miércoles, 6 de marzo de 2019


La derecha ciega

Por JESÚS SOSA CASTRO

El triunfo de la Coalición Juntos Haremos Historia el 1º de julio pasado, puso en estado de coma a la derecha recalcitrante. Sin duda, la debacle de esta corriente de pensamiento se debió a que no fue capaz de entender lo que estaba naciendo en las entrañas de la mayoría de la población. La derecha, esa fuerza que históricamente ha estado siempre en contra de los avances sociales y políticos en México, la que  estuvo en contra de Hidalgo y de Morelos en la guerra de independencia, la que enfrentó a Juárez durante la Reforma y que a partir del 19 de junio de 1867 trajo a México a Maximiliano de Habsburgo para que gobernara nuestro país, la que durante la Revolución se opuso a las ideas y propuestas de  Emiliano Zapata y a Francisco Villa, la que hoy se transfigura haciendo rabietas porque ya nada le sale bien, esa derecha ciega, anda grillando para convertirse en el contrapeso a las políticas públicas de AMLO
La ceguera y la flacura de esa corriente política, hoy, sostengo, desde el primero de julio del año pasado “ningún chile le embona” Ha ido de fracaso en fracaso porque en sus acciones no hay materia que defender. Hace tiempo perdió el consenso social y el proyecto que antes la mantuvo en el poder, se le ha escurrido grotescamente de las manos. Cuando Antonio Gramsci analizaba estos problemas decía que la supremacía de un grupo social se manifiesta de dos modos, “como dominio y como dirección intelectual y moral. Un grupo social puede y debe ser dirigente desde antes de conquistar el gobierno para después conquistar el poder. Esa fuerza se vuelve dominante, pero debe continuar siendo dirigente” En el caso de la derecha mexicana sólo da pena ajena, no tiene proyecto ni futuro, “anda como pedo en bacinica” de un lado para otro
En México, la supremacía como dominio y como dirección intelectual y moral la derecha los perdió estrepitosamente, dejó de ser opción porque abandonó los principios que hasta el gobierno del Gral. Lázaro Cárdenas del Río, habían sido los motores que impulsaban los anhelos libertarios de un pueblo víctima del despotismo y la marginación. ¿Qué sucedió a partir de 1940? El proyecto de transformación que se contenía en el programa de los líderes sociales como Emiliano Zapata, Francisco Villa, Francisco J. Múgica, Felipe Ángeles y el Gral. Cárdenas, fue traicionado por los cachorros de la revolución que se montaron en él para estrangular su contenido y entregarlo a la burguesía
A partir del 1º de diciembre del 2018 comenzó una nueva era.  Una revolución social rompió el esquema político que tanto propició el neoliberalismo. El pensamiento y las acciones de la mayoría de la población pasó a ocupar el espacio que la burguesía y sus empleados le habían arrebatado. El cerco de una discusión ideológica en la que no estaba la acción, sólo la teoría del individualismo y el mercado, fueron rebasados por un pueblo lleno de hartazgo y dispuesto a sembrar nuevos paradigmas que tuvieran como meta la democratización de la vida pública de México
 ¿Cuáles fueron las causas que llevaron al desmoronamiento intelectual y ético de esta corriente conservadora y reaccionaria? Sobre valoró su papel de fuerza dominante y se olvidó del papel transformador que estaba contenido en el programa de gobierno de los revolucionarios Ricardo Flores Magón, Otilio Montaño, Emiliano Zapata, Francisco Villa, y otros liberales que intentaban sembrar a favor de la gente, la libertad, la equidad y la justicia. Los artículos 1º, 3º, 8º, 9º, 27º, 33º, y 127 constitucionales entre otros, fueron abandonados por esta corriente de pensamiento que se quedó huérfana y se convirtió en usurera, se hizo antipatriota, entregó la riqueza natural de la nación y se asumió como el ariete del oscurantismo y de la reacción en el país
Cuando esta corriente política estuvo en el poder por casi ochenta años, no hubo jamás un liderazgo intelectual y moral. Sólo ejerció el control contra un pueblo que esta fuerza mantenía calculadamente excluido e ignorante para que pudiera ejercer el dominio y el mando. Lo logró durante ocho décadas, hasta que la conciencia acumulada de treinta millones de mexicanos dio al traste con una cultura omnipresente que la nobleza del pueblo soportó durante larguísimo tiempo. Hoy esa derecha que intenta juntar en un solo mazacote a todos los políticos disfuncionales, que está ciega de impotencia y de rencor contra el actual equipo gobernante, anda en los límites de la paranoia, de la locura. En el Congreso o fuera de él, en cualquier tribuna que se les presenta, panistas, priistas y perredistas de plano no les cabe un huevo en el culo. Dicen las malas lenguas que si AMLO incorporara a Blanca Nieves a su equipo de trabajo, los del contrapeso se dedicarían a organizar en su contra a los enanos, para intentar descreditar a su gobierno
Es obvio que la ultraderecha en México anda en busca de agarraderas para no irse al profundo vacío. Lo que quiere convertir en programa de partido y de gobierno un día se le cae y otro también. El corazón del conservadurismo, la corrupción y el entreguismo del PRI y del PAN, ya no son elementos que estén en los sentimientos de la gente y por lo tanto ya no mueven las fibras de su corazón. Perdieron el dominio, control y mando que les dio el pueblo por casi ocho décadas. Su papel intelectual y moral que tuvo la derecha hasta el final del gobierno del Gral. Lázaro Cárdenas del Río, se les fue de sus filas para siempre. Hoy andan de manita sudada para ver qué pueden recoger en el mercado de la basura política. ¡Su ceguera no tiene límites, pero justo por esto, sigue siendo peligrosa!








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