Las dos
formas de hacer política en Morena
Por JESÚS
SOSA CASTRO
El antes dirigente, activista y después presidente de la
república, Andrés Manuel López Obrador, construyó una red popular de apoyo a sus
propuestas que se convirtió en el instrumento, fuerte y vibrante, que llevó a
la derrota la política neoliberal que durante 36 años nos impuso la oligarquía.
Paso a paso recorrió los 2458 municipios para hablar directamente con su
pueblo. La empatía generada entre el líder y la gente enriqueció profundamente las
formas y el contenido de la política. Las partes se oyeron, se entendieron y
dispusieron sus ideas y su fuerza para cambiar un sistema político harto
desprestigiado. Esto hizo que el pueblo enjuiciara y acotara la pobreza, la desigualdad,
la corrupción, la antidemocracia y el entreguismo de los que ejercían el poder
Cuando gana la presidencia López Obrador, se expresa con toda
su fuerza la presencia de un pueblo que, por fin, había entendido las causas de
su exclusión y de sus penurias. Las calles, las plazas y las ciudades se
llenaban de contento y de trabajo defendiendo un proyecto social en el que se contenían
sus ansias de justicia y libertad. El entusiasmo se empezó a expresar en la
construcción de comités democráticamente electos en distritos electorales, en colonias,
barrios y pueblos. Se vivía la política, el debate y la participación, porque
la gente era la constructora de su propia democracia. Se hablaba y se trabajaba
en comunidad sobre los problemas y se levantaban los puentes para encontrarles solución
Ese contento fue paralizado porque a los dirigentes de Morena
les dio miedo la participación masiva del pueblo. Se dieron cuenta que era más
fácil y menos complicado resolver los problemas desde las cúpulas. Concentraron
el poder político y económico en sus manos y le quitaron al pueblo la mística revolucionaria
y participativa que por años cultivaron los comunistas y los demócratas del
país. Los cuales, salían a la calle, a las fábricas, a los camiones y a todas
partes, a repartir sus volantes y a explicarle a la gente las políticas
antipopulares de los oligarcas y corruptos de los gobiernos neoliberales. A
partir de entonces los anhelos y los aprendizajes que el pueblo había
sustentado con sus acciones y conductas fueron torcidas y sacadas de la
circulación política
Hoy, las cosas no andan bien. El CN de Morena ha ratificado en
sus “funciones” a los comités fantasmas que supuestamente existen en los
Estados hasta después del 2027. Lo que antes era el contacto de los dirigentes
con el pueblo y la militancia para hacer política, hoy todo se hace al través
de las redes sociales. Se convoca a la creación de los comités seccionales desde
el escritorio, no se habla con las bases de su importancia política, sólo se impone
la visión burocrática para cubrir el expediente. Los “dirigentes” todo lo hacen
por las redes, el contacto con la militancia y con el pueblo, se acabó. La
política que están haciendo es una ficción, no moviliza, no organiza y no
participa. Sólo utilizan a las bases para el trabajo y para hacer llegar las
indicaciones del partido. Las cuentas y la incertidumbre siguen corriendo a manos
de Morena
 
 
 
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