domingo, 30 de julio de 2023
El sueño de mi país, es un sueño todavía Por JESÚS SOSA CASTRO Según algunos estudiosos del tema y no pocos opinólogos, aseguran que estamos viviendo la era digital. Lo cual, a mi juicio, es verdad. Pero la historiografía y la filología han demostrado desde siempre, que ha sido en los textos escritos en papel, donde el lector se apropia de mejor manera de todo cuanto ha sido pensado y escrito por la humanidad. Carlos Ruiz Zafón, autor de más de una decena de libros, ha descrito los procedimientos de innumerables poseedores de bibliotecas que han hecho de ellas un escaparate donde duerme un montón de textos que, en lugar de responder al saber, los poseedores de los mismos se olvidan de la historia y de la literatura universal También hay que registrar que hay muchos que presumen su cultura, teniendo en su haber estantes llenos de libros que nunca han leído. Son esa parte de los que simulan y se adornan haciéndose pasar como intelectuales, como los dueños de la sabiduría y del bien hablar, así sea solo con sus amigos o con sus vecinos. Pero en estos tiempos de tanto debate y confrontación ideológica, los libros y su lectura no pueden ni deben ser abandonados por quienes hacen política o por los que abrevan el conocimiento y los testimonios de lo que el hombre ha dejado en los anales de la historia mundial Testimonios de estos tipos de ignorancias existen en México. Hay una larga relación de analfabetos culturales y políticos. Lo vemos a diario con lo que hacen muchos de los aspirantes a encargos de elección popular. En su haber no hay conocimiento del país, de los sentimientos y necesidades del pueblo. Juegan con el folclor, la ignorancia y las botargas. Desacreditan y vulgarizan al indigenismo y banalizan sus culturas, tradiciones y sus necesidades sociales. Inflan su imagen personal con propaganda falaz, porque su cerebro no contiene nada importante para ponerlo en los ojos y en la mente de quienes quieren hartarse de conocimientos y de información Por todo esto, da pena ajena ver a Xóchilt Gálvez, presunta candidata de la oposición a la presidencia de la República hacer de su imagen un instrumento sexual que mordisquea el miembro varonil, supuestamente de alguien de los potentados que la apoyan. Es tanta la incultura y su falta de formación ideológica de todos ellos, que lo que ha resaltado de su figura ante los sectores de la derecha, es su proclive actitud por la banalidad y el fandango. Su falta de decoro y de vergüenza provoca hilaridad por lo que representa como una mujer que aspira a gobernar al país Esta señora y los de su círculo de ladrones y resentidos sociales no saben que desde el siglo XVIII el escritor y político inglés Joseph Addison, señalaba que la lectura es a la mente como el ejercicio al cuerpo. Que en un buen libro se desarrolla un diálogo incesante en el que el político habla y los resultados contestan. Que el leer es una herramienta fundamental para la formación de ciudadanos críticos y participativos. Que los aspirantes a funcionarios públicos son los más obligados a contar con una amplia cultura política para no hacer el triste papel de payasos y botargas alimentando la subcultura en quienes gustan del teatro vulgar Carlos Ruiz Zafón en su hermoso libro La Sombra del Viento nos hizo sentir el frío cuando se entra al Cementerio de los libros olvidados. Señalaba que cuando eso ocurre, vivimos ajenos al encanto de poseer un material entre las manos y abrevar de él la esencia del ensayo, de la novela, de la poesía o de la historia que, como patrimonio, nos ha dejado la humanidad. Los libros rescatan las cosas bellas que los escritores imaginan y describen con su talento. El filósofo alemán Ernst Cassirer agregaba que al “lado del lenguaje conceptual, hay un lenguaje del sentimiento, al lado del lenguaje lógico o científico, está el lenguaje de la imaginación y de la política” (1) Por eso cuando uno lee un libro, se recrean nuestras fantasías adormiladas, hacemos abstracción de nosotros mismos y entramos en el cuerpo y el alma del mundo del escritor. Eduardo García Barros, poeta y musicólogo mexicano, recogió las virtudes de la lectura y el amor por los libros en un poema al pensamiento y a los sueños por hacer nuestra la cultura. “Soñé que soñando estaba, un sueño que yo soñé, y en el sueño desperté, que soñando no soñaba. Aunque al soñar sollozaba, porque soñando quería, que aquel sueño que tenía, fuera ensoñación feliz, el sueño de mi país, es un sueño todavía” (2) Por su parte, el gran Gabriel García Márquez escribió. ¿Si los libros no sirven para apresurarnos la sangre, para abrirnos las ventanas sobre lo misterioso, para ayudarnos a descubrir el mundo, para acompañar a nuestras acciones revolucionarias en lo individual y en lo colectivo, entonces, para qué sirven la lectura y la política? (3) (1) Amanecer en el Zócalo. - Elena Poniatowska (2) Vivir para Contarla. - Gabriel García Márquez (3) José Martí, Poeta y político cubano
sábado, 22 de julio de 2023
¿Cómo
entender el plan C del presidente?
Por
JESÚS SOSA CASTRO
Hablar del Plan C del presidente, no solo implica
entender bien la importancia que tiene ganar la Presidencia de la República, los
dos tercios en el Congreso federal, las gubernaturas, congresos locales y
presidencias municipales. Significa que el proyecto de la Cuarta Transformación,
concebido por AMLO, trabajado por su equipo, arropado por más de treinta
millones de mexicanos, tiene que pasar ahora, del apoyo popular, a ser la
consciencia, el alma y el corazón de la inmensa mayoría de nuestro pueblo. Es
decir, la coalición nuestra tiene que lograr que el 70% de los electores, que
han hecho suyos los resultados del presidente López Obrador, repita este apoyo votando
por sus candidatos el 2 de junio del 2024
Proporcionalmente a estos logros, ha crecido, también,
la rabia, el clasismo, el racismo y la frustración de la derecha reaccionaria. En
su desesperación está haciendo uso irracional de recursos económicos
provenientes de los ardidos, de los desplazados del gobierno, del imperio
norteamericano, de la mayoría de los medios de comunicación nacionales y
extranjeros, en su vano intento de descarrilar el proyecto de transformación
iniciado en el 2018.Su afán por volver al poder, está pariendo botargas,
llorones inversos, “derechosos de izquierda” indígenas artificiales y críticos
de “huevones” Sus gerentes y jefes quieren quitarles los apoyos a los sectores
vulnerables, mientras ellos lloran por volver por sus fueros para seguir
robándole al país
Ante este “exigente” palabrerío, el pueblo está
obligado a crecer política e ideológicamente. Pasar de la crítica facilona, a
un debate de alto nivel. Haciendo de la palabra y la acción, los instrumentos para
acabar con los que conspiran permanentemente contra los intereses del pueblo.
Contra los que defienden la podredumbre de una parte importante de la sociedad
que se ha neoliberalizado. Los que tienen de su lado a los medios de
comunicación que han pervertido su función informativa para convertirse en lamesuelas
de los detentadores del poder. Como pueblo, tenemos que entender que es en los
procesos revolucionarios donde se hacen coincidir los dichos con los hechos
Los que están en la oposición, hacen análisis y
diagnósticos que coinciden con lo que dicen porque lo único que tienen son palabras.
Carecen de razones, causas y proyectos. Pero la izquierda si hace un mal
análisis de la situación, la conduce a lo que bien señalara Yang Zhu: “un paso
en falso, un diagnóstico equivocado y superficial, llevan a la izquierda, inexorablemente,
a millas de distancia del objetivo que persigue” (1) Y es que, a pesar de
avances inequívocos en el despertar de nuestro pueblo, hay que aceptar que seguimos
teniendo un déficit muy serio en cultura democrática
Los de la coalición Juntos hacemos historia tenemos
que hacer nuestro lo que ya preveía Elías Canetti: “No hay que dejarse
arrastrar por la soberbia solo porque en nuestros anales tenemos registrada una
importante Victoria. Porque si ese triunfo implica no entender el sentido de lo
alcanzado, no mereció la pena haber participado en la lucha” (2) Se dan casos que
de tanto combatir al enemigo, puedes terminar pareciéndote a él. Un pensador se
orienta por una disciplina propia y por la obediencia suya, mientras que los
políticos se rigen por una disciplina ajena y por mandar obedeciendo. Es en el artículo
39 de la constitución, donde están los poderes y decisiones del pueblo
Todo lo antes escrito viene a cuento porque estamos
entrando a la que va a ser la madre de todas las batallas. Si persiste el
empeño de profundizar el proceso de transformación, no solo tenemos que ganar
la mayoría absoluta en todos los congresos. En estos, se tiene que derrotar el
pensamiento conservador que vive en el poder judicial y en sus acólitos, porque
la gran obra de éstos, no es estar en contra de todas las iniciativas de ley que
vienen de los otros poderes. Su obra maestra es haberse colocado abiertamente
del lado de las mafias del poder, defender a los potentados y a los criminales.
Son el bastión de la corrupción y de la podredumbre
Tenemos que derrotar las imposiciones de candidatos que
no sirven al pueblo, organizar y movilizar al partido y al movimiento para que
no se deje engañar más por los neoliberales. Tenemos que operar y trabajar para
impedir que los oportunistas sean sustituidos por otros oportunistas, que unas
élites sean sustituidas por otras élites. Hoy es el tiempo del pueblo. Tenemos,
todos, que apostar por la organización, por la lucha, por la verdad, la justicia
y la transformación
(1-2) Citas de Ramón Lobo en su libro Conversación con
Juan Carlos Monedero. Ed. Turpial
lunes, 17 de julio de 2023
Y cuando
llegue el día del último viaje….
Por JESÚS
SOSA CASTRO
Hace no pocos años, recorrí
varios lugares del sureste mexicano. Tenía interés en ver parte de lo que fue
la cultura maya, asentada 2 500 años a.C. Quería disfrutar del legado que nos
dejó ya que, según datos de la historia, la región cultural de Mesoamérica
abarcó nuestra península hasta llegar a las costas del Océano Pacífico. En ese
viaje, varias cosas llamaron mi atención, aunque hay que decir, que no pude ver
lo que la selva y los años tenían escondido en sus entrañas. Hoy, mi interés ha
crecido justo cuando el gobierno del pueblo está sacando de sus sepulcros la
cultura y la ciencia que anidaba en el alma y el corazón de ese territorio. Por
estas razones quiero cerrar mi círculo vital SUBIÉNDOME AL TREN. Abrazar con
orgullo su arquitectura, sus obras y su arte. Ver los descubrimientos arqueológicos
y las labores insignia que están transformando el Sur Sureste de México
Pasados muchos años de esa
visita, se me está agrandando el deseo por ver lo que están haciendo el
gobierno de López Obrador y miles de mujeres y hombres. Otros gobernantes, por
circunstancias explicables, pero especialmente por incultos y ladrones, jamás trabajaron
para redescubrir tanta cultura y conocimientos científicos que los mayas aportaron
a México y a la humanidad. Recuerdo que, en ese recorrido, el guía nos llevó a
varios cenotes, cavernas y ríos subterráneos, donde los mayas guardaron para la
posteridad, reliquias importantes como vasijas, ofrendas, candelabros, grabados
y expresiones dedicados a sus sucesores y a sus muertos
Allí vi de manera directa parte
del significado que los mesoamericanos le daban a la vida. Los mayas quisieron
dejar testimonios no sólo de sus obras arquitectónicas, de sus conocimientos y
aportes a la ciencia. Dejaron en esos lugares, casi secretos, los valores y el
sentido de las relaciones humanas que cobijaban su cultura y sus sentimientos. Entendí
por qué sus muertos y mis muertos, formaron y forman parte tan profunda del
comportamiento humano. Comprendí que solo el hombre, hablando genéricamente, es
capaz de hacer obras grandiosas y construir genialidades para explicarse su transmutación.
Fue entonces que sentí un tropiezo cultural. Pues los señores del poder, nos habían
provisto de una aculturización tal, que solo por controles deleznables y por
ignorancia, habíamos dejado de percibir la grandiosidad de los aportes
culturales y científicos acreditados a los pueblos originarios
Con el tiempo, también comprendí
el porqué de las ofrendas y los recuerdos hacia los muertos de muchas partes
del mundo. Vinieron a mi mente las fechas celebradas para no olvidar a quienes
se nos adelantaron. El pueblo mío, al que yo pertenezco, es asombrosamente
devoto de esta florida y venerable conmemoración. No es solo el color de sus
ofrendas, el olor del copal y los sabores que degustaban quienes físicamente vivían
entre nosotros. ¡NO! Son un conjunto de sentimientos, emociones y simbolismos
que siguen adheridos al corazón y a la vida de aquellos que nos quedamos sin
ellos. Esta es la causa por la cual hoy quiero recoger todo eso, sumándole las añoranzas
que, en la montaña, adornaban el entorno donde vivían mis padres campesinos
De esos tiempos, lo que no
puedo olvidar fue cuando en una caja de cartón, mi madre me puso dos mudas de
ropa llenas de remiendos. Se preparaba mi viaje a un mundo que no era mi mundo.
Dejaba atrás mi arraigo a la tierra, a mis padres y a un puño de hermanos que
desconocían la ruta que mi salida iba a significar para los arroyos y las
montañas que nos vieron nacer. A eso de las 8 de la mañana de un día x de junio
de 1953, mi padre tomó en sus manos la caja y emprendimos el camino hacia el
punto donde tenía que tomar el camión que me llevaría a una pequeña ciudad
perdida en el profundo sur de la mixteca poblana. Dejaba atrás la escuela rural
que me enseñó a leer y a escribir para incursionar en otro lugar donde, se me
dijo, podría estar mi futuro
La familia de mi madre me
acogió como un integrante más de la misma. La 1ª enseñanza a la que fui
sometido, fue aprender a rezar todas las noches antes de dormir. Luego me
inscribieron en la “doctrina “que el sacerdote nos daba a la muchachada las
tardes de los viernes. Sus prédicas siempre olían a fanatismo, no se sostenían
científicamente, pero nuestra ignorancia no alcanzaba a explicarnos el fondo de
ese adiestramiento
Fue esto lo que hizo que un
día, el niño campesino que seguía siendo, fuera víctima de su ignorancia y de
sus creencias religiosas para regresar presuroso a la montaña donde estaban mis
progenitores. Papá, vengo
a decirles que para el próximo viernes no va a salir el sol. ¡Va a ser un
castigo de Dios porque sus hijos no creen en él! Quise decirle que eso
fue lo que nos predicaba el cura en los días de doctrina. Pero mi padre no me
dio tiempo. Serio y enojado me dijo: ¡Lamentable que andes creyendo en esos
predicamentos! ¡Estás perdiendo el tiempo a lo pendejo! ¡Te me regresas de
inmediato a estudiar! Por eso, cuando ahora empieza el conteo regresivo de
mi vida y mis creencias han desaparecido, recojo las fuertes y sabias palabras de
mi padre, para unirlas a las inscritas en una de las tumbas mayas que encontré
en mi recorrido por el Sureste. Las hice mías entonces y lo siguen siendo ahora.
Las traigo prendidas como un clavo ardiente en mi corazón. Hoy las hago
públicas para que, “cuando llegue el día del último viaje, y esté al partir
la nave que nunca ha de tornar, me encontrarán a bordo, ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar”
(“) Parte de la poesía del revolucionario
español Antonio Machado
jueves, 13 de julio de 2023
A la
derecha la representan una botarga y un llorón
Por
JESÚS SOSA CASTRO
Cuando veo a Xóchitl Gálvez y a Santiago Creel vestirse
de botarga y de cirquero llorón, creo que la vergüenza y el recato de la oposición
junto con sus distintos aparatos de control y manipulación, están viviendo su
fase terminal. Desde luego que estas personas y sus partidos tienen legítimo
derecho a hacer el ridículo, a seguir buscando regresar al gobierno, a
recuperar sus privilegios perdidos, a sentirse, otra vez, los dueños de México.
Sólo que, para su desgracia, las formas y el fondo que están utilizando, ya no
corresponden al despertar de la conciencia, a la rebeldía y a la organización
que, en cinco años, ha logrado la mayoría del pueblo de México
Para ganarse el voto de la gente, se requiere algo más
que decirse indígenas, pobres, vender gelatinas, o querer pasar como vendedores
de patriotismo y conocedores per sé de la constitución. Apelar a derechos de
sangre o a orígenes indigenistas cuando no se tienen, no solo es caricaturesco,
es una falta de respeto a los que quieren imitar. Los indígenas tienen inteligencia
cerebral, han resistido a lo anglosajón, al avasallamiento de los gobiernos y
políticos corruptos y han hecho aportes indescriptibles a la ciencia y a la
cultura
Conocen su historia, sus necesidades y saben
gobernarse con líderes honestos, elegidos por su gente. Muchos no cobran
salario, no tienen prestaciones como los políticos trasnochados que financian a
las botargas ni se parecen a los corruptos encabezados por Norma Piña y los
demás miembros del poder judicial. Viven y trabajan apoyándose de manera
colectiva. Conocen, practican y se conducen de manera solidaria y fraternal.
Esto es lo que conoció y le dejó al pueblo Guillermo Bonfil Batalla en su libro
sobre Los pueblos originarios. Pero estos globos de cantoya echados a volar con
aire artificial por los jeques de la derecha ya se andan desinflando antes de levantar
el vuelo
Y es que, a los señores del Frente Nacional por
México, no van a llegar lejos si siguen vomitando membretes y falsedades. No
van a ganar el voto del pueblo si los que sostienen, empujan y financian a los
payasos y llorones, son los personajes impresentables encabezados por Vicente
Fox, Carlos Salinas de Gortari, Claudio X González, Felipe Calderón, José Ángel
Gurría, Carlos Alasraky, el Saco de pus, Beatriz Pagés Rebollar y un montón de
medios y periodistas chayoteros. ¡Puros neoliberales y ratas! Para que el
pueblo más o menos los tome en serio, necesitan contar con un proyecto político
de cara a sus necesidades y demandas, caminar a ras de tierra y recoger las
exigencias y sentimientos de los que ellos han explotado y humillado
Pero esto no se les da a los derechosos. La mayoría de
los que les están dando aire a sus globos, son los que perdieron el gobierno en
el 2018, los que le robaban impunemente al erario, los que perdieron sus
privilegios, los que no pagaban impuestos, los detentadores del poder político
y económico. Los que reprimían a los disidentes, los que utilizaron al ejército
para masacrar, los que desaparecieron a 43 estudiantes de Ayotzinapa, los que
impidieron que Margarita Zavala y su pariente fueran a la cárcel por el crimen
contra 49 niños quemados en la guardería ABC. Los que apoyan a la botarga y al
llorón, son los corruptos, los asesinos, los entreguistas, los clasistas y los
racistas
Sus políticas, nunca han estado al servicio del pueblo.
Responden a quienes, desde las cúpulas económicas y políticas, defienden sus
privilegios y el pillaje, el entreguismo al imperio norteamericano, la
privatización de las empresas y el enriquecimiento al amparo del poder. Por eso
la inflación que están haciendo de Xóchitl y de Santiago está reventado.
Quisieron sembrar una imagen mezclando indigenismo, pobreza y cercanía con el
pueblo. Pero la falsedad, como la justicia, tardan en aparecer, pero siempre salen
a la luz. Y éstas ya están saliendo a borbollones
Ni Xóchitl ni Santiago llegarán a la silla
presidencial. La historia política y personal de ambos está llena de intereses
ocultos, de corrupción. Por sí mismos no llegarán a ningún lugar. Son globos
que ha inflado la derecha al través de recursos que vienen de los EU, de los
ladrones del país, de los que vendieron las empresas públicas, las carreteras,
puertos, playas, aeropuertos, minas y contando. Los dos representan a la
derecha, a sus intereses y privilegios. Saben que los indígenas, los que venden
gelatinas, el pobrerío como dijera el inefable de Fox, no votarán por ellos.
Votarán por el proyecto y los resultados que pueblo y gobierno han construido para
bien de su nación. La botarga y el llorón seguirán haciendo circo para los que los
empujan y aplauden. ¡No es casual, cada quien sus gustos y sus apoyadores!
jueves, 6 de julio de 2023
¿Mercenarios
de la fe o promotores de la felicidad celestial?
Por JESÚS
SOSA CASTRO
Desde hace tiempo, por calles y colonias he visto pasar brigadas
de mujeres y hombres con la intención de hacerles llegar a los vecinos, la “verdad
sobre el ministerio y la vida de JESÚS” Después de muchos intentos de forzar mi
atención sobre sus prédicas, decidí poner ante ellos mi opinión sobre las
distintas iglesias y corrientes religiosas. Les hice saber que, de niño, fui
aprehendido por los principios católicos que mis padres profesaban desde que
nacieron. Que serví como monaguillo en la iglesia de mi localidad y que después
de haber egresado de la Escuela Nacional de Maestros, intenté con mi primer
sueldo, comprarles los hábitos a los santos de mi pueblo
También les hice saber que, con el tiempo y mi cultura, me
había alejado de todo tipo de creencias religiosas. Que después de 2023 años de
que sacrificaron a JESÚS, no comprendía las razones por las cuales media
humanidad ha sido víctima de atropellos provenientes de las iglesias. Tanques
de guerra bendecidos por papas y cardenales, y que en nombre de ellas y de la
avaricia del hombre, habían muerto millones de personas creyendo en la justicia
divina. En México, -le dije- con el pretexto de la fe, el clero y la cristiada ajusticiaron
a miles de personas. Desde la Independencia para acá, los sacerdotes que
lucharon con la gente para liberarnos del imperio español, fueron asesinados y
vilipendiados por los detentadores del poder económico y religioso. Todo lo
hicieron para imponer sus creencias y acabar con los que creían en otros cultos
y tradiciones. La Santa Inquisición quemó vivos a quienes, según ella, eran
unos sacrílegos
A pesar de estos razonamientos, la señora Rosa Elena Ortiz,
volvía recurrentemente a las citas de su “biblia” titulada
“JESÚS, el camino, la verdad y la vida” Quería convencerme de las bondades de las tesis que
propagan Los testigos de Jehová. Me
impresionaron su persistencia y el manejo pronto de citas sobre el tema al
través de su celular. De estos brigadistas los militantes de Morena deberíamos
aprehender para trabajar en colectivo, ya que eso desapareció por las
decisiones de la burocracia. Trabajar con el pueblo, permitiría enriquecer
nuestro pensamiento y hacer de nuestra libertad el derecho a creer o no en alguna
religión. La libertad, la equidad y la justicia, son los pasos necesarios para
no seguir siendo esclavos de la ignorancia y de la coacción
Después de una narrativa interesante, le pregunté a la señora.
¿Cree seriamente en lo que dice y en lo que está leyendo? Por qué ¿si como
afirma, todos somos hijos de JESÚS, nacidos y creados a su imagen y semejanza, como
es que permite que millones de sus hijos seamos víctimas de la pobreza, las
injusticias, las guerras, las epidemias, entre otras muchas desventuras, como
el quemar vivos a mujeres y hombres en nombre de la Santa Inquisición? ¿Cómo
explicar que, a estas alturas, después de dos milenios y contando, nuestra vida
siga pendiendo de políticos corruptos, de caciques, de curas, pastores y de religiones,
que se han adueñado de las tierras, las aguas, las iglesias, los santos y las
personas? Desde que yo tuve uso de razón, le dije, fui testigo de lo que en
nombre de Dios todo le ocurría a la gente. La pobreza, la falta de lluvia, de
trabajo, las epidemias y la muerte, se argumentaba, que todo lo que nos pasaba,
era por los designios del SEÑOR. Era el castigo que enviaba a quienes no se
plegaban a sus juicios y a sus oraciones
Con esta incultura sobre nuestro ser, hombres, mujeres, niños
y jóvenes que vivíamos de lo que provee nuestra tierra, teníamos la obligación
de que lo producido, desde gallinas hasta maíz y ganado, tenía que ser
entregado a las arcas de la iglesia, en calidad de diezmos y primicias para
mantener a pastores y curas, en lugar de que el disfrute de esos bienes quedara
en manos de quienes los producían con su trabajo. Estoy hablando de cuando yo
era un chamaco sin ninguna perspectiva de vida y sin ningún sentimiento de
felicidad en mi alma. El mundo que me ataba a mi padre empezaba caminando por
el monte, arreando bueyes para huncirlos al arado, a ese hermoso vejestorio que,
asido a mis manos callosas a tan temprana edad, roturaban las virginales
entrañas de la tierra que nos daba de comer
Tarde entendí la injusticia que se cometía contra millones de
hijos de Dios al cercenar los derechos y la dignidad de los pobres. Por cerca
de quince años mis espaldas se cansaron de dormir en la tierra en camas de
petate. Cuando el frío arreciaba, mi padre se levantaba y nos tapaba con los
costales que horas antes habían servido para el traslado de los productos de la
siembra. El tiempo pasó sobre mis huesos como si hubiera sido época de
invierno. Tenía frío como si un castigo persiguiera los pasos de mi niñez empobrecida.
Tiempo después me llenó de contento encontrarme con miles y miles de mexicanos que
protestaban contra las injusticias del sistema y de los aparatos de control,
entre ellos, las iglesias y sus prodigios. Desde entonces, puse en juego mis conocimientos
y mis razones para defender todas mis libertades. Hice uso de esa que me concede,
desde hace décadas, el derecho de ya no creer ni en las iglesias, ni en los milagros
sábado, 1 de julio de 2023
El escarabajo y el colibrí
Un
mini cuento para estos tiempos
Por JESÚS
SOSA CASTRO
Esta tierra seca necesita lluvia, le decía el escarabajo al
colibrí. Ya caerá, le contestaba el chupamirto. Un día, el pequeño pájaro
levantó vuelo en busca de agua y de flores. Andaba en busca de rocío y miel.
Satisfecho de su hallazgo se dijo para sí. ¡El tiempo mejora! Y emprendió el
regreso para darle la buena nueva a su amigo el escarabajo
Pero mal le había ido a su compañero. Su dorso, sus alas y
sus patas, iban y venían, dispersas por el soplo cálido del viento. ¡No hay
nada qué hacer, se dijo! El amigo ya no estaba. La tierra donde lo había
dejado, seguía seca, no había vida, ni flores, ni humedad ni miel. Las
expectativas de vida del pequeño pájaro, se extinguían sin remedio. Su mundo y
sus ilusiones se desvanecían
Entonces el colibrí, triste y lleno de pesar, se puso en
manos de las idas y venidas del aire. Se dejaría llevar por esas cálidas
oleadas de calor y de una tierra seca. ¡Ya no buscaría flores ni miel! Solo
volaría y volaría uniéndose al alero del escaso movimiento que producían los
ramales del bosque. Se pondría en manos del aireo, de sus oleadas llenas de
calor y de esperanza. Pero un día, eso que parecía un ventarrón lo volvieron a
la tierra seca. ¡No se arrepintió! Pensó que la suerte lo había devuelto al
lugar donde había dejado las yertas partes del cuerpo de su amigo. Sus ojos
dieron cuenta que sólo habían quedado, calcinados por el sol, su dorso, sus
alas y sus patas. Triste, pensó que un día, con este tiempo seco, su humanidad correría
la misma suerte. Tal vez el viento y la tierra llevarían sus restos al lado de lo
que había quedado del escarabajo. Y allí, meditó el colibrí, de los huesos de
ambos, surgirán el rocío, las flores y la miel. ¡Los necesita esta tierra seca!