miércoles, 6 de abril de 2016

El desprecio contra los políticos y las burocracias, crece

Por JESÚS SOSA CASTRO

La pudrición del sistema político y la quiebra ética y moral del gobierno han hecho posible que crezca la indignación de la gente. Por ahora pareciera que no hay nada que ataje las políticas criminales del Estado mexicano. El retorcimiento que hace el gobierno sobre la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa y el intento de modificar el Artículo 29 de la Constitución para abrirle paso a la desaparición de poderes, significa acabar con las libertades públicas, llevarnos a un Estado autoritario y hacer que un gobierno imbécil quiera resolver los problemas sociales al través de la represiòn 
Por si todo esto no fuera suficiente, la voracidad corruptiva de las élites gobernantes ha exhibido su peor talante respecto del manejo de los recursos públicos. La investigación internacional en la que ha participado el equipo de Carmen Aristegui y la revista Proceso, documenta el involucramiento en el lavado de dinero y en la evasión fiscal, a varios empresarios y políticos mexicanos. Las riquezas mal habidas de Peña Nieto, de Luis Videgaray y de otros ladrones de cuello blanco junto a lo recientemente descubierto, es apenas el iceberg que está brotando por todas partes. El gobierno de EPN nos ha llenado de millones de pobres, de jóvenes sin escuela, de desempleados, de un montón de leyes regresivas y de mujeres y hombres desaparecidos y asesinados
No contentos con esto, están llenando las calles y las instituciones, de policías, de soldados y de narcos. Atropellan a diestra y siniestra a los grupos vulnerables que viven trabajando en la calle. Los golpean, los llevan a la cárcel y les hieren su dignidad ¡Están montando leyes para aplastar todo signo de protesta social! Sin embargo, por donde quiera que uno se mueva, está presente la irritación y el encabronamiento contra el sistema y contra los funcionarios públicos. Crece el desprecio contra los políticos tranzas y las burocracias partidistas. Se acabó el respeto a las instituciones envilecidas y buenas para nada. La gente está ciudadanizando la política, avanza la organización popular y se construyen puentes para generar unidad. Las luchas sociales empiezan a ser incluyentes y mejor organizadas
A pesar de todo cuanto le ha llovido al gobierno, el viejo dinosaurio se resiste a morir. Peña Nieto está acorralado pero la gente no ha encontrado la forma de cómo echarlo del poder. Los ciudadanos, los pueblos, los jóvenes están construyendo su propia ruta para cambiar el país pero les falta articulación. Las revueltas sociales y las acciones callejeras se multiplican con una mirada más allá de la lucha electoral. La izquierda, impávida, no mira ni fija su posición. Mientras las prácticas antidemocráticas y regresivas del gobierno se están acentuando. Por eso crecen la decepción y el hartazgo de los ciudadanos. Se empiezan a  cimbrar los poderes constituidos
Las mafias políticas siguen imponiendo sus decisiones como si nada estuviera cambiando. En sus leyes y en sus acciones no están presentes las respuestas a las necesidades y derechos de la gente, sino los intereses empresariales que miran todo en razón de la plusvalía y el negocio. La gente se empobrece de manera creciente y los dueños del poder engordan sus carteras, adquieren propiedades ostentosas, evaden el fisco y le roban a la nación en forma inmoral
Las políticas de Peña Nieto y de Miguel Ángel Mancera, para no mencionar a otros que hacen lo mismo, dan pena ajena. Ambos hablan a favor de los pobres cuando están eliminando conquistas sociales y desarrollando instrumentos represivos que golpean a los ciudadanos. Ambos se pelean por ver quién hace las peores leyes para anular los derechos de la gente. Mancera con su Nueva Constitución para la Ciudad de México y Enrique Peña Nieto con la desaparición de poderes y el estado de excepción. Sólo falta que aparezcan en la lista de los lavadores de recursos en la empresa Panamá Papers 
Aunque no se vea, la sociedad comienza a despertar. El proyecto económico y político del gobierno, que solo ha beneficiado a las mafias financieras ya hartó a la gente. El pueblo está resistiendo y ya se le acredita una capacidad de organización nunca antes vista. Si el gobierno federal no toma en cuenta lo que los padres de los 43 normalistas desaparecidos, los jóvenes, maestros y amplios sectores del pueblo están exigiendo, el régimen político estará acelerando su descrédito político y generando las condiciones para sacarlo del poder. ¡Pronto lo veremos!


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