miércoles, 13 de febrero de 2019


Entre chapulines y huachicoludos, Morena, su espacio

Por JESÚS SOSA CASTRO

En estos últimos días han aparecido en algunos comités seccionales de Morena los operadores políticos que nos han impuesto desde hace tres años. No está mal que lo hagan de cuando en cuando, estamos acostumbrados a las visitas temporaleras. Lo lamentable está en que después de este tiempo en que han jugado este papel, no hayan aprendido mayor cosa de la política y que, a consecuencia de ello, su vuelta al trabajo no signifique nada nuevo para fortalecer al partido
En el ánimo de la militancia hay hechos que dificultan el reimpulso al trabajo de base. Los comités por sección se crearon con una idea estrictamente electoral y muchas veces se forzaron las cosas para que en papel estuviera la información de que se había cubierto la tarea de construir esta estructura. Pasado el 1º de julio del 2018 desapareció la razón que daba vida a esos comités y los integrantes que cubrían esos espacios se replegaron de manera natural a sus quehaceres domésticos porque ya no tenían motivos políticos para continuar con esa tarea. Esto sucedió tanto en las elecciones intermedias del 2015 y después del proceso político electoral de julio del año pasado
En el desánimo que hay en la mayoría de la Organización, tiene que ver con el hecho de que en la práctica no existe dirección. En la mayoría de los Estados, ciudades y alcaldías los militantes no tienen a quién recurrir para conocer y organizar las tareas del partido. Frente a los acontecimientos nacionales y extranjeros, Morena no tiene ninguna posición, todo le es indiferente. Las presiones de la derecha contra las acciones de gobierno de López Obrador observan un silencio escalofriante. Líderes y funcionarios se están corrompiendo y la dirección como si nada. Gobernadores y diputados locales no respetan la ley de regulación de los salarios y todo pasa de noche. Los malandrines de la política han encontrado en Morena el campo propicio para seguir medrando con los recursos de la hacienda pública
El slogan de trabajar por el pueblo, para el pueblo y con el pueblo, llenó de entusiasmo a los millones de electores que votaron por Morena, pero el incumplimiento de estas promesas ya está teniendo sus costos. Cuando los operadores políticos llegan con la gente en busca de su apoyo, esta lo primero que reclama es la lamentable incapacidad para resolver los problemas de la inseguridad, de la violencia y de la falta de servicios urbanos. La está decepcionando el no cumplimiento de lo dicho en campaña por parte de los candidatos y el partido, respecto de que el pueblo sería el principal protagonista del cambio. El ejemplo patético es lo que se da en la alcaldía de Gustavo A Madero, allí no se ve ni se oye a las comisiones de los vecinos. ¡No se ha entendido nada sobre la 4ª transformación!
¿Qué andan haciendo ahora los operadores? Construyendo partido, ¡No! Su trabajo consiste en reanimar a sus tribus para empezar a promoverse. Acuden a quienes han sacado el trabajo desde las elecciones intermedias del 2015, pero esos comités ya no existen, se fueron a pique porque nunca hubo atención para ellos. No se les formó políticamente, solo se les vio como una fuerza de tarea y hoy se están pagando las consecuencias. ¡Hay que volver a empezar desde el principio! ¿Qué está pasando en las filas de Morena cuyo origen fundacional auguraba ser una organización que rebasaría el trabajo clientelar de los partidos del sistema? ¿Será que la exclusión de sus cuadros más formados en la idea de partido y el pertinaz desprecio a la inteligencia de muchos de ellos se está convirtiendo en la retranca principal para impedir el avance de Morena?
¿Dónde anda su dirección que, a la luz de los acontecimientos, de ella sólo se nota el silencio frente a las presiones internas y externas que vive el gobierno federal para sacar adelante lo que el partido y su candidato a la presidencia anduvieron ofreciendo por el país en los días de campaña? ¿Vamos a recuperar el crédito político ante los sectores que votaron el proyecto de gobierno volviendo a las viejas prácticas clientelares con los viejos hacedores de las políticas grupales y fraudulentas para abrirle espacios de poder a líderes chapulines, corruptos, tramposos y sin moral de ningún tipo?
En las primeras reuniones que varios hemos tenido con los que se hacen pasar como enviados por el “presidente del Comité Delegacional (sic) de Gustavo A Madero, les hemos dicho que no estamos dispuestos a luchar por fortalecer las tribus sino por la construcción del partido, que garantice el afianzamiento de las acciones de gobierno de López Obrador. Pero a la vista de lo que estamos registrando, no hay ninguna comprensión sobre lo que significa el cambio propuesto. La cultura y las mañas que siguen apareciendo en estos “lideres” y funcionarios, es el caldo de cultivo que puede llevar a un grave retroceso al partido que auguraba otra cosa y que, por falta de una dirección competente y sin políticas claras a favor del pueblo, los oportunistas de siempre, los mafiosos, nos están llevando a un despeñadero. ¡Mal anda la cosa!   



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