En Morena,
las tribus, desatadas
Por JESÚS
SOSA CASTRO
El domingo 4 de mayo, según lo informa la presidenta de Morena,
se convocará al Consejo Nacional. Sin duda será un acontecimiento de
importancia. En su realización, discusión
y acuerdos puede estar la fuerza de su futuro o el inicio de su decadencia. El
imaginario colectivo se ha conducido con la idea de que el cambio que está
viviendo el país, es en gran medida resultado del trabajo del partido, de su
organización, de sus iniciativas ideológicas y políticas. Pero esto, solo
parcialmente es cierto. Porque el timón del barco lo condujeron el Pdte. AMLO y
en la actualidad, la presidenta Sheinbaum. Los dirigentes, duermen
la mona
La militancia y la mayoría del pueblo nos entusiasma la
posibilidad de que las cosas cambien. Queremos que sus filas, su programa, su
acción, su ideología y su dirección, estén en manos de una nueva generación de
políticos alejados de los viejos vicios, de los privilegios y de la corrupción.
Que los dirigentes respondan a los nuevos tiempos, que actúen contra el surgimiento
de las tribus, que fortalezcan la unidad y que estén preparados para derrotar a
una derecha enfermiza, enloquecida por sus fracasos. Este es un deseo y un
privilegio que nos merecemos los millones de mexicanos que hemos dado todo para
transformar un poco las condiciones de vida y de trabajo de nuestro pueblo
Sin embargo, la convocatoria a este evento tan importante
para los militantes de Morena no arroja buenos augurios. Desde que las cúpulas
acabaron con la elección democrática de consejeros por colonia, barrio, o
Distrito electoral, se acabó con el encanto de la gente, de los militantes. Se terminó
con la democracia, con el debate, con el trabajo colectivo y con la concientización
que empezaban a convertirse en el instrumento que daba fortaleza política e
ideológica a todas nuestras acciones. Ahora todo se resuelve en las cúpulas, en
los grupos de poder. Se desoye la opinión de las bases y de un amplio sector
del pueblo que se asume como parte de nuestro movimiento
Los militantes nos desgañitamos hablando de democracia
participativa, de inclusiones y de acabar con los oportunistas de “izquierda” y
de derecha, mientras, aliados, tribus y grupos, los desbordan sus ambiciones de
poder, afectando al proyecto, a la unidad, al movimiento y a la democracia. Mal
andan las cosas si permitimos que otra vez, se quiera ver a la militancia solo como
fuerza de tarea mientras las cúpulas siguen imponiendo su ego y sus intereses a
costa de la democracia y de nuestra participación a la que tenemos legítimo derecho.
Lamentable que un Consejo que nadie conoce, que no se sabe nada de su trabajo y
de su composición, sea el que va a decidir el futuro de Morena y de nuestro
proyecto de transformación. ¡Ya basta! Ha llegado el momento de que la base de
Morena, sus simpatizantes y la mayoría del pueblo recuperemos el sentido
original de nuestro proyecto de partido mediante el debate, la organización y
la acción de militantes y de la mayoría de nuestro pueblo