miércoles, 8 de febrero de 2017

Cuando la obediencia es reemplazada por la rebeldía, la revolución se siente convocada (*)

Por JESÚS SOSA CASTRO

El 24 de enero mi camarada Armando Martínez Verdugo envió una carta a todos sus amigos. En ella, como siempre, expresa la necesidad de buscar colectivamente, aquello que haga que los rumberos, estemos a la altura de lo que exige la situación nacional. Como a muchos, le preocupan “los golpes recurrentes que la burguesía da a las condiciones de vida y de trabajo de la población, incluyendo a sectores del mismo capital” En su carta señala que históricamente “vivimos en México una situación que se caracteriza por la imposibilidad de la burguesía hegemónica para tomar medidas a corto plazo que logren mediatizar las resistencias del pueblo”
¡Es verdad! Lo que ocurre en el país es muy relevante. Los movimientos sociales son recurrentes y sus demandas van más allá de lo tradicional. Nuestros ojos han registrado infinitas señales de que algo nuevo está naciendo en el país. En las manifestaciones populares que surgen en una buena parte del territorio nacional, ya no se oye el grito en favor sólo de las demandas sectoriales, harto importantes aún. Hoy el grito de rebeldía que se oye en las calles y en las plazas públicas, es aquel que ha acumulado todas las demandas y todos los esfuerzos por cambiar la situación económica y social. Es la fuerza que se va abriendo paso en el seno de las resistencias exigiendo articulación, para que el esfuerzo de todos, termine con la predominancia de una clase criminal que se ha adueñado del país
Hoy la unidad que se pregona es para echar abajo las reformas estructurales, derrocar al grupo hegemónico que mal gobierna México y acelerar el cambio que permita a los mexicanos una vida auténticamente humana. Los gritos de hoy llevan en sus venas la exigencia de que se vaya Peña Nieto y todo su mal gobierno. La evidencia de que la lucha popular ha venido creciendo políticamente, es la demanda de una plataforma común y de una articulación programática que recoja los acumulados sentimientos de un pueblo agraviado por el sistema que padecemos  
Este ímpetu que empezamos a ver en este empuje popular, empieza a convertirse en una fuerza de masas. Nuestro papel de revolucionarios consiste en hacer avanzar este movimiento e impedir que haya una regresión. Si no se echa andar el potencial teórico y práctico de los luchadores conscientes, este movimiento de masas puede ser remontado por la burguesía con el apoyo del gran capital. En cambio, si se pone en juego la fuerza de las masas, las resistencias populares pueden convertirse en una fortaleza contra las políticas de la burguesía
A la situación de suyo complicada, los revolucionarios estamos obligados a caracterizar de manera precisa cada uno de los pasos que se den en la confrontación política con nuestros adversarios nacionales y extranjeros. Los movimientos populares ya no se pueden dirigir sin poner en juego las herramientas teóricas, políticas y organizativas que permitan a esas luchas desarrollar su visión de clase y ubicar a su enemigo principal
Sectores sociales “han avanzado de manera significativa en su consciencia de que ya no deben aguantar los embates  sino que tienen que enfrentarlos. Si esto ocurre, se sientan bases muy importantes para que se modifiquen los sentimientos de inseguridad, los temores a confrontar, a tomar la calle y a pelear por su vida” “Cuando el sentimiento que lleva a la pasividad y a la obediencia es remplazado por el espíritu de rebeldía, la revolución se siente convocada. Por tal razón, es conveniente ya no insistir en formas de actuar ya conseguidas porque está visto que estas no sacan a las masas de la institucionalidad y la legalidad dominantes. Para que se logre la victoria popular, es obligado asestar una derrota extra-institucional a la burguesía hegemónica. Hay que dar curso a consignas, llamados y formas de confrontación más radicales, más combativas, más clasistas”
Los de Rumbo Proletario “no somos aventureros, y no incitaremos a las masas a actos suicidas, a acciones que, en realidad, se despliegan en el campo de lucha en el que el enemigo lleva ventaja. Las acciones militares armadas, los saqueos y la destrucción de objetos y de cosas, no son lo que los rumberos queremos. ¡No somos anarquistas! Somos políticos revolucionarios. La pelea por los consensos, las batallas por la articulación programática, estratégica y sustentada en una justa definición de la vía de la revolución, es nuestro terreno, es nuestro campo preferente de lucha”
“Siendo conscientes de que esta tarea histórica debe ser emprendida por el conjunto de las organizaciones revolucionarios, Rumbo Proletario llama a colectivos de la izquierda revolucionaria a reunirse en algo que podría ser una reunión cumbre. En esta magna asamblea todos construiríamos la ruta y el plan de la victoria popular”
(*) Los rumberos debemos estar a la altura del momento.- Carta interna a los militantes del CRA-RP. Armando Martínez Verdugo, 24 de enero del 2017




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