miércoles, 29 de marzo de 2017

Los hacedores de historias truculentas

Por JESÚS SOSA CASTRO

Mi pertenencia a Morena se mantiene como el primer día. El proceder sobre los ingresos corporativos y la falta de acotamientos a personas harto corruptas y chapulinescas, no me gustan. Lastiman las razones por las cuales hui de los otros partidos en los que milité por largos períodos. Llegué a Morena con otra idea y con otra formación ideológica. En el Partido Comunista Mexicano, había trabajo obrero, participábamos en las luchas sociales y se tenía una mística partidista que daba orgullo portarla. Y aunque no pensé en trasladar automáticamente esa cultura y esas prácticas, sí puse como referentes personales el estudio, la formación revolucionaria y el trabajo, que configuraban el rostro de esa militancia. Darles vida a otros partidos me hizo abrazar la pertenencia a Morena. Supuse que entraba, finalmente, a uno que superaría las deficiencias y limitaciones de los otros
En el PCM éramos una fuerza política activa. Nuestras banderas tenían una conexión directa con la clase obrera de entonces. Muchos de nosotros fuimos perseguidos y presos políticos. Algunos miembros del CC estuvieron presos por varios años. No obstante, nuestra osadía y nuestro heroísmo, no lograban llevar el discurso a la mayoría de la población. Creímos, entonces,  que era necesario hacer crecer nuestra fuerza y eso nos llevó a abrir las puertas a muchos grupos políticamente ligados a la cultura priista, los cuales poco a poco se fueron adueñando del partido hasta comerse a sus cuadros políticos más destacados
Esta experiencia es lo que a muchos nos hace recelar de lo que hoy pasa en Morena. Muchos de los que en los últimos días están ingresando a sus filas, son los que mataron los ideales y los proyectos políticos que existían en las filas de los comunistas y en las del PSUM. Su conducta política, no abona al comportamiento democrático y a la construcción de una fuerza que se proponga seriamente cambiar las reglas del poder. Sólo el afán de ganar la presidencia en el 2018, explica esta suma de oportunismos que están ingresando sin control a las filas de Morena. Este partido está en el riesgo de convertirse en algo de lo que muchos venimos huyendo
No sería tan preocupante la situación si en Morena se estuvieran tomando medidas para que su construcción no sea mediatizada por los nuevos ingresantes. Pero cuando algunos militantes señalamos estas cuestiones, los quemadores de incienso se lanzan como el borras acusándonos de traición o de ser enemigos jurados de AMLO o de Morena. ¡Cuánta pena nos causan estos incondicionales analfabetos! La crítica es una herramienta de la política y mientras haya seguidores incondicionales y faltos de talento, siempre habrá alguien que dude o afirme que las élites hacen en nuestro nombre, lo que no sirve ni al partido ni al país
Rumbo Proletario no puede ser ajeno a esto que ya hemos vivido. Nuestro esfuerzo está volcado en el crecimiento, en la articulación de las luchas, en la formación política y en la comunicación con la gente. No queremos ser un grupo testimonial, pero dudamos de que en los tiempos actuales, complejos y difíciles, la izquierda revolucionaria permita que personas y grupos, lleguen a Morena con su cultura priista, con sus prácticas clientelares y corruptas y con el ánimo mendaz de seguir viviendo del poder. No cuentan con un respaldo programático, político e ideológico que contribuya  a la construcción de un instrumento que arranque desde abajo y concluya al lado de otros en un proyecto político auténticamente humano
Si disponemos todas nuestras fuerzas y capacidades para implementar este proyecto y nos proponemos alcanzar esos objetivos, estaremos construyendo un partido realmente distinto, interesado en un cambio real del país. Los de Rumbo Proletario luchamos por este tipo de Organización que impida el oportunismo, que trabaje por la formación ideológica y política de sus miembros y que contribuya seriamente a la articulación de las resistencias sociales. De paso, hay que decir que la articulación de éstas, no la entendemos como la sola unidad de acción, como alianzas entre clases. La vemos en un plano holístico y de mayor totalización
Para los que estamos en el Colectivo de Reflexión en la Acción, Rumbo Proletario, CRA-RP, luchamos por una articulación que sea una superación cualitativa del nivel de resistencia que guarda la acción popular, para luego convertirla en otro escalón de la lucha revolucionaria. Sostenemos que cuando las resistencias se articulan, desaparecen como tales, subvierten el orden establecido, rompen con él, se niegan a sí mismas y se transforman en luchas revolucionarias. Esta articulación se va constituyendo al través de procesos unitarios, de acuerdos, de actos solidarios, de coincidencias, de adhesiones, de alianzas, de reuniones, de enlaces que se van dando por la acción coadyuvadora de la dirección revolucionaria. Con esta articulación, la lucha popular se hace sujeto revolucionario, se construye cohesión, coherencia y organización subversiva anti sistémica. ¡En esto andamos! No nos mueven ni el poder, ni el oportunismo, ni las intrigas ni los chismes. En esto como en otras cosas, se equivocan los hacedores de historias truculentas    



   

miércoles, 22 de marzo de 2017

Andar en esto pa´ser un rajao, ¡jamás!

Por JESÚS SOSA CASTRO

El avión salió puntual y llegué al aeropuerto de la ciudad de Monterrey a las 8.40 de la mañana del día 18 de marzo. Rogelio y su esposa Delia (Lalita), me esperaban. Cuando llegamos al punto del encuentro ya estaban varios compañeros. Los primeros a quienes abracé con enorme aprecio y cariño fueron a mis camaradas Jesús Ibarra Salazar y a Ernesto Villarreal Landeros. A Rogelio Mendoza, a Delia Martínez, a Chuy Ibarra y a Ernesto, debí mi presencia en este importante encuentro político. Alguien pidió que nos presentáramos para conocer nuestros nombres y saber un poco de nuestro trabajo. ¡Lo hicimos! Los 19 compañeros con quienes iniciamos el evento, me cedieron la palabra.  Empecé agradeciendo su presencia, hospitalidad, compromiso e interés por participar en un debate sobre lo que pasa en nuestro país, sobre cómo vemos a los partidos políticos y sobre lo que podría ser nuestro aporte a la lucha revolucionaria contra el sistema
¿Por qué -empecé preguntando- a pesar de las luchas de Independencia, de Reforma y de la Revolución, no ha mejorado la vida del pueblo en ningún sentido, si sobre él han recaído las mayores cuotas de sangre y de sacrificio? ¿Será que nuestra pólvora la hemos venido quemado en infiernitos,  peleándonos entre nosotros las distintas resistencias en lucha, mientras nuestro enemigo principal nos inocula la cultura priista para hacernos lo que somos, peticionarios de demandas menores, en tanto la clase gobernante decide qué nos da y qué nos quita?
¿Cómo forjar en el pueblo los sentimientos de seguridad y de confianza en sí mismo para derrocar a la burguesía que tiene en sus manos el control del gobierno y de todos los cuerpos represivos para utilizarlos en contra de la mayoría de los movimientos políticos y sociales? ¿Por qué no reaccionamos organizadamente ante el hartazgo, la impunidad, el entreguismo y la criminalización de las políticas del gobierno y organizadamente nos preparamos para librar la lucha contra el sistema?
¿Por qué los partidos políticos, incluida Morena, no muestran mayor interés en fraguar estructuras organizativas eficaces, ligadas a los movimientos sociales, para estar en condiciones de enfrentar las políticas depredadoras de esa burguesía que ha producido a catorce multibillonarios mientras más de cien millones de mexicanos apenas tenemos para comer? ¿Cómo aguantar y vivir una política de traición y entreguismo de los verdaderos amos de México, cuando éstos se han adueñado de la mayoría de nuestras riquezas naturales? ¿No es explicable que los ciudadanos expresen su insatisfacción social y su encabronamiento, manifestándose al margen de las instituciones públicas incluyendo a los partidos políticos por paleros y buenos para nada?
Por eso el trabajo de los revolucionarios ni es fácil ni es por tiempo determinado. Debemos prepararnos para librar una lucha larga, que remonte los sentimientos del pueblo que piensa que las revoluciones traen más males que remedios. La parte esencial de nuestra actividad estriba en ayudarlo a que descubra todo su potencial revolucionario para resolver sus problemas. La formación política, la palabra y la comunicación, sólo son eficaces si se ponen al servicio de la lucha para derrocar al sistema. La casta en la que hemos delegado todo, es la causante real de nuestra verdadera situación, la que ha mellado nuestros sentimientos. El pueblo es el único que puede hacer justicia, la burguesía hegemónica ni quiere ni se propone resolver los problemas de la pobreza, de la violencia criminal, del entreguismo antipatriótico y de la cultura del apendejamiento de la gente. Será el pueblo y nadie más, el que imponga, con su participación, con su organización y con su fuerza, una vida en la que el ser humano alcance su verdadera y auténtica autodeterminación
El nivel expuesto en este debate, explica los posicionamientos críticos sobre lo que pasa en el escenario de la política. A pesar de los señalamientos que se hicieron, se asume que no hay otra opción y van a votar por Morena. Lo que esté por venir, lo seguiremos comentando en reuniones colectivas para acrecentar los resultados del trabajo político. Esta primera discusión fue mérito de los compañeros neoloneses. En mi calidad de integrante del Colectivo de Reflexión en la acción- Rumbo Proletario (CRA-RP), solo puse un granito de arena para seguir un debate siempre urgente y necesario
Ya en el aeropuerto, en espera del vuelo que me traería de regreso a la CDMX, me dediqué a leer el libro de la autoría de mi camarada Rogelio E Mendoza. Me quedé en el cuento número cinco en el cual encontré las raíces que configuran el cuerpo ideológico y político de este viejo luchador (*) El personaje es un campesino indígena, revolucionario y antiporfirita. Se llamó Anselmo y va a ser fusilado por ser opositor. Aquí algunas líneas de los dichos de su verdugo y las respuestas de quien espera ser fusilado. ”Eres un pendejo Anselmo. Mientras tú andas remontado en la sierra, padeciendo hambre y frío, los políticos se la pasan felices con sus buenas viejas…tú si eres hombre, no como esos cabrones…. Tú crees en Madero, pero ese valedor no va a meter las manos por ti,… ese pelao sólo hace lo que le dicen los espíritus”
De reojo, Anselmo miró a Álvarez y le dijo: ya sé que me vas a tronar…mi gente y yo, cuando nos alebrestamos, es para que todos vivamos mejor. ¡Para eso luchamos! Me vas a matar, pero miles y miles vendrán a reemplazarme… Anselmo miró con desprecio a su verdugo y, sin más, pensó: “Andar en esto pa´ ser un rajao, ¡jamás!” ¿Coincidencias?
(*) Al sur del paraíso, Rogelio E Mendoza. El título del artículo se contiene en el cuento No. cinco     



miércoles, 15 de marzo de 2017

 Un pueblo se esclavisa cuando deserta de sus libertades

Por JESUS SOSA CASTRO

En todo el mundo hay pronunciamientos en contra del muro de Trump. Este despropósito anti humanitario sólo puede plantearse por un loco imperial o por un émulo hitleriano. “Un pueblo se esclaviza, se degüella así mismo, cuando deserta de sus libertades y asume o consiente sus propias miserias” (*) Yo espero que el nuestro, que el pueblo mexicano, no incurra jamás en esa insensatez. Creo que su pasado y su historia son fieles testimonios de sus luchas libertarias que enfrentaron con éxito al imperio español, a los conservadores clericales, a los “científicos” porfiristas y hoy se dispone a impedir que Trump se salga con la suya
Planteo esto porque hay en el ánimo de millones de personas la decisión de atajar este poder que va en contra de la historia. Hoy ese imperio que abrió las puertas a la globalización, que impulsó el neoliberalismo como cultura y actividad económica en la mayor parte de la tierra, no puede cerrarle las puertas ahora a las nuevas relaciones sociales y culturales que se han generado en la mayor parte del mundo y que las circunstancias han colocado como de obvia y urgente resolución por los gobiernos
Por desgracia, el mexicano no tiene los tamaños para enfrentar las políticas insensatas de su vecino del  norte. Su debilidad y su falta de una salida inteligente a los problemas nacionales, lo han colocado ante una situación desfavorable porque ha perdido sus bases de apoyo y por lo tanto no puede presentar un posicionamiento digno y fuerte a la decisión unipersonal de construir el muro por parte del gobierno de Trump. En este punto es donde se encuentran el miedo y la ilegitimidad del gobierno de Peña Nieto. Su poder y su  ilegitimidad son resultado de que los electores no le dieron su voto, lo compró. Por eso su poder y sus leyes pueden ser legales pero son  ilegítimos
No es casual, entonces, que sea el pueblo el que esté actuando en defensa de sus libertades y del derecho de vivir y trabajar en cualquier parte del mundo si así lo desea, con solo apegarse a las normas y obligaciones que rigen en cada lugar. Cive Pérez dice que “todo tipo de actos, voluntarios o intencionales que tengan como fin oponerse a la violación de una ley, o a la decisión gubernamental de imponer a la población una decisión injusta, ilegítima o inmoral, se le puede parar al través de la desobediciencia civil, toda vez que esta acción, responde a un mandato de la conciencia y a un imperativo ético de la sociedad”
Si el gobierno de Peña Nieto no actúa en defensa de nuestra soberanía y de los derechos de los inmigrantes mexicanos, la sociedad tiene el deber moral de proceder a la desobediencia civil pacífica y convertirla en una acción política hasta lograr que el gobierno y el congreso resuelvan estos problemas. La protesta popular y la exigencia para que el gobierno mexicano adopte una posición firme y decidida en contra del muro y de la expulsión de nuestros connacionales, no sólo tiene que ver con la recuperación de un derecho político y de un ejercicio democrático, sino de convertirlo en un  instrumento que haga de la protesta una expresión de fuerza y de legitimidad pública al servicio de la gente
Si las cosas siguen como van, caminemos a una forma superior de lucha que es la desobediencia civil. Se trata de un mecanismo excepcional que habrá de incidir en la configuración de la voluntad política de las masas para cambiar las políticas gubernamentales que no responden ya a la voluntad de las mayorías de la nación. Es una forma de lucha para impedir que ofendan la dignidad de los mexicanos. No podemos admitir que el comportamiento de los políticos, inútiles y entreguistas, sigan afectando los intereses de la mayoría de la población y dejando de lado hechos tan importantes como defender la soberanía y los derechos de nuestros migrantes
Las últimas movilizaciones y luchas, nos llevan a la conclusión de que si no se atienden los problemas del país, el siguiente paso de la sociedad es la desobediencia civil a la que hay que convertir en una fuerza política de masas para echar abajo la agenda política de los gobernantes.  La protesta multitudinaria que transforme a México y convierta al pueblo en el instrumento impulsor de la transformación nacional, pasa por una dirección revolucionaria y por este tipo de desobediencia. Si no hacemos esto, no habrá cambio posible. ¡Veremos de qué lado masca la iguana!
(*) ¿Qué es la desobediencia Civil? Cive Pérez, escritor y periodista madrileño

   

miércoles, 8 de marzo de 2017

El revoltijo de los izquierdosos

Por JESÚS SOSA CASTRO

Bien sabemos que con mucha frecuencia los avances en política pueden estropearse por intereses bastardos o por una falta absoluta de formación ideológica. Yo sostengo que ambas cuestiones anidan en un sector importante de la izquierda. De tanto andar en las nubes lo que ha venido generando es un revoltijo de ideas que poco contribuyen a poner los puntos sobre las íes en aquello que queremos construir, derrotar y quebrar con nuestro trabajo revolucionario. La hegemonía, la legitimidad y el consenso burgués son las partes esenciales que deseamos atacar para lograr una sociedad en la que reinen otro tipo de relaciones humanas. Acabar con la explotación de que somos víctimas por parte del capitalismo es la tarea fundamental. Buscamos darle a nuestro pueblo una nueva legitimidad y un consenso que quebrante y derrote la organicidad del sistema que hoy detenta la burguesía
Difícil y compleja es esta tarea. Aparte de la existencia y dispersión de partidos y grupos de esa izquierda, cada uno presume de tener en su proyecto político las ideas y la dirección para cambiar el estado de cosas que se vive en el país. Lo dicen en serio, aunque a las primeras de cambio sus propuestas pronto pasen a formar parte del anecdotario popular. Lo predominante consiste en que una parte de esa izquierda la encontramos en Morena. Otra parte anda dando lástima en el PRD, en el Movimiento Ciudadano y en el Partido del Trabajo. A pesar de sus dichos, nadie actúa para desprenderse del sistema opresor. Cuando mucho, su práctica política termina cachando los votos que el poder burgués les permite como pago a su buen comportamiento
¡En Rumbo Proletario no cantamos mal las rancheras! Los congresos, los plenos y el trabajo de cada integrante del Colectivo de Reflexión en la Acción, han hecho importantes aportes teóricos y políticos para impulsar el trabajo que se hace en las distintas resistencias que hay en el país. Los resultados aún no están a la altura de lo que queremos. Para no desalentarnos, hemos dicho que la vanguardia revolucionaria no crea la explosión revolucionaria, sólo coadyuva a que esta se dé cuando maduran las condiciones apropiadas y cuando existen los apoyos necesarios para hacer avanzar las posibilidades de éxito. Hemos insistido también en que necesitamos tener clara la idea sobre el objetivo de la lucha, percibir bien el rumbo para alcanzar la meta y contar con un manejo adecuado de la situación que se vive en el momento histórico en que se despliega nuestra lucha
A pesar de haber discutido y procesado estas ideas sobre nuestro trabajo, basta leer los planteamientos que se hacen por WhapShap y en otros espacios para darnos cuenta de que nuestras elaboraciones no han sido asimiladas de manera adecuada. Hay camaradas que no aceptan trabajar en la resistencia político-electoral, aduciendo que lo que allí se aplica, es el reciclamiento de la política priista. Se afirma que en Morena, los órganos de dirección se han apartado del proyecto original que hizo posible la fundación de este partido, que existe un divorcio evidente entre las bases con sus dirigencias y que éstas se han alejado de los movimientos de masas.  ¡Todo esto es verdad! Lo he escrito en distintos momentos y lo sigo suscribiendo. Pero al contrario de quienes critican desde fuera, muchos, entre ellos yo, hemos analizado la situación nacional, los planteamientos programáticos de este partido y el desempeño de AMLO al frente del gobierno de la ciudad del 2000 al 2005 y no encontramos puntos de comparación con el comportamiento de los otros partidos, incluidos los que se dicen de izquierda. Participamos en esta Organización, porque al lado de ella está la gente, esa parte de la sociedad que Lenin estudió a propósito del domingo sangriento en cuyo análisis asentó que a pesar de sus demandas elementales y su ignorancia, en el comportamiento político de esos miles de trabajadores, se contenían las ideas revolucionarias que más tarde fueron decisivas en la revolución
Quienes así pensamos, periódicamente recorremos varios Estados del país. Los que esto hacemos, pensamos que el trabajo que la gente despliega en estos lugares, sólo tiene sentido si contribuye al desarrollo de la conciencia, si la formación política la convertimos en un instrumento al servicio de la causa revolucionaria. La palabra y la comunicación carecerán de importancia si no las llenamos de una fuerza transformadora, que ayude a los militantes a presentar sus ideas y propuestas en el encuentro permanente con los ciudadanos
No me emociona que algunos de mis camaradas anden planteando otras alternativas. Me preocupa sí que haya la idea de que trabajar también con los sectores atrasados cultural y políticamente, es darle vuelo a la cultura priista. Mi experiencia personal no va en esa dirección. Veo en cambio, que cuando la gente estudia, cuando pone la teoría al mismo nivel que el activismo, está dando los pasos correspondientes para formar liderazgos capaces de entender el enorme papel de construir una nueva relación social. Construir y formar grupos y personas que abanderen las ideas del cambio revolucionario, es la mayor satisfacción de quien lucha para lograr una vida auténticamente humana



   

miércoles, 1 de marzo de 2017

Entre marcos y retratos. ¡Los viejos, fuera!

Por JESÚS SOSA CASTRO

En esto de la política uno se encuentra con muchas sorpresas. Se piensa que todos los que se dedican a este quehacer, son lo más destacado e inteligente de la sociedad. Los guía el saber, el trabajo y sobre todo, esos elementos que hacen que el pueblo se enamore por el partido. Sería ideal que juntos construyeran esos espacios que requieren las luchas libertarias y las experiencias que forjan a sus cuadros para combatir al sistema, en las calles y en todo lugar. Allí donde también se forma el carácter y la templanza, confrontando al adversario político. Pero en los tiempos modernos esto no ocurre tan así. Hay un alejamiento calculado de los partidos con las acciones públicas y una conducta que hace difícil que los líderes entiendan lo que pasa en su entorno, en su país y en el  mundo. No hay esa chispa que encienda el gesto capaz de hacer de su partido, un instrumento que eduque y dirija a las masas que pelean por construir una nueva sociedad
Si un partido político tiene como objetivo tomar el poder, sus dirigentes no pueden actuar dejando de lado el resto de la complejidad nacional. Si se quiere cambiar el país, es indispensable estudiar al enemigo, tener el conocimiento necesario del estado que guardan sus fuerzas, estudiar el terreno en el que se va a combatir al adversario y contar con el ejército civil debidamente capacitado para salir airosos de ese combate. Sólo así se puede cambiar el actual estado de cosas para lograr una nueva relación humana. Si tomas a la ligera la fuerza que tienes, si no valoras la participación de la gente, si no tomas en cuenta la experiencia acumulada, si dejas a un lado a los  líderes de pueblo, a los que analizan la situación desde otra perspectiva es, por lo menos, un grave error
 Estos señalamientos vienen a cuento porque justo en este momento, el partido Morena en el que milito, vive una especie de euforia electoral. Habla y actúa como si ya tuviera asegurado el triunfo en el 2018. Sobrevalora sus fuerzas y su capacidad para sacar adelante la enorme tarea de organizar las elecciones federales. No toma en cuenta los movimientos que están haciendo los adversarios y menos ha estudiado el estado que guardan las bases de su partido. En los talleres de formación política en los que participo, los cuadros y líderes que tienen bajo su responsabilidad el trabajo político y de organización, comparten con muchas reservas el advenimiento de personas y grupos a las filas de Morena. La incorporación de estos es anárquica, los ingresantes carecen de ideales y principios, no entran a las reglas ni a la estructura de Morena. No obedecen a los órganos internos, su liga está con las élites. ¡Nada los hace afines al partido que ingresan!
En este despliegue de agrupar a todo tipo de gente existen riesgos que conviene valorar. Es entendible que se llame a los ciudadanos sin partido y a los militantes. Que se llame a empresarios y a todos aquellos que quieran firmar un acuerdo para lograr el “renacimiento de México” Lo que no se entiende es que ese llamado sea tan general que en esa decisión  puede contenerse el más grande error. Algunos de los que están entrando a Morena quieren sumar su trabajo a la expectativa de ese cambio que se ha prometido. Pero otros son personas y grupos de interés. Han perdido canonjías en otros partidos y vienen con la idea de aprovechar la circunstancia para reponer los recursos y las prebendas perdidas

Si bien se comprende la estrategia de sumar, resulta inexplicable que se descuide con tanta ligereza e  irresponsabilidad lo que está pasando en algunos sectores del partido. Muchos de sus enlaces y personeros traen una enorme confusión respecto de las decisiones que se toman en los altos mandos. Las crisis que asoman su rostro en varios lugares del país, son resultado de la ineficacia y de la ignorancia política de los que ha comisionado la dirección. Se conducen con espíritu faccioso, no saben oír los reclamos de las bases, son prepotentes y no entienden nada de lo que sucede en México. Obvio, los que tienen tiempo luchando en la oposición y que ahora están en Morena trabajando y elaborando propuestas, los líderes los quieren jubilar
La última perla fue exhibida en Monterrey con motivo de los preparativos del acto político en el que estarían AMLO y algunos otros personajes. La comisionada para el efecto, sólo se ocupó de aquellos que eran noticia. A los militantes y a los luchadores de siempre, a esos, sugirió ponerlos en un “marco” porque ya no le sirven al partido. ¡Hay que tener cuidado con estas declaraciones y actitudes! No sea que en aras de traer a los de arriba a las filas de Morena, se corra el riesgo de perder a los de abajo, a los que trabajan, los que cumplen con las tareas que les encargan permanentemente los enlaces
Yo he sostenido que es conveniente que Morena se abra a otras fuerzas, a otras personas, toda vez que las circunstancias que vive el país requieren de sumar lo más que sea posible. Pero sumar por sumar puede significar un problema para la estabilidad y la unidad interna del partido. Muchos de los que están llegando, traen la cultura priista y las mañas de las tribus del PRD. La dirección les está abriendo espacios sin fijar las normas a las que deben estar sujetos. En cambio, hay la tendencia de hacer a un lado a los críticos miembros de Morena. A los que buscan que el partido sea un verdadero instrumento de cambio, porque si el interés es ganar en el 2018 hay que empezar a ver al interior del partido. La formación política, la unidad, la inclusión, la capacidad intelectual de los dirigentes, la organización y el trabajo de la militancia, están a prueba. Hay que trabajar abajo y arriba pero desde abajo. Dedicarse a cazar a los militantes criticones y colgarlos en los marcos que ya construye el Comité Nacional es, no sólo un error, es una aberración. Lo importante es construir una base social amplia, bien informada y organizada para responder a los retos que vienen. Esa es la tarea. ¡Nada más pero nada menos!