lunes, 13 de marzo de 2023

 

La Corte de los embozados

Por JESÚS SOSA CASTRO

Cuando regresé de andar en la calle el 8 de marzo y comenté con mis amigos el título de mi artículo, uno de ellos me dijo que las féminas y los derechosos a los que estaba dirigido, podrían considerarme un columnista misógino y un “chairo” Le dije que bien saben quienes me leen que por años he estado en la lucha social, defendiendo derechos, libertades y equidad de género. Que no he sido misógino en el pasado y no lo seré nunca, sólo por mi crítica permanente al comportamiento bandolero y grotesco que siguen mostrando un grupo de mujeres y hombres en actos de protesta, pintarrajeando, rompiendo y agrediendo a personas, oficinas, centros comerciales, monumentos y tirando bombas molotov a palacio nacional

Mi encabronamiento con estos vándalos, tiene su origen en el hecho de que nunca antes un gobierno federal, ha puesto en marcha un proyecto político, social y cultural en el que los sectores más atendidos en sus derechos y libertades, han sido las mujeres y los más vulnerables. Y aunque es verdad que hay un trecho grande para alcanzar la justicia y la tranquilidad, terminar con la violencia y con los feminicidios, nadie puede negar los esfuerzos que el gobierno y el pueblo están haciendo para lograr la seguridad y la paz que merecemos todos los mexicanos. Sin embargo, me arriesgo a sostener que hay mujeres y hombres, grupos y partidos que están detrás de estos actos vandálicos, de su lucha contra el proyecto de la 4t, desplegando el racismo, el clasismo y el odio creciente contra un presidente que ha luchado por la igualdad, la justicia, la libertad y la democracia

¿Qué es lo que estamos mirando en torno a la marcha del país? Que solo los ingenuos y los medios destetados por el actual gobierno mantienen la tesis de que este tipo de protestas se debe a que no han sido resueltos asuntos importantes como los feminicidios, las libertades y la democracia. ¡Muchos rechazamos su verdad! Las conductas que muestran estas personas y grupos, son el intento de encubrir sus intereses personales, rescatar los privilegios perdidos por muchos y dar vida artificial a una Corte de embozados que quieren colocarse como un poder omnímodo tan corrupto y podrido como Edmundo Jacobo Molina, Lorenzo Córdova, Ciro Murayama, la ministra Norma Piña, magistrados del TEPJF, Jueces y una buena parte de los buenos para nada que quedan en el INE

La limpia anticorrupción, tiene su punto de resistencia en el poder judicial. El intento anticipado de echar abajo el Plan B aprobado por el Ejecutivo, por el Congreso y apoyado por la inmensa mayoría del pueblo, tiene que ver con la violación al artículo 127 constitucional sobre la remuneración de los servidores públicos. Los salarios y prestaciones de ministros, magistrados, jueces, consejeros y otros, no pueden ser mayores a los que tiene el presidente de la república. No sólo son injustificados e ilegales estos salarios y prestaciones, son la suma de privilegios que ellos se han atribuido porque no tienen moral, no cobran por servirle al pueblo, son unos corruptos y unas ratas que, al ser miembros de esos órganos, juzgan y deciden sobre los derechos y deberes constitucionales, arrogándose el privilegio de robarle al erario de manera particularmente mendaz y arbitraria

Mientras el gobierno de López Obrador atiende las necesidades del pueblo y ha puesto en alto el nombre y el respeto de México ante el mundo, mientras ha rescatado el derecho inalienable de ser un país libre, independiente y soberano, los embozados de esta Corte de mafiosos y ladrones solo muestran su ambición por el dinero, por los moches, por el excarcelamiento de mafiosos de toda clase y hacedores de fideicomisos ilegales para irse hinchados de dinero una vez que el pueblo los corra o se les acabe el período para el que fueron impuestos

Por lo que hacen y cobran los integrantes de esta Corte de embozados, manipuladores de la ley, mentirosos y de doble moral, el pueblo exige su renuncia y la devolución de todo cuanto le ha sido robado. El cuento de que las reformas a las leyes secundarias ponen en riesgo la democracia, de que el gobierno quiere controlar los procesos electorales, de que el Plan B es un peligro para la democracia, no solo son una farsa sino el triste rostro de la inmoralidad, de la ambición del dinero y la procaz manera de enseñar el grotesco rostro de la rapiña

   

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