Los apóstoles y los evangelistas de
Nerón
Por JESÚS SOSA CASTRO
En los últimos días del
año pasado tuve la oportunidad de leer de Miguel Betanzos, un joven escritor
argentino, “Las cárceles de Dios” y “Los conjurados de Roma” dos textos
realmente extraordinarios. Hoy escribiré algo sobre este último libro. No voy,
ni con mucho, a hacer una crítica sobre su contenido, trataré, en cambio, de a
partir de unas ideas importantes, profundizar en lo que en otros momentos y con
otras lecturas, he venido escribiendo sobre lo que pienso fue el papel
histórico que jugó JESÚS, el hombre, el luchador, el líder que enfrentó con sus
actos y su ejemplo al poderoso imperio romano
En el corazón del texto
está expreso algo que me ha movido en diversas cuestiones. Especialmente por lo
que significó la parte religiosa en mi vida juvenil. Fue hasta avanzados los
años cuando empecé a poner en duda muchas de las cosas que a base de miedos y
de falsas explicaciones, me llevaron a ser un ciego seguidor de una iglesia
prejuiciosa y falta de ética en sus enseñanzas religiosas. Tuvieron que pasar
muchos años para que yo pudiera distinguir la diferencia entre el papel que
jugó JESÜS, el líder, el luchador social y lo que sus adversarios le impusieron
a su doctrina, hasta convertirlo en un personaje adocenado y apoyador de causas
ajenas a su ideario revolucionario
Sus adversarios hablaban de que éste era -como
lo fue- “un príncipe guerrero, que iba a juzgar y a administrar justicia en
muchos pueblos y que pondría freno a muchas naciones poderosas” A Nerón y a sus
ideólogos les preocupaba la influencia de este hombre que era capaz de mover a
miles y miles de seguidores interesados en lograr la libertad y la justicia.
Decían que por más esfuerzos que hacían en su intento de presentarlo como un
pacificador y un hombre manso, siempre había en el vulgo una cuota de
resentimiento que no podían manejar. Afirmaban que era imposible dominar las
aguas de un río turbulento, pero en cambio sí podían desviar su cauce y
orientarlo en otro sentido
Fue en este contexto
que el imperio romano tomó cartas en el asunto para quitarle el filo
revolucionario que estaba contenido en las prédicas políticas de JESÚS. Nerón
puso a trabajar a sus ideólogos, a Mateo y a los evangelistas Marcos y Lucas,
para hacer de la doctrina cristiana un instrumento que sirviera al poder y
evitara que el liderazgo político y social de este conductor de masas, se
convirtiera en un proyecto que acabara con el esclavismo y con las prácticas
inhumanas contra los cristianos. El apóstol Mateo, Marcos y Lucas fueron
llamados a cumplir esta ingrata y conservadora misión. Sobre esto Mateo,
escribió: “Bienaventurados los mansos porque ellos recibirán la tierra por
herencia; bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos
de Dios; a cualquiera que te obligue a llevar carga, ve con él; amad a vuestros
enemigos, bendecid a los que os maldicen, ultrajan y persiguen” (*)
Eh aquí cómo los
poderosos de entonces concibieron las formas para imponer una doctrina que le
adjudicaron a JESÚS, cuando ellos fueron los pensadores y lacayos que
escribieron una nueva doctrina para hacer que la rebeldía del pueblo fuera
desviada en beneficio de los poderosos. Marcos y Lucas contribuyeron al
desarrollo de esa doctrina, contaban los milagros de JESÚS, pero siempre
cuidando que apareciera predicando la sumisión, la mansedumbre y la obediencia.
Había que convertirlo en un líder espiritual que jamás cuestionara la
autoridad, era necesario lograr que siempre apareciera como un ser inofensivo,
benévolo con sus enemigos, apacible y alejado de las cuestiones terrenales, es
decir, todo lo que convenía a los fines de Roma para mantener dóciles a los
cristianos y evitar las revueltas
Ese mundo de sumisión
en el que la iglesia cristiana metió a sus seguidores, hoy se expresa en una
creciente afluencia que cruza la mayoría de los espacios religiosos del mundo.
Por doquier, corren ríos humanos cargados de una fe ciega en la que se muestra
hasta qué grado las desviaciones doctrinarias de JESÚS hechas por Mateo, Marcos
y Lucas, calaron en el alma y en la conciencia de los nuevos seguidores de una
iglesia portadora de la obediencia, el culto a la sumisión, al miedo y apego al
poder. ¡Nada que ver con la verdadera doctrina de JESÚS!
¿Será que mucho de lo
que hoy vemos en el país es lo que en su tiempo se convirtió en el sumun que
hoy tiene trastocados los comportamientos humanos y la idolatría a una cultura
de la sumisión, a la falta de crítica y un pueblo que se tarda en percibir las
cosas de otra manera? ¿Acaso no se da
cuenta de que el dominio, control y mando del poder son el espejo en el que se
mira lo que el clero nos ha metido por los cinco sentidos desde hace más de dos
mil años? Mientras nos dominen doctrinas facciosas y traigamos los miedos
prendidos como la materia principal de nuestra existencia, seguiremos siendo
los fieles sufrientes de un estado de cosas del que sólo los poderosos se
benefician. ¡Por fortuna ya corren tiempos nuevos, ha llegado la hora de
despertar!
(*) Los conjurados de
Roma, Miguel Betanzos, Editorial Grijalbo, Notas en pags.125-158Los apóstoles y
los evangelistas de Nerón
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