Un lamentable juego de máscaras
Por JESÚS SOSA CASTRO
La presencia en México
de Bergoglio sirvió para que los ingenuos se dieran cuenta del maridaje, apoyo
y complicidad entre la iglesia y la clase política mexicana. El jefe del
catolicismo no vino a recuperar la fe perdida de amplios sectores de creyentes,
vino a darle un espaldarazo político a Peña Nieto, a su gobierno y a todos los
que están llevando a México a una debacle. Lamentable que el dirigente
principal de Morena, haya caído en la tentación de apoyar las declaraciones
políticas, que no religiosas, como un posicionamiento que el pueblo necesitaba
del papa. ¡Mala decisión! Nada de lo que hizo y dijo Francisco, ayuda a los
movimientos populares que están luchando contra el sistema. ¡Todo lo contrario!
Peña Nieto se fortaleció y el apoyo de AMLO quedó colgado de la misma cuna en
la que los mafiosos guardaron su mendacidad politiquera
Viendo el panorama que
vive el país y después de que el poder de la iglesia católica le ha prodigado todo
su apoyo a la burguesía, es importante que los intelectuales e ideólogos de la
izquierda revolucionaria contribuyan a la elaboración y desarrollo de un
pensamiento distinto al que nos están inoculando los grupos de poder. Este
país, así como va, no tiene futuro. Hacen falta una dirección revolucionaria, desplazar
del poder a la burguesía y emprender una lucha decidida para quitarles las
máscaras a todos los políticos corruptos
Preocupados por este
estado de cosas, decenas de militantes de Rumbo Proletario acudieron a su V
Congreso Nacional con el propósito de examinar estas cuestiones. En este
conversatorio, mis compañeros acordaron coadyuvar a darles claridad a los
sectores que luchan contra el sistema, contribuir a la construcción de una
fuerza proletario-popular que sea capaz de enfrentarlo y derrocar a la
burguesía hegemónica
Hay que decir que la
mayoría de los que asistieron a este Congreso, fueron fundadores de Morena y
aún participan en ese Partido. No obstante, es una realidad que en estos
militantes se vive un gran desencanto, resultado del evidente extravío del proyecto
original, de las exclusiones, el autoritarismo, el alejamiento de los
dirigentes con las estructuras organizativas legales y por la falta de
coherencia entre lo que dicen y lo que hacen. El trabajo que impulsaron muchos
sectores de la militancia para impulsar la construcción, organización y trabajo
político-electoral ha sido echado por la borda. Desde el plantón en el Senado
en el 2013 a la fecha se ha impuesto una dirección mediocre en la Ciudad de
México. La tomaron personas y fuerzas oportunistas, acríticas, dóciles y defensoras
de sus intereses. No hay liderazgos competentes y son el oportunismo, la
corrupción y el clientelismo los que se han adueñado del partido. Para estos
militantes duele que Morena esté dejando de ser la opción política por la que luchamos
miles de ciudadanos
La transformación que
requiere el país tiene que ser profunda. Para alcanzar este objetivo los
rumberos planteamos que hay que avanzar seriamente en la articulación de todas
las resistencias populares más desarrolladas y de mayor combatividad. Tenemos
que buscar que esa articulación se construya a partir de una plataforma de
lucha unificada y movilizadora. Entre todas las resistencias tenemos que
encontrar el blanco principal que unifique y centre los golpes principales y
evite desperdicio de esfuerzos. Juntos tenemos que buscar la consigna principal
que sea asumida por las masas y el movimiento popular, contribuyendo al logro
de una sincronía en tiempo y lugar. De esta manera, todos desarrollaremos las
estructuras organizativas que se necesitan y construiremos una centralidad en
la dirección revolucionaria
Todos esto exige,
obviamente, de un cambio en la mentalidad de cualquier movimiento y/o partido.
Salir de la rutina y de lo elemental en política, es un requerimiento necesario
y urgente. El pueblo de México está cansado del discurso común, vacío y
repetitivo de los políticos venales, atrasados y oportunistas. La complejidad
nacional exige un sacudimiento mental, político y organizativo. Exige que los
intelectuales democráticos compartan o desarrollen nuevas ideas y propuestas. La
política, la organización y la ideología son tres fortalezas indispensables para
avanzar en el cambio y en el desenmascaramiento de lo que hoy sostiene al
régimen corrupto y depredador. Si tenemos que apostarle a la transformación del
país, es hora de que decidamos transformar los instrumentos de lucha dotándolos
de una dirección y de un proyecto político revolucionarios. ¡Sin estos
requerimientos, nada podremos lograr!
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