miércoles, 17 de febrero de 2016

El difícil caminar de Don Quijote

Por JESÚS SOSA CASTRO

Encuentro un símil entre la lucha de Don Quijote de la Mancha y la de los que estamos empeñados en transformar el país. Los que hemos leído el libro de Miguel de Cervantes Saavedra, sabemos que Don Quijote y Sancho Panza querían construir un mundo en el que estuviera presente la justicia y la libertad. Los molinos de viento fueron testigos de esas inauditas e inexplicables batallas. Algo parecido vivimos muchos mexicanos cuando cansados de la pudrición del sistema, decidimos emprender una serie de acciones políticas para construir un partido que tuviera como objetivo central derrocar el régimen político que padecemos
Miles de luchadores emprendimos una batalla para construir esa fuerza que diera sentido a la inconformidad social y transformara el país. Se dieron los pasos que se requerían, sabidos de que eso era una empresa difícil. Este México nuestro no merecía los agravios que viene sufriendo y caminamos hacia esa decisión. Ya llevamos tres años y no ha sido poco el trecho que hemos caminado, aunque a decir verdad, los molinos con que hemos topado no son de viento. Son las barreras  que los megalómanos y absolutistas de los que habla Michel Crozier, interponen a las condiciones reales y precisas de la lucha por la libertad humana para que al paso de los días se vayan procreando a los tecnócratas y a los burócratas que absorben y esterilizan la política
En ese contexto, el trabajo de miles de mexicanos parece que se ha perdido. La construcción de la fuerza proletario-popular capaz de enfrentar con éxito la fortaleza burguesa y derrotarla, se está diluyendo. Un partido que se proponía transformar el país no puede dejar de tener en cuenta ese objetivo y asegurar la construcción de los instrumentos que harán posible esa transformación: la fortaleza política, la fortaleza organizativa y la fortaleza ideológica. Estas son las fortalezas que constituyen la contrapartida a los fundamentos de la fuerza de la burguesía hegemónica. Pero esto, por desgracia, no está en los planes de los dirigentes de ninguno de los partidos    
Hoy en día, sostengo, todos los partidos han esterilizado y secuestrado la política. A sus bases les han negado esa actividad. Son, cuando mucho, la parte operativa que cumplimenta las tareas que les encomiendan sus mandos. Se ha roto el valor y los lazos humanistas que daban fundamento a los partidos. ¡Ese valor social y esos lazos, se acabaron! Esta es la razón por la cual, los partidos hoy han dejado de ser ese instrumento para convertirse en un montón de vividores y de burócratas que no le sirven a la gente
Los desafíos, requiebros, amores y tormentas que desde el 2006 preveíamos, la gente los enfrentó con decisión. El Movimiento-partido que empezó desde este año hasta el 2012, fue la obra, el esfuerzo y el trabajo de miles de militantes que dieron tiempo, recursos y convicciones para construirlo con la idea de que cambiara la descomunal pobreza, el desempleo y el mal gobierno y trajera a la gente una vida auténticamente humana
Sin embargo, algo grave ocurrió a partir de ese año, especialmente después del proceso electoral. El ánimo y la participación de miles de militantes que exigían respeto a las normas estatutarias, empezaron a ser acotados por los órganos de dirección que veían en ellos el principal peligro para la formación de las burocracias partidistas. Lo que al principio era el interés de lograr la liga entre el partido y la ciudadanía, se fue convirtiendo en lo que hoy es la imposición de estructuras paralelas ajenas a la legalidad estatutaria. Todo se está construyendo en la idea de defender los intereses de los grupos de poder y de los arribistas de siempre
La imaginación y las soñadas invenciones que tuvieron los fundadores de ese nuevo partido están topando con una frustración inesperada. El pensamiento quijotesco que dio el loco de Miguel de Cervantes Saavedra, observa desencantado cómo su proyecto imaginado y que de algún modo era el nuestro -otrora apoyado por miles y miles de miembros y simpatizantes- hoy empieza a caminar solo en la espalda de su líder principal mientras un ato de dirigentes sin voz y sin rostro están en las sombras castrándole a la militancia la capacidad para enfrentar las batallas que se avecinan. Es un grupo que le ha quitado el sentimiento de pertenencia a la gente. Hoy tenemos un partido que va perdiendo aceleradamente sus elementos que lo diferenciaban de los otros. Sería lamentable que esos miles de quijotes que soñaban con un partido diferente, democrático y horizontal, perdieran la oportunidad de ser otra izquierda y no esa izquierda modosita, pactista y corrupta que es apapachada por el poder. ¡Eso, sería el acabose!



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