y políticos corruptos y han hecho aportes indescriptibles a la ciencia y a la cultura

Conocen su historia, sus necesidades y saben gobernarse con líderes honestos, elegidos por su gente. Muchos no cobran salario, no tienen prestaciones como los políticos trasnochados que financian a las botargas ni se parecen a los corruptos encabezados por Norma Piña y los demás miembros del poder judicial. Viven y trabajan apoyándose de manera colectiva. Conocen, practican y se conducen de manera solidaria y fraternal. Esto es lo que conoció y le dejó al pueblo Guillermo Bonfil Batalla en su libro sobre Los pueblos originarios. Pero estos globos de cantoya echados a volar con aire artificial por los jeques de la derecha ya se andan desinflando antes de levantar el vuelo

Y es que, a los señores del Frente Nacional por México, no van a llegar lejos si siguen vomitando membretes y falsedades. No van a ganar el voto del pueblo si los que sostienen, empujan y financian a los payasos y llorones, son los personajes impresentables encabezados por Vicente Fox, Carlos Salinas de Gortari, Claudio X González, Felipe Calderón, José Ángel Gurría, Carlos Alasraky, el Saco de pus, Beatriz Pagés Rebollar y un montón de medios y periodistas chayoteros. ¡Puros neoliberales y ratas! Para que el pueblo más o menos los tome en serio, necesitan contar con un proyecto político de cara a sus necesidades y demandas, caminar a ras de tierra y recoger las exigencias y sentimientos de los que ellos han explotado y humillado

Pero esto no se les da a los derechosos. La mayoría de los que les están dando aire a sus globos, son los que perdieron el gobierno en el 2018, los que le robaban impunemente al erario, los que perdieron sus privilegios, los que no pagaban impuestos, los detentadores del poder político y económico. Los que reprimían a los disidentes, los que utilizaron al ejército para masacrar, los que desaparecieron a 43 estudiantes de Ayotzinapa, los que impidieron que Margarita Zavala y su pariente fueran a la cárcel por el crimen contra 49 niños quemados en la guardería ABC. Los que apoyan a la botarga y al llorón, son los corruptos, los asesinos, los entreguistas, los clasistas y los racistas

Sus políticas, nunca han estado al servicio del pueblo. Responden a quienes, desde las cúpulas económicas y políticas, defienden sus privilegios y el pillaje, el entreguismo al imperio norteamericano, la privatización de las empresas y el enriquecimiento al amparo del poder. Por eso la inflación que están haciendo de Xóchitl y de Santiago está reventado. Quisieron sembrar una imagen mezclando indigenismo, pobreza y cercanía con el pueblo. Pero la falsedad, como la justicia, tardan en aparecer, pero siempre salen a la luz. Y éstas ya están saliendo a borbollones

Ni Xóchitl ni Santiago llegarán a la silla presidencial. La historia política y personal de ambos está llena de intereses ocultos, de corrupción. Por sí mismos no llegarán a ningún lugar. Son globos que ha inflado la derecha al través de recursos que vienen de los EU, de los ladrones del país, de los que vendieron las empresas públicas, las carreteras, puertos, playas, aeropuertos, minas y contando. Los dos representan a la derecha, a sus intereses y privilegios. Saben que los indígenas, los que venden gelatinas, el pobrerío como dijera el inefable de Fox, no votarán por ellos. Votarán por el proyecto y los resultados que pueblo y gobierno han construido para bien de su nación. La botarga y el llorón seguirán haciendo circo para los que los empujan y aplauden. ¡No es casual, cada quien sus gustos y sus apoyadores!

     

 

 

jueves, 6 de julio de 2023

 

¿Mercenarios de la fe o promotores de la felicidad celestial?

Por JESÚS SOSA CASTRO

Desde hace tiempo, por calles y colonias he visto pasar brigadas de mujeres y hombres con la intención de hacerles llegar a los vecinos, la “verdad sobre el ministerio y la vida de JESÚS” Después de muchos intentos de forzar mi atención sobre sus prédicas, decidí poner ante ellos mi opinión sobre las distintas iglesias y corrientes religiosas. Les hice saber que, de niño, fui aprehendido por los principios católicos que mis padres profesaban desde que nacieron. Que serví como monaguillo en la iglesia de mi localidad y que después de haber egresado de la Escuela Nacional de Maestros, intenté con mi primer sueldo, comprarles los hábitos a los santos de mi pueblo

También les hice saber que, con el tiempo y mi cultura, me había alejado de todo tipo de creencias religiosas. Que después de 2023 años de que sacrificaron a JESÚS, no comprendía las razones por las cuales media humanidad ha sido víctima de atropellos provenientes de las iglesias. Tanques de guerra bendecidos por papas y cardenales, y que en nombre de ellas y de la avaricia del hombre, habían muerto millones de personas creyendo en la justicia divina. En México, -le dije- con el pretexto de la fe, el clero y la cristiada ajusticiaron a miles de personas. Desde la Independencia para acá, los sacerdotes que lucharon con la gente para liberarnos del imperio español, fueron asesinados y vilipendiados por los detentadores del poder económico y religioso. Todo lo hicieron para imponer sus creencias y acabar con los que creían en otros cultos y tradiciones. La Santa Inquisición quemó vivos a quienes, según ella, eran unos sacrílegos

A pesar de estos razonamientos, la señora Rosa Elena Ortiz, volvía recurrentemente a las citas de su “biblia” titulada “JESÚS, el camino, la verdad y la vida” Quería convencerme de las bondades de las tesis que propagan Los testigos de Jehová.  Me impresionaron su persistencia y el manejo pronto de citas sobre el tema al través de su celular. De estos brigadistas los militantes de Morena deberíamos aprehender para trabajar en colectivo, ya que eso desapareció por las decisiones de la burocracia. Trabajar con el pueblo, permitiría enriquecer nuestro pensamiento y hacer de nuestra libertad el derecho a creer o no en alguna religión. La libertad, la equidad y la justicia, son los pasos necesarios para no seguir siendo esclavos de la ignorancia y de la coacción

Después de una narrativa interesante, le pregunté a la señora. ¿Cree seriamente en lo que dice y en lo que está leyendo? Por qué ¿si como afirma, todos somos hijos de JESÚS, nacidos y creados a su imagen y semejanza, como es que permite que millones de sus hijos seamos víctimas de la pobreza, las injusticias, las guerras, las epidemias, entre otras muchas desventuras, como el quemar vivos a mujeres y hombres en nombre de la Santa Inquisición? ¿Cómo explicar que, a estas alturas, después de dos milenios y contando, nuestra vida siga pendiendo de políticos corruptos, de caciques, de curas, pastores y de religiones, que se han adueñado de las tierras, las aguas, las iglesias, los santos y las personas? Desde que yo tuve uso de razón, le dije, fui testigo de lo que en nombre de Dios todo le ocurría a la gente. La pobreza, la falta de lluvia, de trabajo, las epidemias y la muerte, se argumentaba, que todo lo que nos pasaba, era por los designios del SEÑOR. Era el castigo que enviaba a quienes no se plegaban a sus juicios y a sus oraciones

Con esta incultura sobre nuestro ser, hombres, mujeres, niños y jóvenes que vivíamos de lo que provee nuestra tierra, teníamos la obligación de que lo producido, desde gallinas hasta maíz y ganado, tenía que ser entregado a las arcas de la iglesia, en calidad de diezmos y primicias para mantener a pastores y curas, en lugar de que el disfrute de esos bienes quedara en manos de quienes los producían con su trabajo. Estoy hablando de cuando yo era un chamaco sin ninguna perspectiva de vida y sin ningún sentimiento de felicidad en mi alma. El mundo que me ataba a mi padre empezaba caminando por el monte, arreando bueyes para huncirlos al arado, a ese hermoso vejestorio que, asido a mis manos callosas a tan temprana edad, roturaban las virginales entrañas de la tierra que nos daba de comer

Tarde entendí la injusticia que se cometía contra millones de hijos de Dios al cercenar los derechos y la dignidad de los pobres. Por cerca de quince años mis espaldas se cansaron de dormir en la tierra en camas de petate. Cuando el frío arreciaba, mi padre se levantaba y nos tapaba con los costales que horas antes habían servido para el traslado de los productos de la siembra. El tiempo pasó sobre mis huesos como si hubiera sido época de invierno. Tenía frío como si un castigo persiguiera los pasos de mi niñez empobrecida. Tiempo después me llenó de contento encontrarme con miles y miles de mexicanos que protestaban contra las injusticias del sistema y de los aparatos de control, entre ellos, las iglesias y sus prodigios. Desde entonces, puse en juego mis conocimientos y mis razones para defender todas mis libertades. Hice uso de esa que me concede, desde hace décadas, el derecho de ya no creer ni en las iglesias, ni en los milagros

 

sábado, 1 de julio de 2023

 

El escarabajo y el colibrí

Un mini cuento para estos tiempos

Por JESÚS SOSA CASTRO

 

Esta tierra seca necesita lluvia, le decía el escarabajo al colibrí. Ya caerá, le contestaba el chupamirto. Un día, el pequeño pájaro levantó vuelo en busca de agua y de flores. Andaba en busca de rocío y miel. Satisfecho de su hallazgo se dijo para sí. ¡El tiempo mejora! Y emprendió el regreso para darle la buena nueva a su amigo el escarabajo

Pero mal le había ido a su compañero. Su dorso, sus alas y sus patas, iban y venían, dispersas por el soplo cálido del viento. ¡No hay nada qué hacer, se dijo! El amigo ya no estaba. La tierra donde lo había dejado, seguía seca, no había vida, ni flores, ni humedad ni miel. Las expectativas de vida del pequeño pájaro, se extinguían sin remedio. Su mundo y sus ilusiones se desvanecían

Entonces el colibrí, triste y lleno de pesar, se puso en manos de las idas y venidas del aire. Se dejaría llevar por esas cálidas oleadas de calor y de una tierra seca. ¡Ya no buscaría flores ni miel! Solo volaría y volaría uniéndose al alero del escaso movimiento que producían los ramales del bosque. Se pondría en manos del aireo, de sus oleadas llenas de calor y de esperanza. Pero un día, eso que parecía un ventarrón lo volvieron a la tierra seca. ¡No se arrepintió! Pensó que la suerte lo había devuelto al lugar donde había dejado las yertas partes del cuerpo de su amigo. Sus ojos dieron cuenta que sólo habían quedado, calcinados por el sol, su dorso, sus alas y sus patas. Triste, pensó que un día, con este tiempo seco, su humanidad correría la misma suerte. Tal vez el viento y la tierra llevarían sus restos al lado de lo que había quedado del escarabajo. Y allí, meditó el colibrí, de los huesos de ambos, surgirán el rocío, las flores y la miel. ¡Los necesita esta tierra seca!