miércoles, 3 de octubre de 2018


Digamos no a los engaños

Por JESÚS SOSA CASTRO

Como suele ocurrir cuando hay actos políticos, los operadores echan a andar toda su sapiencia y sus recursos para mover a la gente y hacer aparecer los actos como una expresión multitudinaria de la voluntad ciudadana. Todo esto forma parte de prácticas que ya deben desaparecer. Hay que trabajar para que cualquier acto en el que se pretenda expresar apoyos a iniciativas políticas, sea realmente un acto de voluntad y no la coacción de la voluntad de los asistentes 
Lo que afirmo volvió a pasar en la GAM con motivo del acto convocado por el equipo del ahora alcalde de esta demarcación. La práctica del acarreo es sólo una de las formas grotescas que aún subsisten, a pesar de que los líderes se llenan la boca diciendo que entramos a la cuarta transformación. Hay que ser serios cuando se habla de algo tan importante como es el cambio que todos buscamos. No se vale decir una cosa y luego hacer otra. En la GAM ocurrieron hechos que ya no deben ocurrir
La primera molestia a la que nos enfrentamos fue con el cierre de calles varias cuadras a la redonda. El libre tránsito se dislocó, mientras los ancianos y discapacitados tuvieron que caminar casi un kilómetro para llegar al acto de referencia. Al llegar al lugar donde se iba a realizar la ceremonia de toma de protesta al alcalde, nos encontramos con un laberinto de rejas absurdo e inexplicable. Ni siquiera cuando el papa visitó la Basílica de Guadalupe ocurrió tamaña locura. ¿Qué se quiere expresar con estas formas arcaicas y denigrantes? ¿Acaso se quiere mostrar el poder y el mando de un personaje que dijo en campaña que no habría obstáculos para estar en contacto con el pueblo? 
Muchos llegamos al interior de la carpa cuando ya estaba cubierta con personas llevadas desde las diez de la mañana. El espacio guardado para las personas fifí ningún mortal lo podía ocupar. Yo osé sentarme en uno de esos lugares porque me identifiqué como columnista del diario virtual SDP Noticias. Tener derecho a sentarte en un lugar VIP reservado para los chipocludos cuando la gente lleva horas de pie, me parece cuando menos, una falta de respeto. Grupos musicales, payasos, chamanes y locutores buenos para nada, se ocupaban repasando el nombre de las colonias presentes en el acto convirtiéndolo en un espectáculo grotesco
El tiempo pasaba penosamente y muchos ya teníamos hambre, necesidades fisiológicas o simplemente ganas de moverse para evitar caer por cansancio o inanición. Pero el encierro era tal que si ibas al baño ya no podías regresar porque varios retenes te lo impedían a fuerza de argumentos sin sentido. Quienes habían sido llevados desde las diez de la mañana empezaron a exigir que el acto diera inicio desde ya. El auditorio se empezó a incomodar y los controladores perdían el control de la gente. Los diputados, arribistas, lambiscones y demás especímenes, comenzaron a reclamar sus lugares perdidos momentáneamente. El ritual de los apapachos y abrazos seguía tomando su turno al más viejo estilo de los priistas. Lo hacían de manera ostentosa para que la pelusa se diera cuenta de quienes son los que manejan el poder
¡Que salga, que salga empezó a gritar la gente, cansada de la larga espera! Corría el rumor de que los lobos no querían entregar lo que debían entregar al nuevo gobernante. Otros decían que esa dilación era para que se cansara la gente y se fuera dejando el acto político en el desaire o simplemente para que la prensa fifí se diera vuelo diciendo que el acto de Chigui había sido un fracaso. Cuando éste salió de la encerrona con los lobos casi a las tres de la tarde, la cultura priista apareció en todo su esplendor. Las carreras de los búfalos, de los operadores, de los ayudantes, de los lambiscones y de los amigos, salían como hongos cultivados en invernadero para hacerle valla y sacarse la foto
El que hacía el papel de conductor del acto político se desgañitaba hablando de que habíamos dado inicio a la cuarta transformación. Pero el lenguaje, las formas, la manera de decir las cosas no apuntaban hacia esa propuesta. La cultura priista se estaba renovando con las nuevas figuras de la política, pero abrazando los mismos contenidos y los mismos moditos que nos tienen hasta la madre.  Para hablar de lo que es la cuarta transformación hay que saber lo que eso significa para explicárselo a la gente
Acabar con el cierre de calles, con los laberintos y vallas que separan al pueblo de sus gobernantes deben ser acciones ineludibles de gobierno. Los arribistas, los lambiscones y los aplaudidores a ultranza, hay que amarrarlos en su casa para que no vuelvan a estos escenarios. ¡Hay que cambiar las formas de cambiar! No permitamos que la demagogia eche a perder la idea de que estamos empezando a transformar, realmente, a este país    

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