miércoles, 19 de julio de 2017

Los saldos de una discusión

Por JESÚS SOSA CASTRO

El sábado 15 de julio participé en una reunión de suma importancia. Discutimos qué es y en qué supuestos se funda nuestro trabajo entre las masas. Dijimos que este trabajo tiene un carácter convencional que cada grupo o partido, conviene en su comprensión y en su aplicación. No hay una definición universal. Pero para quienes participamos de las ideas y de los posicionamientos elaborados y discutidos por los clásicos del marxismo,  este trabajo debe derivarse de nuestra participación en la lucha revolucionaria. Históricamente, lo asentamos, varía según las circunstancias de la lucha social y de clases. Cambia según el comportamiento de las fuerzas antagónicas fundamentales y de los requerimientos objetivos de las acciones populares (*)
En esta discusión hablamos, también, sobre las enseñanzas que ya han dejado estas luchas. Cómo se han definido y cómo se han impulsado. Coincidimos en que estos logros de alguna manera expresan la sistematización colectiva que desarrollan los revolucionarios a partir, siempre, de las condiciones y las circunstancias imperantes. Avanzamos en el cómo hacer llegar nuestras opiniones a los distintos frentes de lucha y al pueblo trabajador. Dijimos que una parte importante de este trabajo, tiene que ver con la labor de agitación, de propaganda y de organización
Consideramos que los que trabajamos en el movimiento de masas, tenemos que hacer esfuerzos importantes para proponer organicidad y dirección a la rebeldía de los sectores en lucha. Que hay que trabajar para elaborar y difundir  las caracterizaciones de los conflictos fundamentales entre el pueblo y el poder, las políticas de éste y las experiencias nacionales y mundiales de la lucha de los pueblos. Se habló de ayudar a construir las condiciones subjetivas indispensables para que los activistas y/o los líderes de pueblo se conviertan en revolucionarios orientados por estos principios
Señalamos que la irritación y el encabronamiento populares en contra del gobierno, necesitan de un receptáculo que les dé dirección política, conducción revolucionaria y una organización real que potencie toda su combatividad. Hasta ahora, este receptáculo no se percibe por ninguna parte. Los sentimientos del pueblo se agotan en el trabajo electoral sin que se les proponga  ninguna perspectiva de organización sustentable. Acordamos trabajar concientizando a la gente para que se convenza de que sólo una derrota de la burguesía gobernante y el ascenso de un gobierno proletario-popular, podrá resolver los graves problemas sociales, económicos y culturales que vive la nación. El enojo social no puede perderse en la nada. Los miembros de los sindicatos, organizaciones sociales, culturales y pueblos que luchan en contra de los proyecto de muerte, tenemos la gran oportunidad de desplegar nuestra rebeldía revolucionaria para hacerla desembocar en un triunfo a favor de una vida auténticamente humana
Los que abrazamos la esperanza de un cambio revolucionario en nuestra sociedad, tenemos claro que hay otros grupos y resistencias que andan persiguiendo el mismo objetivo. Valoramos su esfuerzo y los llamamos a discutir un proyecto de articulación que elimine la institucionalidad burguesa y se construya, paso a paso, la fuerza que sirva de receptáculo de toda la inconformidad y la irritación que hasta ahora y en forma desorganizada, se expresa al través de la lucha electoral. En Rumbo Proletario no aceptamos que exista una clase o una fuerza social que esté destinada a desempeñarse como la vanguardia del proceso liberador o que asuma de por sí la misión histórica del proletariado. La fuerza revolucionaria no nace, se construye. Nadie, si no es en conjunto, se desempeñará como la vanguardia política y arrastrará consigo al resto de las fuerzas populares, resultado de la labor de los revolucionarios y de las circunstancias históricas específicas
Por último, reiteramos que hoy en día nadie puede negar que existe un alto grado de irritación y de encabronamiento en la mayoría del pueblo mexicano. La constante que aparece en estos movimientos populares es la quita de derechos y libertades políticas y sociales por parte de la burguesía gobernante. Sin embargo, su debilidad fundamental está en la falta de una organización de clase que dé contenido y dirección revolucionaria a sus luchas. La participación de amplios sectores en la contienda electoral, expresa el hartazgo de la gente, pero no se está construyendo la fuerza que subvierta y derroque la institucionalidad de la burguesía. La perspectiva que vemos, está en la construcción de una organización de clase, asentada en el pueblo trabajador, en el proletariado, pero con una dirección revolucionaria. ¡Sin esto, no se dará el cambio posible!

(*) Apuntes personales y materiales de discusión editados por compañeros de Rumbo Proletario 

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