martes, 12 de enero de 2021

 

Lo bueno, lo malo y lo que viene

Por JESÚS SOSA CASTRO

Con casi treinta días de vacaciones y quince de haber iniciado el año 2021, escribo mi primer artículo para SDP Noticias. Confieso que después de este largo período de descanso, perdí un poco la práctica de escribir, me dediqué a disfrutar de las cosas mundanas que por muchos años me había negado por estar metido en la política. Hoy dediqué este tiempo a mi familia y a un descanso que había venido posponiendo por andar ocupándome de la construcción de una fuerza de la que, por desgracia, los oportunistas de derecha se han apropiado. Dejar de escribir se pierde el ritmo y ahora me está costando trabajo hacerlo con la rapidez que las necesidades imponen. Más aún cuando el mundo de la polaca en el que siempre ha estado presente mi trabajo, está tan viciado y tan carcomido por los intereses personales de muchos pájaros nalgones que harto conocemos los militantes. El periodista Catón llegó a referirse a ellos como “los conozco mascaritas”

Hecho este apunte, procedo a escribir sobre algunas cosas que dieron contenido a este período. Registro en primer lugar el enorme trabajo, los beneficios sociales, y el saneamiento de la vida pública que día con día impulsa el presidente de la República. La manera como ha enfrentado las crisis de la pandemia y la económica, sin endeudar el país, sin gasolinazos, sin inflación, con el respeto de pueblos y gobiernos de muchos países del mundo y sin sobresaltos en la vida política y social de México, es, por decir lo menos, lo bueno, lo mejor que le ha sucedido a nuestro pueblo y a nuestra nación

Sin embargo, no todo ha sido miel sobre hojuelas. Como militante de izquierda por más de cincuenta años, me apena tener un partido que aún no se encuentra ni política ni orgánicamente. El CEN de Morena arrastra un enorme déficit de credibilidad, ha manoseado su organización de manera torpe, se ha distanciado de las bases, está al margen del debate púbico, no dirige a nadie, ha impuesto candidaturas a diestra y siniestra, nadie lo respeta, y lo peor, ha perdido contacto con los millones de patriotas que llevaron a la presidencia a López Obrador

Quienes hemos abrazado un proyecto político transformador, nos encontramos en una situación harto complicada. Lo que está haciendo el presidente es parte de nuestra obra, es el trabajo de muchos camaradas que murieron en el camino organizando y luchando al lado del pueblo. En mi haber y experiencia política estuvieron personajes como Othón Salazar, Rubelio Fernández Dorado, Arnoldo Martínez Verdugo, Gerardo Unzueta Lorenzana, Valentín Campa, Lucio Cabañas, Ramón Danzós Palomino, Eduardo Montes Manzano, Rafael Jacobo García y otros muchos compañeros cuyo trabajo y ejemplo siguen siendo mis banderas.

Quisimos que la lucha y el trabajo, sirvieran para producir riqueza para todos. Convertir la igualdad y los derechos sociales y políticos en el modo de ser y actuar de nuestro pueblo. Nos inspiró la enorme voluntad que el México profundo, el olvidado, el excluido, el empobrecido, siempre puso en juego para hacer de la transformación revolucionaria el orgullo de una nueva mexicanidad. Donde el trabajo, la paz, la felicidad y la dignidad, fueran las banderas que pudiéramos pasear por los distintos rincones de la patria. ¿De donde si no está mi razón por la que votaré por Moren a pesar de que no me identifico con las prácticas políticas de un CEN que nos fue impuesto por las reminiscencias del viejo régimen político que no acaba de morir?

Lo que está ocurriendo con los medios convencionales ya es en sí un acto de lesa censura a las políticas del gobierno de AMLO. Las mismas amenazas de parte de las redes sociales significan la desaparición de los derechos inalienables que tienen que ver con la información y la libertad. El sentido patrimonialista y autoritario de los grandes corporativos de la comunicación, están poniendo al descubierto el rostro reaccionario y ultraderechista del INE y del TEPJF por estar empeñados en impedir que el presidente continúe dando sus conferencias mañaneras Quieren convertirse en el burdel donde la prostitución política sea la que domine el escenario público. ¡Ya veremos si el pueblo lo permite!

  

 

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