Lucha interna y rebelión
Por JESÚS SOSA CASTRO
El sábado 24 de octubre, ciento
treinta y dos consejeros distritales de un total de trescientos, eligieron a Martí
Batres presidente del Comité Ejecutivo de Morena en el D.F. Ciento sesenta y
ocho no votaron por él o bien no estuvieron presentes en el evento electivo.
Sean cuales sean las razones por las cuales la mayoría no votó, Martí no
representa a la mayoría de los miembros del partido. Este hecho exige una
explicación política porque lo sucedido, no es una cosa menor. Es un retorcimiento
de la política razón por la cual hubo una resistencia mayoritaria de los
Consejeros, electos el domingo 18 de octubre, a votar por Martí
A simple vista se observa que en
este proceso electivo estuvo presente una suma importante de inconformidades.
Su trabajo y su actitud como Presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena,
no respondieron a las expectativas y necesidades que requería la militancia. En
su calidad de presidente mandó a varias entidades del país a Delegados que
hicieron un pésimo trabajo que sólo desacreditó al partido. Estos Delegados apoyaron
a los grupos de poder, a los mafiosos, con lo cual se echaron en contra la
opinión de los militantes de base. Los casos más lamentables fueron los de
Morelos, Tamaulipas, Nuevo León, Chihuahua, Tlaxcala, Oaxaca, Durango, San Luis
Potosí, Baja California Sur, Tabasco, Zacatecas y el DF. En esta ciudad capital,
Martí le hizo la vida imposible al legítimo Presidente Eduardo Cervantes Díaz
Lombardo, quien al final, se vio obligado a renunciar. El Comité Ejecutivo Nacional
desmanteló al del DF y durante dos largos años no hubo Dirección. Martí mal dirigió
al partido al través de Tomás Pliego y de otros personajes ligados a él
Durante su ejercicio, en muchos
Estados de la República fueron impuestos enlaces y después PSNs que en nada
contribuyeron al crecimiento y unidad de nuestra organización. Lo que hoy es
Morena es obra personal de miles y miles de mujeres y hombres y de Andrés Manuel
López Obrador. La mayoría de aquellos que se fajaron en su constitución,
pusieron su esfuerzo para construir un partido diferente, sensible a las
demandas del pueblo, ligado a los movimientos sociales, con vida orgánica real
y sobre todo, democrático
La ambición y el arribismo de
muchos, echó a perder ese esfuerzo. Hoy morena es una caricatura del PRD.
Desperdiciaron la fuerza, la iniciativa y la creatividad de sus bases para
insuflarle vida a un conjunto de arribistas, acarreadores profesionales y hueseros.
Hoy vivimos una temprana lucha entre los grupos de poder y una rebelión de la
militancia que se siente ofendida por la constante violación de sus normas
internas. Es una pena que Martí y su grupo no hayan entendido jamás que las
bases son los sujetos fundamentales para la transformación del país y no los
logreros de los que se rodeó. La ciudad de México merecía contar con una
dirección competente, democrática, apoyada en la gente. Los directivos
impuestos terminaron mostrando un abierto menosprecio a su trabajo, que está
llevando al partido a perder la hegemonía que tenía en la ciudad como su principal
bastión electoral
Algunos de los que hoy integran el
órgano de Dirección de Morena en el DF son justamente aquellos que acabaron con
una dirección legítima y desacreditaron con sus prácticas políticas lo que se
decía que quería ser el partido. En una Asamblea del Consejo Nacional, Eduardo
Cervantes hizo una denuncia pública de la conducta arbitraria e ilegal del
Presidente del Comité Ejecutivo Nacional. Nadie de los consejeros lo oyó ni lo
vio. El resultado de esta arbitraria conducta, fue la ausencia de dirección justo
cuando iniciaba la campaña electoral de Morena. Donají Alba, entonces Presidenta
de la Mesa Directiva, sistemáticamente se negó a convocar a reunión del Consejo
Estatal para discutir estos problemas
Fue tal la intromisión de Martí
en los asuntos del Comité del DF, que sin consulta alguna a sus órganos nombró
en el IEDF a Froilán Yescas con los resultados mediocres que ahora conocemos. No
supo defender los resultados obtenidos por nuestros candidatos a jefes
delegacionales en Iztapalapa, GAM, Coyoacán e Iztacalco. Hoy Martí en su
calidad de presidente del Comité estatal de Morena en el DF, llega con una minoría
de arribistas y buenos para nada que dan pena ajena. Alfonso Ramírez Cuéllar,
perredista confeso, es ahora el Secretario General, mientras Donají Alba, la
que nunca convocó al Consejo estatal cuando fue Presidenta de la Mesa
Directiva, es ahora la Secretaria de Organización. ¿Cómo es esto posible? Los
demás, con honrosas excepciones como el caso de la Secretaria de Mujeres que
llega por su trabajo, son puros inútiles e incondicionales de Martí
Una vez que pasaron las
elecciones intermedias del 7 de junio, se dio la orden de impulsar una campaña
nacional de afiliación a Morena. Si bien esta tarea era necesaria, la forma en
que se hizo fue completamente grotesca. No se puso el acento en fortalecer al
partido, sacarlo del ensimismamiento y el desencanto en que estos oportunistas
lo han metido, sino en hacer fuertes a los caciques y grupos de poder porque
venían las elecciones internas para
consejeros distritales. La mayoría de acarreados traían el sello de la
casa Martí. Los críticos, los fundadores de Morena, los que tuvieron una visión
distinta de partido, los que lucharon por la democracia en el país, esos,
fueron marginados. Pero como dicen los chavos: ¡No hay fijón! Dejamos a otros
que sigan en las disputas internas por el poder. Esa es su calidad moral. Los
opositores a esas prácticas reivindicamos nuestro derecho a seguir construyendo
un partido democrático y convocando a la rebelión contra las injusticias, las
imposiciones y el arribismo. ¡Estos son nuestros derechos! Ojalá que para el
2018 aún tengamos partido
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