miércoles, 15 de marzo de 2017

 Un pueblo se esclavisa cuando deserta de sus libertades

Por JESUS SOSA CASTRO

En todo el mundo hay pronunciamientos en contra del muro de Trump. Este despropósito anti humanitario sólo puede plantearse por un loco imperial o por un émulo hitleriano. “Un pueblo se esclaviza, se degüella así mismo, cuando deserta de sus libertades y asume o consiente sus propias miserias” (*) Yo espero que el nuestro, que el pueblo mexicano, no incurra jamás en esa insensatez. Creo que su pasado y su historia son fieles testimonios de sus luchas libertarias que enfrentaron con éxito al imperio español, a los conservadores clericales, a los “científicos” porfiristas y hoy se dispone a impedir que Trump se salga con la suya
Planteo esto porque hay en el ánimo de millones de personas la decisión de atajar este poder que va en contra de la historia. Hoy ese imperio que abrió las puertas a la globalización, que impulsó el neoliberalismo como cultura y actividad económica en la mayor parte de la tierra, no puede cerrarle las puertas ahora a las nuevas relaciones sociales y culturales que se han generado en la mayor parte del mundo y que las circunstancias han colocado como de obvia y urgente resolución por los gobiernos
Por desgracia, el mexicano no tiene los tamaños para enfrentar las políticas insensatas de su vecino del  norte. Su debilidad y su falta de una salida inteligente a los problemas nacionales, lo han colocado ante una situación desfavorable porque ha perdido sus bases de apoyo y por lo tanto no puede presentar un posicionamiento digno y fuerte a la decisión unipersonal de construir el muro por parte del gobierno de Trump. En este punto es donde se encuentran el miedo y la ilegitimidad del gobierno de Peña Nieto. Su poder y su  ilegitimidad son resultado de que los electores no le dieron su voto, lo compró. Por eso su poder y sus leyes pueden ser legales pero son  ilegítimos
No es casual, entonces, que sea el pueblo el que esté actuando en defensa de sus libertades y del derecho de vivir y trabajar en cualquier parte del mundo si así lo desea, con solo apegarse a las normas y obligaciones que rigen en cada lugar. Cive Pérez dice que “todo tipo de actos, voluntarios o intencionales que tengan como fin oponerse a la violación de una ley, o a la decisión gubernamental de imponer a la población una decisión injusta, ilegítima o inmoral, se le puede parar al través de la desobediciencia civil, toda vez que esta acción, responde a un mandato de la conciencia y a un imperativo ético de la sociedad”
Si el gobierno de Peña Nieto no actúa en defensa de nuestra soberanía y de los derechos de los inmigrantes mexicanos, la sociedad tiene el deber moral de proceder a la desobediencia civil pacífica y convertirla en una acción política hasta lograr que el gobierno y el congreso resuelvan estos problemas. La protesta popular y la exigencia para que el gobierno mexicano adopte una posición firme y decidida en contra del muro y de la expulsión de nuestros connacionales, no sólo tiene que ver con la recuperación de un derecho político y de un ejercicio democrático, sino de convertirlo en un  instrumento que haga de la protesta una expresión de fuerza y de legitimidad pública al servicio de la gente
Si las cosas siguen como van, caminemos a una forma superior de lucha que es la desobediencia civil. Se trata de un mecanismo excepcional que habrá de incidir en la configuración de la voluntad política de las masas para cambiar las políticas gubernamentales que no responden ya a la voluntad de las mayorías de la nación. Es una forma de lucha para impedir que ofendan la dignidad de los mexicanos. No podemos admitir que el comportamiento de los políticos, inútiles y entreguistas, sigan afectando los intereses de la mayoría de la población y dejando de lado hechos tan importantes como defender la soberanía y los derechos de nuestros migrantes
Las últimas movilizaciones y luchas, nos llevan a la conclusión de que si no se atienden los problemas del país, el siguiente paso de la sociedad es la desobediencia civil a la que hay que convertir en una fuerza política de masas para echar abajo la agenda política de los gobernantes.  La protesta multitudinaria que transforme a México y convierta al pueblo en el instrumento impulsor de la transformación nacional, pasa por una dirección revolucionaria y por este tipo de desobediencia. Si no hacemos esto, no habrá cambio posible. ¡Veremos de qué lado masca la iguana!
(*) ¿Qué es la desobediencia Civil? Cive Pérez, escritor y periodista madrileño

   

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