miércoles, 16 de enero de 2019


Los apóstoles y los evangelistas de Nerón

Por JESÚS SOSA CASTRO

En los últimos días del año pasado tuve la oportunidad de leer de Miguel Betanzos, un joven escritor argentino, “Las cárceles de Dios” y “Los conjurados de Roma” dos textos realmente extraordinarios. Hoy escribiré algo sobre este último libro. No voy, ni con mucho, a hacer una crítica sobre su contenido, trataré, en cambio, de a partir de unas ideas importantes, profundizar en lo que en otros momentos y con otras lecturas, he venido escribiendo sobre lo que pienso fue el papel histórico que jugó JESÚS, el hombre, el luchador, el líder que enfrentó con sus actos y su ejemplo al poderoso imperio romano

En el corazón del texto está expreso algo que me ha movido en diversas cuestiones. Especialmente por lo que significó la parte religiosa en mi vida juvenil. Fue hasta avanzados los años cuando empecé a poner en duda muchas de las cosas que a base de miedos y de falsas explicaciones, me llevaron a ser un ciego seguidor de una iglesia prejuiciosa y falta de ética en sus enseñanzas religiosas. Tuvieron que pasar muchos años para que yo pudiera distinguir la diferencia entre el papel que jugó JESÜS, el líder, el luchador social y lo que sus adversarios le impusieron a su doctrina, hasta convertirlo en un personaje adocenado y apoyador de causas ajenas a su ideario revolucionario

 Sus adversarios hablaban de que éste era -como lo fue- “un príncipe guerrero, que iba a juzgar y a administrar justicia en muchos pueblos y que pondría freno a muchas naciones poderosas” A Nerón y a sus ideólogos les preocupaba la influencia de este hombre que era capaz de mover a miles y miles de seguidores interesados en lograr la libertad y la justicia. Decían que por más esfuerzos que hacían en su intento de presentarlo como un pacificador y un hombre manso, siempre había en el vulgo una cuota de resentimiento que no podían manejar. Afirmaban que era imposible dominar las aguas de un río turbulento, pero en cambio sí podían desviar su cauce y orientarlo en otro sentido

Fue en este contexto que el imperio romano tomó cartas en el asunto para quitarle el filo revolucionario que estaba contenido en las prédicas políticas de JESÚS. Nerón puso a trabajar a sus ideólogos, a Mateo y a los evangelistas Marcos y Lucas, para hacer de la doctrina cristiana un instrumento que sirviera al poder y evitara que el liderazgo político y social de este conductor de masas, se convirtiera en un proyecto que acabara con el esclavismo y con las prácticas inhumanas contra los cristianos. El apóstol Mateo, Marcos y Lucas fueron llamados a cumplir esta ingrata y conservadora misión. Sobre esto Mateo, escribió: “Bienaventurados los mansos porque ellos recibirán la tierra por herencia; bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios; a cualquiera que te obligue a llevar carga, ve con él; amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, ultrajan y persiguen” (*)

Eh aquí cómo los poderosos de entonces concibieron las formas para imponer una doctrina que le adjudicaron a JESÚS, cuando ellos fueron los pensadores y lacayos que escribieron una nueva doctrina para hacer que la rebeldía del pueblo fuera desviada en beneficio de los poderosos. Marcos y Lucas contribuyeron al desarrollo de esa doctrina, contaban los milagros de JESÚS, pero siempre cuidando que apareciera predicando la sumisión, la mansedumbre y la obediencia. Había que convertirlo en un líder espiritual que jamás cuestionara la autoridad, era necesario lograr que siempre apareciera como un ser inofensivo, benévolo con sus enemigos, apacible y alejado de las cuestiones terrenales, es decir, todo lo que convenía a los fines de Roma para mantener dóciles a los cristianos y evitar las revueltas

Ese mundo de sumisión en el que la iglesia cristiana metió a sus seguidores, hoy se expresa en una creciente afluencia que cruza la mayoría de los espacios religiosos del mundo. Por doquier, corren ríos humanos cargados de una fe ciega en la que se muestra hasta qué grado las desviaciones doctrinarias de JESÚS hechas por Mateo, Marcos y Lucas, calaron en el alma y en la conciencia de los nuevos seguidores de una iglesia portadora de la obediencia, el culto a la sumisión, al miedo y apego al poder. ¡Nada que ver con la verdadera doctrina de JESÚS!

¿Será que mucho de lo que hoy vemos en el país es lo que en su tiempo se convirtió en el sumun que hoy tiene trastocados los comportamientos humanos y la idolatría a una cultura de la sumisión, a la falta de crítica y un pueblo que se tarda en percibir las cosas de otra manera?  ¿Acaso no se da cuenta de que el dominio, control y mando del poder son el espejo en el que se mira lo que el clero nos ha metido por los cinco sentidos desde hace más de dos mil años? Mientras nos dominen doctrinas facciosas y traigamos los miedos prendidos como la materia principal de nuestra existencia, seguiremos siendo los fieles sufrientes de un estado de cosas del que sólo los poderosos se benefician. ¡Por fortuna ya corren tiempos nuevos, ha llegado la hora de despertar!

(*) Los conjurados de Roma, Miguel Betanzos, Editorial Grijalbo, Notas en pags.125-158Los apóstoles y los evangelistas de Nerón



     






No hay comentarios.:

Publicar un comentario